sábado, 15 de agosto de 2020

Negación: cuándo ayuda, cuándo duele

Escrito por el personal de MAYO CLINIC    |   20/11/2018

La negación es un mecanismo de afrontamiento que te brinda tiempo para adaptarte a situaciones preocupantes, pero la negación permanente puede interferir en el tratamiento o en tu habilidad para enfrentar los desafíos.

Cuando te encuentras en estado de negación, estás tratando de protegerte al no aceptar la verdad sobre algo que pasa en tu vida.

En algunos casos, la negación inicial a corto plazo puede ser algo bueno, ya que te da tiempo para adaptarte a una situación dolorosa o estresante. También podría ser un precursor para hacer algún tipo de cambio en tu vida. Sin embargo, la negación tiene un lado oscuro. Averigua cuándo la negación no es saludable y cómo dejarla atrás.

Comprender la negación y su propósito

Rehusarse a reconocer que algo no está bien es una manera de afrontar los conflictos emocionales, el estrés, los pensamientos dolorosos, la información amenazante y la ansiedad. Es posible que te niegues a reconocer cualquier cosa que te haga sentir vulnerable o amenace tu sensación de control, como una enfermedad, una adicción, un trastorno de la alimentación, violencia personal, problemas financieros o conflictos en las relaciones. Puedes negar algo que te ocurra a ti o a otra persona.

Cuando te encuentras en estado de negación, haces lo siguiente:

·        no reconoces una situación difícil

·        Intentas evitar enfrentarte a la realidad de un problema

·        Minimizas las posibles consecuencias de un problema

Cuándo la negación puede ser útil

Negarse a enfrentar los hechos podría parecer poco saludable. Sin embargo, a veces, un breve período de negación puede ser útil. La negación le da a la mente la oportunidad de absorber información inquietante o perturbadora de manera inconsciente, a un ritmo que no genere una crisis emocional.

Por ejemplo, después de un suceso traumático, podrías necesitar dejar pasar varios días o semanas para procesar lo ocurrido y asumir los desafíos por venir. Imagínate lo que podría suceder si te descubrieras un bulto en la garganta. Tal vez sentirías una sensación repentina de miedo y adrenalina imaginándote que es un cáncer.

Por eso, no le das importancia al bulto, con la esperanza de que desaparezca solo. Sin embargo, cuando pasa una semana y el bulto sigue allí, vas al médico.

Este tipo de negación es una respuesta útil ante información estresante. Inicialmente, negaste el problema inquietante. Sin embargo, a medida que tu mente iba haciéndose a la idea, empezaste a abordar el problema de manera más racional y actuaste buscando ayuda.

Cuándo puede ser perjudicial la negación

¿Pero qué habría ocurrido si hubieras seguido negando ese bulto? ¿Qué habría ocurrido si nunca hubieras buscado ayuda? Si la negación persiste y te impide que tomes las medidas adecuadas, como consultar con el médico, se trata de una respuesta perjudicial.

Ten en cuenta estos ejemplos de negación poco saludable:

·        Un estudiante universitario presencia un violento tiroteo, pero afirma que no lo ha afectado.

·        La pareja de un hombre mayor que está en la etapa final de su vida se rehúsa a hablar con él sobre los deseos y las directivas de atención médica, ya que insiste en que estará mejor.

·        Una persona se pierde periódicamente las reuniones laborales de la mañana por haber bebido con exceso la noche anterior, pero insiste en que no hay ningún problema porque, de todos modos, cumple con su trabajo.

·        Una pareja está registrando una deuda tan grande con la tarjeta de crédito que dejan a un lado las facturas porque no pueden soportar abrirlas.

·        Los padres de un adolescente con una adicción a las drogas siguen dándole a su hijo dinero «para comprar ropa».

·        Una persona que tiene dolor en el pecho y falta de aire no cree que esos síntomas indiquen un ataque cardíaco y demora en obtener ayuda.

En situaciones como estas, la negación puede impedir que tú o tu ser querido obtengan ayuda, como un tratamiento médico o asesoramiento, o que enfrenten problemas que pueden salirse de control; en todos los casos, puede haber consecuencias devastadoras a largo plazo.

Superar la negación

Cuando sucede algún acontecimiento abrumador, está bien pensar: «No puedo pensar en todo esto ahora». Es posible que necesites tiempo para elaborar todo lo que pasó y adaptarte a las nuevas circunstancias. Sin embargo, es importante recordar que la negación solo debe ser una medida temporal; no cambia la realidad de la situación.

No siempre es fácil darse cuenta de si la negación te está impidiendo avanzar. La intensidad de la negación puede cambiar con el tiempo, en especial para alguien con una enfermedad crónica; algunos períodos se caracterizan por estar menos a la defensiva, mientras que, en otros momentos, la negación puede ser mucho más fuerte. Sin embargo, si sientes que no puedes avanzar o si alguien de tu confianza te sugiere que estás en un estado de negación, podrías probar estas estrategias:

·        Analiza con sinceridad tus temores.

·        Piensa acerca de las posibles consecuencias negativas de no hacer nada.

·        Permítete expresar tus miedos y emociones.

·        Trata de identificar las creencias irracionales acerca de tu situación.

·        Escribe un diario sobre tu experiencia.

·        Cuéntale lo que te pasa a un amigo cercano o a un ser querido.

·        Participa de un grupo de apoyo.

Si no logras avanzar por tu propia cuenta para enfrentar una situación estresante —es decir, si estás bloqueado en la fase de negación—, considera consultar con un proveedor de atención de la salud mental. El profesional te podrá ayudar a encontrar maneras saludables de afrontar la situación en lugar de tratar de hacer de cuenta que no existe.

Cómo ayudar a un ser querido a superar la negación

Puede resultarte frustrante cuando un ser querido niega un problema importante. Pero antes de exigirle a tu ser querido que enfrente los hechos, reflexiona. Trata de determinar si tal vez necesita un poco más de tiempo para resolver el conflicto.

Al mismo tiempo, hazle saber a esa persona que estás abierto a hablar sobre el tema, incluso cuando ambos se sientan incómodos. En última instancia, esto podría darle a tu ser querido la seguridad que necesita para avanzar. Tu ser querido podría sentirse incluso aliviado cuando saques el tema.

Si tu ser querido niega un problema de salud grave, como la depresión, el cáncer o una adicción, abordar el tema podría resultar especialmente difícil. Escucha y ofrece apoyo. No trates de forzar a alguien a buscar un tratamiento, ya que esto podría provocar confrontaciones molestas. Ofrécete para acompañarlo a consultar un médico o un proveedor de atención de la salud mental.