JOSEP CORBELLA |
lavanguardia.com | 21/04/2025
Psicólogos y
psiquiatras advierten que los casos graves requieren tratamiento
La adición a las compras es el
segundo tipo de adicción conductual más común después de la ludopatía, y por
delante de la adicción al sexo, según los datos del hospital de Bellvitge, que
tiene un registro de los 5.832 pacientes que ha atendido por adicciones
conductuales desde 2005. Si hace 20 años todos los casos correspondían a
compras presenciales realizadas en tiendas físicas, desde la pandemia han
aumentado los casos en que una parte de las compras se hacen online.
El trastorno de
la conducta de compra está identificado como un problema de salud mental desde
finales del siglo XIX, cuando el psiquiatra alemán Emil Kraepelin lo definió
como krankhafte kauflust (literalmente: deseo patológico de
comprar). Pero la facilidad de comprar por internet a cualquier hora del día y
desde cualquier sitio, combinada con las estrategias de captación de clientes
empleadas por los comercios electrónicos, parecen haber agravado el problema, ha advertido la revista Nature en un reciente artículo titulado La
epidemia de compra compulsiva .
Los trastornos de compra pueden
afectar a alrededor del 5% de la población adulta, según un metaanálisis publicado en Addiction que sintetiza datos de 40 estudios realizados en
16 países. Pero “es probable que muchos de los casos no se diagnostiquen y no
se traten”, señala Susana Jiménez Murcia, jefa del servicio de psicología
clínica del hospital de Bellvitge y referente en tratamiento de adicciones
conductuales. Los trastornos de compra “tienen un componente de estigma, de
vergüenza y de fracaso que lleva a muchas personas afectadas a esconderlo y a
no buscar tratamiento”.
Las personas atendidas en
Bellvitge por un trastorno de compra han aumentado un 24% en tres años
Una de las preguntas que se hace en los cuestionarios para diagnosticar si una persona tiene conductas de compra patológicas es precisamente ¿con qué frecuencia oculta a los demás sus hábitos de compra? Algunas de las otras preguntas son: ¿con qué frecuencia compra más cosas de las que necesita?; ¿con qué frecuencia intenta limitar sus compras y no lo consigue?; o ¿con qué frecuencia sucede que no puede parar de pensar en comprar?
Un estudio de neuroimagen realizado en personas tratadas por un trastorno de compra compulsiva ha revelado que el acto de comprar activa un mecanismo de recompensa en el cerebro involucrado en adicciones -concretamente, el circuito de la dopamina en el estriado-. Pero disfrutar comprando no es una patología, aclara Susana Jiménez Murcia, quien recuerda que muchas personas disfrutan del acto de comprar sin que les suponga ningún problema.
Comprar
de manera impulsiva ocasionalmente tampoco es una patología, sino algo común en
personas que no tienen problemas de salud mental.
Pero cuando la conducta de compra
se vuelve compulsiva -más que impulsiva-, o cuando causa problemas familiares,
laborales o financieros, se convierte en un trastorno de salud mental que puede
superarse o aliviarse con un diagnóstico y un tratamiento adecuados.
“Como suele ocurrir en cuestiones
de salud mental, hay una línea fina entre lo que es normal y lo que es
patológico”, señala Víctor Pérez, jefe del servicio de psiquiatría del hospital
del Mar en Barcelona.
La Comisión Europea ha abierto
una investigación sobre el diseño adictivo de la tienda online Temu
La mayor
dificultad para identificar a las personas que se beneficiarían de tratamiento
es que el trastorno de compra compulsiva no se ha reconocido como patología en
la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (el DSM-5), libro de referencia internacional en
psiquiatría, publicada en 2013 y revisada en 2022. La falta de una definición y
unos criterios diagnósticos consensuados para el trastorno impide precisar la
magnitud del problema.
Según los datos
del hospital de Bellvitge, el número de personas atendidas por un trastorno de
compra compulsiva ha aumentado un 24% en los últimos tres años. Dos tercios de
los pacientes son mujeres, aunque no se sabe si es porque la población femenina
es más vulnerable al trastorno o porque la población masculina es más reacia a
buscar tratamiento. El 72% de las personas atendidas en Bellvitge tienen deudas
a causa de la compra compulsiva y, de ellas, más de un tercio acumulan deudas
superiores a 10.000 euros.
En el hospital del Mar, también
“hemos observado un aumento claro de casos en los últimos años”, informa Víctor
Pérez. Pero casi todos se han detectado en pacientes tratados por otros
problemas de salud mental en los que se descubre que, además, tienen un
trastorno de compra compulsiva.
Uno de los mercados online en que
el hospital del Mar ha observado más conductas adictivas es Temu, diseñado para
tentar a los usuarios a comprar productos de oferta aunque no los necesiten.
La Comisión Europea anunció en
octubre la apertura de una
investigación sobre algunos aspectos de Temu, entre ellos “los riesgos
relacionados con el diseño adictivo del servicio”.
También
en el hospital Clínic se han detectado trastornos de conducta de compra en
pacientes tratados por otras adicciones o por otra enfermedad psiquiátrica,
informa Ana Llorente, psicóloga clínica de la unidad de conductas adictivas del
hospital.
En Bellvitge, el hospital con más
experiencia de Catalunya en trastornos de conductas de compra, el tratamiento
consiste en dieciséis sesiones de psicoterapia orientadas a conseguir la
abstinencia de las compras compulsivas. Después se hace un seguimiento de las
personas afectadas a lo largo de dos años. El tratamiento se intenta hacer con
la colaboración de un familiar que actúa como coterapeuta. No hay tratamiento
farmacológico para los trastornos de conducta de compra, pero la psicoterapia se
complementa con fármacos cuando hay trastornos de salud mental concomitantes
como depresión o ansiedad.
Aproximadamente
la mitad de los casos se resuelven satisfactoriamente y continúan sin recaídas
cinco años después de iniciar el tratamiento.
Las recomendaciones de los psicólogos
Los especialistas en adicciones conductuales ofrecen las
siguientes recomendaciones para evitar conductas de compra compulsiva:
Darse
un tiempo. Ante el impulso de comprar de inmediato, se
recomienda dejar pasar un tiempo para comprobar si es un producto que realmente
necesitamos o deseamos. También se aconseja resistirse a las ofertas que urgen
a comprar con rapidez.
Fijar
un límite de gasto. Ayuda a evitar un gasto excesivo o un
endeudamiento por productos que no se querían comprar.
Evitar lugares de riesgo. Si una persona identifica lugares donde tiende a perder el control de las compras, sean físicos (como centros comerciales) o virtuales (como tiendas online), se recomienda no entrar en ellos.
Ir acompañado. Ayuda a evitar compras impulsivas no deseadas.