JUDITH DEL RÍO | lavanguardia.com |
17/03/2025
El doctor, presidente del Foro Internacional para la Formación en Psicoterapia, habla de las verdaderas claves del sufrimiento, la gran ‘moda’ actual
Parece que hablar de salud
mental está de moda. Últimamente se escucha hablar sobre el tema en cualquier
programa de televisión, leyendo artículos, hablando con compañeros de trabajo o
pisando cualquier librería; conversaciones distintas, pero con un punto común:
la sociedad está mal y no se sabe cómo solucionarlo.
Desde la pandemia del
covid-19, la situación es incluso peor. “De esta saldremos mejores”, dijeron.
Más bien no. La salud pasó del cuerpo a la mente, a lo emocional. De repente,
muchos se dieron cuenta de su propio malestar, de su infelicidad, de lo que les
pesan sus problemas cotidianos. La solución, acudir al médico y optar por lo
más fácil y sencillo: una simple pastilla que ayude a terminar con las preocupaciones,
sean cuales sean.
“El sufrimiento existe, la
población está mal. Los problemas de salud mental son la primera causa de
afectación en España”, afirma el doctor José Luis Marín, presidente del Foro Internacional para la
Formación en Psicoterapia a La Vanguardia. “El problema es
considerar ese sufrimiento como una enfermedad mental
individual. Eso es una trampa”.
El especialista está de
acuerdo en que la sociedad está mal. La sanidad carece de recursos, más aún
para un “mal” que aqueja a tantos miles de personas. “Los profesionales de la
salud mental somos los primeros perjudicados, nadie sabe muy bien qué hacer con
esta demanda de sufrimiento”. No obstante, insiste en la necesidad de hacer la
diferencia entre malestar común y enfermedades mentales. “El sufrimiento es
tremendo, pero estar mal no significa estar loco”.
Todos hablamos de salud
mental, es el tema de moda, pero no se hace nada-Dr. José Luís Marín
Tal y como explica el especialista,
el problema reside en individualizar este sufrimiento y tratarlo desde la
serotonina. “A lo mejor, en vez de un psiquiatra, necesitan a alguien que pueda
modificar los determinantes sociales que generan el malestar en el trabajo, el
transporte, en la vida”, señala Marín. “No siempre se resuelve con
psicofármacos, no es una carencia o alteración de la serotonina. La sociedad no
queda libre; el problema colectivo se convierte en individual, y eso es un poco
tramposo”.
La sociedad se está
volviendo loca con esto de la locura. Una tendencia, respetada por influencers
y gurús sociales. Un sufrimiento que da “validez” ante los demás y, sobre todo,
la sociedad y la industria que dirige en realidad todo esto: el marketing. Con
más de 40 años de trayectoria profesional, el doctor Marín asegura que “la
cultura ha perdido el norte”. Los profesionales de la salud mental, como parte
de esa cultura, no iba a ser menos.
“El sistema de categorización e
individualización del malestar, siendo un problema colectivo, ha llegado a
todos. No es cosa de la industria farmacéutica o los compañeros que venden
libros”, explica. “La cultura somos todos, estamos creando una sociedad muy
tóxica y muy desconectada de la naturaleza y el ser humano”.
Para Marín, se da una
curiosa paradoja en muchas personas que, además, alienta este fenómeno: sin
diagnóstico no se quedan tranquilos, lo que fomenta que existan más programas,
medicación, trastornos.
Unos trastornos que aparecen en los manuales de
psiquiatría después de la fabricación de medicamentos por parte de las
farmacéuticas; manuales que “enseñan” a vivir con dichos trastornos. Vuelta a
empezar. “El que acude a consulta es porque lo está pasando mal”, insiste
Marín. “Lo que tendríamos que aprender todos es a tratar ese sufrimiento sin
medicalizar. Ahí está el matiz. Hay que mirar al paciente. Nosotros somos los
expertos, tenemos que mirar su vida y ver de dónde viene su sufrimiento”.
Los psicofármacos ayudan, peto no
son el único tratamiento. Hay que aprender a mirar al paciente
El futuro de la salud
mental pasa, precisamente, por ese camino. Actualmente, los profesionales de
psiquiatría están desbordados, sobre todo en los centros de salud pública.
Lamentablemente, la forma de actuar de estos profesionales suele ser tratar a
sus pacientes con ayuda de los psicofármacos. “Ahora mismo la psiquiatría es
agotadora”, confirma Marín. “Mis colegas en sanidad pública con muchísima
demanda saben que lo único que pueden hacer, viendo a pacientes cada seis
meses, es usar un psicofármaco. Sufren mucho con esta manera de hacer
psiquiatría”. Para acabar con esta situación, solo se puede optar por un cambio
profundo y radical. “Mis compañeros me dicen: ‘Yo no me alisté para esto’.
Estudié y me he convertido en un dispensador de recetas”, explica Marín. “Es un
tema del que hay que hablar. Estamos incómodos todos. Todos hablamos de salud
mental, es el tema de moda, pero no se proponen soluciones más allá de las de
siempre”.
Para el veterano
psiquiatra, o se busca un modo de tratar la salud mental desde el punto de
vista social, o desaparecerá. “Lo que estamos haciendo no funciona. Si esto
sucediese en otro sector, como la economía, se habrían tomado medidas”, explica
el experto. “Tenemos que dejar de mirar la serotonina y pasar a mirar a la cara
de nuestros pacientes”.
Acabar con el malestar: la
importancia de hablar
La tendencia a intentar
evitar o escapar de la tristeza y todos esos sentimientos negativos es de las
más extendidas, pero también de las más contraproducentes. Entre los muchos
consejos que se pueden escuchar prácticamente a diario para acabar con el
malestar y la tristeza -alimentarse bien, un buen descanso, meditación, retomar
el contacto con la naturaleza-, el doctor Marín hace hincapié en una de las
grandes recomendaciones que muchas personas ignoran: tenemos que verbalizar
nuestros sentimientos.
“Puedes estar triste o
enfadado, no pasa nada”, insiste Marín, que da un consejo esencial para acabar
con el malestar. Habla. Habla más. Busca a alguien de tu entorno que te escuche
y le puedas decir que tienes miedo o estás enfadado. Cuéntalo. Cansado, triste,
irritado”, dice. “Lo que te hace daño no es el estrés, es el no poder
compartirlo. El ser humano enferma por falta de vocabulario, y últimamente nos
ponemos enfermos porque nadie nos escucha”.
Las personas mayores
enferman por soledad, por no poder hablar. Estamos enfermando porque nadie nos
escucha
Precisamente, esta podría ser la gran clave del malestar actual. “Mis pacientes vienen a mi consulta para que les escuche y les mire, porque nadie les mira. No lo hicieron de pequeños y ahora no les miran y les escuchan poco. Hablar es terapéutico siempre. Así que hablad, hablad más”.