MARÍA VÉLEZ | La Mente es Maravillosa | 13/01/2021
Seguro que conoces a
una persona altiva, que se cree implacable y mejor que nadie. Lo más probable
es que tenga complejo de superioridad. Aquí te contamos más sobre la
inseguridad que se esconde tras ello.
Ante los
sentimientos de inferioridad o inseguridad que podemos albergar o experimentar,
algunas personas ven erosionada su autoestima, se infravaloran y se mantienen
en segundo plano. Sin embargo, otras intentan compensarlos y desarrollan lo que
en psicología se denomina complejo de superioridad.
Este término complejo de seguridad fue acuñado en los
años 90 por el psicólogo Alfred
Adler y hace referencia al mecanismo psicológico por el
que determinadas personas se centran y destacan sus cualidades positivas para
destacar o distraerse de sus cualidades menos deseables. A continuación,
profundizaremos un poco más en este mecanismo, sus causas y síntomas.
El complejo de
superioridad
Las personas que tienen complejo de superioridad son, en apariencia, personas con confianza, con una alta percepción de valía personal. Tanto, que suelen comportarse de manera condescendiente y con cierto desprecio. Ven a los demás inferiores y, por ello, creen merecer un trato prioritario.
La clave de este mecanismo es que las personas que lo sufren en realidad se sienten inferiores a los demás y necesitan mostrar una apariencia y un discurso más positivos sobre ellos mismos para sentirse mejor. El problema es que van arrasando allá por donde van, tratando mal y denigrando a personas.
Rasgos y
síntomas
El complejo de superioridad se refleja en la atribución de rasgos inferiores a otras personas, así
como se inflan las propias habilidades y cualidades. Esto se manifiesta a
través de diferentes conductas y actitudes que son fácilmente detectables.
·
Expectativas
muy altas y poco
realistas sobre uno mismo y los demás.
·
Necesidad
de llamar la atención.
·
Facilidad
para sentirse herido u ofendido.
·
Tendencia
a rechazar opiniones de
otros y a sobrevalorar la propia.
·
Aislamiento
social por sentir a los demás diferentes.
·
Trato
desagradable e incluso de burla.
·
Exageración
y alardeo sobre su
inteligencia, habilidades, belleza, etc.
·
Necesidad
de admiración y
refuerzo de forma constante.
·
Le
cuesta asumir la responsabilidad, pues no consideran que cometan errores o que
los que cometen no tienen las consecuencias que en realidad tienen.
·
Piensan
que otras personas pueden tenerle envidia o que son objeto de críticas.
Causas del
complejo de superioridad
Resulta complicado comprender y describir todas las razones que llevan a una persona a tener un complejo de superioridad. Sin embargo, se puede tratar de entender qué experiencias pueden haber determinado este mecanismo psicológico de protección. Teniendo en cuenta que quien lo sufre en realidad esconde sentimientos de inseguridad e inferioridad, es posible que se haya construido esta actitud como un muro para no mostrar vulnerabilidad.
Sentirse superior, considerar a los demás como menos valiosos y necesitar la aprobación se relaciona con la autoestima. Esta dimensión psicológica se construye a lo largo de la infancia y la adultez. Así, es posible que estas personas hayan tenido experiencias que han dañado y debilitado su propia percepción. Por ejemplo, haber sufrido acoso escolar o no haber recibido por parte de su familia todo el cariño y apoyo que necesitaba.
Además, es posible que a lo largo de la construcción de su autoestima y personalidad, hayan contado con modelos adultos similares. Es decir, puede ser que el padre o madre actuara de la misma manera, lo que conlleva que el niño o niña aprenda a defenderse y a relacionarse con su entorno de una forma distorsionada y basada en juicios de valor erróneos. Incluso podría ser que sus padres le hubieran ayudado, mediante la educación recibida, a crearse una imagen exagerada de sus cualidades y llevándole a generar una necesidad de estar “a la altura” difíciles de mantener.
En definitiva, no han aprendido a comunicarse
con los demás de forma asertiva y, mucho menos, a valorar su
entorno, sus recursos y los de los demás, de manera realista. Por ello, es
importante, en cualquier momento vital, reflexionar acerca de los esquemas
mentales que manejamos y entender que todas las personas tienen virtudes y
defectos y que esto no les hace mejores o peores personas.
Cómo tratar a
personas con este complejo
Una vez se comprenden cuáles son los comportamientos
de estas personas y sus motivaciones más frecuentes, es apropiado tratarlas con cautela y respeto. A nadie
le agrada recibir una mala contestación o ser tratado con desprecio, pero poco
o nada ganamos respondiendo de la misma forma.
Existen otro tipo de respuestas asertivas que pueden evitar la escalada de un plausible conflicto.
Además, nadie tiene la culpa de ser como es; no
olvidemos que de esta forma de ser o de posicionarse frente a la vida también
suele obtener una buena dosis de dolor y sufrimiento. Si es posible, ofrécele
ayuda. Si no, toma distancia y dale tiempo para resolver
sus asuntos si lo considera necesario. No obstante, si esa persona te molesta o hace daño,
siempre puedes decirle de forma asertiva qué contestación o comportamiento ha
sido dañino.