jueves, 30 de octubre de 2014

Matar la tristeza a cañonazos.


El consumo de antidepresivos se ha duplicado en diez años.

OPINIÓN | El País | 11/12/2013
                                                           
De acuerdo, la crisis económica ha golpeado a muchas personas, que han perdido el trabajo y deben afrontar crecientes dificultades en la vida. No cabe duda de que los problemas materiales influyen en el ánimo y pueden provocar estados depresivos, pero ¿está justificado que en la última década se haya disparado el consumo de antidepresivos? De 30 dosis por cada 1.000 habitantes en 2000 a 64 en 2011. Más del doble.

Hay indicios de que la crisis ha podido influir, pero el exagerado aumento en el consumo de estos fármacos se explica más por factores culturales que económicos. Tiene que ver con unos valores cada vez más hedonistas que toleran mal, no ya el sufrimiento físico, sino cualquier contrariedad en la vida. Habiendo como hay analgésicos eficaces y seguros, es natural que recurramos a ellos ante el más mínimo dolor. Pero, ¿es razonable que nos atiborremos de antidepresivos ante el más mínimo malestar psicológico? No lo es. Los fármacos antidepresivos son seguros y eficaces en los casos de trastorno depresivo mayor, es decir, en las depresiones endógenas. En cambio, diferentes estudios han demostrado que no tienen más efecto que el de un azucarillo a largo plazo en los trastornos del ánimo de tipo reactivo.

No están indicados, por ejemplo, para afrontar una pérdida o para levantar el ánimo tras una ruptura sentimental, que es para lo que muchas veces se recetan. En estos casos, un bombón sería mejor para el paladar y mucho más barato para el erario público, que es el que paga la factura.

A favor del consumo innecesario juega la tendencia, estimulada por cierta industria farmacéutica, a medicalizar cualquier aspecto de la vida, incluidos estados de ánimo muy normales como la tristeza, el duelo o el simple miedo a hablar en público.

No es casualidad que entre los antidepresivos más recetados figuren la fluoxetina (el famoso Prozac), que se presentó como la píldora de la felicidad, o la paroxetina (Serotax), que fue objeto de un lanzamiento planetario en Londres como la nueva pildora de la timidez. Pero cuidado, porque cuando no está justificado, el consumo de antidepresivos no sólo no aporta ninguna mejora, sino que puede provocar apatía y distanciamiento emocional. Y la vida está para vivirla.




Tres formas sencillas de soportar a un cretino (sin Orfidal)

PSICOLOGÍA
¿Algo o alguien le enerva? Estos expertos prometen que sus disciplinas le ayudarán a controlar una reacción adversa

NATALIA MARTÍN CANTERO  | El País | 13/08/2014.

Estar en contacto con las necesidades internas y en armonía con el entorno, ser respetuoso con los ritmos del cuerpo y de la naturaleza, capaz de aprender de las dificultades y tener un fuerte propósito vital. Estos son algunos de los ingredientes para una vida equilibrada que proponen los expertos consultados. Alcanzarla en la era de las distracciones múltiples puede pasar por el entrenamiento de la atención. El mindfulness o atención plena, el yoga o la psicología positiva ofrecen herramientas para ello.
Entrenar la atención
Algo tan simple como contar del 1 al 10 sin que la mente se vaya por otros derroteros se está volviendo cada vez más complicado, acostumbrados como estamos a distraernos con los dispositivos electrónicos, la publicidad o la televisión. “Cuando la atención va constantemente de un objeto a otro, lo que se propicia es una reactividad ante lo que ocurre: la capacidad de respuesta se reduce y nos comportamos de forma automática”, señala Ana Arrabé, instructora de programas de reducción de estrés basado en mindfulness (MBSR, por sus siglas en inglés) y pionera en España de esta disciplina que nació en la Universidad de Massachusetts (EE. UU.) hace 30 años. Desde entonces se ha exportado a medio mundo, gracias a su efectividad para reducir síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés. Por ejemplo, de acuerdo con los estudios realizados en dicha universidad, las escalas de malestar que tienen que ver con depresión, ansiedad, hostilidad y somatización del estrés se reducen en un 43 % tras participar en un curso MBSR. “Vivimos en continua alerta y no nos permitimos desconectar”, asegura Arrabé. La dispersión conduce al estrés, una epidemia que sigue creciendo en España, tal y como refleja el aumento del consumo de ansiolíticos (entre los que se incluye el fármaco Lorazepam, cuyo nombre comercial más conocido es, probablemente, Orfidal). Su uso ha aumentado un 37,3 % desde el año 2000 a 2011, de acuerdo con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, o el porcentaje de empleados que en 2012 afirmaba estar más estresado que el año anterior: el 62 %, de acuerdo con la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo.
El estrés es a su vez una puerta de entrada a las enfermedades. Por eso, no tenemos que esperar a estar mal para actuar: “Aunque no están enfermas, muchas personas se dan cuenta de que se están perdiendo algo importante y les gustaría experimentar una mayor sensación de bienestar”, afirma Ana Arrabé. La percepción de que están engullidas por la anticipación ante lo venidero y las lamentaciones por el pasado lleva a mucha gente a incorporar mildfulness en su vida. Esto es, la capacidad de prestar atención al momento presente de forma deliberada y sin juzgar.
Cuidar lo que nos nutre
El psicólogo Óscar Sánchez recuerda cómo, en un momento de estrés, cuando se acercaba la fecha límite para entregar su tesis doctoral y se enfrentaba a dificultades en el trabajo, lo que más le ayudaba a encontrar equilibrio eran sus paseos por el monte. “Estamos programados para atender los estímulos naturales. A medida que me relajaba iba teniendo más y más ideas creativas”, señala. El contacto con la naturaleza es una de las formas clásicas, y relativamente sencilla, de encontrar sosiego cuando nos sentimos amenazados.
Sánchez trabaja en el marco de la Psicología Positiva, una rama que se centra en cualidades como el optimismo, el humor o la resiliencia, la capacidad de recuperarse frente a la adversidad. También aquí el entrenamiento de la atención es importante. En los talleres que imparte para fomentar el optimismo, este profesor de la Universidad de Murcia trata de modificar el llamado sesgo atencional negativo de los participantes: las personas con un perfil pesimista, por así decirlo, se fijan en los estímulos negativos y pasan por alto los positivos. “Esto se ha observado en personas que han sufrido traumas, pero también en gente con ansiedad”, apunta. Se trata, por tanto, de estar alerta ante lo positivo o lo neutro. Cuando la tendencia es catastrofista con respecto al futuro, el objetivo es aumentar la conciencia planteando preguntas como: ¿qué es lo peor que puede pasar?, ¿qué está en mi mano hacer para afrontar ese escenario? “Eso nos va a ayudar a tener mayor sensación de control”, asegura Sánchez.
Y precisamente en este control está una de las claves. Como en la fábula de la reina que cierto día, mientras andaba descalza, se clavó una piedra afilada y se hizo daño en el pie. Enfadada, ordenó cubrir de cuero todo su reino. Hasta que un ministro sabio sugirió una fórmula más sencilla: en lugar de cubrir el reino, dijo, protejamos con cuero las plantas de nuestros pies. Y así se inventaron, de acuerdo con este mítico relato, los zapatos.
La cuestión es que muchas veces no es posible controlar lo que nos pasa, pero sí nuestra reacción ante ello. “No se trata tanto del estrés como de la reacción al estrés”, recuerda Arrabé. Si ya hay tensión en nuestra vida, es importante cuidar las relaciones, la alimentación o el descanso. “Si eliminamos de nuestra agenda lo que nos nutre, el estrés se incrementará”, explica. Y esto es algo que tendemos a hacer cuando nos sentimos presionados.
El mapa no es el territorio
“Sal de tu mente y entra en tu cuerpo”. Esta es la aproximación que ofrece Gustavo G. Diex, director de Nirakara, un instituto de estudio del yoga y atención plena vinculado a la Universidad Complutense de Madrid. “Nuestro centro de gravedad existencial está en el pensamiento, y eso quiere decir que los múltiples diálogos mentales acerca del futuro, análisis del pasado y demás son el centro de nuestra experiencia”.
Sin embargo, estos pensamientos son solo interpretaciones de la realidad y no la realidad misma. El mapa, como se suele decir, no es el territorio, pero es posible entrar en contacto con este territorio –o sea, la realidad– a través de lo que Diex llama “corporalidad”. Por ejemplo, darse cuenta de cómo reacciona nuestro cuerpo ante una persona que nos agrada y frente a otra que nos incomoda. O las diferentes sensaciones del día frente a la noche.
Diex, que ha impartido talleres con más de 1.500 participantes en su centro de la Universidad Complutense, sostiene que, en general, hemos perdido la sincronía con el cuerpo. “El cuerpo habla de sus ritmos de sueño, aprendizaje, actividad…, pero no estamos acostumbrados a escucharle”, sostiene. “La falta de conciencia corporal está íntimamente ligada a la falta de conciencia emocional; nos parece que la mente vive en un espacio diferente, pero no es cierto”.

En los talleres que imparte, Ana Arrabé también se refiere a la necesidad de volver una y otra vez al cuerpo, a la respiración y a las sensaciones físicas para anclar la atención en el presente. Esta es, volviendo al principio, una fórmula efectiva contra la prisa. La prisa va de la mano de la reactividad y dificulta que nos comportemos de otra manera, superando viejos patrones, ante las dificultades. Algo fundamental, ya que, como dejó dicho Einstein, no es posible resolver un problema usando el mismo tipo de pensamiento que lo creó.

Las fobias meteorológicas



Las condiciones del tiempo pueden influir en nuestro estado de ánimo, pero hay personas que las sufren mucho más que otras.

JOVI ESTEVE | EL PAÍS | 09/08/2014
       
A menudo hablamos de la belleza del rayo, de lo imponente y relajante que puede ser una puesta de Sol o del maravilloso espectáculo de una aurora boreal. Pero no todos reaccionamos igual ante tales fenómenos naturales. De hecho, hay mucha gente que se obsesiona con el pronóstico meteorológico porque le aterra la posibilidad de poderse encontrar con una tormenta y elige permanecer cerrada en su casa cuando empiezan a amontonarse las nubes porque le da pavor poderse encontrar con ellas. Si usted es de estas personas, sufre de ceraunofobia, es decir, miedo anormal a los rayos y truenos. Seguramente también sudará, respirará con dificultad e incluso el corazón se le acelerará. Los niños son los que más sufren esta patología.

Pero no es esta la única fobia relacionada con meteoros atmósfericos. La lista es interminable. Por ejemplo, al principio hemos hablado de las auroras boreales. Su belleza espectacular es un grave problema para quien sufre de aurorafobia. Cierto es que las condiciones meteorológicas influyen en nuestro estado de ánimo, en nuestro humor e incluso en nuestro carácter, pero hay personas que acusan mucho más que otras estos cambios de tiempo porque, probablemente, en algún momento de su vida les pudo haber influido algún meteoro de los que citamos a continuación: Anemofobia (al viento), heliofobia (al Sol), homiclofobia (a la niebla), nefofobia (a las nubes), ombrofobia (a la lluvia), quionofobia (a la nieve), etcétera. Incluso hay gente que no puede soportar mirar al cielo, es superior a ellos. Esta fobia tiene también su propio nombre, uranofobia. 





La terapia combinada, clave para dejar el tabaco.

INVESTIGACIÓN |  Parches y fármacos.

·        Según un estudio, los resultados más eficaces se logran combinando parches y vareniclina
·        Junto con la medicación, es importante usar técnicas psicológicas
BEATRIZ G. PORTALATÍN | Madrid | El Mundo | 15/07/2014

En Europa mueren al año 700.000 personas por culpa de enfermedades relacionadas con el tabaco, según datos recientes publicados por la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias. En España, la cifra se coloca en 53.000 muertes anuales. El tabaco tiene una relación clara y directa con diferentes enfermedades como el cáncer de pulmón, de laringe, de cavidad oral u otras como la bronquitis crónica. Pero también es, según los expertos, algo que se puede evitar: sí se puede dejar de fumar, y para ello hay un amplio arsenal de técnicas y tratamientos
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Un reciente estudio publicado en las páginas de la revista 'JAMA' pone los cimientos del abandono del tabaco en la terapia combinada a base de parches de nicotina y fármacos como la vareniclina. Las conclusiones, llevadas a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica), muestran que la combinación de ambas terapias es más eficaz que si se utiliza sólo un medicamento: "La vareniclina combinada con parches de nicotina mejora las tasas de abandono frente al uso de vareniclina solo", reza el documento. Para este estudio, considerado el mayor hasta la fecha en este ámbito, se utilizó una muestra de 446 personas con una media de 46 años.

Coenraad Koegelenberg y su equipo observaron que los participantes que recibieron la terapia sustitutiva con nicotina y vareniclina presentaban mejores resultados y una mayor tendencia a la hora de reducir su síndrome de abstinencia, a las 12 semanas (el 55,4% vs 40,9%) y a las 24 semanas (49% vs al 32,6%). A pesar de todo, los expertos admiten que se necesita todavía más investigación.

En opinión de Francisco Rodríguez Lozano, presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaco (CNPT), este estudio muestra lo que ya algunos expertos venían señalando desde hace tiempo. "Ratifica lo que pensábamos de alguna manera, pero no había estudios como tales asociando ambas cosas. Nos gustaría por supuesto, que existiesen más investigaciones pero la conclusión es muy positiva ya que es muy razonable asociar ambos tratamientos", afirma.
Por su parte, el doctor Segismundo Solano, coordinador del área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) sostiene del mismo modo que el tratamiento combinado muestra resultados muy positivos: "Cuando vemos que en un grupo de fumadores no va bien la monoterapia utilizamos otras técnicas. Hay fumadores a quienes les van bien un tipo de fármacos y otros que no y siguen padeciendo esa ansiedad, ese 'mono'. En estos casos, 'echamos mano' de otros fármacos que tienen un efecto sinérgico: se suman los efectos y se mejora el resultado. En general, la terapia combinada consigue mejorar los resultados". Este especialista utiliza desde hace años en su consulta diversas técnicas para dejar de fumar pero siempre de acuerdo con el paciente. Es decir, "siempre es preferible compartir la decisión con el fumador, ya que hay un arsenal amplio de técnicas y no a todos les va bien las mismas", mantiene.

Unir el abordaje psicológico
Otro punto clave en la lucha contra el tabaco es el abordaje psicológico. Según Rodríguez Lozano, no se debe olvidar que el tabaquismo es una adicción y como tal se debe tratarla. "Es fundamental analizar la dependencia de cada persona, ver sus características individuales, reforzar psicológicamente la motivación y la intención de querer dejar de fumar y evaluar la dependencia concreta en cada persona". Es el abordaje psicológico, asegura, lo que puede garantizar un éxito mayor.

Para dejar de fumar hace falta sobre todo una cosa: querer dejarlo. Y en segundo lugar, buscar ayuda profesional. Según este experto, "la experiencia y las publicaciones nos dicen que cuando se intenta dejar de fumar con la ayuda de un profesional sanitario, los resultados son mucho mejores, a medio y largo plazo". Por tanto, insiste en que los tratamientos intensivos son más eficaces. Es decir, cuando un terapeuta le dedica más tiempo a un paciente, los resultados mejoran. Para tratar la adicción existe un gran arsenal (medicamentos, chicles, terapia sustitutiva etc.) que hay que combinar muy bien.

Lo ideal, sin duda, insiste Rodríguez Lozano, es combinar la terapia médica con la psicológica y, sobre todo, dedicarle tiempo al paciente: "Cuando le dedicamos tiempo al paciente y analizamos bien su dependencia, el resultado final es mucho más eficaz".