DRA. MARIA SOLEDAD HUMBERT ESCARIO | TopDoctors
La dismorfofobia o “trastorno dismórfico corporal” es una patología que va más allá de la obsesión por la belleza y la imagen corporal. Esta preocupación excesiva está a la orden del día en una sociedad que da más importancia de la que debería a la juventud, la estética y la salud, poniendo estos tres factores al mismo nivel.
¿A quién afecta el “trastorno dismórfico corporal”?
Esta obsesión es más frecuente en aquellas personas que son más influenciables por los demás. Dichas influencias son difundidas por los medios de comunicación y por la presión del grupo social, sobre todo, en los jóvenes. Además, esta tendencia se ha igualado entre ambos sexos: lo que hace unos años era más común en chicas, ha alcanzado el mismo papel en los varones.
Cómo afecta la dismorfofobia a la vida cotidiana
El “trastorno dismórfico corporal”, antes conocido como dismorfofobia, es más que el interés por la belleza. Se trata de un cuadro clínico incapacitante que, quien lo padece, siente una intensa preocupación por los “defectos” de su físico, prácticamente insignificantes para el resto.
Esta obsesión ocupa entre tres y ocho horas al día y es muy complicado resistirse y controlarla para quien la padece. Además, estas personas desarrollan comportamientos y actos mentales como la constante comprobación de sí mismos de forma repetida y excesiva
Quien sufre dismorfofobia presenta un malestar constante que mina su autoestima, dificultando todas las áreas de su vida.
Dismorfofobia muscular o vigorexia
Un tipo de
“trastorno dismórfico corporal” es la dismorfofobia muscular o
vigorexia, en la que el individuo tiene una visión de sí mismo
distorsionada, percibiéndose débil y enclenque. Esto lo lleva a modificar su
alimentación a límites extremos con el fin de conseguir más masa
muscular, a realizar ejercicio físico excesivo y descuidar otros ámbitos de su
vida.
Causas y síntomas de la dismorfofobia
Esta enfermedad está relacionada con el entorno, además de factores genéticos y fisiológicos. Por ejemplo, elevadas tasas de abandono y abusos en la infancia y prevalencia en la familia de primer grado de trastorno obsesivo-compulsivo y alteraciones en la serotonina.
El síntoma principal es la alteración del pensamiento hasta el delirio e incluso la percepción trastornada de sí mismo: el individuo está totalmente seguro de la presencia de un defecto físico que para los demás es inapreciable o inexistente. Estas personas se miran constantemente al espejo y preguntan reiteradas veces a sus allegados sobre sus “defectos”.
De hecho, desde 2013 se considera parte del trastorno obsesivo-compulsivo dadas las características del pensamiento y los rituales llevados a cabo. También se asocia con frecuencia al trastorno depresivo mayor.
Los elementos
psicológicos y ambientales que pueden influir en el origen de este trastorno
son:
- Baja
autoestima. Esto puede ser el origen o una consecuencia del trastorno.
- Familia y
entorno. Si el individuo ha crecido en un ambiente en el cual el físico
ha tomado el protagonismo, o si se ha sentido rechazado alguna vez por alguna
de sus características corporales.
- El “cuerpo
de moda”. Si el cuerpo del individuo tiene poco parecido con el supuesto
cuerpo ideal para su entorno, se puede sentir rechazado.
- Sociedad
superficial. El culto a la imagen y la apariencia son
dos aspectos muy importantes, incluso asociados a la felicidad, en la
sociedad actual. A raíz de esto, han nacido las empresas del
adelgazamiento, de ponerse en forma, de lo “bio”, etc.
Diagnóstico de la dismorfofobia
La “clave” para
saber si esta obsesión por el físico es patológica es que perjudique a las
demás áreas de la vida de la persona: resultados académicos, trabajo,
relaciones familiares y sociales… Casi todos los afectados por esta enfermedad
mental presentan un funcionamiento psicosocial alterado debido a las
preocupaciones “irreales” por su apariencia, pudiendo llegar a evitar la
relación con los demás.
Tratamiento
de la dismorfofobia
- Para los
casos más graves que presenten un pensamiento obsesivo, síndromes
depresivos o fobias, se administra un tratamiento
psicofarmacológico.
- Para que
la persona afectada “vuelva a la realidad”, se trabaja la autoestima y se
motiva al paciente a enfrentar las relaciones sociales dejando a un lado
la autovaloración física, se lleva a cabo una psicoterapia de
orientación cognitivo-conductual
¿Habría que tomar medidas sociales ante este trastorno?
Los especialistas en Psiquiatría establecen que la clave para reducir la prevalencia de este trastorno es aprender a dejar a un lado la superficialidad de la sociedad actual. Para ello, lo ideal sería una educación basada en el respeto de las diferencias individuales y apreciando los valores del ser humano más allá de la apariencia.
El papel de los cirujanos plásticos ante el Trastorno dismórfico corporal
Cuando un paciente con trastorno
dismórfico corporal acude al especialista en Cirugía plástica, estética y
reparadora, frecuentemente ocurre que el cirujano se percata de que el
defecto que el individuo señala es “imaginario” y tiende a disuadir la
intervención, ya que la cirugía no suele mejorar la autoimagen del
paciente.