CHRISTIAN JIMÉNEZ | lavanguardia.com | 15/03/2025
La psicología ofrece varias explicaciones que van más allá de la simple incomodidad
Un abrazo es mucho más que un simple gesto físico; es una expresión
profunda de conexión, amor y apoyo. A través de un abrazo, transmitimos
emociones que a veces las palabras no pueden expresar.
Sin embargo, no todas las personas se sienten cómodas con este tipo de
contacto físico, y eso es completamente válido. Las razones para rechazar un
abrazo pueden ser muchas: experiencias personales, diferencias culturales,
ansiedad, necesidad de espacio personal o simplemente una preferencia individual.
¿Qué dice la psicología?
La psicología ofrece algunas explicaciones para explica por qué hay
personas que sienten rechazo por los abrazos:
Estilo de crianza. La forma en
la que una persona fue criada puede influir en su actitud hacia los abrazos. Si
creciste en un entorno donde el contacto físico brillaba por su ausencia, es
probable que desarrolles una preferencia por mantener las distancias en tu vida
adulta.
Baja autoestima. Las
personas con una autoestima baja pueden sentirse incómodas porque piensan que
no merecen esa muestra de afecto. Este rechazo simplemente es una forma de
protegerse de la vulnerabilidad que implica el contacto físico.
Ansiedad y depresión. Las
personas que lo sufren pueden experimentar el contacto físico como una invasión
de su espacio personal, lo que les genera todavía más ansiedad. En estos casos
el rechazo actúa como un mecanismo de defensa.
Traumas. Este rechazo es
una forma de protegerse de revivir experiencias dolorosas. La terapia
psicológica puede ayudar a abordar y superarlo.
Necesidad de preservar el espacio personal. Se trata de una preferencia personal que puede ser respetada sin
necesidad de buscar una causa profunda.
Estilo de apego inseguro. Aquellos que han desarrollado un apego inseguro pueden sentirse incómodos
con los abrazos porque no están acostumbrados a recibir afecto de manera
consistente.
Diferencias culturales. En algunas culturas los brazos son una norma social, mientras que en otras el contacto físico es más reservado.