INFANC IA | Riesgos
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Asocian
un consumo excesivo con una mayor victimización
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La
'caja tonta' deja menos tiempo para la interacción
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La
edad preescolar es crítica para la inteligencia emocional
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Ver
la 'tele' deja menos tiempo al juego, clave en el desarrollo
Desde
que la televisión irrumpió en nuestras vidas, son muchos los estudios que han
analizado sus efectos, especialmente en los niños. Durante los últimos años,
varias asociaciones de pediatría de todo el mundo han advertido que los
pequeños pasan demasiado tiempo pegados a la caja tonta.
Y es que, a pesar de que la Asociación Americana de Pediatría desaconseja
que los menores de dos años vean la televisión y que, los que
sobrepasan esa edad no lo hagan más de una hora o dos al día, lo cierto es que
muchos niños en edad preescolar consumen más de cuatro horas diarias de tele.
Los
efectos que esto tiene han
sido ampliamente documentados por médicos, sociólogos, y psicólogos.
Ahora, un estudio publicado en la revista Journal of
Developmental & Behavioral Pediatrics va un paso más
allá y relaciona el consumo televisivo con uno de los mayores problemas
educativos y sociales de nuestra época: el acoso escolar.
Concretamente,
los autores de esta investigación relacionan el ver demasiado la televisión a
la edad de 29 meses con un mayor riesgo de ser victimizado en la escuela a los
12 años. Básicamente, los investigadores consideran que un consumo de
televisión excesivo puede ir en detrimento de las competencias sociales
del niño y de cómo éste maneja los conflictos interpersonales, lo que
le puede perjudicar a la hora de tener que afrontar los retos sociales a los
que se enfrentará en el colegio.
"Pasar
más tiempo viendo la televisión deja menos tiempo para la interacción
con la familia, que sigue siendo el principal vehículo de socialización del
niño", puede leerse en el estudio. Además, la exposición temprana a
la tele está asociada a un "déficit en el desarrollo de
las funciones cerebrales que manejan la resolución de problemas con otras
personas, la regulación de las emociones y las habilidades para jugar con otros
niños de la misma edad", Además, y esto es algo a lo que los
investigadores dan mucha importancia, ver la televisión a edades muy
tempranas dificulta el establecimiento del contacto visual entre
personas, "la forma más poderosa de comunicación entre seres
humanos".
"La
inteligencia emocional es como el coeficiente intelectual, nacemos con ese
potencial, pero necesitamos interactuar con otras personas y objetos de nuestro
entorno para poder desarrollarlo totalmente. Ver más tiempo la televisión
significa que hay menos tiempo para jugar y para las actividades
sociales en las que intercambiamos ideas e información", explica
a este periódico Linda S. Pagani, investigadora de entornos de enseñanza en la
Universidad de Montreal (Canadá) y una de las autoras de este estudio.
Teniendo
en cuenta todo esto, los investigadores documentaron la cantidad de tiempo que
una cohorte de niños nacidos en 1997 pasaba viendo la televisión y, años
después, cuando los niños estaban en primaria, examinaron cuántos de ellos
estaban siendo victimizados en sus clases.
A
través de cuestionarios, se les preguntó a las madres cuántas horas al día
pasaban sus hijos viendo la televisión (incluyendo películas) en una semana y
en un fin de semana típico. Más tarde, cuando los niños tenían 12
años, fueron ellos mismos quienes respondieron con qué frecuencia eran
victimizados o no en clase: se les preguntó cada cuánto tiempo les
insultaban, les empujaban, les golpeaban, terceras personas les decían cosas
malas a otros niños sobre ellos, o eran forzados a dar a otro niño algo que les
pertenecía.
Los
resultados han puesto de manifiesto que una exposición mayor a la televisión
está asociada con un incremento en la victimización por parte los compañeros de
clase. Concretamente, se observó que ver la televisión a los 29 meses se
asociaba con un 6% más de acoso a la edad de cinco años, y un 10% más al
cumplir los 10.
Para
Jesús García Pérez, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Social,
"esto es algo que ya se sabía". Este pediatra explica a EL MUNDO que
"un consumo excesivo de televisión perjudica el desarrollo intelectual del
niño, y les hace ser un poco más pasivos y tener menos tolerancia a la
frustración". Además, cuenta, "al ver la televisión, suelen ser niños
que se aíslan, que se hacen más introvertidos y un poco más pusilánimes,
con lo cual, son el objetivo de los matones de la
clase, que se dirigen a los niños aparentemente más débiles".
Un período crítico
Además,
tal y como explican los investigadores de la Universidad de Montreal, la etapa
preescolar es un período crítico, porque es aquí donde se empiezan a
desarrollar la inteligencia emocional, la comunicación y las habilidades
personales. También resaltan que el tiempo que los niños están viendo la
televisión es un tiempo en el que no están jugando, y esto es algo muy
relevante, porque el juego les permite ser creativos, y además
"proporciona a los padres una oportunidad para conocer cómo los niños
interactúan a nivel social y emocional".
"Hay
que ser más lúdicos con los niños, participar con ellos, estimularles
más", opina García, quien recuerda que "la televisión en sí no es
mala, lo que es malo es el control (o la ausencia de) que hacemos los adultos
de ella". Tal y como apunta este experto, un consumo excesivo de
televisión tiene, además de los que se exponen en este estudio, otros efectos,
como por ejemplo, el sedentarismo: "el consumo abusivo de televisión hace
que estos niños tengan tendencia a la obesidad, que sean más
sedentarios y hagan menos deporte". Igualmente, ver demasiado la tele cuando
eres niño también se asocia con un mayor rendimiento académico.
El
pediatra explica que "a este mismo estudio, se le podría dar la
vuelta", ya que, tal y como indica, "muchos niños que están siendo
acosados en el colegio ven la televisión como una especie de evasión,
y descargan su ira a través de videojuegos violentos". García apunta que
el efecto de la televisión se puede extender a "todas las pantallas",
esto es, también a ordenadores, tabletas y móviles. Todos ellos, explica,
generan dependencia, y cuando los niños no los tienen, "se ponen muy
nerviosos, como con síndrome de abstinencia".
No
obstante, sería absurdo pretender reducir un problema tan complejo como el
bullying a una sola cosa, y afirmar que la televisión es la única culpable del
acoso en los colegios. Es por esto que la investigación que puede leerse en las
páginas del Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics también
ha tenido en cuenta otros factores, como el nivel educativo de la madre, la
economía familiar, la estructura de la familia, los problemas conductuales, el
estrés emocional del niño, y el género. Y han encontrado variaciones
interesantes, como que los hijos de madres solteras o con un menor nivel
educativo están más expuestos a la televisión, y consecuentemente, a sus riesgos.