Vanessa Abrines
Bendayán |
Psicoterapeutas.com | 13/03/2020
Soy
Vanessa Abrines, Psicóloga sanitaria núm 16642. Creo que los aspectos psicológicos
de todo lo que está sucediendo con el coronavirus, son esenciales para todos
nosotros. Os paso la guía psicológica de lo que suele sucedernos a todos en
estos casos para que podamos ayudarnos unos a otros, que es de lo que se trata.
De
repente, lo que decían que era una “gripe más” está requiriendo un rápido e
impredecible cambio de hábitos en todos nosotros. Y ¿qué pasa cuando esto
sucede?.
Que
me siento en peligro y siento que las personas a las que quiero también lo
están. Eso hace que nuestro organismo dispare una respuesta natural de
defensa.
Respuesta natural de
defensa
El
estado natural de defensa va desde la negación (“no está
pasando nada en realidad…”) al pánico (“vamos a morir
todos…”), y la oscilación a veces entre estos dos estados. Ninguno de los dos
extremos va a ayudarnos a nosotros mismos ni a otros, por lo que hemos de
conocer lo que pasa en nuestro cuerpo para poder actuar de forma responsable.
¿En
qué consiste la respuesta de defensa, lo que es normal que
sienta estos días?
- Lo normal es que sienta confusión,
inestabilidad, sensación de no realidad a veces, incluso caos.
- Lo normal es que tenga pensamientos
contradictorios, desde “esto es una tontería” a “me voy a aislar de
todo”.
- Lo normal es que tenga muchas dudas
sobre cómo actuar (“si salgo a la calle no soy responsable, pero
si me quedo en casa no voy a soportar la ansiedad…”).
- Lo normal es que quiera estar todo el
rato hablando del coronavirus y viendo las noticias
en tiempo real…o lo contrario, en algunos casos, no querer saber nada
del tema.
- Lo normal es que tenga miedo (aunque
eso no significa que vaya a pasar nada malo, sino que el miedo es humano y
forma parte de la vida).
- Lo normal es que algunas personas sientan
ansiedad por la sensación de pérdida de libertad (como si
me sintiese acorralado).
Pasar del estado de
defensa al estado de cooperación
Es importante que aprendamos a pasar
del “estado de defensa al de
cooperación” para ayudarnos a nosotros mismos y los demás. Las pautas
más indicadas en los dos casos serían:
Ayudarme
a mí mismo:
- Ser consciente de mis sentimientos y
aceptarlos en mi cuerpo. Voy a sentir inestabilidad, confusión, dudas…y
miedo seguramente. Sentir miedo no es peligroso, y no hay que huir de
sentirlo porque es normal en estos momentos.
- Planificar rutinas en casa: como el cambio de
hábitos es muy brusco (teletrabajo, no coles…) nuestro cerebro se
descompensa porque está acostumbrado a sus rutinas y tienen que
modificarse de golpe. Nuestro cerebro quiere predecibilidad y como no
podemos dársela en cuanto al tiempo que tardaremos en volver a la
normalidad, hay que dársela con pequeñas rutinas diarias que sé que puedo
mantener, día a día, mientras el virus va remitiendo:
- Rutinas diarias de ejercicio
físico: en casa también podemos movernos, aunque sea haciendo
gimnasia con youtube. El ejercicio físico es el gran aliado de la mente.
- Rutinas diarias de cuidado físico:
dormir a las horas habituales aunque no vaya a clase o a trabajar y comer
a las horas que solía hacerlo antes.
- Rutinas de aprendizaje: leer,
aprender algo nuevo…para que mi cerebro continúe estimulado.
- Rutinas de desconexión de las noticias: es
muy importante no saturarnos de información. Si estamos 24/7 escuchando lo
mismo, nuestro cerebro se satura y aumenta el malestar y la confusión. Es
bueno estar bien informado, pero a la vez tener momentos de ver una serie
o jugar a algo… que nos permita desconectar del tema.
- Rutinas sociales: Los demás es lo
mejor que tenemos para estar bien. Compartir momentos, conversaciones,
cocinar juntos… ayuda mucho a convivir con la incertidumbre. Los demás son
nuestra fuerza. Está demostrado que la unión y el cariño entre las
personas compensa el impacto de los estresores.
- Evitar conflictos innecesarios: cuando estamos
irritados o confusos, también es fácil que saltemos a la mínima. En estos
momentos es mejor no “entrar al trapo” de pequeños conflictos, ya que esto
nos satura aún más.
- Tomar decisiones día a
día desde la responsabilidad y no desde el miedo. No es divertido no
salir a la calle, ni tener la sensación de pérdida de libertad. Pero con
esta sensación, y asumiendo que es normal, tenemos que decidir lo que es
mejor para todos, y eso es lo que las autoridades sanitarias dicen que
tenemos que hacer.
- Ayudar a los demás: (y los demás no
es una masa desconocida. Son mis padres, mi pareja, mis abuelos, mis
amigos, mis profesores, mis médicos…):
- Escuchar a las personas que se sienten
asustadas, sin enfadarnos con ellas por eso. Ayudándoles a entender
que sus sentimientos son normales y que no están solos.
- Soy el modelo del otro, me guste o no. Cuando estamos en
una situación de incertidumbre y sentimos confusión, nos fijamos en los
demás. Lo hacemos sin querer. Si estoy en la farmacia y el de delante
compra 4 cajas de paracetamol, me voy a asustar de forma automática y voy
a tender a hacer lo mismo. Si el de delante compra 1 caja, voy a sentir
más tranquilidad y responsabilidad. No sólo los virus se
contagian, los sentimientos y los comportamientos también.
- Así, ayudo a otros siendo responsable, siguiendo
las pautas de las autoridades sanitarias para que siga habiendo
comida y fármacos para todos, para que mi ansiedad no contribuya a que
otros se asusten aún más y salgan corriendo a saturar los hospitales.
Tenemos que ayudar a los sanitarios y todos somos protagonistas
en esta ayuda.
- Ayudar a los demás en la construcción
de pequeñas rutinas, como a nivel individual y en que no estén
expuestos constantemente sólo a información alarmante, que aumenta sus
estados de malestar.
- Cuidar la información que compartimos
por redes. Sólo aquello que aumente la responsabilidad de
todos y no el pánico es lo que deberíamos compartir.
Cuidarnos
unos a otros es lo que nos toca y en nuestra sociedad, hemos demostrado a lo
largo de diferentes episodios de nuestra historia (como sucedió por ejemplo en
el 11M) que somos solidarios y que sabemos hacer equipo. Esa es nuestra
verdadera fuerza.