viernes, 26 de febrero de 2021

Síntoma - Una crónica fotográfica sobre trastorno bipolar


MAGALI AGNELLO     |     Psiquiatría.com     |     12/02/2021

Soy fotógrafa y divulgadora sobre información del trastorno bipolar. 

Sobre el proyecto:
Hace cuatro años me fue diagnosticado 
trastorno bipolar. Llegar a ese diagnóstico para mí fue un cambio (en positivo) enorme, y que me llevó a comenzar un camino que sigue hasta el día de hoy, donde la estabilidad anímica que tengo se mantiene. Viví muchas cosas y algo de lo más curioso es como el trastorno se empezó a ver mucho antes de ponerle nombre, a través de mis fotos.
Las imágenes que voy a empezar a subir son una selección de fotos de distintos proyectos (Ver nota al final del artículo), que siento -interpretándolas ahora- que mostraban los síntomas de lo que llamamos 
trastorno bipolar mucho antes de poder ponerles nombre. Las voy a subir en un orden no cronológico, a veces acompañadas de distintas cosas que fui escribiendo a lo largo de los años y contando el camino, explicando como viví la manifestación de estos síntomas y otras reflexiones.

"Es "en caliente" que se debería hablar del sufrimiento psicológico[. . . ] Es sobre el propio campo de acción, en su mismo momento, que conviene captarlo. Después de que se ha serenado, disipado, el espíritu se encuentra demasiado inclinado a olvidar, o por lo menos a minimizar lo que aquel ha sido [. . . ] Si se espera a la curación, las impresiones que quedarán serán vagas, imprecisas, sin vigor y sin color" Raymond Guérin, Le Pus de la plaie (1982, p. 32) 

*Me tomé la licencia de cambiar el concepto "sufrimiento físico" por "sufrimiento psicológico" para que encaje perfecto.

Algunos de los textos que pueden encontrar junto con las fotografías:

"Cuando me fue diagnosticado el trastorno bipolar, después de años de un sufrimiento inexplicable y una mala experiencia con un psiquiatra, me encontré con una sensación muy abrumadora: la de no estar segura de cual era mi identidad. No saber quien era yo.

Había ciertas cosas que comenzaba a aprender que eran síntomas del mismo trastorno. Las cosas malas me alegraba saber que no se debían a una falta de carácter o voluntad. Pero el problema fue las cosas "buenas". Había síntomas que podrían interpretarse como características codiciadas en la sociedad en la que vivimos, como son el exceso de energía, la creatividad exacerbante, no necesitar dormir y aún así ser una persona sumamente productiva y sociable. La hipomanía se siente bien, eso nadie lo puede negar, pero ese bienestar siempre viene acompañado luego de períodos de mucha irritabilidad y luego, inevitablemente, se cae en la depresión. No hay forma de quedarse en la cima sin caer.

Recuerdo que me horrorizaba la idea-ante la perspectiva de ser medicada-de que mi creatividad y esa energía "se me fueran". De que esa parte de mí quedara "dopada". Era algo que me tenía bastante angustiada. Pero encontré un libro que se titula "The Bipolar Workbook" de Monica Ramirez Basco. Dicho libro (con teoría y actividades prácticas para personas diagnosticadas) tenía una actividad que fue un antes y un después. Te proponia pensar distintas categorías y filtrarlas entre, estando en depresión, estando "ok" y estando en hipomanía/manía. Fue esa actividad la que me hizo ver la diferencia entre mi personalidad y el trastorno en sí. Por eso yo nunca digo "soy bipolar" sino "tengo trastorno bipolar".

Y sobre la parte que más me martirizaba, la de la creatividad, encontré que eso es algo que forma parte de mí, solamente que depende como esté se va a expresar de distinta forma. Si estoy pasando por una depresión y logro ponerme a escribir (tiendo a escribir en esos momentos más que usar otros métodos de expresión) las ideas que salen son las más crudas y hasta poéticas, porque escribo desde el dolor. En cambio si estoy en hipomanía, las ideas salen de a miles, a la velocidad de la luz. Son ideas más sueltas, no tan refinadas. Pero cuando estoy estable, la creatividad sigue ahí, con la diferencia de que puedo tomar las ideas de los otros dos estados y pulirlas, o crear ideas nuevas pero que logro enfocarlas y trabajarlas mejor.
Lograr hacer esa diferenciación para mí fue una de las claves de un 
tratamiento que al día de hoy veo sus frutos. "

"Hay veces que me gusta comparar la depresión con un lente empañado, pero también podría verse como un lente que te deja observarte a tal nivel de detalle que es casi imposible escapar de notar todas tus "imperfecciones". Lo pongo entre comillas adrede, porque el tema de los defectos es algo muy relativo y muy personal. Todos queramos o no tenemos defectos y a medida que pasa nuestra vida los percibimos en mayor o menor medida. Algunas personas se ven defectos en lo físico, otras en sus conductas o formas de ser, otras en absolutamente todo. Diría que es HUMANO verse defectos en algún momento. Pero así como vemos defectos es lógico que también percibamos nuestras virtudes, en mayor o menor medida, a lo largo de nuestra vida.

¿Pero qué es lo que pasa entonces durante una depresión?

En ese momento es literalmente imposible percibir hasta la más mínima virtud. Te analizas a un increíble nivel de detalle marcándote cada cosa fea que encuentras por más pequeña que sea y-justamente aquí el gran problema- agrandándola en tu cabeza a un nivel exuberante y que se escapa totalmente de la realidad. Y lo peor es no poderlo controlar (porque convengamos que si simplemente se pudiera controlar no estaríamos hablando de un problema de salud mental). La 
depresión no es una simple tristeza. No es algo que "se te pasa si piensas positivo". La depresión es algo que te dinamita, te boicotea, te deja ciego de cualquier mínima cosa buena que poseas. La depresión marca cada uno de tus poros, cada mancha en tu ser y te invade, te consume, te hace agonizar aunque desde afuera nadie lo pueda ver. " 

"¿Que perdí por culpa del trastorno bipolar?

Nunca me había hecho esa pregunta hasta que la leí en un grupo de apoyo. Y pensándolo encontré por
ahora cuatro cosas principales: Amistades, trabajos, proyectos y plata.

La primera se remonta a cuando recién se me empezaba a despertar el trastorno y yo no lo sabía. Comenzó con mí apatía a reunirme con gente que quería, lo cual me llevo a aislarme y a que eventualmente (con toda la razón del mundo) esas personas ante mi negativa y excusas para participar cuando se juntaban me dejaran de invitar. Esto me ocurrió más de una vez.

Sobre los trabajos, la aislación y la poca energía que muchas veces tuve para interactuar con la gente me llevó a que no pudiera promocionar mis servicios como debía, o a que no aprovechara ofertas laborales por esa ansiedad gigante de tener que interactuar. A eso se le sumó que muchas veces al ver como a otros colegas les estaba yendo muy bien se acrecentara mi sentimiento de frustración e inutilidad, creando un círculo vicioso.

Respecto a los proyectos, me ocurría que estando en hipomanía organizaba y movía todos los hilos para realizarlos (como uno del que llegue a tener permiso para llevar a cabo en el hospital Municipal). Pero llegaba el día y se repetía el mismo ciclo, no tenia la energía, perdía la motivación y no podía percibir más porque me gustaba la idea.

Finalmente, la plata. Esto ocurría primordialmente durante la hipomania. En ese estado me parecían brillantes tantas ideas en las que terminaba tirando dinero, como comprándome cosas que realmente no necesitaba, haciendo actividades o cursos de cosas que no me interesaban en otro momento (aunque esto último no es necesariamente malo), invirtiendo en cosas sin pensarlo bien.

Acá es cuando algunos dicen ¡Pero yo también gaste plata en cosas que no debía! Y es cierto que todo esto que mencioné puede pasarle a todas las personas en algún momento, pero recordemos que forma parte de un trastorno cuando estas cosas se dan junto a otro conjunto de síntomas, dura mucho en el tiempo y te deteriora la calidad de vida.

“Es por eso que estas cosas no hay que tomarlas a la ligera. "

"Manía.
Hasta ahora he relatado principalmente sobre uno de los polos del 
trastorno bipolar, la depresión. Pero hoy quería traer el otro lado: la manía.

No es casualidad que el trastorno bipolar sea difícil de identificar o que sea frecuentemente confundido con depresión unipolar, porque socialmente está bien visto (y hasta es esperable) tener una energía, productividad y creatividad desbordante. El tema es que la manía no es solo eso que hasta suena bien. La manía es pasar días sin dormir. Es saltarse comidas por lo ocupada que estás y ni darte cuenta. Es hacer tantas cosas a la vez que no puedes terminar ni una. Es tener delirios de grandeza, sentir que vas a cambiar el mundo o que vas a lograr tus mentas con suma facilidad. Es volverse irritable con cualquier cosa que te lleve la contra. Es estar frenética, moviéndote constantemente porque la energía sobrepasa la capacidad de tu cuerpo para distribuirla. Es tener pensamientos a mil por hora, y tener lagunas mentales. Es ver aquello que es realmente malo como no tan malo, y aquello bueno como exageradamente bueno. Es gastar plata que no tienes o no debes en cosas innecesarias. Es largarse a hacer actividades sin ningún tipo de paracaídas. Es estar extremadamente sociable, de una forma que normalmente no estarías.

La manía no es divertida, la manía no es sana ni es ser "una persona extravagante". La manía con todo lo que conlleva es un problema de salud grave y que, en el trastorno bipolar, SIEMPRE viene acompañado con terminar cayendo a un pozo, cada vez más profundo si no se tiende ninguna red. "  

Nota.- El proyecto pueden encontrarlo completo con sus textos y fotografías aquí: https://www. behance. net/gallery/104836455/Sintoma-Una-cronica-en-fotos-sobre-trastorno-bipolar