MÓNICA HERAS | semana.es/bienestar | 30/03/2025
Solemos quejarnos de cómo se nos escapan los minutos a lo largo del día. El exceso de responsabilidades puede llegar a ser absorbente, pero para esta experta la solución a la falta de tiempo está en nuestras manos.
Vivimos demasiado deprisa. Nuestra sociedad ha avanzado mucho en cuanto a
soluciones para facilitarnos la vida y, sin embargo, tenemos menos tiempo que
nunca. Para Patricia Ramírez, la
famosa Patri Psicóloga, el problema es la manera que
tenemos de gestionarlo: “El tiempo es como un trastero, metes, metes, metes, hasta que revienta.
Pero no sacas”, explica en su 11º libro, ‘Cómo tener tiempo para todo
(Editorial Grijalbo), donde ofrece un método propio en el que asegura que para
llegar a todo, debemos empezar por llegar a menos.
La experta propone que revisemos a conciencia las actividades en las que
invertimos nuestros sagrados minutos y si están alineadas con nuestros
valores. “Saber qué es importante
en nuestra vida nos ayuda a decidir a qué queremos dedicarle tiempo”, por lo que nos invita a conocernos y a revisar
periódicamente si la forma en la que estamos viviendo es coherente con estos
objetivos.
Patricia Ramírez incide en la puntualidad, en nuestra incapacidad para poner
límites o para delegar, así como en la importancia de tener rutinas y hábitos. “Los hábitos
son maravillosos porque nos facilitan la vida. Nos ayudan a no tener que pensar
todo el rato qué paso dar a continuación. Porque, al convertir una actividad en un
hábito, nos sale rodada”, y reconoce que sería agotador tener que tomar decisiones sobre cuestiones
que pueden estar automatizadas.
Beneficios de
tener hábitos según Patri Psicóloga
En su libro, Ramírez explica por qué debemos incorporar ciertas rutinas al
día a día:
·
Nos agiliza la vida y nos
la hace más fácil. No tenemos tiempo porque
no planificamos ni sabemos establecer prioridades. La rutina implica planificar
y priorizar.
·
Nos da orden. Sabes lo que tienes que hacer en cada momento.
·
Nos aporta
seguridad. Te sientes cómodo en la
rutina; es algo que dominas y controlas.
·
Nos dirige. El inicio de una rutina también indica hacia dónde vas y qué
pretendes.
·
Nos brinda
comodidad. Te libera de la presión
de tener que decidir en cada momento, de tomar decisiones constantes.
Arguye que estos
hábitos generan tranquilidad, seguridad y tiempo. “Suponen
la diferencia entre un día de compromiso y responsabilidad con la gestión de tu
tiempo o, todo lo contrario, continuar con pequeñas costumbres que te llevan a
acumular pérdidas de tiempo”.
Ladrones del tiempo: ¿Sabes identificarlos?
Uno de los aspectos más interesantes que toca la psicóloga en su libro,
son los ladrones del tiempo, esas situaciones, personas, momentos o emociones que nos distraen
de donde deberíamos estar. Incide en la importancia de aprender a detectarlos, puesto que no son los
mismos para todos y lo ejemplifica así: “Para mí salir a fumar nunca sería un
ladrón de tiempo, porque no fumo, pero para muchas personas supone un montón de
tiempo al día en el que están dejando de realizar otras tareas por salir a
fumar”. Los distingue como un valor, una exigencia o incluso esa nostalgia que
te hace llevar tu atención al pasado; aunque también un compañero de trabajo
que te distrae constantemente o las notificaciones del móvil. Detectarlos y aprender
a frenarlos es básico, señala, por lo que nos proporciona una lista de posibles
ladrones del tiempo para ayudarnos a identificarlos. No obstante, nos invita a elaborar esa lista
propia.
Rutinas que te
hacen perder el tiempo
Desde lavar los platos antes de meterlos al lavavajillas, hasta tender
toda la ropa del derecho, son rutinas absurdas o redundantes que más que
utilidad nos aportan seguridad, porque siempre las hemos hecho así y forman
parte de nuestros hábitos. Más que revisar cada rutina —estos sería un ladrón
de tiempo—, Patri Psicóloga nos propone empezar a tomar conciencia de si nos quitan más
tiempo que otra cosa, o de si podemos simplificarlas de alguna manera.
Comprobar
el correo electrónico
Seguro que, como casi todos, miras el correo cada 5 minutos, aunque en la
mayoría de los casos no sea una cuestión de vida o muerte. La experta habla de
su caso particular y de que decidió quitarse el correo del móvil hace
años: “Si algo es muy urgente,
espero que llamen. Y si no lo es, por mi tipo de trabajo puede esperar a que tenga el
ordenador o la tablet”. De paso nos recuerda que el avance de la tecnología es
genial, y que nos esclavice, es una equivocación.
WhatsApp,
redes sociales e internet
Sucede algo similar a revisar el correo electrónico, aunque la diferencia
suele estar en el trasfondo laboral, “las redes, los chats y las webs de
internet nos llevan a perder el tiempo con aficiones y noticias atractivas, o
simplemente nos raptan con chorradas que no nos aportan nada”, arguye Ramírez,
quien apunta aprendamos a autorregularnos poniéndonos límites que seamos
capaces de cumplir. “No se trata de prohibirte usarlas, sino de hacerlo a modo
de descanso decidiendo cuánto
tiempo les dedicarás”, y como herramienta nos siguiere que nos pongamos
alarmas.
El
café
Bien sea esta bebida o cualquier otra, lo de “tomarse un café” con un
amigo, compañero de trabajo o cliente, puede que sea uno de los mayores
ladrones de tiempo, según la psicóloga. “Te bebes más cafés de los que te gustaría,
porque el café es la excusa para salir de donde estás; es el descanso, la distracción, el hábito”.
Señala que aunque estemos concentrados en algo, si aparece un compañero y nos
dice de echar un café, lo dejamos todo. “Decide y planifica tus coffee times al
día”.
Las
series y YouTube
Las plataformas de contenido también suelen robarnos muchas horas, sin
darnos cuenta podemos ver un capítulo tras otro sin siquiera mover un sólo
dedo. “Tenemos que saber
ponerles un tiempo para que no nos lo roben de otras actividades culturales, el ocio o los hábitos
saludables como el ejercicio, el sueño o quedar físicamente con los amigos”,
nos recuerda Patricia.
La
queja
“Las quejas de los demás, no solo nos distraen; nos generan
malestar. Pero las quejas
propias también nos distraen porque ponen en el foco de atención en lo que no
funciona, en lo que consideras injusto, en la parte más negativa de la vida”.
La experta nos anima a dejar de quejarnos durante una semana para que podamos
comprobar cómo se eleva nuestro bienestar. “No hay necesidad de estar verbalizando lo mal
que funciona todo, las personas que te fallan, las dificultades con las que te
encuentras, el mal tiempo porque nunca llueva a gusto de todos, etc.”.
La
exigencia y el perfeccionismo
Partiendo de la base de que la perfección no existe, todo lo que hagamos
persiguiéndola es una pérdida de tiempo y de energía. Otra cosa es la
posibilidad de mejorar, crecer y superarse. “Si eres de esas personas que no se
quedan tranquilas por más horas que dediquen a su trabajo o a su vida personal,
lo único que conseguirás en la insatisfacción eterna”, recalca Ramírez. Reflexiona sobre que este nivel de
perfeccionismo merma nuestra autoestima, ya que sentimos que las cosas nunca llegan a
estar del todo bien.
Explica que en una investigación de la Universidad de Hiroshima y Florida
Central, se estudiaron tres
tipos de sentidos de la responsabilidad:
1. Responsabilidad por proteger a los demás.
2. Responsabilidad para estrujarse la cabeza en búsqueda de
soluciones.
3. Responsabilidad sobre acontecimientos negativos y culpa.
Si bien es cierto que el sentido de responsabilidad es uno de los valores
más importantes, requiere ser acotado. ��El límite lo marcan las señales que
emite nuestro cuerpo y nuestra mente, y que rara vez escuchamos. Porque escucharlas supondría
tener que cambiar el mal hábito de ser excesivamente responsables y no
queremos”. Sugiere en que pensemos cómo nos sentiríamos si pudiéramos delegar o
bajar el listón.