sábado, 19 de octubre de 2024

6 características de los padres inmaduros: cómo detectar si eres uno de ellos

ANA LÓPEZ VERA       |      okdiario,com      |      15/09/2024                                      

¿Quieres descubrir cuáles son las señales que indican que los padres carecen de inmadurez? Estas son algunas de ellas

Ser padres no significa ser emocionalmente maduros, y la inmadurez puede afectar a la crianza de los hijos. Existen señales claras que te ayudarán a identificar si estás teniendo comportamientos inmaduros. Estas seis características son algunas claves.

1. Son incapaces de manejar las emociones

Una crianza inmadura puede afectar a los niños. Esto puede generar en un contexto inestable con repercusiones emocionales a largo plazo. Los padres inmaduros pueden tener dificultades para gestionar sus emociones. Son inestables y pueden mostrar comportamientos radicales: romper a llorar, rabietas infantiles, etc.

Un día pueden ignorar un comportamiento y al día siguiente reaccionar de una forma exagerada. Esta falta de coherencia puede generar confusión y ansiedad de sus hijos. La incapacidad de gestión de las emociones por parte de los padres pueden crear un entorno familiar tenso. 

2. Son egocéntricos

Uno de los signos más evidentes de inmadurez emocional es el egocentrismo. Los padres inmaduros son egocéntricos y suelen dar prioridad a sus deseos por encima de los de sus hijos.

Algunos ejemplos de ellos podrían ser gastarse dinero en lujos personales y descuidar las necesidades básicas de los niños. También suelen priorizar su vida social sobre la vida familiar.

3. Culpan a los demás

No reconocen sus errores e incluso culpan a los demás de sus faltas. No asumen responsabilidades y fomentan una cultura de la culpabilización dentro de la familia. A veces, pueden llegar a inventarse argumentos irrazonables para justificarse.

La inmadurez emocional hace que estos padres se pongan a la defensiva cuando se le confrontan. No se disculpan ni intentan hacerlo mejor.

4. Carecen de empatía

A los padres inmaduros les falta empatía. Les da igual los puntos de vistas de sus hijos o de su pareja. Si no están de acuerdo en algo, cree que su punto de vista siempre es el mejor y no te darán la razón nunca.

Esta falta de comprensión o consideración por los sentimientos de los demás puede invalidar las emociones de sus hijos y estos pueden sentir que no se les escucha ni se les valora.

5. Son incapaces de establecer límites

Los padres inmaduros tienen dificultades para dejar claro cuáles son los límites adecuados. Esto puede derivar en no respetar la privacidad de sus hijos, comparten información inapropiada, etc.

6. Tienen dependencia de sus hijos

Al carecer de una gestión eficaz de las emociones, los padres con inmadurez pueden llegar a depender de sus hijos para obtener apoyo emocional o compañía. Esto puede suponer una carga injusta para los niños e interferir en su desarrollo psicológico.

 

Estas son algunas características que suelen compartir los padres inmaduros. ¿Te sientes identificado/a con algunas de ellas?

Qué significa si no me apetece quedar con mis amigos, según la psicología

C. AMANDA OSUNA      |      infobae.com     |      03/10/2024

Es un fenómeno natural que todos hemos vivido en algún momento de nuestra vida.

Es domingo por la tarde, está lloviendo y justo recibimos un mensaje de un amigo proponiéndonos salir a tomar algo, pero no nos apetece. Declinamos su oferta (o fingimos no haber visto el mensaje) y seguimos viendo la película que teníamos entre manos. En algún momento de nuestra vida todos hemos vivido una situación en la que preferíamos quedarnos en casa que juntarnos con nuestros amigos, pero ¿por qué ocurre esto y hasta qué punto es preocupante?

La psicología ha estudiado durante años el papel que juegan nuestras amistades en nuestro bienestar mental, pues sin duda tienen un impacto bastante notable. Por ello, se ha centrado también en ese fenómeno que ocurre cuando no nos apetece quedar con nuestros amigos. En momentos más o menos puntuales, esto no supone ningún problema, más si tenemos en cuenta que hay personas más o menos sociables y que no todos necesitamos el mismo tiempo relacionándose con los demás.

Sin embargo, si esa desgana por quedar con nuestros amigos se sostiene en el tiempo, estaríamos hablando de un fenómeno conocido como anhedonia social, que describe la incapacidad de experimentar placer en actividades sociales que normalmente serían gratificantes para una persona. Este fenómeno se observa con frecuencia en varios trastornos psicológicos, como la depresión mayor, el trastorno depresivo persistente (distimia) y la esquizofrenia, entre otros.

Las personas que experimentan anhedonia social pueden sentirse indiferentes o desinteresadas en participar en interacciones sociales, como reuniones familiares o salidas con amigos. A menudo, pueden experimentar una falta de conexión emocional con los demás y una disminución en la capacidad de experimentar emociones positivas durante estas interacciones, todo ello junto con una constante sensación de falta de energía. Esto puede llevarles a sentimientos de soledad, aislamiento e irrealidad.

Por qué no me apetece quedar con mis amigos

La pandemia del coronavirus nos obligó a pasar cientos de horas encerrados en casa, lo que tuvo un efecto en nosotros más fuerte de lo que todavía la psicología ha podido estudiar. Los patrones de interacción entre las personas cambiaron y, a raíz de la cuarentena, muchas personas han optado por pasar más tiempo en casa. Esto ha provocado que cada vez sean más quienes aseguran que sus ganas de socializar han disminuido.

La psicóloga Valeria Sabater está especializada en psicología social y explica que la razón por la que no nos apetece quedar con nuestros amigos puede ser porque nos encontremos en un proceso de cambio, una transición vital que nos invita a reflexiones más profundas en la que quizás nos replanteemos quiénes queremos ser y quiénes queremos que sean nuestros amigos.

Según la experta, es cuestión de tiempo recuperar esas ganas de socializar y esa conexión con nuestros amigos. Además, recomienda no retomarla de golpe y asistiendo a todos los planes, sino realizar una incorporación paulatina a la vida social. Por ejemplo, quedando con algún amigo cercano para hacer algún plan que nos apetezca y, poco a poco, ir ampliando el círculo hasta volver a encontrarnos bien y disfrutar de nuestras relaciones sociales.