ANA
MORALES |
www.vogue.es | 10/10/2022
La necesidad de esta
conversación en los medios de comunicación durante los últimos años me ha reportado
muchos beneficios a nivel personal
La conversación sobre la salud mental es justa y necesaria. En 2022 no se duda de ello
y cada vez se habla de este tema con más naturalidad, trascendiendo el debate
también a la esfera política. Pero cuidar la salud mental al mismo nivel que la
física es una necesidad que todavía hoy tenemos que seguir asimilando,
interiorizando y naturalizando. Como periodista que lleva varios años
escribiendo sobre ello –es uno de los temas sobre los que más me reconforta
hablar– he intentado, aunque no siempre lo he conseguido, llevar a la práctica
varias de esas maravillosas recomendaciones que los expertos me han dado en
todas y cada una de las entrevistas que he hecho sobre psicología y salud
mental. Son muchas, y difíciles de reducir a unas pocas líneas, pero he
intentado hacer el ejercicio de resumir todas aquellas que se han grabado en mi
mente y que de alguna manera me están ayudando a hacerme la vida más fácil.
#1.El
autocuidado no es ser egoísta
Por qué cuidarse a una misma debería ser una prioridad en nuestra
vida fue uno de los
primeros artículos que escribí sobre salud mental y, sin duda, uno de los
titulares que más he intentado repetirme a mí misma cuando me he sentido mal
por dedicar un rato a mi cuidado físico y mental. Y lo suelo hacer recordando
la explicación que me dio la psicóloga Sara Noheda: “Yo podré ayudar en la medida de cómo
me encuentre. Si no estoy bien, no tengo nada para dar. Todo empieza en
mí. No es un planteamiento egoísta
sino realista”, decía. Además, el pensar que cuidarnos a nosotras
mismas no es una prioridad suele desencadenar en otro pensamiento negativo:
creer que los demás tienen que hacerlo por nosotras y entrar en una inercia de
queja negativa que no beneficia a nadie.
#2.Preocuparse
por todo no es más responsable
Hasta hace poco pensaba que malgastar mi energía con
hipótesis que pueden pasar ante ciertas situaciones era necesario. Que
preocuparme antes de que las cosas ocurriesen era una manera de adelantarme y
estar preparada si algo malo pasaba. Pero cuando caigo en ese overthinking peligroso, pienso en
esta frase de la psicóloga Ana
Gutiérrez Laso: “Preocuparse
no significa estar haciendo lo correcto. La ‘pre-ocupación'
define el estado interno anterior a 'ocuparte' eficazmente de algo, y no se
trata de perder energía en los previos, sino de ponerte manos a la obra cuanto
antes. Preocuparte no significa que estés haciendo lo adecuado para afrontar
una situación y, cuando la preocupación es excesiva, te lleva al bloqueo en vez
de a una respuesta eficaz”.
#3.La
positividad se puede trabajar
Hace tiempo que no quiero quedarme en la mentalidad
conformista de creer que la positividad es un estado de ánimo que se une de
forma inexcusable con la personalidad y con la que se nace o no se nace. Es un
argumento fácil que varios expertos me han desmontado en muchas entrevistas. “Se puede aprender a ser a ser positivo, pero hay
que esforzarse y ser constante para conseguirlo. El cambio es
costoso porque nuestra mente está acostumbrada a pensar y mirar de una
determinada manera totalmente diferente a lo que se desea”, me contaba Blanca Tejero Claver,
investigadora del grupo de ciberpsicología de UNIR. Teniendo
en cuenta que siendo positiva seré capaz de encontrar mejores soluciones,
merece la pena hacer ese esfuerzo.
#4.No puedo
llegar a todo
Los mensajes de empoderamiento que nos hacen creer
que podemos llegar absolutamente a
todo pueden generar esa llamada positiva tóxica que nos crea efectos negativos cuando no conseguimos lo que
queremos. Pero la realidad es que el fracaso forma parte de la vida, que como
me dijo en cierta ocasión el psicólogo José Elías “los fracasos son peldaños de
éxito” y que no se puede llegar a todo. “Siempre hay algo que hacer, nuestras
vidas cada vez son más complejas, aprender a detectar lo que no tiene que pasar
de hoy y lo que puede dosificarse durante la semana ayuda mucho”, añade la
psicóloga Ibana Hijosa Sola.
#5.La
autoestima es un trabajo de equipo
Hace tiempo oí hablar a la actriz Cayetana Guillén
Cuervo de la necesidad de crear "una
telaraña femenina de solidaridad entre mujeres”, algo que
considero aún más necesario después de saber que hay varios estudios que
demuestran que ya desde la infancia las niñas tiene menor autoconfianza. En
2017 en la revista Science se
concluyó que las niñas de seis años son menos propensas que los niños a creer
que miembros de su género son ‘inteligentes’ y ‘brillantes’. Por eso, me gusta
practicar el refuerzo positivo con las personas que me rodean, decirles los aspectos buenos que
destacan de ellas y hablarles con cariño. Me hace sentir bien y eso también
ayuda a mi salud mental (y a la ajena).
#6.Intentar
hablarme como a mi mejor amiga
“Cuando una mujer se convierte en su mejor amiga, la vida es más
fácil”. Esta frase es de Diane Von Furstenberg y
encierra una gran verdad que deberíamos intentar poner en práctica siempre.
¿Cuántas veces nos hablamos a nosotras mismas de una manera exigente y dura que
nunca emplearíamos con cualquier otra persona? No diré que fuese fácil –sigo
siendo excesivamente dura conmigo misma cuando cometo errores–, pero intento
recordar esta frase y la explicación que me dio el psicólogo Jesús Matos: "Aprender
a modificar la manera en la que nos tratamos a nosotros mismos tiene la capacidad de modificar nuestro estado
de ánimo".
#7.Hablar de
salud mental en público
En los últimos años son muchos los personajes públicos
que han hablado sobre su estado de ánimo, normalizando una conversación que
durante mucho tiempo se consideraba casi un tabú. Hablar de la salud mental ante los demás como hablamos de otros aspectos de nuestra salud
es muy beneficioso y, tal como explicó la psicóloga Ana Gómez de Escauriza,
“compartir nuestros sentimientos y emociones nos ayudará a gestionarlos y
regularlos mejor”.
#8.Pensar
menos para tener más energía
En la era del overthinking y de la incertidumbre me ha
ayudado mucho intentar hacer procesos de higienización mental y minimalismo psicológico. No es
sencillo parar esos pensamientos circulantes que te llevan a un bucle
peligroso, pero cuando veo que asoman intento pensar en esta recomendación
de Pilar Guerra.
“Es imposible ser feliz cuando nos convertimos en adivinadores de pensamiento.
El gasto de energía es extremo: no hay peor ejercicio que hacer los 100 metros
lisos dando vueltas en el primer metro cuadrado”, afirma rotunda.
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