lunes, 29 de noviembre de 2021

Ejes de intervención de la salud mental comunitaria


DRA. BEATRIZ CASTAÑO MONSALVE   |   TOPDOCTORS   |   26/08/2021

Editado por ALBERT GONZÁLEZ

Se plantean seis ejes de intervención, actuaciones principales que se llevan a cabo mediante sesiones domiciliarias de terapia ocupacional comunitaria, complementadas por la intervención desde neuropsiquiatría en la consulta externa de nuestro hospital:

 

  1. Asesoramiento, educación y prevención en salud mental y daño cerebral adquirido: tanto a pacientes como a cuidadores y referentes (profesionales o no profesionales). 
  1. Autonomía, calidad de vida y bienestar personal: desarrollo de las posibilidades de participación ocupacional en actividades y roles significativos, facilitar y optimizar los procesos volitivos (también denominados motivacionales) preservados, mejora y/o mantenimiento de componentes del desempeño, apoyo emocional a la reconstrucción de la identidad ocupacional, adecuación del entorno físico y social para favorecer la participación (y optimizar los procesos de cuidado). 
  1. Participación comunitaria: acompañar, informar y asesorar al paciente en el establecimiento de vínculos con los recursos comunitarios en su entorno, para lograr una mejor integración en la comunidad. 
  1. Conexión de recursos: favorecer la vinculación del paciente con su centro de salud mental de referencia y/o centro de atención y seguimiento a las drogodependencias, tanto si se trata de una problemática previa como de un caso nuevo, a fin de garantizar una atención continuada. 
  1. Apoyo a las familias: su objetivo es reducir la sobrecarga y facilitar un entorno que favorezca la participación ocupacional. También se trata de aprovechar el espacio propio del domicilio para construir un espacio de comunicación y expresión entre paciente y familia. Por otro lado, dentro de las instalaciones del Institut Guttman, se generan lugares de encuentro entre familiares para favorecer el intercambio de experiencias y el aprendizaje entre iguales. 
  1. Abordaje psiquiátrico de los problemas conductuales y emocionales: desde el seguimiento de la evolución en cada sesión domiciliaria, la atención telefónica, y apoyo y coordinación con las visitas de consulta externa de neuropsiquiatría.  

¿Cuál es el perfil de personas que pueden beneficiarse del programa? 

En el momento actual, el programa atiende a personas residentes en territorio catalán que, después de un DCA(daño cerebral adquirido), se encuentran en alguna de las siguientes situaciones:

  • Tener diagnosticado un trastorno mental previo.
  • Tener diagnosticado un trastorno mental posterior al DCA.
  • Tener problemas/dificultades de salud mental no diagnosticadas/no diagnosticables, pero que producen una deprivación ocupacional.
  • Tener dificultades que interfieren en la participación ocupacional deseada, relacionadas con el consumo de tóxicos, juego patológico, ideación suicida, etc.

Presente y futuro del Programa de salud mental comunitaria para pacientes con DCA y sus familias

Durante 2019, el programa ha realizado un total de 240 intervenciones domiciliarias y más de 130 intervenciones relacionadas con los casos atendidos (coordinaciones con profesionales, visitas conjuntas neuropsiquiatría-TO, coordinaciones telefónicas, etc.). La experiencia y los recursos de la red evidencian que el número de personas que pueden beneficiarse de este tipo de servicios es significativamente mayor, de manera que aún hay mucho por hacer. Esperamos crecer y aportar un beneficio directo a las personas y sus familias, centrado en sus necesidades e interseccional, considerando las peculiaridades culturales, étnicas, sociales y de género. 

Lo que se pretende, en consonancia con la misión principal del Institut Guttmann, es poner todo nuestro esfuerzo en facilitar que las personas con DCA y sus familias puedan continuar adelante, aprovechando sus propias fortalezas y las de su comunidad, apostando por una red de cuidados basada en el equilibrio ocupacional, la participación plena y la optimización de recursos. Dicho de otro modo, facilitar el acceso a una vida significativa, autónoma, disfrutada en compañía de los otros y, sobre todo, vivida con dignidad.

viernes, 26 de noviembre de 2021

El vacío existencial es la primera causa de ansiedad - Marian Rojas (II)


ÁLVARO SÁNCHEZ LEÓN     |     Aceprensa     |     25/11/2021

 

Sigue…

— ¿Cómo se ayuda a curar la amargura, la tristeza y ese resentimiento que muchas veces reverbera en el diálogo social?

— La tristeza se contagia y los amargados se juntan. Son cosas de las neuronas espejo… Al triste hay sacarle de su zona de disconfort con mucha delicadeza. La amargura es un veneno. En ambos casos conviene ayudar a cada cual a saber cómo han entrado en su vida. Cuando el ser humano se entiende, entiende por qué ha llegado a una determinada situación. Si desconocemos el cómo, el cuándo y el por qué, la capacidad de salir se complica y se acaba huyendo hacia adelante buscando vías de escape rápidas como las redes sociales, la pornografía, los videojuegos, las compras compulsivas o la comida, que son extras que alivian momentáneamente la amargura, pero que, a la larga, nos destruyen.

— ¿Cómo podemos revertir el colapso de quien sufre incertidumbre crónica, miedo al presente y al futuro o vértigo por soledad?

— Lo primero es saber si uno es así, o si las circunstancias han hecho que se convierta en una persona así. ¿Soy miedoso, sufridor, hipocondríaco, habitualmente irascible…, o lo soy ahora después de una pandemia, después de una ruptura afectiva, después de un problema de salud? Saber dónde y cómo se activó mi estado de alerta es importante para salir del túnel. Si son problemas de mi forma de ser, tengo que trabajar mi forma de ser. ¿Por qué soy así? ¿Algún trauma en el armario? Identificar las heridas y las causas es el primer paso para mejorar. Yo suelo exponerlos por escrito, con flechas, con colorines, porque ver tu vida simplificada plasmada en un papel nos descomplica y alivia las fuentes de tensión. Si no analizamos las cosas con calma, en frío, entramos en estado de incertidumbre, de miedo, de ansiedad, colapsamos en medio del desconocimiento y naufragamos en el desconcierto. Comprenderse y comprender es aliviar.

“El amor requiere mucha tolerancia a la frustración y una alta capacidad de posponer la recompensa y, sin embargo, todos ansiamos sentirnos queridos de esa manera”

— ¿A qué cosas buenas podemos agarrarnos cuando nos tiemblan los cimientos personales y sociales?

— No podemos tener miedo a profundizar. La historia nos ayuda a entendernos, la cultura nos hace más sabios, conocer vidas ejemplares nos enseña y nos inspira, desde un Nelson Mandela a un santo Tomás Moro, pasando por muchos grandes personajes que, en momentos de grandes sufrimientos, dolor y lucha, supieron encontrar un camino. En un mundo cada vez más materialista no podemos temer dar respuesta a nuestra sed de trascendencia. ¿Hay vida después de la muerte? ¿Todo lo que existe es tangible? ¿Admiro la grandeza del más allá? ¿Creo en Dios? Yo creo que hay un ser superior que nos quiere y nos protege, y me parece que creerlo te cambia la vida. Cada uno debe buscar sus respuestas preguntando, leyendo, escuchando… Encerrarse en el hoy y el ahora sin aclarar los interrogantes últimos que dan sentido a nuestra vida genera un vacío existencial, que es la primera causa de angustia. El amor es otro pilar fundamental. El motor principal que nos mueve a hacer cosas buenas es sentirnos queridos.

— En tu libro queda claro que amar bien es fundamental y, también, que amar bien es dificilísimo. Y nadie nos enseña…

— Aprendemos a querer durante nuestra infancia según nos quieran en casa. Si unos padres se gritan, se normaliza el grito como componente de las relaciones; si unos padres expresan su afecto, se busca esa manera de expresarse en la propia vida. Si unos padres se comunican, conversan y se entienden, se aprende a comunicarse adecuadamente en las relaciones personales, y si los padres se hablan en casa en el idioma de la tensión constante, a los hijos les faltarán habilidades para manifestar cómo se sienten. Nadie nos enseña a querer, pero cuando aprendes a querer bien, la sensación de plenitud es inmensa.

— Alertas de que reluce un “tabú sentimental” en la sociedad open-mindopen-heartopen-couple...

— En muchos círculos es más fácil hablar de sexo que de amor. Las mismas personas que cuentan que ven porno, tienen reparos en comentar el regalo que le han hecho a su mujer o la carta romántica que le han escrito a su pareja, porque eso sí les da vergüenza. Hay quien entra en crisis porque su novia le quiere presentar a sus padres, pero alardea con familiaridad de todas las posturas sexuales que practican en la intimidad. Estamos en un contexto social donde la consistencia del amor es líquida, incluso gaseosa. Vivimos en una sociedad basada en gratificaciones instantáneas –¡lo quiero todo y lo quiero ya!– en la que podemos comprar sushi, sexo, ropa y libros en menos de 24 horas, pero el amor es esfuerzo, trabajo, paciencia, perseverancia, atención… El amor requiere mucha tolerancia a la frustración y una alta capacidad de posponer la recompensa y, sin embargo, todos ansiamos sentirnos queridos de esa manera.

— Drogodependencia emocional: hemos apostado por las sensaciones fuertes posponiendo las razones para vivir. Y tampoco le acabamos de encontrar sentido a estas arenas movedizas…

— Querer sentir a todas horas tiene sus consecuencias, y una de ellas es que la inteligencia y la voluntad se vuelven irrelevantes. A más experiencias vibrantes, más dopamina y menos corteza prefrontal, que es la zona del cerebro de la atención, de la construcción, del control de impulsos, de la profundización, del discernimiento, del juicio moral… Sentir a todas horas hace que el criterio para opinar dependa de los sentimientos y no del pensamiento, y eso es un problema. Cada uno siente según su biografía, sus heridas y su estado de ánimo de esa mañana, y eso se observa perfectamente en las redes sociales, porque la razón está perdiendo la guerra.

— La felicidad no es Mr. Wonderful. La felicidad está en las ilusiones sencillas, defiendes tú.

— Lo que llamamos felicidad es la capacidad de disfrutar de las cosas buenas de cada día. El problema es cando nuestro corazón está incapacitado para amar, para disfrutar, para compartir… La pandemia nos ha ayudado a valorar la felicidad en las pequeñas cosas.

“La gente buena tiene algo muy atractivo, que se llama corazón. La gente mala es gente herida, no lo olvidemos”

— Has vendido más de 350.000 ejemplares de Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Y estás en el podio de los más vendidos de no ficción con esta segunda obra. Los libros curan, al menos a muchos lectores. Pero la autora supongo que irá de ala…

— El primer libro lo escribí para ayudar a mis pacientes y tener un apoyo para mis conferencias. Me alegra saber que un mensaje esperanzador que toca las fibras sensibles del ser humano está calando en la sociedad, pero estoy abrumada por la respuesta. He tenido que aprender a gestionarme ante esta avalancha, que, de haberla intuido, la habría rechazado desde el principio, porque yo soy muy casera y disfruto en la consulta, y de pronto me he visto en medio de un tsunami a lo grande. Como me conozco muy bien, he intentado poner frenos y barreras para que esto no me afecte más de lo normal, aunque ha habido momentos de agobio.

— Reconocer la vulnerabilidad es un componente importante de la empatía. Parece que ese prototipo de perfección que nos proponían las redes sociales y la televisión ha perdido hegemonía. El maquillaje y el postureo ya no nos dan confianza. Escuchamos mejor a quienes tienen heridas, porque son como nosotros.

— La perfección no existe, pero nos la venden. No conozco ninguna vida sin heridas, pero nos atrae tanto la belleza y la armonía, aunque sean artificial, porque alivian el sufrimiento. Cuando estamos sumergidos en el drama, mirar mundos supuestamente ideales nos evade, aunque, en general, ayuda más constatar que todos somos humanos y que tenemos nuestras luces y nuestras sombras. Es bueno que sepamos que las redes sociales son el paraíso del filtro, y que el perfeccionista es el eterno insatisfecho. Quien ansía la perfección constantemente es un gran sufridor que acaba somatizando en algún frente, porque vive con la tensión de quien no sabe disfrutar.

— Sus investigaciones científicas acaban aconsejando abrazos, equilibrio, normalidad, escucha, silencio, paz… Parece un villancico…

— ¡Me encanta!

— Hay tanta dopamina en los villancicos como en la bondad de la gente, que también existe.

— Todos conocemos a gente buena y a todos nos gusta estar con esa gente, porque tienen algo muy atractivo, que se llama corazón. Son personas que siempre buscan comprenderte y entenderte sin juzgarte. La gente mala es gente herida, no lo olvidemos.

— Navidad y asombro. Infancia y misterio. Sorpresa y horizontes. Dar gracias y pedir perdón. Pasar página y hacer propósitos de año nuevo.

— Después de la pandemia, es muy sano hacer un reset, rebobinar, ver en qué hemos mejorado este año, de qué me siento orgullosa, de qué me arrepiento, a quién le debería pedir perdón, a quién iría a darle un abrazo consciente de que lo necesita… No viene mal hacerse estas preguntas y ser valientemente consecuentes con las respuestas. También nos sirve pensar propósitos realistas para el año que viene, y no me refiero a ir al gimnasio o a dejar de fumar, sino a temas vitales más consistentes. Solo la conquista de haber traído a la mente ese deseo de mejorar nos guía ya por el camino correcto.

— ¿Pedimos a los Reyes Magos algo especial para que nos conserve con salud la corteza prefrontal?

— Pedimos a los Reyes que no perdamos la ilusión de la infancia o que la recuperemos, porque las cosas buenas pueden suceder.

— ¿Venderá Amazon barriles inyectables de oxitocina?

— Si Amazon supiera donde los venden, no me cabe la menor duda…

El vacío existencial es la primera causa de ansiedad - Marian Rojas (I)


ÁLVARO SÁNCHEZ LEÓN     |     Aceprensa     |     25/11/2021

 

Marian Rojas Estapé es la best seller de la pluma antiinflamatoria, la bata blanca y la sonrisa realista y consciente. Psiquiatra. En el momento más doloroso de su vida escribió Cómo hacer que te pasen cosas buenas (2018), y el viento de la naturalidad y la franqueza de sus páginas, siempre entre la ciencia y la experiencia, cosechó un alto número de hogares reencendidos sin miedo al precio de la luz. Sus páginas trajeron más brillo, también para los ojos de una sociedad con síndrome de burnout que miraba hacia los lados, titubeante, incluso antes de que debutara el coronavirus.

Este año ha vuelto al podio de los libros más vendidos con Encuentra tu persona vitamina: una rebotica para conocernos y sanar la convivencia, y una vacuna de emergencia ante este clima de urgencias de salud mental que se salen de madre en nuestros propios domicilios.

No ha vivido aún su crisis de los 40 y ya ha salvado de muchas asfixias emocionales, angustias existenciales, ahogamientos en piscinas y en vasos de agua, tiros por la culata, encierros al vacío, sorderas de orgullo, miopías individualistas, cobardías crónicas, hiperplasias de inmadurez, esguinces familiares, anorexias de afecto, bulimias de egocentrismo… y suicidios.

El timbre de su consulta está que arde. Las páginas de sus libros viajan en el metro. Mujer de rojo sobre fondo gris-oscuro-casi-negro-mate. Apasionada. Ilusionante. Es un ventilador de divulgación científica, guiños de empatía y motivos contundentes para vivir con la cabeza alta.

Con la mirada puesta en una pandemia que sube y baja por el retrovisor. Con El País y su “España, en terapia” sobre la mesa del café. Muy cerca de las grúas monstruosas que recomponen el nuevo Bernabéu, zumo de oxitocina con vitaminas, andamios, reset, la ola en las gradas y ¡gol!

— Dice The Lancet que los casos de depresión grave han aumentado un 28% en todo el mundo y los diagnósticos de ansiedad, un 26%. Son porcentajes de guerra mundial que nos están hablando a gritos: “Conócete a ti mismo, cuídate, y protege a los demás”.

— No estamos diseñados para vivir en modo alerta. Las cifras son “lógicas” después de este tiempo de pandemia, porque casi nadie sabe enfrentarse de manera sana a la muerte, a la enfermedad, al sufrimiento y a la incertidumbre. Durante el confinamiento repetí muchas veces: “Si no puedes salir fuera, métete dentro”. Estas circunstancias son ocasiones de oro para pararse a pensar y hacerse las grandes preguntas. La pandemia bien gestionada nos ayudará a crecer. De momento, lo que veo en consulta es que la pandemia mal gestionada nos está enfermando.

— Desde el inicio de la pandemia, en España se prescriben el doble de psicofármacos. Pero en Encuentra tu persona vitamina nos habla de que nadie sale del hoyo solo con pastillas.

— Las pastillas pueden ser una grúa necesaria que nos sacan del hoyo y nos colocan de nuevo con los pies sobre la tierra. A partir de ahí, debemos contar con herramientas que nos permitan aprender a vivir sin fármacos. Las pastillas son impermeables que ayudan a no sentir. En los casos de depresión grave o de angustia sirven para paliar esos síntomas ansiosos depresivos, pero debemos prepararnos para seguir adelante sin impermeables. Recomiendo ir contando con recursos propios, poco a poco, para ser capaz de gestionar los problemas de cada día: un bache económico, la incertidumbre de la vida misma, la relación con personas que no nos convienen…

“Si contamos con herramientas para gestionar lo bueno y lo malo, vibra en nosotros un equilibrio interior y somos más felices”

— El CIS dice que el 35,1% de los españoles ha llorado en el último año y medio. Me parecen pocos. Lo que está claro es que ante una sociedad que cambia bruscamente cada día, la incertidumbre y las crisis cada vez necesitamos más estar rodeados de personas que curan: aspersores de oxitocina, en la jerga de tus libros.

— Yo he llorado varias veces durante la pandemia y no me importa admitirlo. En pleno confinamiento tuve a mi cuarto hijo y el mayor tenía cinco años… De pronto, me vi en unas circunstancias muy complejas de gestionar, porque mi marido era trabajador esencial. No conozco a nadie que no haya sufrido mucho en algún momento de esta pandemia. La incertidumbre, el miedo y el estrés nos intoxican de cortisol y las personas vitamina nos riegan de oxitocina, que inhibe el cortisol. Es importante aprender a ser persona vitamina y rodearse de personas vitamina, que son esas que en un solo instante te alivian de la tensión y saben sacar lo mejor que llevas dentro.

— Bienaventurados quienes te bajen el cortisol y te mejoran la vida, porque ellos son la mejor vitamina en este contexto de anemia existencial.

— Tener una persona con quien hablar o estar cuando lo necesitamos provoca ratos oxitocínicos que son el mejor regalo. Por primera vez en nuestra historia, hoy, cuando vemos a alguien, medimos antes el riesgo que el cariño. Prevalece el miedo a contagiarse sobre las ganas de verse. ¿Estará vacunado? ¿Lleva mascarilla? ¿Me ha dado la mano? ¿Le respondo con un abrazo? Todo este proceso mental es terrible en las relaciones humanas, que son de entrega, de servicio y de cariño.

— En tus libros abres muchas pestañas y hay una que me parece la más esperanzadora de todas: los seres humanos podemos cambiar. Tenemos capacidad para mejorar nuestra forma de ser y para hacer que nos pasen cosas buenas después de evitar las inercias malas.

— No conozco a nadie que no esté librando una batalla importante en algún aspecto de su vida, porque la vida es un drama y eso es una realidad. Al que no le preocupa la salud, le angustia el dinero, o el amor, o el trabajo, o los padres, o los hijos… Como psiquiatra y como persona que se dedica a investigar el comportamiento humano, cada vez tengo más claro lo importante que es ser capaces de disfrutar lo bueno y gestionar adecuadamente lo malo. Conozco a personas que protagonizan muchas vivencias positivas, pero no son capaces de disfrutarlas y deambulan en tensión. Suelen ser personas que, después, ante lo malo, se bloquean, se enfadan, pierden el control o enferman. Mi mensaje es esperanzador, porque yo he visto que, cuando contamos con herramientas para gestionar lo bueno y lo malo, vibra en nosotros un equilibrio interior y somos más felices.

— Es posible pensar en una sociedad en la que amanezcamos pensando: ¿cómo puedo hacer que todas las personas que se cruzan hoy por mi vida estén a gusto, aunque el mundo real no sea Pixar?

— En esto soy más pesimista, porque hay un fondo egoísta en la sociedad. Hoy estamos más conectados que nunca, tenemos más amigos en las redes sociales que nunca, y somos más individualistas que nunca. Y la pandemia ha exacerbado ese perfil. Nos levantamos por la mañana preguntándonos qué hago con mi vida, qué me satisface, y nos hemos olvidado completamente de qué hago con la vida de los demás o qué les satisface a quienes me rodean. Con mis libros, trato de impulsar que esto cambie, porque una sociedad individualista, se destruye. No estamos diseñados para vivir así. No tocarse, mata. Aislarse, enferma.

— Pongamos por hecho que yo quiero ser vitamina en medio del mundo. ¿Cómo puedo curar a una persona egoísta?

— Las personas que no son vitamina están sufriendo por algún motivo. La mejor manera de ser vitamina es dejar de juzgar a los demás. Debo comprender que detrás de la toxicidad de ese egoísmo, de ese mal humor, de esa frialdad, hay un daño patente o latente. Si levanto la barrera del juicio crítico y me impongo la del entendimiento, todo cambia. Yo escucho cosas increíbles en mi consulta, y evito juzgar, sobre todo desde que me tocó afrontar un caso muy grave que me dejó impactada. En este episodio concreto, pensaba que mi paciente era una mala persona, y cuando percibí ese planteamiento, me di cuenta de que así nunca sería capaz de ayudarle. Me despojé del prejuicio del juicio, intenté entender el camino por el que había llegado hasta ese comportamiento, y en ese momento el paciente empezó su fase de sanación, porque cuando comprendemos a alguien aflora la oxitocina, y si hay oxitocina, baja el cortisol, y cuando baja el cortisol, nos empezamos a curar.

“La mejor manera de ser vitamina es dejar de juzgar a los demás. Comprenderse y comprender es aliviar”

— Dices que la escucha activa “provoca un subidón de oxitocina instantáneo en el prójimo”. Que empatizar de verdad es una receta magistral para todos. Parece fácil, pero…

— La empatía es una cualidad maravillosa, pero ojo con la empatía exagerada. Hay personas que empatizan tanto que se pasan la vida sufriendo por todos los problemas del mundo. Debemos aprender a protegernos. De todas formas, para el 80% de la población, la empatía es dejar de ser el centro del universo para que los demás nos empiecen a importar. Todos nos damos cuenta perfectamente cuando interesamos de verdad a otra persona y sentimos esa conexión mágica ante quien nos entiende perfectamente

jueves, 25 de noviembre de 2021

La trampa de las grandes expectativas


PILAR JERICÓ       |      El País       |        28/02/2021

La pandemia ha actualizado lo evidente: cuanto más alto pongamos el listón de lo esperado y lo deseado, más posibilidades habrá de que un revés nos desestabilice. 

Nuestro cerebro se lleva muy mal con la incertidumbre. Estamos programados para la supervivencia, pero no sabemos movernos bien en entornos donde no está claro qué va a suceder. Para reducir la sensación incómoda que genera la falta de certeza creamos expectativas. Ese es el motivo por el que confiamos en que la comida que hemos comprado tenga el mismo sabor que la última vez, en que nuestro amigo sea sincero cuando nos cuenta algo o en que las vacunas lleguen pronto para librarnos de esta pandemia. Sin embargo, movernos basándonos en las expectativas no siempre nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos. 

El mundo de las expectativas nos condiciona más de lo que nos imaginamos. Influyen en nuestro aprendizaje y en cómo tratamos a quienes nos rodean, y pueden ser el motivo de muchas de nuestras frustraciones. Si, por ejemplo, nos hablan maravillas de una película y al verla no nos parece tan buena, es posible que nos sintamos decepcionados. Si esperamos que nuestra pareja prepare una cena maravillosa y nos sorprende con algo sencillo, puede que nos molestemos simplemente por la idea que teníamos preconcebida. Popularmente se dice que las expectativas son resentimientos premeditados porque, si la realidad no se ajusta al corsé de lo que habíamos pensado, nos genera frustración. 

Este mecanismo inconsciente se estudia en el marketing de las empresas. Tanto es así que se llega a reconocer en los clientes que la satisfacción es el resultado de la percepción menos la expectativa. Cuanto mayor sea la expectativa, más alto tendremos que elevar el listón de las experiencias o de las relaciones para quedar satisfechos. Funcionamos así inconscientemente, pero tenemos la opción de actuar sobre nuestra manera de pensar para que juegue a nuestro favor. Máxime en momentos tan complejos como los actuales. Veamos cómo conseguirlo. 

Primero necesitamos confiar, pero sin expectativas concretas. Sabemos que la pandemia va a pasar. No hay nada que dure eternamente. El problema es que no sabemos cuándo se logrará inmunizar a toda la población con la vacuna ni si la vida volverá a ser como era. Ni siquiera sabemos si nos amenazarán nuevas mutaciones del virus. Si depositamos toda la esperanza en una fecha y, por cualquier motivo, no se consigue el objetivo, caeremos en la frustración. 

Algo así sucedió en la II Guerra Mundial, explica Vik­tor Frankl en su maravilloso libro El hombre en busca de sentido. Los prisioneros de Auschwitz se animaron antes de las Navidades de 1944 porque creían que iban a ser liberados. Sin embargo, cuando pasó esa fecha y advirtieron que el vaticinio no se cumplía, muchos enfermaron y murieron. La liberación se produjo pocas semanas después. Si nos aplicamos esta experiencia, tenemos que confiar en que el final de la pandemia sucederá tarde o temprano. Vamos a ser vacunados, pero es mucho mejor no obsesionarse con una fecha ni depositar nuestra felicidad en ese momento. La confianza es diferente a la expectativa. La primera es más abierta e inspiradora, mientras que la segunda resulta más específica y concreta, por lo que genera más frustración, ya que no depende de nosotros. 

En segundo lugar, tenemos que ser conscientes de que el mejor antídoto para evitar la frustración es sustituir el listón que impone una expectativa por el agradecimiento. Agradezcamos la cena que nos han preparado olvidándonos de si era o no lo que estábamos esperando. Demos las gracias por los pequeños detalles que nos ofrece el día a día sin esperar a recuperar nuestra felicidad cuando estemos todos vacunados. Vivir sin tantas expectativas hace que todo sea más fácil. De esa manera valoraremos lo que nos sucede sin estar influidos por un pensamiento previo. Este ejercicio no significa anular nuestros sueños o anhelos, que pueden actuar como un faro en nuestras decisiones. Lo que no podemos es relacionar nuestra felicidad con que sucedan ciertas cosas que no dependen de nosotros. Si soltamos esa carga, podremos transitar la pandemia de un modo más amable. —eps

 Cuidado con el pensamiento mágico


Jean Piaget, uno de los grandes estudiosos en el desarrollo de la inteligencia, sostenía que los niños confunden su mundo interior con el exterior. Es decir, a veces creen que con sus pensamientos pueden hacer que las cosas sucedan. Por ejemplo, si estoy muy enfadado con mi hermano, mi pensamiento puede hacer que él se tropiece. Piaget lo denominó pensamiento mágico; es decir, creer que por desear algo, esto va a suceder. Este tipo de pensamiento desaparece cuando el niño cumple siete años, según este autor. Sin embargo, parece que no siempre es así y que de adultos, aunque estemos sanos, caemos en la creencia de que el mero deseo conduce a que ocurran las cosas.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Terapia con mascotas: los animales como sanadores


Escrito por el personal de MAYO CLINIC       |     29/07/2021 

La terapia asistida con animales puede reducir el dolor y la ansiedad en personas con una amplia variedad de problemas de salud.

¿La medicina recurrirá a los perros? Sí, pero de buena manera. La terapia con mascotas está ganando adeptos en el cuidado de la salud y otras áreas afines. Averigua de qué se trata esta tendencia creciente.

¿Qué es la terapia con mascotas?
 
La terapia con mascotas es un término amplio que consiste en la terapia asistida por animales y otras actividades asistidas por animales. La terapia asistida por animales es un campo en expansión que utiliza perros u otros animales para ayudar a las personas a recuperarse o a afrontar mejor los problemas de salud, como las enfermedades cardíacas, el cáncer y los trastornos mentales.
 
Por otra parte, las actividades asistidas por animales tienen un objetivo más general, como brindar consuelo y esparcimiento a los residentes de las casas de reposo.

¿Cómo funciona la terapia asistida por animales? 

Imagina que estás en el hospital. El médico menciona el programa de terapia asistida con animales del hospital y te pregunta si te interesaría. Dices que sí, y el médico organiza que alguien te cuente más sobre el programa. Poco después de eso, un perro de asistencia y su entrenador te visitan en la habitación del hospital. Se quedan durante 10 o 15 minutos. Te invitan a acariciar al perro y a hacerle preguntas al entrenador.
 
Después de la visita, te das cuenta de que estás sonriendo. Y te sientes un poco menos cansado y un poco más optimista. No puedes esperar para contarle a tu familia todo sobre ese perro encantador. A decir verdad, ya estás ansioso esperando la próxima visita del perro.

¿Quiénes pueden beneficiarse con la terapia asistida por animales?

La terapia asistida por animales puede reducir de manera significativa el dolor, la ansiedad, la depresión y la fatiga en personas con diversos problemas de salud:
 
·        Niños que se someten a procedimientos dentales
·        Personas que reciben tratamiento contra el cáncer
·        Personas en centros de atención a largo plazo
·        Personas con enfermedades cardiovasculares
·        Personas con demencia
·        Veteranos con trastorno de estrés postraumático
·        Personas con ansiedad
 
Y no solo las personas con problemas de salud ven los beneficios; los familiares y amigos que están presentes en las visitas con animales también dicen sentirse mejor.

La terapia con mascotas también se utiliza en entornos no médicos, como universidades y programas comunitarios, para ayudar a las personas a lidiar con la ansiedad y el estrés.

¿La terapia con mascotas conlleva riesgos?
 
La mayor preocupación, especialmente en los hospitales, es la seguridad y la higiene. La mayoría de los hospitales y otras instalaciones que utilizan la terapia con mascotas tienen reglas estrictas para asegurarse de que los animales estén limpios, vacunados, bien entrenados y seleccionados según su comportamiento apropiado.
 
La terapia asistida por animales en acción 

Más de una docena de perros de terapia registrados y sus adiestradores son parte del programa Caring Canines de Mayo Clinic. Hacen visitas regulares a varios departamentos del hospital e incluso hacen visitas especiales si así lo solicitan. Los perros son una distracción bienvenida y ayudan a reducir el estrés y la ansiedad que pueden acompañar a las visitas al hospital. 

domingo, 21 de noviembre de 2021

Adolescencia: ¿por qué es la etapa más difícil?


ABC   |   Madrid   |   13/01/2020 

La psicóloga Cinthia Sánchez Pacha recuerda que uno de los comportamientos más típicos de los adolescentes es buscar libertad

La adolescencia es el momento de transición entre la niñez y la edad adulta. «Una etapa donde el adolescente busca su propia identidad y obtener su autonomía. Pero para conseguir eso es necesario separarse de las figuras paternas, aunque no es fácil porque todavía no es lo suficientemente maduro». Así lo asegura la psicóloga Cinthia Sánchez Pacha, de TopDoctors, quien explica que uno de los comportamientos más típicos de los adolescentes es buscar libertad, «pero cuando ven la responsabilidad que conlleva esta libertad y el mundo adulto, miran hacia otro lado».

 

Por lo tanto, explica Sánchez Pacha, «existe un conflicto interno entre la dependencia que aun siente con sus padres y la necesidad de independizarse. Esta lucha interna se expresa mediante peleas y conflictos con los padres, ya que son el pilar del que quieren desprenderse y a la vez su fuente de seguridad».

 

¿Qué hacer con los cambios hormonales en la adolescencia?

 

El cambio de actitud puede llegar a ser desconcertante para los padres y los hace sentir inseguros, ya que las estrategias que utilizaban antes no funcionan más. Por eso es necesario adaptarse a estos cambios y modificar las normas por límites más flexibles y negociados con el adolescente. De esta manera, la relación entre padres e hijos evoluciona y cambia, pero el vínculo queda siempre.

Un nivel de conflicto intergeneracional tiene un papel muy importante en el desarrollo de los adolescentes y el funcionamiento de la familia. En el entorno familiar los jóvenes aprenden a resolver problemas manteniendo las relaciones y tolerando las diferencias de opinión. Por lo tanto, la estabilidad familiar es esencial para un adolescente. El equilibrio emocional, la templanza y la estabilidad que les falta en esta época de la vida deben recibirlo de su familia.

 

¿Qué cambios se producen en los adolescentes?

 

La conducta de los adolescentes no solo está asociada a cambios hormonales, sino también modificaciones a nivel neuronal. La adolescencia es el momento perfecto para construir un cerebro mejor, ya que es más sensible al aprendizaje. En este momento el niño mira hacia la infancia y reflexiona. El control externo ahora pasa a ser interno, por lo que es capaz de dirigir su atención a los procesos mentales.

 

En muchas ocasiones, los adolescentes se ven influenciados por su grupo de iguales, la opinión de estos, su aceptación… por lo que lo que dicen los padres ya no es tenido tan en cuenta, sino que ahora compiten con el grupo de amigos.

 

Otra de las características es la creación de identidad personal. Lo que nos diferencia del resto y nos hace únicos. El desarrollo de esta identidad está muy relacionado con cómo se siente y cómo es el adolescente. Aunque a veces parece lo contrario, el adolescente necesita ser reconocido y aceptado por parte de su grupo de amigos y sus padres.

 

¿Por qué muchos se encierran en si mismos?

 

La adolescencia es una etapa muy reflexiva, por eso los adolescentes pasan gran parte de su tiempo en su habitación, ensimismados y/o ausentes. Los estudios revelan que, debido a los cambios corporales, existe un enorme gasto de energía, por lo que una actitud pasiva refleja la necesidad de reponer fuerzas.

 

¿Cómo resumiría la tarea de los padres en esta etapa de la vida?

 

La adolescencia tiene cosas buenas y gratificantes, y una de las tareas de los padres es buscarlas. Los padres deben pensar que en ellos hay un tesoro, y buscarlo con seguridad para encontrarlo. Si no lo creen, es como si no existiera.

 

Cuando la familia se encuentra en un callejón sin salida, ¿dónde puede buscar ayuda?

 

Un mediador externo puede ayudar en esta etapa. Desde el Instituto de Medicina EGR contamos con profesionales especializados, que pueden dotar de estrategias y acompañar para superar los conflictos que puedan aparecer, así como potenciar las cualidades que el adolescente posee.