LORETO RUIZ-OCAÑA |
Telva-Bienestar | 19/02/2023
Tomás
Navarro, reconocido (y atípico) psicólogo,
acaba de publicar 'Tus líneas rojas'. Un libro que va
más allá de los tres o cuatro límites obvios que te vienen a la cabeza con ese concepto. Con
tres pasos que ha bautizado con la sigla PAL nos
recuerda la importancia de rodearnos de gente que nos haga bien, olvidarnos del
'buenismo' y poner aire con personas tóxicas. Incluso si son de la familia. Si es el jefe es
más difícil (pero también hay algo que hacer).
Sin complejos y desde el corazón. Así es
el nuevo libro de Tomás Navarro. En su línea
habitual, este atípico (y hasta disruptivo) psicólogo nos ofrece un texto muy
claro que deja mucha paz después de leerlo.
Lo ha escrito desde dentro, porque aunque hable a ratos de una supuesta
paciente, Carla, empieza abriéndose en canal y contando lo mucho que a él le
costó poner límites, lo que sufrió haciéndolo y cómo cambio su vida (para bien)
al hacerlo. Este apunte autobiográfico, lo centra en la familia... "ay, la
famiglia..." Tiene claro que por mucho que haya pilares importantes en la
sociedad, el primer pilar eres tú, y el único termómetro para medir las cosas
debería ser si duelen o no. Es lo que llama huella emocional:
deberíamos escuchar más a nuestro instinto y estar atentos a la huella que nos
trasmiten algunas personas. Olvidarlo pasa factura, que se lo digan a Vito
Corleone.
PAL: EL MÉTODO DE TRES PASOS PARA PONER LÍMITES
Desde los tres años aproximadamente comenzamos
a poner límites, es la llamada etapa del 'NO' que viven los niños a esa edad. Nos
ha salido a todos, pero no todos los padres lo han gestionado igual, y aunque
mucho de lo que haya venido luego esté relacionado en cómo te han educado, la
buena noticia que nos trae Navarro es que nunca es tarde para
comenzar a proteger tu salud y bienestar.
Pero es difícil proteger unas fronteras
que no conocemos, por eso, el primer paso es conocer las prioridades; casi
nada... Como dice al autor, si ese paso estuviera claro, los dos siguientes:
avisar y limitar, casi no harían ni falta.
- Priorizarse: "Si no estableces
tus prioridades, vivirás según las prioridades de otras personas" nos
advierte el experto, tenerlas claras nos coloca en la vida. Conocer la jerarquía de prioridades es necesario en todo: en
la familia, en el trabajo, en la pareja, en el ocio... Es urgente
reflexionar sobre las tuyas, escribirlas (con papel y lápiz) y
asimilarlas. Algunas, señala Navarro, deberían ser inflexibles, las que él
llama 'prioridades A', que no tienen por qué ser las mismas para una persona
y otra, pero deberían ser innegociables. Después están las B, importantes
pero más flexibles, y por tanto nos podemos permitir atenderlas o no .
- Avisar: Si tus
prioridades están claras las personas que te rodean deberían captarlo
rápido, pero si no es así, entonces empiezan los problemas y toca
trabajar. La mayoría de veces que los demás traspasen tus líneas rojas
será sin querer, pero tampoco hay que olvidar que habrá quienes lo hagan
de manera consciente. Pero, sobre todo, si estás empezando a tenerlas
claras ahora, habrá quienes lleven años traspasando tus límites y se
resistan a dejar de hacerlo... Aquí toca establecer un nuevo marco de
relación con ellos, pero ¡ojo!, el autor hace una advertencia: se avisa una vez, una; si no, perderemos toda
credibilidad.
- Límites: Es el último
paso, cuando el aviso no ha funcionado. Como adelantábamos, no será fácil,
pero es necesario. De quien lleva tiempo abusando de cualquier forma es de
esperar que no le siente bien que se acabe esa fuente de suministro,
material o emocional. Así que el autor nos advierte de que lo más probable es que se resistan e intenten sobrepasarlos;
o tiendan a atacarnos; o a desprestigiarnos; a excluirnos; a fastidiarnos;
a hacerse las víctimas.... o a desaparecer. Que es lo que realmente te
demostraría por qué esa persona estaba a tu lado. Lo mejor que podría
pasar es que acepten los nuevos límites con buena cara y los respetaran.
"pero lamento decirte que no suele ser la reacción más
habitual", advierte este experto con años de trabajo y terapia
encima.
Poner límites es una tarea que dura toda
la vida, cada vez lo haremos mejor, pero siempre estaremos aprendiendo. Además,
nos cuenta Navarro "a menudo necesitamos aplicar una dosis de recuerdo, como con la vacunas". En varios
capítulos del libro nos explica las mejores estrategias para hacerlo, con
'apuntes disruptivos' como que quienes sigan empeñados en saltar tus líneas
rojas sepan lo menos posible de ti (lo llama concepto de exposición: una idea
realmente lúcida y potente); o el concepto de asertividad proporcionada. No
todas las balas vienen de fuera, este psicólogo que reside en Andorra, en plena
montaña, también se atreve con el tema de los autolímites, y
explica cómo muchas veces nos saboteamos a nosotros mismos.
¿A LAS MUJERES NOS CUESTA MÁS PONER LÍMITES?
Durante nuestra conversación-entrevista,
salen conceptos como servicio, entrega, expectativas, chantaje emocional,
culpa, castigo... No puedo evitar preguntarle: ¿A las
mujeres de una edad se nos ha enseñado peor (o no se nos ha enseñado) a poner
límites? ¿Ha sido la cultura cristiana de renuncia y sacrificio
un caldo de cultivo perfecto que ha dejado más huella en nosotras? Tomás
Navarro no se anda con rodeos: "Sí y sí", es su respuesta. Como dato
curioso, señala que cuando sus libros se traducen al inglés los editores le
sugieren quitar los capítulos más centrados en este aspecto "en los países
nórdicos les hablas de culpa y no entienden nada".
A la vez, y no solo para el caso de las
mujeres, el psicólogo advierte de lo tremendo que es que hayamos normalizado ciertos tratos que no son aceptables. "No
hablo solo de casos de violencia o abuso escandalosos. Hablo de situaciones
desagradables o día a día con las que muchas parejas viven". El experto
recibe pacientes y grupos de terapia y de empresa en su casa de Ordino (la
parroquia más al norte de Andorra) y comenta con sorpresa como la gente se
sorprende por gestos de amabilidad y cortesía que tiene con ellos que, sin
embargo, deberían ser habituales entre las personas que nos rodean. "No es
normal que una persona tenga que sufrir maltrato de quien debería amarla; no es
normal que un niño tenga que sufrir las perversiones o desprecios de personas
que deberían cuidarlo, no es normal que la familia, el trabajo o la pareja
duelan en el alma. No normalicemos lo que no debería ser normal". Y ya que
cerramos la semana de San Valentín, una guinda para parejas: "Las relaciones de pareja sanas tienen poco que ver con la
servitud y el vasallaje", asegura el conferenciante y
psicólogo. "Tu pareja debería asumir que no tienes que cubrir todas sus
necesidades o inseguridades. Las parejas tienen que hacer cosas de pareja, no
de psicólogos o psiquiatras". Para eso ya están Tomás Navarro y sus colegas.