CHRISTIAN JIMÉNEZ | lavanguardia.com | 28/04/2025
La experta afirma que saber poner límites sin culpa no solo te libera, también fortalece tus relaciones
Aprender a decir “no” se ha convertido en una tarea tan necesaria como difícil. Desde el entorno laboral hasta las relaciones personales, la negativa sigue siendo, para muchos, una fuente de incomodidad y culpa. Una negativa implica poner límites, reconocer nuestras necesidades y prioridades, y asumir que no podemos estar disponibles para todo y para todos. Sin embargo, el miedo a defraudar, a ser percibidos como egoístas o a generar conflictos, lleva a muchas personas a aceptar compromisos, responsabilidades y peticiones que en realidad preferirían rechazar.
La psicoterapeuta Nilda
Chiaraviglio ha reflexionado, en una de sus últimas intervenciones en el
podcast de Marco Antonio Regil, sobre por qué nos cuesta negarnos a algo y
por qué nos sentimos mal por ello.
Aprende a decir no sin culpa. No tienes que justificar cada decisión. Cambia el
enfoque: no se trata de rechazar a alguien, sino de priorizarte: “La cultura
castiga al que dice que no. Hay que darle la vuelta”, empieza diciendo.
Adáptate como el agua. Si algo bloquea tu camino, no insistas en romperlo.
Rodéalo. Responde con flexibilidad y calma ante la presión social.
No expliques de más. Usa frases simples como “lo voy a pensar” o “quizá
más tarde” para marcar límites sin generar confrontación.
Deja que los demás se hagan cargo
de sus emociones. Si alguien se enoja porque
pones límites, ese enojo no es tu responsabilidad.
Acepta que no tienes que
acompañar a todos. Está bien si
otros siguen sin ti. Tú eliges cuándo y cómo estar disponible.
Reescribe tu historia interna. No te definas solo por lo que siempre has hecho o
dicho que eres. Puedes cambiar tu narrativa cuando quieras: “Todos nos narramos
una historia y esa narrativa es nuestra cárcel”, señala.
Cada vez que te das permiso para decir que no, se
aflojan los barrotes de tu cárcel mental. Ser libre
empieza con pequeñas decisiones.