miércoles, 19 de julio de 2023

8 cosas que aprendí escribiendo sobre salud mental que me están haciendo la vida más fácil


ANA MORALES        |       www.vogue.es         |       10/10/2022

La necesidad de esta conversación en los medios de comunicación durante los últimos años me ha reportado muchos beneficios a nivel personal

La conversación sobre la salud mental es justa y necesaria. En 2022 no se duda de ello y cada vez se habla de este tema con más naturalidad, trascendiendo el debate también a la esfera política. Pero cuidar la salud mental al mismo nivel que la física es una necesidad que todavía hoy tenemos que seguir asimilando, interiorizando y naturalizando. Como periodista que lleva varios años escribiendo sobre ello –es uno de los temas sobre los que más me reconforta hablar– he intentado, aunque no siempre lo he conseguido, llevar a la práctica varias de esas maravillosas recomendaciones que los expertos me han dado en todas y cada una de las entrevistas que he hecho sobre psicología y salud mental. Son muchas, y difíciles de reducir a unas pocas líneas, pero he intentado hacer el ejercicio de resumir todas aquellas que se han grabado en mi mente y que de alguna manera me están ayudando a hacerme la vida más fácil.

 

#1.El autocuidado no es ser egoísta

 

Por qué cuidarse a una misma debería ser una prioridad en nuestra vida fue uno de los primeros artículos que escribí sobre salud mental y, sin duda, uno de los titulares que más he intentado repetirme a mí misma cuando me he sentido mal por dedicar un rato a mi cuidado físico y mental. Y lo suelo hacer recordando la explicación que me dio la psicóloga Sara Noheda: “Yo podré ayudar en la medida de cómo me encuentre. Si no estoy bien, no tengo nada para dar. Todo empieza en mí. No es un planteamiento egoísta sino realista”, decía. Además, el pensar que cuidarnos a nosotras mismas no es una prioridad suele desencadenar en otro pensamiento negativo: creer que los demás tienen que hacerlo por nosotras y entrar en una inercia de queja negativa que no beneficia a nadie.

 

#2.Preocuparse por todo no es más responsable

 

Hasta hace poco pensaba que malgastar mi energía con hipótesis que pueden pasar ante ciertas situaciones era necesario. Que preocuparme antes de que las cosas ocurriesen era una manera de adelantarme y estar preparada si algo malo pasaba. Pero cuando caigo en ese overthinking peligroso, pienso en esta frase de la psicóloga Ana Gutiérrez Laso: “Preocuparse no significa estar haciendo lo correcto. La ‘pre-ocupación' define el estado interno anterior a 'ocuparte' eficazmente de algo, y no se trata de perder energía en los previos, sino de ponerte manos a la obra cuanto antes. Preocuparte no significa que estés haciendo lo adecuado para afrontar una situación y, cuando la preocupación es excesiva, te lleva al bloqueo en vez de a una respuesta eficaz”.

 

#3.La positividad se puede trabajar

 

Hace tiempo que no quiero quedarme en la mentalidad conformista de creer que la positividad es un estado de ánimo que se une de forma inexcusable con la personalidad y con la que se nace o no se nace. Es un argumento fácil que varios expertos me han desmontado en muchas entrevistas. “Se puede aprender a ser a ser positivo, pero hay que esforzarse y ser constante para conseguirlo. El cambio es costoso porque nuestra mente está acostumbrada a pensar y mirar de una determinada manera totalmente diferente a lo que se desea”, me contaba Blanca Tejero Claver, investigadora del grupo de ciberpsicología de UNIR. Teniendo en cuenta que siendo positiva seré capaz de encontrar mejores soluciones, merece la pena hacer ese esfuerzo.

 

#4.No puedo llegar a todo

 

Los mensajes de empoderamiento que nos hacen creer que podemos llegar absolutamente a todo pueden generar esa llamada positiva tóxica que nos crea efectos negativos cuando no conseguimos lo que queremos. Pero la realidad es que el fracaso forma parte de la vida, que como me dijo en cierta ocasión el psicólogo José Elías “los fracasos son peldaños de éxito” y que no se puede llegar a todo. “Siempre hay algo que hacer, nuestras vidas cada vez son más complejas, aprender a detectar lo que no tiene que pasar de hoy y lo que puede dosificarse durante la semana ayuda mucho”, añade la psicóloga Ibana Hijosa Sola.

 

#5.La autoestima es un trabajo de equipo


Hace tiempo oí hablar a la actriz Cayetana Guillén Cuervo de la necesidad de crear "una telaraña femenina de solidaridad entre mujeres”, algo que considero aún más necesario después de saber que hay varios estudios que demuestran que ya desde la infancia las niñas tiene menor autoconfianza. En 2017 en la revista Science se concluyó que las niñas de seis años son menos propensas que los niños a creer que miembros de su género son ‘inteligentes’ y ‘brillantes’. Por eso, me gusta practicar el refuerzo positivo con las personas que me rodean, decirles los aspectos buenos que destacan de ellas y hablarles con cariño. Me hace sentir bien y eso también ayuda a mi salud mental (y a la ajena).

 

#6.Intentar hablarme como a mi mejor amiga

 

“Cuando una mujer se convierte en su mejor amiga, la vida es más fácil”. Esta frase es de Diane Von Furstenberg y encierra una gran verdad que deberíamos intentar poner en práctica siempre. ¿Cuántas veces nos hablamos a nosotras mismas de una manera exigente y dura que nunca emplearíamos con cualquier otra persona? No diré que fuese fácil –sigo siendo excesivamente dura conmigo misma cuando cometo errores–, pero intento recordar esta frase y la explicación que me dio el psicólogo Jesús Matos: "Aprender a modificar la manera en la que nos tratamos a nosotros mismos tiene la capacidad de modificar nuestro estado de ánimo".

 

#7.Hablar de salud mental en público

 

En los últimos años son muchos los personajes públicos que han hablado sobre su estado de ánimo, normalizando una conversación que durante mucho tiempo se consideraba casi un tabú. Hablar de la salud mental ante los demás como hablamos de otros aspectos de nuestra salud es muy beneficioso y, tal como explicó la psicóloga Ana Gómez de Escauriza, “compartir nuestros sentimientos y emociones nos ayudará a gestionarlos y regularlos mejor”.

 

#8.Pensar menos para tener más energía

 

En la era del overthinking y de la incertidumbre me ha ayudado mucho intentar hacer procesos de higienización mental y minimalismo psicológico. No es sencillo parar esos pensamientos circulantes que te llevan a un bucle peligroso, pero cuando veo que asoman intento pensar en esta recomendación de Pilar Guerra. “Es imposible ser feliz cuando nos convertimos en adivinadores de pensamiento. El gasto de energía es extremo: no hay peor ejercicio que hacer los 100 metros lisos dando vueltas en el primer metro cuadrado”, afirma rotunda.

¡Quiérete mucho!

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