jueves, 1 de mayo de 2014

Descripción del Burnout docente

Malestar docente | 26/01/2012

El Burnout convive silenciosamente en muchos ámbitos, uno de los preferidos es el de los docentes. Es necesario reconocerlo, para poder actuar en consecuencia ¿En qué consiste? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Qué tipo de síntomas acarrea? A continuación una respuesta sintética a estas preguntas.

El Síndrome de Burnout o Síndrome de Desgaste Profesional es un tipo de agotamiento mental y físico generado por el estrés prolongado, motivado por la sensación que produce la realización de esfuerzos que no se ven compensados. Se suele dar en trabajos sociales que implican el trato con personas, a la par de importantes exigencias emocionales en la relación interpersonal, que resultan en un deterioro, desgaste o perdida de la empatía. Uno de esos grupos vulnerables son los docentes, sabre todo los que presentan antigüedades superiores a los diez años.

Planteamiento del problema.
El burnout es el conjunto de síntomas relacionado con un estrés no atendido y que produce cansancio físico, psicológico y emocional. El burnout puede afectar a varios profesionistas; pero en especial a aquellos que trabajan directamente con personas, como en el caso de los docentes.

El burnout se considera grave cuando el docente no es consciente de que lo esta padeciendo y comienza a presentar algunos síntomas. Existe una escala de indicios relacionados con el burnout, cuando el docente sufre por lo menos uno de estos, ya se puede considerar problemático.

Cuadro de síntomas relacionados con el burnout.
Físicas; cefaleas, migrañas, dolores de espalda, molestias gastrointestinales, fatiga crónica, hipertensión, asma, urticaria.

Psicológicas; frustración, irritabilidad, ansiedad, baja autoestima, desmotivación, sensación de desamparo, sentimientos de inferioridad, desconcentración.

Organizacionales; infracción de normas, disminución del rendimiento, pérdida de calidad y calidez, absentismo, abandono, accidentes.

El burnout es un problema, porque el docente que lo sufre no puede desempeñar bien su función académica y, por lo tanto, su rendimiento es deficiente. Existen estudios que hablan de que el aprendizaje se da principalmente por observación y el modelo influye en gran parte en esto. La teoría del aprendizaje social permite explicar y cambiar cierto tipo de conductas. Por lo tanto, el modelo principal en el ámbito educativo es el docente, y si este sufre de un "desgaste emocional" esto influye en el aprendizaje del alumno.

También el burnout es un problema social, ya que los principales promotores de la enseñanza son los maestros y, consecuentemente, ellos tienen la gran responsabilidad en sus manos de transmitir a los niños y jóvenes una buena educación; luego pues, ellos deberían conocer cual es su nivel de burnout para tomar las medidas necesarias y prevenir un mayor desgaste, tanto físico como emocional, que incluso puede llevar a la muerte.


 Fuente: “Burnout en el colectivo docente”  -  Investigación en la Universidad EPCA
Luis Felipe A. El Sahili Gonzalez Sharon Kornhauser Lopez

En colaboración con: Jorge Alonso Lozano, José Refugio Ferro Vázquez y Pascual Rodríguez Sánchez


Neurogeneradores antidepresivos

JESÚS DE LA GÁNDARA –Blog de Salud Mental – La Vanguardia | 31/05/2011

El cerebro es el órgano más flexible, adaptable y cambiante del cuerpo humano. Siempre está en marcha, nunca se para. Cuando usted acabe de leer esto, su cerebro será diferente (espero que mejor). Pero, ¿qué hace que el cerebro cambie?

Muchas cosas, la alimentación, la edad, el estrés, la información, el amor, las enfermedades… y también ciertos fármacos. Hasta hace pocos años lo sospechábamos, pero no teníamos pruebas. Pero en la actualidad se acumulan los hallazgos en este sentido. Concretamente en el ámbito de la depresión, gracias a sofisticados estudios con técnicas de neuroimagen funcional, sabemos que  si no se diagnostican y tratan a tiempo, se producen atrofias, deterioros estructurales y funcionales de ciertas zonas implicadas en la regulación de la afectividad, la memoria y el rendimiento cognitivo, como el hipocampo, etc.

Y también se ha visto que si se aplican antidepresivos de forma precoz, a dosis adecuadas y durante un tiempo prolongados, se evitan o revierten dichas alteraciones. Pues bien, se acaba de publicar un interesantísimo estudio de un grupo internacional de investigadores en neurociencias,que lo reafirma.

 Resumidamente, y en un lenguaje al alcance de todos, han encontrado que cuando se somete a ratas a un estrés sostenido se detiene la neurogénesis, es decir la producción y desarrollo de nuevas neuronas en el hipocampo, y se alteran las respuestas neuroendocrinas que protegen del estrés, mientras que si a esas ratas se les da un antidepresivo común, la fluoxetina, no sólo se recupera la neurogénesis, sino que se activan y equilibran los sistemas neuroendrocrinos de protección.

Se trata, en definitiva, de ahondar en la búsqueda del mecanismo íntimo por el cual los antidepresivos aplicados a personas adultas activan la génesis de neuronas en el hipocampo, lo que facilita la respuesta clínica y recuperación total de las depresiones. En definitiva, esto significa que los antidepresivos no sólo alivian o extinguen los síntomas depresivos, sino que mejoran las estructuras cerebrales implicadas en su aparición, lo que supone que a largo plazo mejoran la evolución y el pronóstico, evitando las recaídas, y las complicaciones asociadas.

Pero, ¿qué significa todo eso para el público general, para las personas depresivas, sus familias y sus médicos? Lo que supone, básicamente, es que estamos en condiciones de transmitirles un mensaje seguro y firme: si usted sufre una depresión tiene que tomar un antidepresivo, independientemente de que además haga una psicoterapia, reciba apoyos sociales y familiares, etc.

También significa que podemos fiarnos de los psicofármacos, que ya no caben esas interpretaciones pueriles, ignorantes o interesadas que aseguran que los psiquiatras no hacemos más que dar pastillas para atontar a los enfermos, o que los psicofármacos son inútiles o peligrosos para el cerebro, curiosa teoría basada en la bibliografía de patio de vecina y telebasura sanitaria.

Así pues, podemos sentirnos razonablemente optimistas. La psicofarmacología es una ciencia que 'adelanta una barbaridad', cada vez más rigurosa y eficaz, lo cual, teniendo en cuenta lo mal que andamos de los nervios, es una gran noticia, pues tarde o temprano, todos o casi todos, alguna o muchas veces, vamos a necesitarla.