Esther Rodríguez | La Voz de Asturias |
21/10/2024
El presidente
de la Sociedad Asturiana de Psiquiatría explica en qué consiste este trastorno
y las causas que pueden llevar a que una persona desarrolle el mismo
Cualquier
persona, en su sano juicio, ha guardado en alguna ocasión algún que otro objeto
en su casa, ya bien sea por el valor sentimental que tiene o porque considera
que en un futuro podrá volver utilizarlo. Esta acción es bastante común. Pero
cuando este comportamiento se convierte en compulsivo, ya estamos hablando de
que existe un serio problema. Como resultado de la acumulación, los hogares
acaban repletos de artículos inservibles hasta el punto de ser focos de insalubridad. Cuando esto ocurre, la salud del individuo y de sus vecinos, en
el caso de que los tenga, corre un serio peligro. «Estaríamos hablando de un
problema de salud pública», asegura Luis
Jiménez (Oviedo, 1973), antes de señalar que cualquier individuo es susceptible
de sufrir síndrome de Diógenes. El presidente de la Sociedad Asturiana de Psiquiatría y
profesor del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo explica
en qué consiste este trastorno y las causas que pueden llevar a que una persona
desarrolle el mismo
—¿Qué
es el síndrome de Diógenes?
—Vamos a decir el mal
llamado síndrome de Diógenes porque en realidad es un trastorno de acumulación
de objetos. Digo además mal llamado porque Diógenes en realidad no acumulaba
nada. De hecho se desprendió de todas las posesiones y vivía en un tonel
desnudo, por lo que se le atribuye un síndrome que no se corresponde con su
filosofía. En la inmensa mayoría, estos casos son consecuencia de algún
trastorno, bien sea una demencia,
una esquizofrenia, un
trastorno obsesivo-compulsivo o dependencias y adicciones, sobre todo de
alcohol. Hasta hace poco no se consideraba un trastorno por sí mismo y no
estaba incluido en las clasificaciones internacionales, pero la última versión
de la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-11)
y el Manual de Trastornos Mentales (DSM-5) ya lo
incluyeron como un trastorno específico.
—¿Cuáles
son los síntomas de este trastorno?
—El hecho de
acumular objetos innecesarios, inútiles, hasta el punto de que van invadiendo
los domicilios de estas personas hasta hacerlos inhabitables.
—¿Por
qué tratan estas personas de acumular objetos?
—Depende de la
causa. Se habla de dos tipos de trastorno de acumulación. Uno que vamos a llamar
pasivo, que básicamente es ir acumulando o no tirar las cosas que tienes en
casa y entonces cada vez hay más, se generan más basuras, se generan más
objetos que no sirven para nada. Y hay otro que llamamos activo, que son
personas que incluso recogen objetos de la calle porque piensan que pueden ser
útiles y los llevan para casa.
—¿Qué
tipo de trastornos están detrás de este síndrome?
—Puede que haya un
trastorno obsesivo y sea un ritual de ese propio trastorno. Si es un caso de
una demencia, muchas veces tiene que ver con los fallos cognitivos que empieza
a experimentar la demencia. En las esquizofrenias puede ser porque su idea
delirante o las voces que puede estar escuchando le dicen que tiene que recoger
esos objetos porque hay que prepararse para una hecatombe nuclear.
—El
mal llamado síndrome de Diógenes va más allá de acumular basura. Por lo
general, estas personas suelen tener un comportamiento agresivo...
—No tiene por qué.
Primero hay que saber qué hay detrás de ese trastorno de acumulación, que
depende de muchas cosas. Pero el patrón de comportamiento normal es al revés.
Suele ser gente que se queda metida en su casa, que sale muy poquito y tiene
muy poco contacto con los vecinos. Por eso, más que agresivos lo que son son
esquivos.
—¿Cómo
suele ser el perfil del paciente? ¿En qué tipo de personas hay más prevalencia
de este tipo de trastorno?
—Es muy difícil
porque no hay un perfil, depende de la comorbilidad que tenga. Si viene de una
demencia o de una esquizofrenia pues
estas enfermedades son más frecuentes en mujeres. La demencia es además mucho
más frecuente en personas mayores.
—¿Cualquier
persona puede ser susceptible de sufrir este trastorno de acumulación?
—Si padeces o si de
repente tienes alguna de las causas que lo acaba produciendo, sí. En el medio
en el que vivimos, con la esperanza de vida que tenemos ahora, la demencia es
una patología muy prevalente. Nadie está libre de no cuidar nuestro cerebro lo
suficiente o de tener una enfermedad neurodegenerativa y que podamos tener
luego este tipo de síndrome, que en realidad es un tipo de comportamiento que
se ve en diferentes cuadros. No es como la persona que tiene la patología
cardíaca, que sabemos que si tienes un estilo de vida sedentario, si no cuidas
los niveles de colesterol, la tensión arterial, tienes más riesgo de tener una
patología cardíaca. En este caso, pues es una expresión de estas otras enfermedades
y no se puede prever.
—¿No
se puede prever?
—No, no se puede
prever. Por eso hay que identificar el posible trastorno que tenga lo antes
posible.
—¿Qué
signos o señales deben de alertarnos?
—Cuando se empieza
a ver la acumulación de objetos inútiles o de cosas que están rotas, que no se
tiran, entonces ahí normalmente quien debería percibirlo es la familia o los
allegados. Muchos de los casos que aparecen en la prensa, de vez en cuando, lo
más habitual es que sea gente que precisamente vive sola y no tiene familia
cerca que le vayan a visitar, y hasta que no empieza a oler muy mal la casa y
se dan cuenta los vecinos, pues no salta la voz de alarma.
—En
el momento que la familia se da cuenta, ¿cuál sería el protocolo a seguir?
¿Cómo debe actuar la familia?
—Hay que ir al
médico de Atención Primaria para que haga una primera evaluación y luego
oriente a ver qué puede haber detrás. Si se trata de una patología psiquiátrica
ya habría que recabar la ayuda de salud mental, pero si es una demencia, pues
vamos por otro lado.
—¿Qué
consecuencias tiene para la salud vivir entre basura?
—Hay problemas de
higiene, estas personas pueden acabar teniendo alimentos en mal estado, hacer
que aparezcan ratas, cucarachas… al final, es un problema de salud pública.
—Si
viven en comunidad, los vecinos también están expuestos a este foco de
insalubridad…
—Claro, claro,
efectivamente.
—Hay
quienes no acumulan basura en su casa, pero sí que tienen acumulados numerosos
documentos y datos en su móvil. ¿Puede convertirse esto en un serio problema en
la era actual?
—Es una pregunta
muy interesante. El problema del síndrome de Diógenes, vamos a decir,
analógico, en la vida real, tiene que ver con que se acaban teniendo casas
insalubres. A lo mejor es que no pueden ni dormir en la cama y tienen que
dormir en un sofá o en el suelo, porque lo tienen todo colonizado con los
objetos. El digital, la única consecuencia que se me ocurre, en primera
instancia, es que sus teléfonos móviles o sus aparatos digitales sean cada vez
menos operativos. Por toda la acumulación de datos y de archivos que puedan
tener ahí puede que cuando quieran buscar algo no lo encuentren y necesiten más
tiempo. Pero no sería ese problema de salud del que estamos hablando con el
trastorno de acumulación.
—¿Puede
una persona superar el trastorno de acumulación?
—Lo importante es
identificar qué enfermedad hay detrás, y a partir de ahí se pone un tratamiento
correspondiente a cada enfermedad.
—Se
trabajaría por tanto personalmente con el paciente para que se vaya
desprendiendo de todos objetos que acumula.
—Claro, claro.
—¿Qué
consejo le daría a familiares o vecinos de personas con este tipo de trastorno?
—Que acudan al
médico de atención primaria, que es el médico de cercanía, el que en un momento
dado se puede trasladar a domicilio y ver cómo está esta vivienda. A partir de
ahí, si son personas que todavía son capaces de darse cuenta de la situación y
aceptar la ayuda, pues es más fácil. En caso contrario, y como la sospecha
podría ser de un trastorno que altera la capacidad de razonamiento, entonces
una vez constatado por el médico de familia o por alguna autoridad, como puede
ser la policía, ya se podrían iniciar medidas de apoyo judicial. Estamos
hablando de personas que tienen un problema de salud y la justicia nos puede
ayudar, gracias a la ley de apoyos que permite intervenir en un momento dado.
—Sí,
que sería ayudar cuanto antes a esta persona para que la situación no vaya más
y no acabe derivando en otros trastornos a mayores.
—Eso es.