NICOLÁS LÓPEZ, ALBA CALVO | Heraldo |
30/9/2019
El próximo 10
de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud, que este año lleva como lema
'Conect@ con la vida'.
Los
desórdenes mentales y neurológicos afectan a 700 millones de personas en todo
el mundo, según los últimos datos ofrecidos por la Organización Mundial de la
Salud (OMS). A nivel europeo, hay 30 millones de casos y, en lo
referente a España, medio millón de personas sufren trastornos mentales, lo
que supone un 19,5% de la población, siendo los responsables del 40% de las
enfermedades crónicas.
Pese
a que las dolencias
que afectan a la salud mental constituyen la principal causa de discapacidad en
el país, en la
actualidad, aún existe mucho desconocimiento sobre este tipo de patologías, que
afectan en gran medida a la población joven. La discriminación social, el acoso
escolar, el consumo de estupefacientes o los abusos sexuales son las
principales causas que han derivado en que el 30% de los jóvenes haya
sufrido alguna de estas enfermedades, sintiéndose la gran mayoría reacios a
la hora de buscar ayuda profesional. Estos trastornos mentales pueden ocasionar
otro tipo de patologías más graves e incluso el suicidio, que es la segunda
causa de defunción entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Cada
año, más de un millón de personas fallecen por esta causa y otras muchas
intentan suicidarse. Dadas las altas
tasas de defunción y
las consecuencias que tienen en las personas cercanas a la víctima, en la
sociedad y en todo un país, la prevención del suicidio será el tema central
del Día Mundial de la Salud Mental de este año, que se celebrará el
próximo 10 de octubre. Bajo el mensaje ‘Conect@ con la vida’, la jornada
servirá para realizar una llamada de atención en positivo, todo ello con el fin
de concienciar y movilizar a la población sobre esta problemática.
Un
contexto en el que también influye notablemente el estilo de vida que predomina
actualmente en la sociedad, con la correspondiente presión social y laboral que
existe y que hace que los trastornos
depresivos y de ansiedad de tipo reactivo sean dos de las afecciones más
frecuentes en este sentido.
A
este respecto, cabe destacar igualmente los prejuicios que existen con respecto
a este tipo de enfermedades en buena parte de la sociedad y que llevan a que
los estigmas se perpetúen en los afectados. Una situación que las
entidades que trabajan con los enfermos mentales y sus familias tratan de
revertir a través de diversas campañas de sensibilización y que
conforma, junto a la demanda de que mejore la atención individualizada de los
afectados en la sanidad pública, uno de sus principales caballos de batalla.
Un
completo abordaje
Las enfermedades
mentales suponen la segunda causa de discapacidad en el territorio nacional. Solo en Aragón, se estima que
existen más de 7.000 afectados graves. Unas cifras que muestran solo una
pequeña parte de todo el entramado social y sanitario que se despliega en el
momento en el que se da el diagnóstico. Se trata de unas patologías en las que
hay diversos factores que entran en juego. Pues, además de los síntomas y los
problemas físicos y emocionales que suponen, los pacientes que las
sufren se enfrentan a los estigmas y el desconocimiento que existen aún en la
sociedad.
Un
tema que conoce muy bien Lola Sobrino, que, como psicóloga de Asapme
(Asociación Aragonesa Pro Salud Mental), trabaja con los afectados y sus
familias: "Cuando se recibe el diagnóstico, las familias están muy
desconcertadas y desorientadas. Por eso, la primera atención se basa en
aportar más información, explicarles todo aquello que no entienden sobre la
situación psicopatológica, hablar del pronóstico y darles las primeras pautas
de conducta para el abordaje del problema familiar que tienen. Eso a
nivel individual. Luego, en los abordajes que hacemos en grupo se busca
transmitir toda la información que se considera necesaria y permitir que se
creen unos foros de intercambio de experiencias que enriquecen mucho a las
partes", explica la psicóloga.
Junto
a ella, 74 profesionales conforman la plantilla de Asapme, en la que se
encuentran psiquiatras, psicólogos en atención de adultos, de infantil y
juvenil, terapeutas ocupacionales, monitores y cuidadores. Esta asociación,
creada hace 35 años, realiza también campañas de
sensibilización sobre todos los ámbitos de la salud mental para tratar de acabar con los
prejuicios que existen en torno a este colectivo.
En
este sentido, la médico psiquiatra y psicoterapeuta Eva Doménech indica: "El
desconocimiento lleva a ideas preconcebidas, erróneas, y se tiende a banalizar
sobre las enfermedades mentales". "A veces, la falta de solidaridad y
empatía lleva a una ignorancia frívola que mete en el mismo saco conceptos
diferentes. Por ejemplo, en la esquizofrenia se padece de un trastorno del
contenido del pensamiento y perceptivos y no tiene porqué ser alguien
incontrolado o agresivo. Alguien que está triste puede estar elaborando
vivencias difíciles sin ser una depresión y una persona con trastorno
bipolar puede sufrir fases depresivas y maniformes con características específicas,
pero todos podemos cambiar de estado de ánimo sin ser bipolares", apunta
la experta.
Desde
Asapme, por su parte, señalan que para poder normalizar este tipo de
enfermedades es importante que existan los recursos necesarios, tanto
sanitarios como sociales, pero que también disminuyan los prejuicios y que se
aborden de la misma manera que otras patologías, como la diabetes o los
problemas cardíacos, ya que ello contribuye a la recuperación de los
afectados. Para conseguir
este fin, es esencial utilizar las estrategias de comunicación adecuadas, razón por la cual la entidad forma
parte de la Asociación de Directivos de Comunicación. "Cómo se cuentan las
cosas es clave para erradicar los prejuicios, porque estos se sustentan en el
desconocimiento. Por ejemplo, ha existido siempre un gran debate sobre si se
debe hablar o no de un problema tan importante como los suicidios, ya
que había un tabú sobre él en los medios para que no se desencadenara un efecto
llamada, algo que se ha demostrado que es falso. Los expertos recomiendan
tratar el tema, siempre que no se trivialice ni se haga de ello un escándalo
porque, según la base científica, redunda en la evitación de nuevos
casos", expone la médico y gerente de Asapme, Ana López.
Atención
individual
Otra
de las demandas que traslada la asociación es la de una mayor atención
individual en la sanidad pública. En estas enfermedades hay una gran
variabilidad y entran en juego muchos factores clínicos y sociales, por lo que se
considera esencial facilitar información al afectado y a su familia, pero
también escucharles. "El entorno ofrece una imagen más fiel de qué
grado de sufrimiento está viviendo el paciente. A veces, en una entrevista se
nos escapa información que puede ser importante a la hora de establecer las
pautas, no solo terapéuticas en el ámbito sanitario sino de estilos de vida,
como las costumbres y los cuidados de la salud. Es conveniente tener una visión
más integral, ya que cuando los factores ambientales se adaptan a las
circunstancias de cada persona pueden ser unos facilitadores de su
recuperación", explica López.
En
cuanto a los más pequeños, y teniendo en cuenta que según datos de la OMS cerca de la
mitad de los trastornos mentales se manifiestan antes de los 14 años, Doménech destaca que "la
familia y la escuela son buenos referentes para detectar cuándo un niño está
sufriendo patológicamente". "Es decir, cuando le afecta a su manera
de ser, a su rendimiento escolar y a sus relaciones sociales, sobrepasándole y
desbordando a su entorno. Es entonces cuando hay que consultar al
especialista", concluye la profesional.