- Los trastornos límite de
personalidad, son los más comunes de los trastornos de la personalidad.
Constituyen un problema cada vez más frecuente en las sociedades desarrolladas.
No son propiamente una enfermedad mental como puede ser la depresión, la
ansiedad o la esquizofrenia, pero requieren un tratamiento psicoterapeútico.
- Básicamente, se trata de “personas que tienen dificultad para su control emocional” y que,
por tanto, desde el punto de vista conductual destacan por su inestabilidad
emocional y afectiva, reacciones imprevistas y desproporcionadas, y falta de
tolerancia a la frustración, entre otros. Si sumamos todo lo anterior podríamos
deducir que se trata de personas que habitualmente reaccionan de forma
inesperada y hasta violenta (incluso contra sí mismos) ante cualquier
contrariedad o situación imprevista, y con dificultad para establecer vínculos
afectivos de lealtad duraderos. En muchas ocasiones ni siquiera con sus padres
o esposa. A pesar de ello. tienen una necesidad enorme de llevar una vida
normal y tener buenas relaciones, pero a la vez, tienen mucho miedo y éste les
causa ansiedad, culpabilidad y rabia.
- Por eso,”la
convivencia con ellos se puede deteriorar hasta límites insoportables”
incluso para los propios familiares más íntimos . Cuando están fuera de control
actuando por impulsos y sin importarles las consecuencias de su conducta, en
realidad es que aunque se den cuenta, en este momento no lo pueden evitar.
Luego una vez pasado el episodio de impulsividad, tratan de poner remedio, pero
la inestabilidad emocional nuevamente les lleva una y otra vez a reacciones
desproporcionadas e inesperadas. Tienen, por tanto, una baja tolerancia a
situaciones de estrés y manejan muy mal las situaciones de tensión. A veces,
pueden recurrir al consumo de tóxicos para poder tolerar mejor el estrés
caracterizándose también por ingestas de alcohol o drogas, con total pérdida de
control.
- Hay que tener en cuenta que hasta cierto
punto, todos hemos tenido algunas de estas características en la adolescencia,
pero cuando una persona tiene esta patología, este comportamiento es de larga
duración –a veces años-, persistente e intenso. Además estadísticamente el
mayor número de afectados está entre los 25 y 35 años, y a esa edad
“normalmente” la adolescencia ya ha debido quedar atrás.
- Son muchos los factores relacionados con su
aparición, si bien “su frecuencia está
siendo cada vez mayor”, atribuyéndose eso en gran medida a los modelos
educativos y de desarrollo en los que se cultiva menos el autocontrol y la
confrontación individual y responsable con las dificultades. En ocasiones, el
excesivo sobreproteccionismo de la sociedad actual lleva a individuos adultos
indefensos y con escasos recursos ante la contrariedad.
- La indefensión y “falta de capacidad de afrontar esas situaciones estresantes” les
lleva a una tensión interior muy alta que no saben manejar y que desembocan en
una reacción desproporcionada, en ocasiones agresiva frente a ellos mismos o el
que tienen más cercano. Así, muchas reacciones supuestamente anormales
(incluso agresiones de género) tienen su origen en este problema.
- ¿Qué hacer? La intervención y
tratamiento de estos casos requiere un abordaje multifacético en el que se
integren además del tratamiento psicoterapéutico, el educativo y el psicofarmacológico,
así como de la ayuda de la familia, pieza clave, a la que se le deben dar
pautas para afrontar el día a día. Nunca puede basarse pues el tratamiento en
el contenido de una página web o de un libro, sería un grave error.
- Recientemente, se ha avanzado mucho en la
búsqueda y hallazgo de mecanismos biológicos que actúan en los mecanismos de
control emocional y que está permitiendo la aplicación de nuevos fármacos,
como son algunos antipsicóticos de nueva generación. El tratamiento
psicoterapéutico es habitualmente muy prolongado y en ocasiones requiere de la
intervención en unidades especializadas. Pero por otro lado afortunadamente
tiende a remitir con la edad. Suele mejorar conforme el paciente va madurando y
reestructurando el pensamiento.
M.
Carmen Samaranch.
Fuentes: Internet y Periódico El Mundo de 28/02/2013
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