miércoles, 14 de septiembre de 2022

Otra mirada hacia la esquizofrenia: "El diagnóstico es el inicio de una historia de superación" (II)


YAIZA PERERA      |      Madrid      |      El Mundo     |     14/08/2022

(Continúa del artículo anterior)

En los casos de esquizofrenia es fundamental trabajar con las familias y ofrecerles apoyo. "Tienen muchas dificultades porque ya de salida ese primer brote psicótico rompe la dinámica familiar", asegura el psicólogo Carlos Cuevas, que ha coordinado durante 30 años la Unidad de Rehabilitación de Salud Mental en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla. Es necesario que conozcan con profundidad el trastorno y que sepan qué hacer y qué evitar en situaciones de la vida cotidiana. Por ejemplo, no tratar de convencer a una persona que tiene una visión delirante de que está equivocada sino estar cerca en los momentos de angustia. Los profesionales ofrecen pautas para una buena convivencia trabajando habilidades para mejorar la comunicación, resolver problemas y potenciar que cada persona tenga su propio espacio. "Un familiar vive por y para el familiar diagnosticado. Es humanamente comprensible pero menos recomendable porque interesa que esa persona recupere su independencia lo antes posible".

"Los padres vienen muy perdidos, en una situación que les desborda, muchos de ellos con sentimiento de culpa, piensan que han hecho algo mal e incluso se avergüenzan por tener a un familiar en estas condiciones", explica Eduardo, miembro de la asociación valenciana ASIEM, que atiende desde hace 22 años a personas con problemas de salud mental y a sus familiares. Actualmente asiste a más de 4.000 personas.

Victoria Aguilar ejerce de presidenta desde la sensibilidad de haber vivido esa misma experiencia en primera persona. Su hijo Jorge tuvo un brote psicótico con 15 años después de que le diagnosticaran erróneamente TDAH y le pautaran anfetaminas como parte del tratamiento. "Costó mucho saber qué le pasaba. Piensas que se le ha ido un poco la cabeza pero no la gravedad", recuerda. La irrupción de la enfermedad impacta en todo el entorno. "Son experiencias aterradoras para ellos y el que está cerca tampoco lo pasa bien". Hay miedo y angustia. Al principio los padres "se hunden", explica Victoria, pero poco a poco, a través de las sesiones de psicoeducación que reciben empiezan a entender lo que significa vivir con este trastorno, sus síntomas, factores de riesgo y protección, cómo poder avanzar para tener una vida lo más normalizada posible y un horizonte más esperanzador.

"Las necesidades dependen mucho de cada momento y de cada persona. Los familiares que acaban de recibir el diagnóstico buscan soporte emocional para el proceso de asimilación o de duelo, que no sucede solo cuando hay una muerte sino cuando hay una pérdida de salud o del rol de esa persona. En el caso del enfermo depende del malestar que tengan, puede ser trabajar sobre el delirio y alucinaciones o sobre el sentido de identidad, cómo se ve a sí misma, qué supone para ella tener esquizofrenia. Se les quiere recordar que son algo más allá que un diagnóstico", explica el psicólogo Martín Valdez, de ACFAMES, en Barcelona.

Esta asociación ofrece un espacio de apoyo psicológico con terapeutas y grupos de ayuda pero también un lugar de socialización y de estimulación artística y intelectual con actividades como musicoterapia, sesiones de cine o club de lectura para evitar que se aíslen y fomentar su autonomía y que vean "más allá de sí mismos, de sus preocupaciones y de su malestar".

La noruega Arnhild Lauveng relata en su libro 'El país de los bosques de hierro' su travesía por la esquizofrenia. Es ella quien describe el comienzo de la enfermedad como una bruma que te desorienta y asusta. Fue diagnosticada con 15 años y permaneció ingresada siete años de su vida, en algunas ocasiones durante meses. Tras su recuperación cumplió su sueño de estudiar psicología y ofrecer su experiencia vital a otras personas para que les sirva de luz en esa niebla gris.

Habla de ella con claridad y sencillez, desde sus primeros síntomas tras ser objeto de burla constante en la escuela ["mi identidad, la seguridad de que yo era un ser, comenzó a deshacerse; los sonidos se escuchaban raros. Mi visión empezó a cambiar"] hasta las alucinaciones que sufría [escuchaba los gritos del 'Capitán' que le daba órdenes, le insultaba y obligaba a golpearse ella misma y veía lobos repulsivos de ojos amarillos y dientes amenazantes]. Ofrece su visión como paciente y como profesional de salud mental dando claves de cómo surgen esos síntomas y por qué. Cada uno de ellos, asegura, se crea a partir de la propia vida de la persona y tiene un sentido determinado que hay que descubrir. Como un sueño, un delirio o una alucinación es una "verdad metafórica" e "importante" que tiene una interpretación. Es otro lenguaje, otra forma de expresar la necesidad o el deseo de ser vistos, reconocidos y amados.

"AÑOS" SIN MEDICACIÓN

La persona que sufre estos síntomas "sabe que algo está pasando", asegura Eva María, cuya tesis doctoral se centró en los trastornos de esquizofrenia y trastorno bipolar, y en un primer momento puede haber "rechazo y negación por el temor que alguien le diagnostique como loco" y eso demora la asistencia. Durante ese tiempo perdido hay una progresión y un deterioro por la enfermedad y puede haber el riesgo de que se cometan conductas autolesivas que lleguen al suicidio, especialmente el primer año tras el diagnóstico, o consumo de drogas como "automedicación" para calmar el malestar. "Vemos casos de muchísima evolución de la enfermedad", asegura, cuando "lo ideal es que los síntomas psicóticos no estuvieran presentes sin recibir tratamiento más de dos semanas".

La intervención temprana es crucial para una mejor evolución del paciente: responde de manera más adecuada al tratamiento, éste es más suave, con menos efectos secundarios y es menor su nivel de discapacidad. Uno de los principales objetivos para los profesionales que tratan a pacientes con esquizofrenia es lograr reducir el periodo de enfermedad no tratado. "Es muy llamativa la tolerancia de la familia, hay veces que pasan años sin medicación, sobre todo cuando no hay alteraciones de conducta como pasa en las mujeres en general. Algunas de ellas llevan décadas con la enfermedad pero han estado adaptadas y cumpliendo sus responsabilidades a un nivel más bajo del que hubiesen podido hacer con tratamiento".

En una crisis aguda, el paciente recibe un tratamiento con antipsicóticos para poner freno a los síntomas 'positivos' como delirios, alucinaciones, desorganización del pensamiento y de la conducta y la dosis se debe ir adecuando posteriormente a la fase de la enfermedad. Uno de los objetivos prioritarios para los profesionales que tratan pacientes con esquizofrenia es lograr que tomen la medicación, lo que no ocurre en ocasiones porque el paciente no reconoce la propia enfermedad o por el malestar que le genera los efectos secundarios. "Muchas veces la dejan porque durante el mantenimiento siguen con la misma dosis que en la fase aguda y eso es incompatible con llevar una vida normal", explica esta psiquiatra, que incide en la importancia de que el paciente acuda a las revisiones para realizar precisamente esa revisión del tratamiento, que termina en ocasiones en dosis "muy pequeñas". Hay algunos grupos de pacientes en los que se podría suspender incluso el tratamiento porque han sufrido un único episodio y no experimentan ninguno más.

Esta experta subraya la importancia de escuchar "muy bien" al enfermo para saber cómo se siente, lo que le preocupa y buscar el tratamiento que se ajuste mejor a sus necesidades, le "permita tener un funcionamiento psicosocial lo más normalizado posible" y alcanzar una "vida independiente". "Si la medicación le genera efectos adversos, le provoca mucho sueño, síntomas parkinsoniano, rigidez o inquietud interna es difícil que la persona vaya a mantener este tratamiento", reconoce incidiendo en la importancia de que la relación con el psiquiatra, psicólogo y enfermera tienen que ser de "protección y de apoyo".

La falta de adherencia genera recaídas, hasta el 80% de los pacientes las sufre entre los seis meses y los dos años tras dejar la medicación. Y en cada una de ellas tanto la función cerebral como sus relaciones se ven afectadas. Los últimos tratamientos aprobados van en la línea de evitar este retroceso para el paciente con la administración de un antipsicótico inyectable cada seis meses en adultos clínicamente estables.

"Los pacientes de esquizofrenia tienen entre 12 y 20 años menos de vida que la población general", explica Eva María Sánchez Morla . La primera causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares en un colectivo que suele tener un estilo de vida menos saludable, con mayor sedentarismo y peor alimentación. En ese aspecto esta psiquiatra destaca el papel imprescindible que realizan las enfermeras y enfermeros en el control del estado de salud general del paciente: "No hay salud mental sin salud física".

Basilio García Copín, presidente de Salud Mental Ceuta. – Entre un 5 y un 10% mueren por suicidio. Existe

un mayor riesgo de que una persona se quite la vida en el primer año después de recibir el diagnóstico y la primera semana después de un ingreso hospitalario. También en pacientes jóvenes con un nivel educativo alto que tienen una "buena conciencia de la enfermedad" y saben el declive que puede suponer la enfermedad y las posibles repercusiones en su rendimiento laboral, datos que corroboran la importancia de una intervención temprana y eficaz. Entre un 15%-20% de los pacientes con esquizofrenia evolucionan favorablemente cuando hay una intervención rápida. Los primeros cinco años de la enfermedad son los más duros. Con el paso del tiempo los síntomas tienden a mitigarse.

"REINTERPRETAR LA EXPERIENCIA MENTAL"

En la recuperación de un paciente con esquizofrenia conviven el tratamiento farmacológico con otras intervenciones terapéuticas como la psicoeducación, la intervención familiar y la terapia cognitivo-conductual y la readaptación psicosocial. Se trata de brindar información, apoyo, seguridad y confianza de que pueden y deben responsabilizarse de su propia vida, seguir marcándose metas y sueños. Pese a la bruma. El mensaje de Basilio a quien sufre este trastorno es claro: no te aísles, no te conformes con ir "una vez cada cuatro meses al psiquiatra para que te dé pastillas". Éstas, explica, te "quitan las ideas delirantes pero te quedas en un vacío existencial dolorosísimo". Las personas que sufren esta enfermedad son más vulnerables ante las situaciones de estrés por lo que necesitan dotarse de herramientas para poder hacerles frente sin desestabilizarse, aprender a manejar la ansiedad y la depresión.

"La mente trabaja con las experiencias que vivimos, con la información que recogen tus sentidos. Si estás en el fondo de tu habitación, no puede haber una evolución. Si te quedas en casa los síntomas se reproducen en un círculo infinito", argumenta asegurando que "muchas veces" la persona que tiene una psicosis no sabe lo que está pasando ni nadie se lo explica. ¿Cómo desprenderse de esos pensamientos intrusivos? Para Basilio, una posibilidad es "alimentarse" con experiencias nuevas, positivas y también ser capaces de "reinterpretar la experiencia mental" siendo "consciente de lo que es un pensamiento voluntario y del que no es voluntario". Es decir, cambiar el foco de lo que se vive y de lo que se piensa y restarle "capacidad de expresión a la esquizofrenia"

Sal y participa en sociedad, pide Basilio, porque solo así descubres "tus habilidades y potencial". Él encontró una oportunidad para hacerlo cuando nació la federación de tenis de mesa de Ceuta. Comenzó a entrenar cuatro horas al día y se hizo monitor de niños. Lleva ya más de 13 años disfrutando del placer de enseñar. "¿Tú cómo llevas la esquizofrenia?", le suelen preguntar. "No tengo tiempo para atender la esquizofrenia", responde. Para él esa ha sido "su superación".

"SOMOS ALGO MÁS QUE UN PACIENTE PSIQUIÁTRICO"

"Nosotros tenemos que intentar superarnos, tomar el control de nuestra vida convertirnos en observadores de nuestra experiencia mental y ser proactivos, pero el sistema tiene que promover el fin último de la inclusión porque solo cuando un individuo tiene un rol social podemos hablar de recuperación", asegura Basilio. Detrás de cada puerta que aleja a una persona con esquizofrenia de la sociedad se encuentra también la sombra del estigma. El desconocimiento y los prejuicios hacen que aún hoy se asocie esta enfermedad a episodios de violencia. Ese rechazo que se percibe en el entorno no solo puede arrastrar a una persona aún más a la soledad sino que puede llevarla incluso a no aceptar su enfermedad y no medicarse, con las consecuencias que ello conlleva en el agravamiento. En series actuales aún se alimentan esos estereotipos de la persona que sufre esquizofrenia como alguien bajo sospecha. Lo hace 'Rapa', que emite Netflix, con Samuel, un personaje atormentado por la soledad, el rechazo social y autor de un delito de violencia. En los medios de comunicación también es frecuente la vinculación de enfermedad mental y crimen.

Una persona con un trastorno puede cometer actos violentos, la mayoría contra sí mismos, pero ese es un "porcentaje muy pequeño de pacientes sin medicación, con mucha desorganización y en fase aguda" y no corresponde a la imagen de un paciente con diagnóstico, asegura esta experta.

"El estigma es una lectura instintiva que nos otorga una serie de características negativas y que impiden nuestra progresión social. Tenemos que superar una resistencia gigantesca para estar al nivel de los demás. Este ambiente de rechazo permea en la autopercepción de la persona afectada y termina creyendo sus propias limitaciones cuando son impuestas. Las limitaciones son como un espejismo, si te acercas a ellas desaparecen, pero tienes que tener el coraje de afrontarlas", subraya Basilio, que aboga por un lenguaje social inclusivo y comprensivo".

"Al cabo de 16 años de mi crisis, pude estudiar y aprobar una plaza como administrativo en Ceuta y conseguí un proyecto de vida independiente", explica en conversación telefónica consciente de la importancia de insistir en este aspecto y romper las barreras que los datos se empeñan en confirmar. Basilio, presidente de Salud Mental Ceuta e integrante del Comité Pro Salud Mental En Primera Persona, asegura que solo puede hablarse de recuperación cuando una persona logra integrarse plenamente y obtener un "rol" social, que se traduce en un puesto de trabajo. Actualmente, asegura, solo lo logra un 15%.

La soledad y el rechazo viene acompañada también del desamparo. El apoyo de la red estatal sociosanitaria a los pacientes y familiares resulta insuficiente. "Faltan medios, estructuras, profesionales, equipos especializados y capacitados", reconoce la psiquiatra Eva María Sánchez Morla.

Según la OMS una de cada cuatro personas sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida. "Nadie está libre de sufrir un varapalo", advierte Basilio, que reclama una mayor sensibilización: "La normalización de la discapacidad psicosocial solo se entiende desde una profunda humanidad". "Nosotros somos algo más que un paciente psiquiátrico", recuerda abogando por que se deje de poner el acento en las discapacidades y se potencien las capacidades. "Que ninguna planta sea desechada antes de haber alcanzado el tiempo de florecer", pide Arnhild Lauveng. Y de resurgir, con más fuerza, de entre la niebla.

Otra mirada hacia la esquizofenia: "El diagnóstico es el inicio de una historia de superación (I)

 

YAIZA PERERA      |      Madrid      |      El Mundo     |     14/08/2022

En vísperas del Día Mundial de la Esquizofrenia nos acercamos a la vida de las personas que sufren este trastorno mental grave. Abordamos con expertos, pacientes y familiares cómo afrontar una enfermedad desconocida y estigmatizada desde la comprensión y la confianza.

La bruma desciende despacio en un hermoso día de sol. Apenas te das cuenta de que te va envolviendo porque la luz es intensa aun. Solo cuando todo se ha quedado frío eres consciente de que la niebla se ha instalado a tu alrededor. Ya no sabes si serás capaz de encontrar el camino a casa. Sientes miedo. La realidad que percibes ahora, en soledad, es diferente, confusa y amenazante.

Hoy nos acercamos a la vida de las personas que sufren esquizofrenia, un trastorno mental grave que hace que una persona pierda contacto con lo real, que influye en su forma de pensar, sentir, comportarse y relacionarse. Es una de las enfermedades más estigmatizadas y que lleva a un mayor aislamiento social. En España afecta a unas 400.000 personas. Abordamos con expertos, pacientes y familiares cómo afrontar la enfermedad desde la comprensión y la fortaleza para recuperar el control de su propia vida.

El origen de la esquizofrenia no está claro. Tiene un componente fundamentalmente genético pero el ambiente juega un papel "crítico" en su desarrollo, explica Eva María Sánchez Morla, psiquiatra de la Unidad de hospitalización y consulta externa del Doce de Octubre de Madrid. No hay un único desencadenante pero sí múltiples factores de riesgo, principalmente que una persona con cierta vulnerabilidad biológica afronte situaciones traumáticas, de gran estrés o consumo de tóxicos como el cannabis. Es la combinación de éstos lo que puede terminar produciendo la aparición de la psicosis. Diversas investigaciones apuntan también a alteraciones en el neurodesarrollo como una de las posibles causas. Y nadie parece exento. "Probablemente todos tenemos determinadas variaciones genéticas con cierta vulnerabilidad a la enfermedad", asegura esta experta.

El inicio de la enfermedad en los hombres se encuentra entre los 15 y 25 años y en mujeres desde los 25 a los 35 años y posteriormente hay una segunda franja de riesgo en la menopausia. En ellas la esquizofrenia es menos grave y aparece una década más tarde. Aún no se sabe el porqué de este retraso, pero no se descarta el papel de las hormonas femeninas como factor de protección. Los afectados pueden estar bajo un delirio persistente -creyendo firmemente que algo es real pese a que existan pruebas en sentido contrario-, de alucinacionesdesorganización del comportamiento y del pensamiento. También hay problemas cognitivos a nivel de memoria, de atención y de resolución de problemas. El mundo se vuelve confuso y doloroso.

Una “Fractura” mental

"Eres incapaz de percibir belleza, sientes un vacío profundo, la mente se pone siempre en lo peor...", recuerda Basilio García Copín, de 52 años, sobre el inicio de una enfermedad que le dejó atrapado durante tres años en un intenso sufrimiento. Fue en su juventud cuando padeció el primer episodio de psicosis después de que se diera cuenta de que su vida era una "mentira". El desorden y el caos se fueron apoderando de él casi sin percatarse. Como la bruma. Ese deterioro gradual terminó en una grave "fractura" mental con ideas delirantes como que no "merecía vivir en sociedad y debía aislarse como un "monje ermitaño". La irrealidad "fue ganando terreno" y su propia existencia se convirtió en una "lectura imposible".

Cometió el "error" de no compartir su padecimiento con su familia. Vivió este tiempo aislado, recluido en casa y 'atado' a un televisor. "Tenía mi música, mi comida y no quería saber nada" del mundo exterior, ese del que solo percibía "rechazo", explica con el pesar de que ese "es el día a día de muchas personas" con esquizofrenia. Entonces daba su vida "por perdida" y solo "aspiraba a no sufrir mucho". En ese estado, asegura, tienes dos opciones: "Bajar los brazos o enfrentarte a tus limitaciones". Él eligió lo segundo. "Con el disgusto del diagnóstico y los primeros medicamentos, que son muy invasivos, pierdes habilidades cognitivas, sociales, comunicativas. Pero la mente funciona como un músculo, se pueden entrenar y recuperar". Él lo cree con la firmeza de quien ha experimentado su propia transformación interior.
 
Basilio habla sobre la esquizofrenia con claridad y profunda serenidad. La niebla para él ya se ha despejado y se percibe en sus palabras el deseo de que su travesía por la enfermedad ayude a otros. Para él el diagnóstico es solo el "inicio de una historia de superación". Las personas que sufren este trastorno pueden recuperarse. Es un proceso complejo, que requiere de mucho apoyo y esfuerzo, pero es posible alcanzar una vida plena.

LAS PRIMERAS SEÑALES

Sánchez Morla atiende en su consulta desde hace 20 años a pacientes con esquizofrenia, la mayoría jóvenes. Y hay algo que desafortunadamente sigue percibiendo en su día a día: "Llegamos tarde al inicio de la enfermedad". La familia suele culparse por no haberse dado cuenta, pero no es fácil percatarse de que están comenzando a sufrir un trastorno mental en un momento como la adolescencia en el que el menor experimenta cambios afectivos, de carácter, conductuales y es tan habitual la inestabilidad emocional.
Las primeras señales de alerta de la esquizofrenia son muy variables y hay que tenerlos presentes porque pueden surgir antes de los delirios y alucinaciones que caracterizan la enfermedad en un estado más avanzado: suelen estar más irritables, hostiles, inquietos, sufrir alteraciones en el sueño (exceso o defecto), ansiedad, miedo, cambio en la afectividad.

Una línea roja que debe tener en cuenta es que ese adolescente se retraiga, se aísle, deje de salir con sus amigos, que sufra un declive académico, que se sienta triste y disfrute menos de las cosas. También debe alertarle que cambie sus hábitos alimentarios, que coma a deshoras o deje de comer con la familia, que le vea desconfiado, suspicaz, que crea que los demás están hablando mal de él, que se bloquee, que no se concentre, que tenga actitudes de escucha muy detallada, que tenga un interés muy restringido que antes no tenía o que mire mucho a la gente.

Quizás esté pensando que muchas de estas conductas pueden ser actos de rebeldía, de autoafirmación en la adolescencia y es cierto que pueden ser habituales, pero también pueden ser indicativas de una enfermedad mental y es de suma importancia consultar al médico de atención primaria para descartar o hacer el oportuno seguimiento para tratar lo antes posible una enfermedad que sin control puede mermar la calidad de vida del menor y condicionar su futuro.

En el desarrollo de la enfermedad hay un factor de riesgo claro que no puede pasarse por alto en la adolescencia: el cannabis. En España la edad de inicio de consumo de esta sustancia, la droga ilegal más fácil de adquirir para los menores, se sitúa en los 14 años. Según la última encuesta Estudes sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias (2021) muestra que un 22,2% ha fumado 'porros' en el último año y que aumentan los casos de consumo problemático pese a que cada vez es mayor la conciencia del peligro para la salud que supone': no solo provoca dificultades para estudiar, al disminuir la atención y memoria, sino que puede causar reacciones agudas de ansiedad y, en personas vulnerables puede provocar la aparición de trastornos mentales o agravar los que ya se padecen.

Cuando la enfermedad ya se ha establecido, el "diagnóstico es fácil", asegura esta experta, porque los síntomas son claros, aunque pueden variar en cada paciente. Sufren episodios de psicosis mantenidos en el tiempo donde pierden el contacto con la realidad y que suelen manifestarse con delirios (creencias que consideran irrefutables pero que carecen de lógica para los demás) y alucinaciones (se trata de una alteración en la percepción de los sentidos, como las 'voces' con las que se suele asociar la enfermedad) . Estas experiencias generan una gran confusión tanto en el enfermo como en su entorno. Éstos se denominan síntomas 'positivos' porque se añade algo al comportamiento de las personas que antes no existía. Los 'negativos' son aquellos en los que 'pierde' algo: la motivación, el interés por relacionarse, por realizar actividades y capacidad para mostrar emociones o cognitivas.

¿CÓMO ACERCARSE A UNA PERSONA QUE SUFRE ESQUIZOFRENIA EN CRISIS?

"El sufrimiento y angustia que tienen es muy alto", subraya Eva María Sánchez Morla y desde ahí, desde ese sentimiento de dolor, puede haber una conexión aunque usted no entienda del todo la realidad que vive esa persona en estado de psicosis. Su angustia sí puede llegar a comprenderla.

--La familia, la pareja y los buenos amigos cumplen un papel fundamental apoyando a esa persona, pueden ayudar a identificar cualquier problema que esté ocasionando la medicación y reconocen los síntomas de alarma. Acompañarle a consulta o a Urgencias si es necesario y explicar a los profesionales la magnitud del problema. Si lo comunican a tiempo se puede evitar un ingreso.

--Acercarse a ellos con "temas que les puedan interesar", a veces no quieren hablar ni de "medicación ni de enfermedad"

--Escuchar siempre al paciente, ser tolerante, no cruel. Evitar ser agresivo o autoritario.

--Establecer unos límites de conducta en la agresividad hacia sí mismo, objetos o terceros o cuando verbaliza una idea clara de autolesión.

--Hay situaciones límite en las que es difícil negociar. Atender más al sentimiento y no rebatirle de manera rápida la irrealidad de lo que cuenta. Ser empático porque esa idea y sentimiento para él es real. Ha perdido el contacto con la realidad y su percepción está distorsionada pero tiene una absoluta convicción de lo que vive.

--El mundo ha cambiado y ellos también se sienten cambiados. La mayoría de las veces se sienten humillados y amenazados. En determinados momentos pueden llegar a malinterpretar lo que dicen otros, sus acciones o intenciones.

--Le podemos devolver que percibimos que sufre, que se siente indefenso. Siempre hay un amigo o un familiar con el que se siente más tranquilo. Recurrir a él para serenarle.

--Los pacientes con esquizofrenia suelen tener una baja autoestima. Reforzarles positivamente y aprovechar para demostrarle afecto y que son valiosos. No permitir que se rindan. Confiar y hacer que confíen. Recordarles sus sueños.

--Durante los episodios psicóticos lanzar mensajes cortos y claros, con voz segura y amable para sacarles del caos sin sobresalto (Levántate, sígueme, siéntate).

--Ellos no olvidan sus crisis. No hay una amnesia, la recuerdan perfectamente, pero muchas veces no quieren hablar de ello. No hay que incidir en aquellos recuerdos.

(sigue)