GORKA JIMÉNEZ PAJARES | La Mente es maravillosa | 04/01/2023
Mientras que el hecho de ser capaz de vincular emocionalmente con los
demás es una virtud, saber desconectar de la tormenta afectiva ajena cuando nos
desborda es una necesidad. ¿Cómo se relacionan la empatía y la ecpatía?
Comencemos con un ejercicio de reflexión: en mitad de una conversación,
¿eres capaz de sentir lo que el otro siente? ¿Y de pensar lo que el otro
piensa? Si esto sucede, ¿eres capaz de desvincularte de lo que el otro está
sintiendo o pensando? En esto consisten las habilidades que denominamos empatía
y ecpatía. En este artículo vamos a explicar por qué son términos opuestos que
hacen referencia a acciones antagónicas.
Mientras que la empatía implica “saber
situarse en el lugar de otra persona”, la ecpatía hace referencia al hecho
“situarse en el propio”. Son dos habilidades que se
complementan, puesto que cuando empatizamos en exceso nos fatigamos, nos
cansamos y nos duele el cuerpo y el alma; y en consecuencia, aparece la fatiga
por compasión.
“La realidad es la misma para todos, pero cada uno la ve de una manera diferente porque la enfoca desde su punto de vista particular”. – José Luis González de Rivera y Revuelta -
La empatía es la locomotora que nos permite vincular y conectar con
nuestros seres queridos.
¿Qué
es la empatía?
La empatía proviene del griego em-patheia y significa de manera
literal ‘sentir dentro‘.
Aplicada al campo de la Psicología se entiende como la capacidad de
conectar con las personas que nos rodean, y podemos hacerlo de dos formas:
·
Conectando con los pensamientos y las situaciones de la otra persona: ponernos en sus botas. Esto recibe el
nombre de empatía cognitiva.
·
Sintiendo las emociones que puede estar sintiendo la otra persona. Pongamos un ejemplo: nuestra
pareja nos cuenta el dolor que siente ante la pérdida de un familiar. En esta
situación, ¿eres capaz de sentir su tristeza? Esto recibe el nombre de empatía
emocional.
La empatía es un ingrediente clave a la hora
de establecer la intimidad en las relaciones. Nos permite conectar y
contactar con el otro. La empatía es promotora de los vínculos a través de los
que nos sentimos queridos y seguros.
¿Qué
es la ecpatía?
Este curioso término también proviene del
griego: en concreto del término ek-patheia. Como hemos
comentado, es lo opuesto a la empatía. Esto dista de significar que sea algo
malo: significa ‘sentir fuera’.
Pongamos una metáfora, tu vivienda se sitúa cerca de un lugar donde son
habituales las fiestas con música a elevado volumen. Imagina que eres incapaz
de aislarte de tanta intensidad. La ecpatía hace referencia a nuestra capacidad
para aislarnos y, más en concreto, para alejarnos de los sentimientos de los
demás.
Ser empáticos es bueno, pero, ¿te imaginas ser
empático todo el tiempo, a todas horas, siempre? Los seres humanos
tenemos la capacidad de empatizar en momentos en los que se necesita esta
habilidad y ecpatizar en las situaciones en las que la conexión emocional con
otros nos hiere.
Autorregulación
emocional
Transitar por la vida en solitario, además de
ser duro, es imposible. Los seres humanos somos
seres gregarios y sociales. En este sentido, la empatía nos permite sumergirnos en
otras historias, en otras vidas y vivirlas como si fueran nuestras. Ser
empático es un don. Pero dista de ser un don imposible de potenciar y mejorar:
puede desarrollarse.
En contraparte, la ecpatía es una capacidad autorregulatoria y protectora.
Es un acto mental, una habilidad que nos permite desconectar del tsunami emocional
que podemos sentir al empatizar demasiado con los demás.
La ecpatía el freno que nos sostiene cuando nos sentimos arrastrados por las respuestas afectivas de los que nos rodean.
La
ecpatía nos protege de la fatiga por compasión
Los individuos hiperempáticos son imanes para las
emociones ajenas. Les cuesta desconectar de su intensidad y, en
consecuencia, se agotan. La fatiga por compasión es el agotamiento psíquico y orgánico
que ocurre en respuesta a una intensa exposición a las emociones y a las
circunstancias problemáticas de los demás.
“La fatiga por compasión es el sentimiento de profunda
empatía y pena por otro que está sufriendo, acompañado por un fuerte deseo de
aliviar el dolor o de resolver sus causas”.- José Fco. Campos-Vidal-
De manera paradójica, la fatiga por compasión induce el estado contrario: nos
volvemos menos flexibles ante las emociones ajenas y nuestra capacidad y deseo
de sostener esas emociones se desvanece. En cierta manera, la
fatiga por compasión puede resultar psicológicamente traumática, ya que implica soportar
el impacto de una serie de emociones de manera intensa y prolongada en el
tiempo.
La ecpatía actúa como contramedida al exceso de empatía. Implica controlar
con consciencia con quién, dónde y en qué sentido queremos empatizar con la
otra persona. Actúa como la vacuna que nos inmuniza frente al contagio
emocional de las personas que se encuentran atravesando momentos muy
complicados de sus vidas (como ocurre en pacientes de cuidados paliativos).
“Desde el punto de vista intelectual, tampoco hay que confundir el punto de vista ajeno con dejarse convencer por todo el mundo”. – José Luis González de Rivera y Revuelta -