sábado, 30 de abril de 2016

Pensamientos negativos que nos pueden aquejar a todos.

MARIANA ALVEZ.- Psicología Positiva

El pensamiento dicotómico es la tendencia a clasificar tus experiencias en categorías opuestas, todo o nada, bueno o malo, blanco o negro. No existe en esta clase de pensamiento lo gradual. Los múltiples matices de las experiencias o situaciones, vínculos, etc, no son tomados en consideración.
Los juicios que se emiten son extremos y absolutos, como consecuencia tus reacciones emocionales y de conducta oscilan entre un polo u otro.
Este pensamiento está en estrecha relación con el pensamiento más primitivo que es global, por lo tanto será absolutista, invariable y también irreversible.
Si tienes este pensamiento negativo tus conductas serán contradictorias, compulsivas y podrás experimentar cambios del estado de ánimo repentinos sin un desencadenante claro que los explique.
Tus palabras y frases serán totalizantes y rígidas, podrás observar que utilizarás palabras como nunca, siempre, todo, nada habitualmente.
En la depresión se apreciará la utilización de lo dicotómico en las ideas o acciones relacionadas con las dualidades:
Feliz- triste

Éxito- fracaso
Util- inútil

En la ansiedad los constructos que se pueden encontrar:

Seguridad- peligro
Vida- muerte
Protección- indefensión
Exposición- evitación.

En las personalidades más rígidas, como las personas que tienen rasgos de personalidad obsesivos, este tipo de pensamiento suele estar muy presente.
Si te sientes identificado con este pensamiento lo que debes intentar hacer es comprender que la vida tiene distintos matices, que en realidad pocas cosas pueden catalogarse de una manera tan estricta.
Ser más flexible será tu meta y puedes comenzar a practicarlo en cada oportunidad donde te encuentres pensando de una manera tan absoluta.
Los pensamientos negativos son maneras distorsionadas de juzgar nuestra realidad que acarrean consecuencias negativas en todos los ámbitos de tu vida. El primer paso es conocerlos para poder tomar control de los mismos. Más adelante te seguiré compartiendo los demás.


miércoles, 27 de abril de 2016

Las 5 cosas que más estresan al hombre de nuestro tiempo.

PSIQUIATRIA

MARIAN ROJAS ESTAPÉ Facebook – 27/04/2016

Vivimos en la era de la actividad, de las prisas, de la falta de tiempo. Todos padecemos las consecuencias del estrés, reflejadas tanto en la mente como en el cuerpo a través de múltiples patologías. La solución no parte únicamente de erradicar esa ansiedad a base de medicamentos, sino de aprender a gestionar el estrés y el efecto nocivo que produce en nuestro organismo y en nuestra psique.
El estrés bloquea la zona del cerebro que se encarga de la resolución del problemas. Se produce una distorsión entre lo que sucede y la interpretación que hacemos de la realidad. Es el frenador por antonomasia del optimismo y tiene un efecto devastador en las personas a nivel social: el estrés conduce a una pérdida total de empatíaLa ansiedad es un miedo irracional a algo real o ficticio. Posee dos patas: la proyección de que en el futuro algo no va a ir bien y la incapacidad para resolver un  problema en el momento actual.
El cerebro de las mujeres es más sensible al estrés. Según un estudio publicado el pasado año en la revista Molecular Psychiatry, los hombres adaptan mejor sus neuronas para resistir los efectos del estrés. La hormona encargada de activar la señal de alarma (CRF:  factor de liberación de corticotropina), sensibiliza de manera más intensa las neuronas en la mujer que en el hombre.

¿Qué 5 elementos estresan al hombre y a la mujer del siglo XXI?

1- La obsesión por aprovechar el tiempo
Decía Gregorio Marañón “La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa”.  Hoy en día vivimos expuestos a un convencimiento que resulta muy perjudicial para la sociedad: que la prisa y la aceleración producen mayores y mejores resultados. Si alguien comenta “no tengo tiempo…tengo prisa… estoy muy liado“, lo asimilamos como normal y correcto. En cambio cuando alguien señala que le sobra tiempo, uno se sorprende y juzga negativamente a la persona que tiene enfrente.
El ser humano únicamente posee una vida, y desaprovecharla genera sentimientos de angustia. Aparece la culpa cuando uno observa que el tiempo no es rentable o no ha sido bien exprimido. Existe una obsesión constante de colmar el tiempo de actividades productivas. Dejamos a un lado las placenteras y las que nos gustan, “por si hay tiempo” olvidando que el estado anímico se verá resentido.
No olvidemos que si dejamos fuera todo aquello que nos gusta, con el tiempo uno deja de ser capaz de disfrutar de las cosas agradables que aportan felicidad.

2- Estar conectados, la tecnología
Hace unos años, uno iba en el metro o en el autobús y leía, escuchaba música o simplemente miraba y observaba. Mantenía su mente en blanco o en ensoñaciones. Hoy en día parece que ese tiempo no existe, lo hemos sustituido: desde contestar correos del trabajo, mirar actualizaciones en las redes sociales, leer las últimas noticias en los medios, ver vídeos o publicaciones… Es una obsesión, una obsesión terrible y peligrosa para la mente y para el ser humano.
Existen estudios que alertan sobre la exposición de los jóvenes a la tecnología y a la pantalla. Expertos del grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizajede de la Universidad de Granada advierten sobre como la sobreestimulación temprana puede, no solo originar desordenes en el ámbito de manejo del estrés, sino también influir en el proceso de atención y aprendizaje. En uno de sus estudios concluyeron, “el entrenamiento en tareas demasiado complejas, antes de que el sistema esté preparado para llevarlas a cabo, puede producir deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida”.
La vida es un camino donde hay que luchar por sacar la mejor versión de uno mismo. La felicidad consiste en hacer una pequeña obra de arte con nuestra vida. Para esa obra de arte, hace falta tiempo, silencio, espacio, atención, tranquilidad, sosiego y paz. Todos esos ingredientes están diluyéndose, desapareciendo a pasos agigantados de las vidas de las personas. El primer paso consiste en parar. Esto significa pausa mental, relajación y meditación. Así nos adentramos en el control de la mente y en el encuentro con la paz. La técnica de origen budista, mindfulness, tan estudiada hoy en día, ofrece resultados científicos impactantes en el cerebro.

3- Perder el control
Para el ser humano es más importante tener la razón que vivir. Cuesta aceptar que uno está equivocado. La mente manda. La mente ordena. La mente controla. Seguimos las directrices de la razón, respondemos a las cuestiones, únicamente desde lo cognitivo. En los últimos años la razón se ha convertido en un tirano y nos hemos olvidado que existe algo más grande, algo único, que es capaz de romper barreras, de alcanzar acuerdos o de lograr la paz; y eso es el corazón.
El deseo de controlarlo todo genera una gran angustia. Hay que fiarse de la vida, de las buenas intenciones y de los grandes corazones. Las viejas seguridades se han derrumbado; lo que antes daba paz ahora genera inquietud.

Cuando el estrés te invada o temas perder el control, tu cabeza se agote o tu cuerpo no te responda, pon el corazón, él hará el resto. Cuando pones el corazón en algo pequeño, pasa a ser algo grande y maravilloso.
  
4. El ego
El ser humano teme dos muertes: la muerte al final de la vida y la muerte como desaparición de la propia identidad. Esta última, ese miedo a cambiar, es el origen de muchos problemas. Las personas no quieren transformarse. Tienen pánico a reinventarse debido a que su individualismo se ha convertido en su zona de confort y les aporta una “relativa paz”, tóxica y hostil. La humildad es la base de todo cambio,  y por ello se precisa dejar de lado al ego que nos instiga, que nos bloquea, para llegar al interior, redescubrir nuestros talentos y volver a nacer, sin miedo al cambio. Donde hay humildad, hay sabiduría, dice un texto clásico.

5. Ser perfectos
Decía Victor Pauchet, “el trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento. El perfeccionista es el eterno insatisfecho. Nada está nunca a la altura de lo deseado. No puede vivir en paz. Vive en la constante duda de todo, porque quiere llegar a un gran nivel, a veces irreal. Educamos a los hijos para que sean perfectos y vivimos intentando mostrar una imagen de perfección global en nuestro entorno. Ser perfeccionista es una labor agotadora porque uno se compara con el resto, y cuando uno compara, coteja superficies y no profundidades.

Hay que aceptar que somos seres humanos y cometemos errores. Como bien expresa el psicólogo israelí de la Universidad de Harvard, Tal Ben Shahar: “la felicidad consiste en aceptar el derecho al error y la imperfección para llegar a la plenitud“.

Estamos en la era de la hiperactividad cerebral. Saltamos y volamos de un tema a otro con velocidad pasmosa. Hoy en día resulta más beneficioso saber frenar y desacelerar, que mantener el motor activado de la mente sin freno. Existen estudios que apoyan cada vez más la serenidad para crear y resolver los problemas. Caminar ligero puede resultar más beneficioso para la salud que llevar al corazón en todas las actividades (físicas y psicológicas) al máximo de sus posibilidades. 


Como decía Wayne Dyer, “no hay estrés en el mundo, solo gente creando pensamientos estresantes y luego actuando sobre ellos”.

lunes, 25 de abril de 2016

Muy pocos adultos mayores informan al médico sobre la pérdida de memoria, según un estudio.

Los expertos creen que con frecuencia es un tema tabú debido a los miedos sobre la demencia
     
E. J. Mundell - Traducido del inglés | HealthDay News | 29/01/2016

¿Le preocupa que olvidarse de los nombres de las personas o del lugar donde dejó las llaves pudiera ser una señal de una demencia inminente? Si se parece a la mayoría de los estadounidenses mayores, no se lo comentará al médico, muestra un estudio reciente.
Unos investigadores que observaron datos del gobierno federal sobre más de 10.000 personas hallaron que, en 2011, apenas uno de cada cuatro adultos a partir de los 45 años de edad conversó sobre los problemas de la memoria con un profesional de la atención sanitaria durante un chequeo de rutina.
De hecho, las probabilidades de que una persona admitiera un problema de memoria en una visita al consultorio del médico en realidad se redujeron a medida que aumentaba la edad, según un equipo dirigido por Mary Adams, de On Target Health Data en West Suffield, Connecticut.
Los hallazgos fueron publicados el 28 de enero en la revista Preventing Chronic Disease.
"Para la mayoría de adultos mayores, los chequeos de rutina son una oportunidad desaprovechada para evaluar y conversar sobre los problemas de memoria", dijo Adams en un comunicado de prensa de la revista.
Los expertos se muestran de acuerdo en que el estigma que rodea a la pérdida de la memoria y a la demencia podría disuadir a las personas de hablar sobre esos temas con sus médicos.
"Debido a que la demencia es, desafortunadamente, una enfermedad demasiado común, los adultos mayores están bastante familiarizados con las señales y los síntomas que la anuncian, que han observado con dolor en algún vecino o familiar", comentó la Dra. Gisele Wolf-Klein, directora de educación geriátrica de Northwell Health en New Hyde Park, Nueva York.
"Esa realidad conduce a la negación y a la evitación, tanto de parte del paciente como del médico", dijo. "Siempre y cuando no lo mencionen, quizá solo sea el envejecimiento normal".
Pero mencionar los problemas de memoria es importante, porque no necesariamente anuncian la aparición de una demencia, explicó Wolf-Klein. "La pérdida de memoria bien podría no deberse a la demencia, sino a otra afección muy tratable, como la depresión", anotó.
Y si de hecho  se vincula con la demencia, reconocer ese hecho es esencial, enfatizó.
"Los pacientes pueden reunirse pronto con los familiares y los asesores legales para la tercera edad, que son quienes mejor pueden ayudarles a tomar decisiones individualizadas sobre la atención, en lugar de depender de decisiones de último minuto que tomen familiares en un momento en que los pacientes ya no tengan esa capacidad", planteó Wolf-Klein.
El Dr. Bruce Polsky, presidente del departamento de medicina del Hospital de la Universidad de Winthrop en Mineola, Nueva York, reconoció que hablar sobre "la pérdida de la memoria y la posibilidad del desarrollo temprano de una demencia es una conversación difícil tanto para el médico como para el paciente, sobre todo debido a las implicaciones a largo plazo".
Pero el diagnóstico temprano de la demencia puede ser importante, enfatizó.
"Incluso la pérdida leve de memoria asociada con la enfermedad de Alzheimer inicial se puede mejorar con algunos fármacos que hay ahora disponibles, aunque esos medicamentos no detienen el avance de la enfermedad", dijo. "Las modificaciones de estilo de vida, como dejar de fumar, podrían también resultar valiosas en algunos casos".
"Aunque para los individuos es difícil evaluar si su propia pérdida sutil de memoria es 'normal' o no, las conversaciones francas con el médico y, en algunos casos, las pruebas podrían resultar en respuestas que quizá conduzcan potencialmente a un tratamiento y a una mejora en el funcionamiento", según Polsky.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Gisele Wolf-Klein, M.D., director, geriatric education, Northwell Health, New Hyde Park, N.Y.; Bruce Polsky, M.D., chairman, department of medicine, Winthrop-University Hospital, Mineola, N.Y.; Jan. 28, 2016, Preventing Chronic Disease
HealthDay
(c) Derechos de autor 2016, HealthDay


jueves, 21 de abril de 2016

Estigma y discriminación

OBERTAMENT – Asociación Catalana que lucha contra el estigma y la discriminación de las personas que sufren alguna enfermedad mental.
Es muy probable que un día un amigo tuyo, un compañero de trabajo, un familiar o tú mismo, experimente un problema de salud mental. Sin embargo, la salud mental sigue siendo un tema tabú a nuestra sociedad, rodeado de prejuicios, ignorancia y miedo.

¿Qué quiere decir eso de estigma?
El estigma hace referencia a la atribución de calidades negativas y despectivas sobre un colectivo de personas, que pasan a ser vistas, pensadas y tratadas a través de un prisma construido sobre prejuicios y falta de información. A las personas con problemas de salud mental se nos considera imprevisibles, incapaces para trabajar y tomar decisiones, poco inteligentes, débiles y agresivas. Estereotipos todos que no se corresponden con la realidad, pero que influyen en las actitudes y comportamientos que los demás tienen hacia nosotros.
Este estigma y la discriminación como consecuencia son la principal barrera que encontramos para la recuperación, el bienestar y, en definitiva, tener una vida llena y normalizada.
·   Sufrimos el aislamiento social: a menudo tenemos dificultades para hablar sobre nuestra salud mental por miedo a la incomprensión y a veces somos rechazados o ignorados cuando lo manifestamos.
·        Se nos excluye de las actividades sociales: estudiar, ir a comprar, alquilar una casa, ir de vacaciones o unirse a un club son cosas a las que a veces no podemos optar las personas con problemas de salud mental por la discriminación que sufrimos.
·      Tenemos dificultades para conseguir o mantener un trabajo: si manifestamos en una entrevista laboral que tenemos un diagnóstico de salud mental, es probable que se nos discrimine en la selección y no consigamos el trabajo, por lo que a veces tenemos que esconderlo. Por otro lado, algunos de nosotros hemos sido despedidos por tener un trastorno mental.
·     Nos cuesta pedir ayuda: muchos de nosotros, por miedo a ser etiquetados, hasta que no sufrimos una crisis severa no acudimos a los servicios de salud mental, por lo cual la recuperación es más lenta y difícil.
·     Sufrimos el autoestigma: asumimos los estereotipos y prejuicios sociales como propios desde que nos diagnostican y ese autoestigma hace que nos autolimitemos, y tengamos baja autoestima o falta de expectativas de recuperación.

Según la OMS, el estigma por razón de salud mental es un problema global y la lucha para erradicarlo tiene que ser una prioridad en cualquier sociedad democrática y libre. 

¿Está muy extendido el estigma?
El 28 % de la población general no entrevistaría para un trabajo a una persona con un trastorno mental.
El 44,9 % de los familiares de las personas con un trastorno mental no alquilaría un piso a una persona afectada.
El 18 % de la población considera que las personas con enfermedad mental son peligrosas.
El 51 % de les noticias sobre la enfermedad mental están relacionadas con asesinatos. 
Mitos que contribuyen al estigma
Mito: Los problemas de salud mental son extraños. | Realidad: Los problemas de salud mental son comunes, afectan 1 de cada 4 personas.
Mito: Las personas con un trastorno mental no pueden trabajar. | Realidad: Probablemente trabajas con alguien que tiene o ha tenido un problema de salud mental.
Mito: No conozco a nadie con un trastorno mental. | Realidad: Alguien que conoces o quieres ha pasado o está pasando por un problema de salud mental..
Mito: Las personas con trastorno mental son violentas e imprevisibles. | Realidad: Las personas con un trastorno mental no son más violentas que el resto de la sociedad.
Mito: La gente que pasa por un problema de salud mental es diferente. | Realidad: Todo el mundo puede tener un problema de salud mental que todo el mundo puede tener enfermedades físicas.
Mito: Mejor dejar a la gente sola cuando pasa por un problema de salud mental. | Realidad: La persona que pasa por una experiencia así, mayoritariamente desea tener a la familia, los amigos y los compañeros a su lado.
Mito: No hay nada que pueda hacer yo por ayudar a alguien con un trastorno mental. | Realidad: Hay muchas cosas que se pueden hacer para apoyar a una persona con un trastorno mental. 

¿Qué puedes hacer para combatir el estigma?.-A pesar de que no seas una persona afectada por un trastorno mental, hay maneras muy simples de actuar contra el estigma y la discriminación.
1. Sobre todo, escucha.- Si alguien te viene a explicar que está pasando o ha pasado por un problema de salud mental, no lo intentes evitar. El paso de pedir ayuda puede ser muy difícil de dar por la otra persona. Además, no hace falta que digas nada si no sabes qué decir. A menudo un gesto de apoyo como coger la mano o un abrazo expresa mucho más que las palabras.
2. Mantén el contacto.- Dale tiempo. Algunas personas prefieren un mensaje al móvil o un correo electrónico en vez de hablar por teléfono o frente a frente. Demuestra de vez en cuando que continúas ahí y que puede contar contigo; eso puede ser de gran ayuda.
3. Infórmate para saber más.- Puedes buscar más información sobre los trastornos mentales. Si crees que necesitas ayuda, la puedes encontrar en diferentes servicios y grupos de apoyo.
4. Inicia una conversación sobre salud mental.- Cualquier persona puede experimentar un problema de salud mental. Por eso, ser capaz de hablar es importante para todos nosotros. No tienes que ser un experto sobre el tema, solo mostrar interés. Nuestros consejos para iniciar una conversación te pueden ser de gran ayuda.
5. Ayuda a combatir el estigma.- La salud mental nos afecta a todos. En consecuencia, todo el mundo tiene la responsabilidad de contribuir a la construcción de una comunidad mentalmente saludable, que apoye la inclusión social y reduzca así la discriminación:
·        Aprende a compartir hechos y experiencias sobre salud mental.
·        Levanta la voz en protesta cuando alguien expresa prejuicios.
·   Continúa apoyando a la gente cuando está pasando por una época mentalmente inestable.
·    No etiquetes ni juzgues a las personas con trastorno mental, trátanos con respeto y dignidad como harías con cualquier otra persona.
·   No nos discrimines cuando participamos en tareas domésticas, laborales, acciones comunitarias... o cualquier iniciativa a la que decidimos contribuir.
·    Habla abiertamente de la propia experiencia en primera persona o como amigo, familiar o simplemente como ciudadano que se preocupa. Cuanto más escondido esté el problema, más se perpetuará la creencia que el trastorno mental es vergonzoso y necesita ser encubierto.

Ahora que has leído nuestros consejos, ¿por qué no los pones a prueba? Añade tu nombre a nuestro muro y empieza a hablar ahora mismo sobre salud mental. 

domingo, 17 de abril de 2016

1 de cada 6 personas mayores toma combinaciones peligrosas de medicamentos y complementos, según un estudio.

Los investigadores afirman que los pacientes deberían informar a los médicos de cada tratamiento que estén tomando.
    
HealthDay News | 21/03/2016 

Hay más personas mayores que nunca tomando complementos además de medicamentos, una práctica que les pone en riesgo de interacciones peligrosas de fármacos, reportan los investigadores.
Más del 15 por ciento de los estadounidenses de edad avanzada tomaban combinaciones de medicamentos recetados, medicamentos de venta libre y complementos dietéticos que podían suponer una amenaza para su vida en 2011, mostró el estudio. Esa cifra supuso un aumento de casi el doble con respecto a 2005, cuando el 8.4 por ciento de las personas mayores lo hicieron.
"Junto con el aumento del uso de múltiples medicamentos, hay también un riesgo oculto y creciente de interacciones de medicamentos potencialmente letales en las personas mayores", comentó la investigadora principal, la Dra. Dima Qato, profesora asistente de sistemas farmacéuticos en la Universidad de Illinois, en Chicago.
Muchas de estas interacciones tuvieron que ver con medicamentos para el corazón y complementos, como los de aceite de pescado omega-3, que se usan más habitualmente ahora que hace 5 años, dijo Qato.
Para mantener la seguridad, los pacientes siempre deberían informar a su médico y al farmaceuta de todos los medicamentos y complementos que estén tomando o que tengan la intención de tomar, incluyendo los medicamentos de venta libre, dijo. "Un medicamento o un complemento podría ser seguro y beneficioso cuando se usa solo, pero cuando se mezcla con otros fármacos, puede ser muy peligroso", explicó Qato.
El informe aparece en la edición en línea del 21 de marzo de la revista JAMA Internal Medicine.
El equipo de Qato entrevistó primero a más de 2.300 personas mayores sobre su uso de medicamentos y complementos en 2005, y luego hicieron una encuesta con otras 2.200 personas mayores en 2011. Los participantes tenían entre 62 y 85 años.
Los investigadores hallaron que la cantidad de personas que tomaban al menos 5 medicamentos con receta aumentó de más del 30 por ciento a casi el 36 por ciento durante el periodo de estudio. Además, la cantidad de personas mayores que tomaban 5 o más medicamentos o complementos aumentó de más del 53 por ciento a un poco más del 67 por ciento.
A lo largo del mismo periodo, el uso de medicamentos de venta libre se redujo de un poco más del 44 por ciento hasta casi el 38 por ciento, mientras que el uso de complementos dietéticos aumentó de casi el 52 por ciento al 64 por ciento, hallaron los investigadores.
Los complementos de uso más común eran los multivitamínicos o los complementos minerales y el calcio, indicaron los autores del estudio.
No es suficiente saber la cantidad de medicamentos y complementos que están tomando los pacientes, porque eso no nos dice cuáles están siendo útiles y cuáles son perjudiciales, dijo el Dr. Michael Steinman, autor de un editorial acompañante en la revista. Steinman es profesor de medicina en la Universidad de California, en San Francisco. "Necesitamos identificar qué problemas hay y concebir maneras de ayudar a las personas a evitar estos problemas", dijo.
Por ejemplo, la hierba de San Juan, que a menudo se toma para la depresión, puede afectar al modo en que funcionan los medicamentos. Estos medicamentos incluyen inmunosupresores, algunos medicamentos para el VIH/SIDA, las píldoras anticonceptivas, el anticoagulante warfarina, el medicamento para el corazón digoxina, y algunos tranquilizantes (como el Xanax), según el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral de EE. UU.
Otro estudio publicado en la misma revista halló que los médicos a menudo no preguntan a sus pacientes sobre el uso de complementos y de medicinas alternativas. Por otro lado, muchos pacientes con frecuencia tienen miedo de informar al médico de los complementos que están tomando, dijeron los investigadores.
Para realizar el estudio, Judy Jou, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, en Minneapolis, analizó los datos de las encuestas de casi 7.500 adultos. De ellos, un poco más del 42 por ciento no informaron a su médico de los complementos que estaban tomando o los tratamientos alternativos que seguían.
"No informar a los médicos de atención primaria del uso de complementos y medicinas alternativas puede ser peligroso, especialmente si lo que están usando crea interacciones adversas con cualquier tratamiento médico que un paciente podría estar siguiendo al mismo tiempo", señaló Jou.
Algunos ejemplos de esto son el uso de hierbas y complementos que interactúan negativamente con medicamentos recetados o las terapias basadas en el movimiento, como el yoga, que contrarrestan los efectos de la fisioterapia recetada, explicó.
Los participantes del estudio que eran menos propensos a informar de las terapias alternativas eran los que hacían yoga, tai chi o qi gong, y los que practicaban meditación o mindfulness (atención plena). Los adultos que tomaban hierbas o complementos y que recibían sesiones de acupuntura eran los más propensos a informar de ello, informaron los investigadores. Cuando los pacientes no informaban al médico de estas prácticas, lo más probable era que el médico no preguntara a los pacientes o que los pacientes no sintieran que era necesario decirlo, dijo Jou. "El hecho de animar a que se informe del uso de complementos y de medicina alternativa podría ayudar a evitar complicaciones médicas que podrían aparecer del uso simultáneo de medicinas y tratamientos convencionales, alternativos y complementarios, además de mejorar la comunicación y la confianza entre los pacientes y los proveedores".
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Dima Qato, Pharm.D., M.P.H., Ph.D., assistant professor, pharmacy systems, University of Illinois, Chicago; Judy Jou, M.A., School of Public Health, University of Minnesota, Minneapolis; Michael Steinman, M.D., professor, medicine, University of California, San Francisco; March 21, 2016, JAMA Internal Medicine, online
 (c) Derechos de autor 2016, HealthDay


miércoles, 13 de abril de 2016

Cómo adoptar un buen hábito en tres pasos.

PSICOLOGÍA - SALUD
Qué hay que hacer para cumplir tus propósitos y acabar las tareas pendientes

NATALIA MARTÍN CANTERO | El País | 19/04/2015

¿Por qué la mayoría de las personas que hacen dieta recuperan el peso, con creces, pasado el tiempo? ¿Cómo dejar de procrastinar? ¿Por qué es tan importante mantener buenos hábitos y tan difícil deshacerse de los malos? “Cambiar nuestros hábitos nos permite alterar nuestro destino”, dice Gretchen Rubin. La autora del exitoso Objetivo felicidad la emprende ahora con los hábitos, ya que “conforman la arquitectura invisible de la vida cotidiana”.

¿No está exagerando un poquito? “Las investigaciones sugieren que el 40 por ciento de nuestra vida cotidiana está gobernada por hábitos”. “Si los hábitos te funcionan, es más probable que seas feliz y productivo. Si te fijas únicamente en lo relacionado con la salud, verás que muchos hábitos que conducen a la enfermedad (o, en última instancia, la muerte) están relacionados con cómo comemos, bebemos, etc. Así que creo que son un gran elemento en nuestro futuro”. En su nuevo libro Better Than Before (Mejor que antes), Rubin sostiene que los hábitos nos libran de la tortura de tener que tomar decisiones a cada momento, algo muy útil en este mundo plagado de encrucijadas. “Los hábitos eliminan la necesidad de autocontrol”, indica.

Primer paso: conócete a ti mismo
Ya nos gustaría a algunos, pero no hay una fórmula mágica apropiada para todo el mundo. “Cómo formes tus hábitos varía mucho dependiendo de tu personalidad”, apunta Rubin. “Si eres una persona diurna o nocturna, si te va más la simplicidad o la abundancia, el maratón o el sprint”. “Me llevó tiempo entender que hay gente que no es capaz de formar un hábito que le gustaría tener. ¿Por qué? Porque es contradictorio con su verdadera identidad. Tienes que conocerte bien y trabajar a partir de ahí. Para empezar, puedes hacer el test (sólo en inglés) en el que Rubin clasifica a las personas en cuatro grandes grupos en función de cómo reaccionan ante los hábitos:

1.      Mantenedores. Son aquellos que están siempre listos para responder a las expectativas. Cuando se levantan por la mañana piensan: ¿qué tengo en mi lista de asuntos para resolver hoy?
2.     Inquisidores o preguntones. Ponen en tela de juicio todas las expectativas y cumplirán con ellas solo si creen que están suficientemente justificadas. Cuando se levantan por la mañana se preguntan: ¿qué necesito hacer hoy, y por qué?
3.     Complacientes. Responden rápidamente a las expectativas que vienen de fuera, pero tienen más dificultades en cumplir con las expectativas internas. Cuando se levantan piensan: ¿qué debo hacer hoy?
4.     Rebeldes. Se empeñan en resistirse a todas las expectativas. Rechazan cualquier forma de control y disfrutan saltándose las reglas. Cuando se levantan por la mañana se preguntan: ¿qué quiero hacer hoy?.

Segundo paso: los cuatro pilares de los hábitos
El trabajo de conocerse a uno mismo es extraordinariamente difícil, reconoce la autora, y dura toda la vida. Pero no hay otro remedio. Lo que no cambia tanto, sostiene Rubin, son los pilares en que se apoyan los buenos hábitos, que vienen a ser los cuatro siguientes:
1.      Monitorizar. La monitorización (de lo que comemos, el ejercicio que hacemos y la cantidad de horas que vemos la televisión, por ejemplo) conlleva más conciencia, y la conciencia permite el control y reduce el autoengaño, frecuente con la comida y el deporte.
2.     Sentar las bases. Con frecuencia comenzamos la casa por el tejado. Los aspectos básicos que sientan las bases de una vida mejor son, de acuerdo con Rubin: el sueño; el ejercicio; la alimentación saludable y, en cuarto lugar, el orden. A partir de ahí llega todo lo demás.
3.     Planificar. La planificación automatiza las actividades, lo que contribuye a solidificar los hábitos (a menos que seas un rebelde, en cuyo caso la planificación no es lo tuyo).
4.     Tomar responsabilidad. Para que sea efectiva, la planificación ha de estar acompañada de un cierto control. No basta con colocar en nuestra agenda “levantarse pronto y salir a correr”. También hay que cumplirlo.

Tercer paso: no te hagas trampas
Rubin, que se convierte en sujeto de pruebas para escribir sus libros, recopila un sinfín de trampas que, quien más quien menos, utiliza para echar al traste un buen hábito. Entre ellos se encuentra “alcanzar la meta “Una razón poderosa y, a primera vista, ilógica”, apunta Rubin, “es que muchas veces tenemos un objetivo y esto es precisamente lo que puede estropearlo. Una vez que llego al peso ideal, ya he alcanzado mi objetivo. Entonces volvemos a comer normalmente, y engordamos. Se trata de cambiar para siempre, indefinidamente". A veces hay que abstenerse para siempre de algo.
“Sólo se vive una vez”, "esto no cuenta”; "estoy de vacaciones”; “para eso están los fines de semana”. Una excusa casi tan utilizada como la llamada “trampa de la licencia moral”, por la que justificamos las cervecitas y la pizza después del gimnasio.
Tampoco hay que fustigarse. Somos humanos. (¿Serán estas vulgares excusas también?). Resumamos la cuestión con las palabras de William James (1842), probablemente el psicólogo más citado de todos los tiempos: “El principal descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas modificando las actitudes de la mente”.