SARA FLAMENCO |
welife.es | 04/04/2024
Se trata de una relación desigual en las que un miembro de la pareja sólo
muestra interés cuando le conviene, creando una dependencia emocional en la
otra persona.
Parece que España sigue siendo un país
para vivir en pareja. Al menos eso es lo que arrojan los datos del Instituto Nacional de
Estadística, que asegura que en nuestro país hay más de 9,8 millones de parejas.
Que sean saludables ya es otro cantar, y más con la irrupción de las redes sociales y las apps de citas,
que permiten comportamientos más cobardes amparándose en el anonimato. Y es que
es más fácil comportarte mal cuando no tienes a la otra persona delante.
Existe un nuevo léxico para todos estos
comportamientos tóxicos. Así, palabras como ghosting, breadcrumbing o
stashing comienzan a sonarnos pero ahora se añade un nuevo término que empieza
a ser habitual: el
firedooring. Vamos a explicar detenidamente qué significa, cómo
detectarlo y las claves para evitarlo.
Qué es el firedooring
Este término viene de la palabra inglesa firedoor,
que no es otro que puerta de emergencia, esas que se usan en situaciones
límite, como un incendio, y que sólo
puede abrirse por el interior, no desde fuera. Así, se refiere
a esas relaciones en las que existe un
claro desequilibrio, en las que un miembro de la pareja muestra
un gran interés mientras el otro sólo lo muestra cuando le conviene. De este
modo no hay reciprocidad
ni en el compromiso, ni en la satisfacción emocional, ni
en la responsabilidad afectiva ni, probablemente, en el propio cariño y amor.
En este tipo de relaciones, una
persona tiene la libertad de entrar y salir a su antojo, mientras que la otra
queda atrapada, esperando un cambio. Una de las partes mantiene
el control sobre la relación, ofreciendo pequeñas dosis de interés de forma
intermitente para mantener viva la esperanza de la otra persona, lo que
dificulta su avance y su capacidad para seguir adelante.
Aquellas personas que se ven inmersas
en este tipo de dinámicas suelen
enfrentar problemas de autoestima, sintiendo que no son
suficientes para encontrar algo mejor y deben conformarse son lo que tienen,
por lo que se dejan controlar por el otro y recoger las migajas de su afecto.
Y el problema está en auge, promovido por la forma de comunicarse en la
actualidad, muy frecuentemente a través de redes sociales o aplicaciones de
mensajería instantánea; además de las expectativas poco realistas sobre el amor que
ofrecen este tipo de tecnologías.
Este tipo de relaciones son tóxicas y desiguales, ya que el amor y el cariño fluyen en una sola
dirección. Según explica el psicólogo Rony Begood en un
artículo, este desequilibrio ocurre porque la persona que ejerce el
firedooring carece de
responsabilidad afectiva, involucrándose en una relación para
alejarse cuando ya ha satisfecho una necesidad concreta. Pero, ahí es donde
entra el refuerzo
intermitente, y es que no sale del todo de la vida de la otra
persona, sino que vuelve a contactar en los momentos en los que le interesa.
Así, el miembro de la pareja que es víctima de esta situación tiene una gran dependencia emocional del otro,
hecho que se aprovecha para ejercer un control total sobre esa persona, a quien
utiliza para cumplir un determinado objetivo y, luego, guarda la suficiente
distancia como para no romper el vínculo.
Cómo detectar el
firedooring en la pareja
Lamentablemente,
este comportamiento tóxico es más común de lo que podríamos imaginar y,
una vez atrapado en esta dinámica, es complicado salir de ella. Por eso es
importante estar atento a las señales tempranas que pueden
indicarte que estás siendo víctima de firedooring:
1.
Desigualdad: todas las personas pueden
tener mejores y peores momentos pero si tu sensación es que ganan más los malos
que los buenos y siempre tienes que hacer esfuerzos para mantener la relación,
pero no ves la misma implicación por la otra parte, quizá estés
siendo víctima de este comportamiento tóxico.
2.
Sensación
de control: el
control y la manipulación se suelen manifestar de una manera muy sutil, por lo
que a veces es difícil identificarlo. Debes observar el comportamiento de tu
pareja y su reacción ante tus sentimientos. Si te sientes
emocionalmente invalidado y la otra persona no quiere afrontar el tema,
deberías considerar alejarte.
3.
Se salta los límites: en toda relación, ya sea de pareja o de amistad, deben
existir unos límites claros, unas líneas rojas (red
flags, por continuar con los términos en inglés) que nadie debería traspasar para
salvaguardar tu salud mental. Si observas que la otra persona se salta sistemáticamente esos límites sin
importarle tus sentimientos al respecto, te encuentras sin
duda en una relación poco saludable.
4. Normalizar sentirte mal: si cada mañana al levantarte no te sientes feliz y plena con tu pareja, quizá te encuentres sin saberlo en una relación tóxica. Es común normalizar estos sentimientos, sobre todo si sufres de falta de autoestima, pero debes tener en cuenta que una relación debe aportarte, no restarte felicidad.