ALDARA MARTITEGUI | Madrid/Barcelona | niusdiario.es | 24/07/2022
Entrevista a la doctora Inma Nogués, autora del libro ‘El pasajero interior’, en el que hace una síntesis entre medicina y espiritualidad.
La doctora Inma Nogués no es una médica de
familia cualquiera. Lamentablemente no es lo más habitual que un médico o
médica occidental -sea cual sea su especialidad- tenga esta visión holística y
esta comprensión tan profunda del ser humano en sus dimensiones física, mental,
emocional y espiritual. “Tenemos tanta ignorancia de lo que realmente somos, tenemos
tanta ignorancia de nuestra dimensión más trascendente-espiritual, que pensamos
que no tiene nada que aportarnos”, me explica Nogués en una conversación por
videoconferencia.
Por suerte, Nogués -que
también es la presidenta de la asociación Merry Human
Life Society- es de esas doctoras que, cuando el paciente está abierto a
escuchar, se ocupa de recordarle que somos mucho más que un cuerpo físico. Note el lector que
escribo ‘recordarle’ con toda la intencionalidad del mundo porque esa
sabiduría, ese conocimiento sobre quiénes somos realmente, está en todos
nosotros aunque muchos lo hayamos olvidado: “Lo que ocurre es que nos hemos
polarizado hacia verlo todo desde un punto de vista muy material y nos hemos
olvidado de nuestro origen, de nuestra esencia, de lo que realmente somos…pero
es que eso está en nuestro ADN y por eso solo tenemos que recordarlo”,
puntualiza Nogués.
Definitivamente no es lo
más habitual que una médica de familia de un centro de salud cualquiera (¡que
podría ser el mío o el de usted!) escriba como lo hace Inma Nogués sobre ciencia,
medicina y espiritualidad, y siempre desde un absoluto respeto y gratitud hacia
todo lo que la medicina alopática oficial le ha aportado. De hecho, fue la
medicina oficial occidental la que le abrió la puerta a la sospecha de
que el ser humano es mucho más que una suma de órganos físicos. De hecho, para Nogués,
la física cuántica es la rama de la ciencia que puede
hacer de puente para que definitivamente podamos comprender
-desde un marco científico- esa dimensión espiritual del ser humano. “Ciencia y
espiritualidad no son incompatibles, insiste la doctora, sino que se
complementan”.
He de reconocer que, tras
leer su segundo libro, El pasajero Interior (Diana 2021) pensé que
ser médica de familia en un centro de salud era una cosa muy
pequeña para una mujer tan grande en sabiduría como Inma Nogués…admito
que me dejé llevar por mis prejuicios: “¡Pero qué desperdicio!, esta mujer
debería estar dando conferencias en vez de pasando consulta”, pensé.
Ahora sé que subestimé el poder de
una consulta de un médico de familia en un centro de salud cualquiera para
impactar en la vida de las personas. Eso es lo que Nogués hace (o intenta hacer)
cada día desde hace más de 25 años desde su centro de salud de Barcelona…Me
comenta Nogués que lo que ella realmente desea es marcharse de este planeta
pensando que ha valido la pena y que ha dejado su pequeña semilla.
Pregunta: Por lo
que a mí me toca te puedes morir muy tranquila. Debo decir que, en mí, El
Pasajero Interior sí ha dejado una semilla. Me parece tan fascinante
esa síntesis entre ciencia y espiritualidad que planteas…
Respuesta: Es que estamos todavía inmersos en un paradigma que pertenece al siglo XVII y XVIII y aún no hemos dado el paso. Por eso, todo lo que nos aporta la física cuántica nos permite pasar ese paradigma para entrar -desde el sistema newtoniano cartesiano en el que todo se separaba- a esta dimensión más cuántica en la cual la conciencia participa y hay una unidad en todo, hay una gran conexión entre todo. Ya no solo es el análisis, sino que es la síntesis, la integración. Y esto, yo creo que se ha ido desplegando con los años porque es cuestión de evolución. La evolución nos va a ir llevando en esa dirección.
P: ¿Al final será
la ciencia, a través de la física cuántica la que va a demostrar que somos
seres espirituales viviendo una experiencia humana?
R: La física cuántica es un
puente que nos va a ayudar ahí, sí. Es una herramienta básica para este
tránsito que nos va a ayudar como a hacer de puente (…) Ahora vemos que la
ciencia del presente explica cosas del pasado que no se entendían y que podían
clasificarse como un milagro. La ciencia del futuro nos dará las
claves para entender lo que ahora no entendemos, porque la ciencia va siempre
evolucionando y por eso esa idea de que lo que yo ahora no comprendo no
quiere decir que yo no lo pueda comprender en el futuro. Muchas cosas que antes
se consideraban extraordinarias hemos visto que es pura física y pura
electricidad, cuestión de campos ordenantes, campos magnéticos, emisiones de
energía que están contribuyendo a que, por ejemplo, mi campo energético
ordenado, pueda equilibrar a una persona que no lo está. Y esto, en teoría,
eran esos milagros que antes se producían, pero que ahora la ciencia te lo
permite entender. La ciencia del futuro nos irá explicando más.
P: ¿Estamos ya en
ese momento de despertar de la conciencia que nos va a llevar a un cambio de
paradigma en el que tendremos más en cuenta nuestra dimensión espiritual?
R: Para mí, estamos saliendo
de un paradigma de fisión, de separación, de análisis, para entrar en un
momento de unión, de síntesis, de integración. Para mí, esa integración de
nuestra dimensión más superior y de nuestra dimensión más física es uno de los
propósitos de nuestra existencia.
P: ¿En qué notas
que estamos iniciando ese cambio de paradigma?
R: Quizás hemos vivido muy
de cara hacia fuera y hacia lo material, hacia el exterior y, lo que
necesitamos ahora, es reorientar esto e ir más hacia el interior. ¡Pero es que
la vida nos está obligando! Fíjate que la pandemia
ya nos obligó a estar dentro, para que nos recogiéramos un poco más y
tuviéramos tiempo de reflexión. Para algunas personas la pandemia ha
sido muy compleja, pero para otras ha sido una enorme oportunidad. Yo
pienso que es un momento en el que la vida ya no da más tregua, o sea nos está
diciendo: ¡Despierta, reoriéntate!
P: Como humanidad,
en general estamos aún muy dormidos. ¿A qué crees que se debe esto?
R: A que estamos metidos en
un engranaje que no nos permite eso de decir: párate, párate y pregúntate hacia
dónde vas para entender más la vida. Yo recuerdo que también tenía una
visión como muy trascendente de la vida e incluso me decía a mí misma: ¿pero
por qué soy tan trascendente? pero no podía evitarlo. Ahora, me vienen
pacientes y me dicen: “Es que esta vida no tiene sentido” y yo les digo: No, la
vida que estás viviendo no tiene sentido; realmente, la vida que tú estás
viviendo, esa, no lo tiene…¡pero es que la vida no es esto!, es mucho más
de lo que tú estás viviendo ahora. Estás viviendo un espejismo, algo que tú
crees. Por eso, transformar nuestros pensamientos y transformar nuestras emociones y
sentimientos es fundamental porque te transforma la vida.
P: Como médico de
familia tienes la posibilidad de transformar la vida de muchas personas solo
con recordarles que somos mucho más que esta dimensión física y material...
R: Eso es lo que yo intento
en la medida en que me lo permite la vida: hacer que las personas vean la
vida desde otro lugar, con sumo respeto y entendiendo que cada ser tiene
su momento de evolución, que todo está correcto en cierto
modo…pero a veces mi papel es simplemente acompañar a otros a expandir la
conciencia, a ver las cosas desde otro lugar porque es que a veces
recetar un libro o un pensamiento les puede cambiar la vida (…) A mí, lo que me gusta
es decir eso de “convertirnos en enzimas”. Porque cuando el terreno está
abonado, preparado, vienen pequeñas enzimas y esa pequeña acción de la enzima
genera una gran reacción. Entonces, cuando el paciente está preparado puedes
ser esa enzima que le ayude a hacer clic y hacer un gran cambio… pero ¡porque
era su momento también! Y si no, pues simplemente acompañas: acompañas y
respetas el propio proceso evolutivo.
P: ¿Alguna vez
algún paciente te ha dicho: doctora no me cuente rollos y deme la receta?
R: Me ha pasado, sí… pero te
voy a decir una cosa que te va a sorprender: yo los preparo y les digo que no
se trata de que hagas lo que yo te digo, solo te lo sugiero. Primero les cuento
siempre el ejemplo de un caso que yo tuve, es como que lo preparo, lo voy
argumentando, y luego le digo: si tú lo sientes, hazlo y experimenta, y hazlo
cuando lo sientas. Lo voy desplegando para que el otro también entienda por qué
se lo estoy diciendo. Pero sí…a mí me han llegado a decir: mire doctora, estoy
muy cansado, deme una pastilla y no me quiera cambiar la vida. Y yo, ante eso,
siento un respeto total.
P: Aunque imagino
que a veces sentirás ganas de sacudir al paciente: ¿pero no te das cuenta de
que estás equivocado?
P: Como médica,
¿realmente has visto en todos estos años cómo vivir la vida desde
esa conexión con nosotros mismos, con nuestra esencia, nos ayuda a vivir
una vida más plena?
R: Para mí, el trabajar
hacia la armonía, hacia la belleza, hacia el amor, hacia la paz, hacia esa
elevación de conciencia y de vibración, me parece importantísimo (…) Es que,
como humanidad, estamos llamados a desplegar una luz y es lo que nos han venido
a enseñar grandes seres como Buddha y maestros elevadísimos que nos han dicho
que nosotros tenemos ese potencial en nuestro interior. También, a medida que
avanzamos en conocimiento, en amor y sabiduría, pues cosas que consideramos
negativas o quizás oscuras, en el fondo son enormes oportunidades de evolución
y de cambio. Hay cosas que ‘son’, como decía Epícteto, pero depende de nosotros el
cómo las interpretemos porque siempre hay un bien que prevalece detrás de un
aparente mal.
P: Y ver la vida
así, como un regalo y una oportunidad para crecer y evolucionar, tiene enormes
repercusiones en nuestro bienestar…
R: Es que la vida muchas
veces nos ha dado golpes duros que en un momento no entiendes, lo sufres y, al cabo
de muchos años, te das cuenta de que aquello que me pasó, que me dolió tanto, ha
sido un gran aprendizaje para mí. Yo me quedo ahí: que siempre,
pase lo que pase, es para bien. Y entiendo que eso es muy difícil. Cuando
estamos viviendo momentos muy duros, pasando enfermedades muy duras,
situaciones económicas muy duras, yo entiendo que esto es difícil de integrar y
de comprender.
P: Esto que haces
es fascinante, pero no es lo normal. En las facultades de medicina no se
enseñan estas cosas…
R: ¿Sabes qué pasa?
que también eso ha sido producto de mi propia búsqueda porque a mí, esto, en la
universidad no me lo enseñaron, no. Yo estaba fascinada y me encantaba todo lo
que me enseñaban en la universidad y me parecía extraordinario, pero
intuitivamente yo sentía que tenía que haber algo más, aunque no tenía
palabras...tampoco era demasiado consciente. Fue precisamente cuando ya
terminaba la carrera cuando la vida me lo pone por delante y yo estuve atenta a
observar y decir: “Dios mío, pero aquí puede haber algo mucho más grande de lo
que yo me imaginaba” Pero, en mí, ya estaba esa semilla de la búsqueda, primero
muy inconsciente. Lo que ocurre es que estamos inmersos en una vorágine cotidiana que
no nos permite parar ni pensar…
P: Por eso las
personas que despiertan, como tú, sienten esa necesidad de compartirlo con el
mundo…¿por qué crees que ocurre esto?
R: Porque nosotros
hemos recibido tanto. O yo, al menos, he recibido tanto, la vida me ha dado
tanta oportunidad, que es como que no puedes dejar de querer compartirlo. Es como un impulso
interno que no puedes dejar de hacer. Es como cuando tú descubres un tesoro y a
las personas que quieres les dices: “Ven, ven, mira, mira que tesoro”. Y, a lo
mejor, los demás están en otra película, pero tú les quieres hacer partícipes.
Eso ocurre hasta que llega un momento en que dices: “Mejor ser fuente y que el
sediento vaya a la fuente, que no ser yo quien vaya a ellos”. Y para mí eso
significa hablar de estas cosas solo cuando la gente me lo plantea. Pero, sí,
la verdad, es que yo sigo teniendo esa ilusión de seguir compartiendo todo
esto porque dices: “ ¡Dios mío, es que la vida es otra cosas, es que la
vida es maravillosa!”.