domingo, 31 de diciembre de 2023

Uso y abuso del móvil en menores: "Hay que hacer campañas de prevención como antes hubo de heroína o cocaína"


Ana García Quesada     |     Madrid     |     Telecinco.es     |     06/06/2023


Los colegios y los padres de la localidad de Greystones (Irlanda) han tomado la decisión de prohibir que los niños tengan un 'smartphone'

Expertos urgen para que en España se legisle ya: "Hay que poner leyes de control y gestión de las tecnologías para proteger a los menores.

 

"Es preciso desarrollar campañas de protección y de prevención financiadas por el gobierno para cortar esta epidemia"

 

La noticia de que un pueblo irlandés ha prohibido que los niños usen teléfonos móviles hasta secundaria está causando mucho revuelo. El uso y abuso de estos dispositivos es tema de debate prácticamente en todo el mundo, sobre todo en los países desarrollados donde los menores tienen acceso a los smartphone desde edades cada vez más tempranas.

 

Los especialistas coinciden en que el uso de los móviles por los niños durante largas horas al día perjudica su desarrollo normal y les ocasiona problemas de conductatrastorno de sueño e incluso problemas de depresión infantil y ansiedad, con riesgo de generar adicción en casos extremos.

 

"El 90% de los adolescentes que tratamos tienen algún problema de adicción al teléfono", reconoce Esther Gonzalo, psicóloga de Desconect@, un programa psicoeducativo que ayuda a los menores con adicción a las nuevas tecnologías y con otro tipo de trastornos, alimentarios, de conducta o de malestar emocional general. "Alrededor de un 60% vienen por problemas concretos de abuso o adicción a las tecnologías, pero en el resto, que llegan con patologías como depresión, ideación suicida, autolesiones o adicciones variadas, en cuanto rascas un poco ves que una de las causas que hay detrás de su problema es el mal uso del móvil y las redes sociales. La realidad es que es muy muy raro, por no decir prácticamente imposible, encontrar un caso en el no haya alguna problemática con las pantallas y sea necesario poner pautas para el uso de las tecnologías", destaca.

 

Legislar sobre el control del uso del móvil

Lo sucedido en la localidad irlandesa de Greystones es, para esta experta, una excelente noticia. "Me da cierta esperanza en la humanidad", comenta. Aunque la iniciativa de eliminar la telefonía móvil de las manos de los más pequeños tiene allí un carácter voluntario, la medida ha sido adoptada por todos, familias y centros educativos.

 

"Me parece un primer paso hacia la legislación, que sería lo necesario, porque nos estamos enfrentando a una problemática social enorme para la que no se están destinando demasiados recursos a nivel público. Las familias que se encuentran con la adicción de sus hijos a los dispositivos móviles tienen que buscar ayuda en centros privados. El primer paso sería poner más medios para solucionar el problema real que existe y que ya no se puede evitar y el segundo sería trabajar en la prevención, y probablemente esta prevención tiene que pasar por poner leyes de control y gestión de las tecnologías para proteger a los menores, te hablo de leyes gubernamentales. Esa debería ser la prioridad", indica Gonzalo.

En esta línea, en Irlanda, el propio ministro de salud se ha pronunciado sobre el tema con un artículo publicado en The Irish Times donde apunta la posibilidad de extender la iniciativa a todo el país: "Creo que deberíamos estudiar alguna forma de este enfoque a nivel nacional en términos de protección de la salud mental de los jóvenes", ha defendido.

 

"Es que es un problema gravísimo", corrobora la psicóloga española. "En España son urgentes campañas de concienciación. Igual que se hicieron en el pasado campañas para frenar el consumo de heroína, de cocaína, o para evitar la transmisión del sida, se debería hacer lo mismo con el uso de las tecnologías, porque están fagocitando a la sociedad", lamenta. "Es imprescindible desarrollar campañas de protección y de prevención financiadas por el gobierno para cortar esta epidemia", resalta.

 

"Un arma de destrucción"

La iniciativa de este pueblo irlandés surgió ante la preocupación de padres y profesores que observaron que los pequeños del pueblo estaban siendo expuestos a contenidos no adecuados para su edad, lo que también alimentaba su ansiedad y "acortaba su infancia".

 

"Es que le estamos dando a los chavales un arma de destrucción", alerta la psicóloga. "para sí mismos y para otros", recalca. "Porque no es solo todo lo que les afecta a nivel de desarrollo en edades en las que se están conformando como futuros adultos y que puede afectar muy negativamente su salud mental, sino también es que es un arma que se usa para atacar a otros. El avance en las tecnologías ha jugado un papel muy importante en el acoso cibernético, en la manera de meterte en la casa de otra persona y seguir acosándola y seguir machacándola", denuncia.

 

"Y también está, claro, el riesgo de abuso que supone para los menores. Nos estamos encontrando muchísimo acoso y muchísimos riesgos a nivel sexual, a nivel de pederastia, por la falta de supervisión que muchas veces los jóvenes tienen de sus redes sociales", advierte. "El móvil, la tableta, facilitan contactos con personas que no sabes ni qué edad tienen porque se esconden detrás de las redes y además les da un acceso a la pornografía en edades bajísimas. El último informe de UNICEF marcaba los 8 o 9 años como edad de inicio de consumo de pornografía. Es terrible porque esto deja una huella importante en chavales que se educan en el ámbito sexual a través de unas imágenes tremendamente hostiles y cosificadoras de la mujer en términos generales y que no reflejan la realidad. Las consecuencias son nefastas para el correcto desarrollo de su sexualidad"

 

Edad apropiada para tener un teléfono móvil

Según los últimos informes, en España el 75% de los niños de 12 años cuenta con un teléfono móvil de última generación, incrementándose al 95% entre los jóvenes entre 15 y 17 años de edad. Sin embargo, pese a esta realidad, los expertos alertan que la edad recomendada para tener un móvil propio son los 16 años.

"Es difícil dar una edad cerrada, porque depende de cada niño, de lo responsable que sea, de su nivel de autonomía, de si tiene otras aficiones fuera de los dispositivos electrónicos...", avanza Gonzalo, "pero sí que hay unas leyes que nos indican la edad mínima de uso de ciertas aplicaciones como Instagram, TikTok, WhatsApp, que en la mayoría de ellas son los 16, excepto WhatsApp, que son 14, y eso no está dando una indicación de a partir de qué edad debería poder usar el teléfono un menor. Podríamos marcarla entre los 14 y los 16 años. Yo soy más proclive a los 16".

 

"Sé que es complicado, pero es esencial no sucumbir a la presión de los hijos, al típìco “¡es que todos mis amigos lo tienen!”, recuerda la psicóloga. "Debe ser una decisión meditada, pensada a fondo para discernir si realmente el hijo está preparado para ello. Los niños no pueden saber si están preparados o no para tener un móvil. Eso solo lo saben las familias, ya que cada hijo es único y, por tanto, cada caso es diferene", recalca.

 

Suyo, pero no privado

"No podemos entregarles esta tecnología y ya está. Tenemos que enseñarles a usarla, darles unas normas y además supervisar sus dispositivos", destaca Gonzalo. "Lo primero que tiene que tener claro el niño es que puede tener móvil, pero que no es privado. Las familias son responsables legales y deben tener acceso al teléfono porque las responsabilidades del mal uso que haga el menor de él van a repercutir en ellos", informa. Por eso, habrá que vigilar bien que cuide la comunicación, el vocabulario o las imágenes que comparte. Vamos a saber que está haciendo con ese teléfono y asegurarnos de que está a salvo también", sugiere.

 

En este punto, apostilla la psicóloga que es importante reflexionar sobre temas como la privacidad, la intimidad y el respeto y hablar de los valores que rigen en cada casa." Y hay que valorar si como padres estamos preparados para ayudarles a gestionar la frustración cuando les retiremos el dispositivo, porque hay que retirárselo", recuerda.

 

Normas de uso del móvil en menores

"Son de sentido común", destaca la experta, "pero a veces se nos olvidan". "Cuando se hacen los deberes el móvil fuera de la habitación. A la hora de dormir, el móvil fuera de la habitación, no conviene utilizar pantallas azules media hora antes de acostarse porque nos activan. Tampoco se pueden tener unas contraseñas que tus padres no conozcan, como te decía antes. Y luego, es necesario controlar las horas de uso. Nosotros creemos que dos horas al día de teléfono ya está bien. Nos hemos encontrado con chavales que lo usan más de 12 horas. Eso es una barbaridad. Cuando llegan a nuestro centro adictos a sus dispositivos les decimos: el día tiene 24 horas, si hay que dormir entre 7 u 8, pasar otras 8 en el colegio, y luego hay que comer, hacer deporte o alguna actividad de ocio, el tiempo que debería quedar para el móvil es muy reducido. Al principio te miran como si estuvieras loca, pero cuando empiezan a desintoxicarse se dan cuenta del abuso que tenían", informa Gonzalo.

 

"Y hay que dar ejemplo. Tiene que haber momentos de desconexión digital en casa, fomentar los momentos en familia y practicar el 'modo avión'. Es fundamental para desconectar de la red y conectar con tus seres queridos", concluye.

jueves, 28 de diciembre de 2023

Los 7 traumas más graves durante la infancia

 

SERGIO DE DIOS GONZÁLEZ       |    La Mente es Maravillosa     |     27/02/2023

Escrito por Edith Sánchez


Los traumas más graves durante la infancia dejan huellas latentes que siguen teniendo efecto en la etapa adulta. Simplemente, están en lo profundo de la mente y del corazón, y se manifiestan como malestar, trastornos o dificultades para alcanzar una vida plena. ¿Cuáles son?

Los traumas más graves durante la infancia suelen derivar de situaciones en las que los pequeños perciben que está en peligro su vida o la de las personas significativas en su crianza. En particular, de la madre o el padre.

Los traumas de la infancia pueden dejar huellas que duren toda la vida, en especial si son graves. ¿Qué los hace más intensos? El grado de daño perpetrado, su frecuencia, la edad a la que se produce, los recursos psicológicos disponibles y el apoyo con el que se haya contado. Los traumas más graves suelen ser los siguientes.

 

«Para un niño pequeño, la violencia es una experiencia abrumadora, incontrolable y terrible, y sus efectos emocionales pueden permanecer durando toda la vida. El trauma se interioriza y se apodera de nosotros al no poder empatizar con el prójimo». – Sstephen Groz –

 

1. Abuso emocional

El abuso emocional es uno de los traumas más graves durante la infancia. Tiene que ver con acciones como violencia verbal continuada, ausencia de muestras de cariño, episodios de humillación y menosprecio, etc.

Un estudio llevado a cabo en 2016 evidenció que conductas de ese tipo producen cambios en el cerebro de los niños.

 

2. Abuso físico

 

El abuso físico tiene lugar cuando se producen lesiones en el cuerpo del niño como consecuencia de la agresión por parte de un adulto.

 

Los datos más conservadores indican que una de cada 20 personas ha sufrido este tipo de abusos durante la infancia. Este tipo de maltrato hace que el niño (y posterior adulto) sea más vulnerable ante agentes externos que puedan precipitar una enfermedad mental o física.

 

3. Abuso sexual

 

Otro de los traumas más graves durante la infancia es el abuso sexual. Se trata de una experiencia traumática que los niños viven como un atentado contra su integridad física y psicológica. Sus consecuencias suelen perdurar a lo largo de toda la vida. 

Este tipo de maltrato incluye cualquier conducta sexual forzada que invada la integridad e intimidad de los menores por parte de un adulto. Además, hay que tener en cuenta que está penado por la ley cualquier comportamiento sexual hacia un niño, tanto con contacto físico como sin él.

4. Negligencia

 

El maltrato por negligencia o desatención familiar tiene que ver con la falta de protección a los niños, frente a sus necesidades básicas o los riesgos potenciales para él o ella. La privación de cuidados ocasiona carencias físicas, psicológicas y sociales. Las consecuencias de esto dependen de la intensidad del abandono y de los factores de riesgo presentes en el entorno.

 

5. Maltrato violento a la madre

 

Los niños que son testigos del maltrato violento hacia la madre tienen un riesgo muy alto de presentar problemas de salud con más facilidad. También es más probable que ejerzan violencia en la vida adulta y son más propensos a desarrollar trastornos como ansiedad y depresión. Es común que aparezcan fuertes sentimientos de culpa por no estar en capacidad de ayudar o salvar a la madre.

 

6. Abuso de sustancias en el hogar

El abuso de sustancias psicoactivas en el hogar también está dentro de los traumas más graves durante la infancia.

El Grupo Pompidou, bajo la dirección de la doctora Corina Giacomello, realizó una investigación al respecto. En ella se señala que estos niños tienen mayor riesgo de ser consumidores de sustancias en el futuro, así como de padecer trastornos del estado de ánimo y problemas de salud mental.

 

Los padres que consumen sustancias suelen además desarrollar conductas de negligencia hacia sus hijos.

7. Encarcelamiento de uno de los progenitores

 

Los niños que tienen a alguno de sus padres en la cárcel no solo pierden la posibilidad de tener contacto habitual con ese progenitor, sino que además presentan niveles más altos de estrés. Experimentan una sensación de pérdida continua y casi siempre tienen problemas para formarse un modelo coherente de autoridad y de familia. Es habitual que esto conduzca a desórdenes de apego, síntomas de estrés postraumático o déficit de atención.

 

¿Qué hacer?

 

Por regla general, toda persona que haya experimentado uno o varios de los traumas más graves durante la infancia necesita de ayuda profesional. Es posible que no lo note, pero son esas huellas del pasado las que muchas veces les impiden crecer y avanzar en la vida.

Lo ideal es que toda persona sometida a ese tipo de experiencias sea tratada tan pronto como sea posible. Entre más temprano aborde la situación, mayores son las probabilidades de que el trauma tenga efectos menos determinantes.



 


lunes, 25 de diciembre de 2023

Miguel Álvarez de Mon, psiquiatra: "Es mucho más importante la satisacción con la vida que sentirse feliz"

                                                                                                                                    

MIGUEL ÁLVAREZ DE MON     |     TELVA     |     16/12/2023

Si queremos calidad de vida y longevidad, nos interesa más tener un propósito y satisfacción con la vida (felicidad cognitiva), que sentirte feliz en un momento dado (felicidad afectiva).

Recientemente he tenido la ocasión de conocer de primera mano el Programa de Florecimiento Humano de la Universidad de Harvard. Se fundó en 2016 con el fin de integrar los conocimientos de múltiples ciencias sobre temas fundamentales para alcanzar la salud física y psíquica, la felicidad y la plenitud de la vida humana. En este programa están estudiando el papel que el propósito en la vida, la virtud, el matrimonio y la familia, la religión, el trabajo, el perdón o las relaciones sociales e interpersonales sólidas juegan en el bienestar humano. Este programa parece muy necesario porque todos los seres humanos deseamos ser felices.

Algunos entienden la felicidad como una emoción momentánea: "Me siento feliz". Pero la mayoría, entendemos que la felicidad es algo más profundo, y entendemos la felicidad como un estado cognitivo. Es decir, satisfacción con la propia vida: "Estoy feliz con mi vida". Pero, ¿Cuáles son las consecuencias de la felicidad para la vida humana?

A día de hoy sabemos que la felicidad afectiva, entendida simplemente como sentirse feliz, casi no tiene relación con la longevidad. Sin embargo, el propósito y la satisfacción con la propia vida (felicidad cognitiva) importa mucho más. De hecho, se ha encontrado que la satisfacción con la propia vida no sólo aumenta la esperanza de vida, sino que aumenta también la calidad de vida puesto que mejora la calidad del sueño, se asocia a hábitos más saludables, menos depresión y ansiedad, menos desesperanza y menos soledad.

QUÉ HACER PARA ESTAR MÁS SATISFECHOS CON LA VIDA

Evitar los arrepentimientos (por ejemplo, pensar "Si pudiera vivir mi vida de nuevo, cambiaría esto o lo otro"). Los sentimientos de arrepentimiento están vinculados a la reflexión sobre acciones pasadas que podrían haberse llevado a cabo de manera diferente. Sin embargo, no hay que olvidar que existe una tendencia natural a idealizar las oportunidades perdidas, las acciones no realizadas o las decisiones no tomadas que podrían habernos llevado a una vida diferente. Al mirar hacia atrás, me parece importante hacer una lectura constructiva para aprender de experiencias pasadas y utilizar ese aprendizaje para tomar mejores decisiones en el futuro, pero sin distorsionar la realidad ni realizar comparaciones poco realistas con el presente.

Es importante destacar que sentir arrepentimiento ocasional es normal, y no todos los arrepentimientos son inherentemente perjudiciales. Pueden ser oportunidades para la reflexión y el crecimiento. La clave está en cómo se abordan y utilizan esos sentimientos para mejorar la vida presente y futura.

Practicar la aceptación y gratitud: Nos permite apreciar mejor y disfrutar de lo que tenemos en el presente. Con entrenamiento, practicar la gratitud puede convertirse en un hábito.

Promover el perdón. Todos hemos sido heridos por otros. A veces, de manera injusta. Desde el punto de vista práctico, puede ser difícil saber cómo lidiar con tales heridas o con aquellos que las han causado. Una posibilidad, es enterrar y reprimir las heridas, pero a menudo permanecen con nosotros y vuelven a surgir. Otra posibilidad, es dejar que las heridas se enquisten, rumiar sobre ellas y sobre la ira, y posiblemente buscar venganza. A veces, esa venganza puede ayudar a calmar la indignación, pero no quitará el dolor. Un enfoque alternativo para lidiar con las heridas del corazón es el perdón.

Podríamos definir "perdón" como la sustitución de una mala voluntad, deseo o intención hacia un ofensor por una buena. Concebido de esta manera, el perdón es diferente de excusar o aprobar la acción y no requiere renunciar a la justicia. Tampoco requiere restaurar la relación. De hecho, en casos de abusos o de ofensas repetidas lo mejor es poner fin a la relación. Y lo más importante: en varias investigaciones se ha demostrado que el perdón reduce la ansiedad y la depresión. Con el tiempo, el perdón puede ayudar a liberar el dolor emocional acumulado, los pensamientos rumiativos o la represión emocional.

Erradicar el odio de nuestra vida: Últimamente estamos siendo testigos de múltiples guerras a nivel internacional. Además, a nivel nacional estamos experimentando una creciente división y polarización. Pero más allá de estos macro conflictos, existen los conflictos que cada uno de nosotros tenemos con las personas más cercanas (familiares, colegas de trabajo, etc) que habitualmente son los que verdaderamente nos quitan la paz. No hay pasos fáciles para desentrañar tales conflictos, pero si merece la pena identificar y erradicar el odio, puesto que es un sentimiento muy poderoso que nos puede afectar muy negativamente.

El odio puede afectarnos negativamente tanto a nivel emocional como físico. A nivel emocional, puede generar sentimientos de venganza, rencor, tristeza, y desequilibrio emocional, lo que puede llevar a una persona a sentirse solitaria, envidiosa, con baja autoestima e insegura. Además, el odio puede perturbar el equilibrio y la tranquilidad, dispersar la atención, evitar la concentración y generar agotamiento emocional. A nivel físico, el odio puede generar un estado de excitación que puede producir tensión muscular, malestar gastrointestinal, o sentimientos de sobrecarga.

Para contrarrestar los efectos negativos del odio, es importante buscar formas de liberarse de él. Algunas estrategias para abordar el odio incluyen el perdón, la comprensión de las causas que lo provocan, y el desarrollo de la empatía hacia los demás. Además, buscar el origen del odio, aceptar los hechos y analizarlos con frialdad puede ayudar a alejarse poco a poco de este sentimiento. Es fundamental reconocer que el odio, al ser un sentimiento negativo, solo hace daño a quien lo siente y padece, y que las personas odiadas no reciben nada de ese odio

sábado, 23 de diciembre de 2023

Harvard quiere ayudarte con la vida familiar: el mejor modo de que tus hijos te cuenten (casi) todo


Redacción Uppers       |      08/06/2023

-Las buenas conversaciones entre padres e hijos escasean, pero Rebecca Holland, investigadora de Harvard, da las pautas para evitar silencios incómodos

-Para Rolland, las conversaciones relevantes procuran varios beneficios: el primero es que padres e hijos se sienten más unidos y llegan a entenderse mejor.

 

-En una buena conversación, los padres deben ejercer como compañeros o guías, evitando las actitudes de expertos

 

Contárselo todo a los padres cuando somos pequeños, más que raro, es imposible. Y según algunos psicólogos, sería, incluso, indicio de que algo no va bien. Sin embargo, que haya un silencio insalvable entre hijos y padres tampoco es bueno. En el intento de establecer una conversación con los suyos, muchas familias acaban peleadas. Algo tan simple como hablar no parece tarea fácil.

 

Con esa realidad en mente, Rebeca Rolland, profesora de Harvard, terapeuta del habla y madre, ha escrito 'El arte de hablar con niños' (Planeta), un libro con consejos prácticos que hará que las conversaciones con los hijos no se reduzcan a monosílabos.

 

Los beneficios de una buena conversación

Para Rolland, las conversaciones relevantes procuran varios beneficios. El primero es que padres e hijos se sienten más unidos y llegan a entenderse mejor. La empatía florece entre ellos. Esta conexión empática contribuye en gran medida a prevenir problemas de comportamiento y a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión de padres e hijos.

 

El segundo beneficio es que esta comunicación sirve para que niños y jóvenes desarrollen competencias que les serán útiles en la vida. Además de la empatía, los hijos, a través de este entrenamiento verbal, trabajan la confianza, la creatividad y la auto-imagen, la conciencia de sí mismos. Todas estas fortalezas van afianzándose en lo que Holland llama "conversaciones significativas".

 

El papel de los padres

 

Lo peor que puede ocurrir en una conversación entre padres e hijos no es no llegar a un acuerdo, sino que se pierdan las formas y se produzcan faltas de respeto. Para la experta, los padres deben ejercer como compañeros o guías de la conversación, evitando las actitudes de expertos u oráculos. ¿Cómo se hace eso tan difícil de acompañar? Siguiendo la línea de curiosidad de los hijos. Si su interés es el espacio, el cine o la música, podemos compartir con ellos lo que sabemos o dónde podemos encontrar el tipo de información que puede gustarle.

 

En aspectos más complejos, por ejemplo, la demanda de mejorar en los estudios o la necesidad de solucionar un problema con un amigo, lo mejor, según la investigadora de Harvard, es dejar que el propio niño o joven plantee sus ideas. No hay que intentar solucionarles el conflicto; de esta manera, favorecemos su independencia y su habilidad para resolver situaciones incómodas.

 

Conversaciones de calidad

Casi todos los padres se sorprenden de los temas de conversación favoritos de sus hijos. Pueden parecer temas menores, pero responden a su estado de ánimo y a sus necesidades en ese momento. En cualquier caso, mejorar las conversaciones familiares no es tarea imposible. Lo primero de todo es conocer a los nuestros: ¿en qué momento están más receptivos? ¿Qué situaciones favorecen más la apertura? Se trata de buscar la oportunidad idónea; puede ser ante su plato de comida favorita, antes de ver una serie, después de ir al cine o de practicar su actividad favorita.

 

En segundo lugar, debemos tener presente que una conversación siempre es una actividad bidireccional: las personas intervienen e interaccionan. En esos momentos, se puede pedir más información, indicarle algunas respuestas o algunas vías interesantes para él, siempre adaptadas a su edad y su estado. Los niños entenderán así que a sus padres les importa lo que les pasa y lo que tienen en su cabeza.

 

Mucho de pequeños, nada de mayores

Es lo habitual: los niños expresan mucho sus ideas de pequeños y dejan de hacerlo según van siendo mayores. Cuando son pequeños, todo es nuevo para ellos y muchas cosas ocurren por primera vez.

 

Pensemos en un niño que acaba de conocer la nieve o que acaba de ver una mariposa. ¿Por qué se detienen al llegar a la adolescencia? Para la investigadora de Harvard, la clave es que centramos la atención en los adultos y en los 'deberías', lo que puede bloquear su curiosidad natural, reforzando la tendencia a tener razón en perjuicio del pensamiento creativo. Jugar y fantasear con lo que podría ser, a largo plazo, ayuda a ser creativo, una capacidad que puede ser muy útil en la vida adulta para la resolución de conflictos.

 

A lo largo del libro Rebecca Holland afirma que "los grandes conversadores no hacen, se hacen". Para hacer que nuestros hijos sean esos grandes conversadores, recomienda incentivar su curiosidad. Los niños tienen grandes ideas que pueden sorprendernos. Como padres, hay que preguntarse qué hay en su mente, en lugar de reforzar lo que ya sabemos. En opinión de la experta, debemos ser humildes y dar importancia a lo que piensan o sienten nuestros hijos. La compasión es otra competencia fundamental para confortarnos y confortarles cuando las cosas no van bien.