sábado, 30 de marzo de 2024

La resiliencia también tiene un lado oscuro


ISABEL ORTEGA        |      La Mente es Maravillosa       |      07/07/2023

 

¿Quieres saber en qué momento la resiliencia deja de ser una virtud y pasa a tener una connotación negativa? Conoce los detalles en esta lectura.

La resiliencia se refiere a la capacidad de hacer frente, adaptarse y recuperarse de situaciones adversas, estresantes o traumáticas. Esta puede manifestarse de diversas maneras en diferentes personas y, por ello, no todas las personas resilientes se ven igual. Así, es posible una combinación de características y comportamientos que, en ocasiones, evidencian el lado oscuro de la resiliencia.

Es importante destacar que la resiliencia no es una característica innata, sino que se puede desarrollar y fortalecer a lo largo del tiempo. La práctica de habilidades de afrontamiento saludables, el autocuidado y la búsqueda de apoyo son algunas de las formas con las que se puede fomentar y fortalecer dicha capacidad.

En sí misma, esta fortaleza no es perjudicial, pero, en ciertas circunstancias o cuando se manifiesta de modo inadecuado, tiene efectos adversos. A continuación, te explicamos cuáles pueden ser.

 

¿Cómo se evidencia el lado oscuro de la resiliencia?

 

A pesar de esa capacidad de mantenerse fuerte, superar desafíos y llevar un equilibrio emocional, incluso, frente a circunstancias difíciles, la resiliencia sí puede tener un lado oscuro bajo ciertos escenarios. Te enunciamos, enseguida, algunas situaciones en las que la resiliencia se manifiesta de forma negativa

 

Negación de las emociones

La resiliencia suele centrarse en superar las dificultades y seguir adelante. A veces, esto lleva a una represión de emociones difíciles, lo que puede tener consecuencias adversas a largo plazo. Si no se procesan de forma apropiada las emociones, se acumulan y quizás provoquen problemas psicológicos en el futuro.

 

Sobrecarga emocional

La resiliencia permite ver a las personas como fuertes y capaces; esto conlleva a que se les confíen responsabilidades y cargas emocionales adicionales. Si, a menudo, tales personas se enfrentan a situaciones estresantes sin tiempo para descansar y recuperarse, experimentan una sobrecarga emocional, agotamiento y, a veces, desarrollan problemas de salud mental.

 

Falta de apoyo

Los resilientes tienden a sentirse obligados a ser autosuficientes y a no pedir ayuda. Aunque es importante tener la capacidad de hacer frente a los desafíos por sí mismos, la falta de apoyo social y emocional resulta perjudicial. Esto también deriva en aislamiento y dificulta la recuperación de situaciones adversas.

 

Persistencia en situaciones dañinas

La resiliencia moviliza una persistencia obstinada en situaciones dañinas o tóxicas. Algunas personas resilientes tienen dificultades para reconocer el momento de alejarse de una relación, trabajo o entorno perjudicial. Siguen luchando y adaptándose a pesar de las señales de advertencia, lo que prolonga su sufrimiento.

Es necesario destacar que aunque las anteriores situaciones dan cuenta de que la resiliencia tiene su lado oscuro, no son inherentes a la cualidad en sí misma, sino que surgen de cómo se manifiesta y se utiliza en determinadas circunstancias.

En este contexto, un estudio publicado en la revista PLoS ONE, que trata sobre la relación entre el agotamiento y la resiliencia, detalló que, en algunas personas participantes, la resiliencia actuó como un mecanismo para minimizar las señales de estrés y agotamiento, llevándolos a un deterioro de la salud mental.

 

¿Cómo evito que la resiliencia se vuelva perjudicial?

Recordemos que una resiliencia saludable implica reconocer y procesar las emociones y adaptarse de manera flexible a las situaciones difíciles, todo esto sin dejar de establecer límites adecuados y buscar apoyo.

De igual manera, como lo señala un estudio publicado en la revista Contemporary Nursedebemos tener presente que la resiliencia aparenta ser un proceso que se desarrolla en diversos momentos de la vida, lo que implicaría que no es algo inherente a la personalidad.

En este sentido, a continuación, te brindamos algunos consejos para evitar que la resiliencia sea negativa.

Reconoce y valida tus emociones

No reprimas tus emociones, permítete sentirlas y procesarlas de manera adecuada. Reconoce que es normal experimentar una variedad de emociones en situaciones difíciles y busca formas saludables de expresarlas y gestionarlas.

 

Practica el autocuidado

Prioriza tu bienestar físico, mental y emocional. Dedica tiempo con regularidad para cuidarte, descansar, relajarte y participar en actividades que te brinden alegría y contribuyan al alivio del estrésMantén un equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

 

Establece límites

Aprende a establecer límites saludables y a decir «no» cuando sea necesario. Reconoce tus capacidades y no te sobrecargues con responsabilidades y demandas excesivas. Aprende a delegar tareas y pedir ayuda si la requieres. Estos límites son físicos, emocionales o psicológicos.

 

Busca apoyo social

No tengas miedo de pedir ayuda y buscar apoyo emocional. Construye y nutre relaciones de apoyo con amigos, familiares o profesionales de confianza. Compartir tus preocupaciones y desafíos con otros, brinda una perspectiva diferente y recursos adicionales.

 

Practica habilidades de afrontamiento saludables

Para evitar el lado oscuro de la resiliencia, desarrolla y utiliza estrategias de afrontamiento positivas y efectivas. Esto incluye la práctica de atención plena, la meditación, el ejercicio regular, la escritura terapéutica o cualquier otra técnica que te ayude a reducir el estrés y promover la salud mental.

 

Aprende a reconocer tus límites

Reconoce cuándo es necesario buscar ayuda profesional, como terapia o asesoramiento, para abordar situaciones difíciles o superar traumas pasados. Un profesional aporta herramientas y el respaldo adicional para manejar mejor las dificultades.

La resiliencia es distinta para cada persona

La resiliencia puede manifestarse de diversas maneras en diferentes personas. Y no todas las personas resilientes se verán igual. Cada individuo tiene su propia combinación única de características y comportamientos resilientes.

La resiliencia saludable implica un equilibrio entre la capacidad de hacer frente y adaptarse y el cuidado de tu bienestar emocional y mental. Escucha tus necesidades, sé amable contigo y busca el apoyo adecuado cuando te haga falta.

jueves, 28 de marzo de 2024

Las 3 claves psicológicas para una Comunicación Efectiva

 

AVANCE PSICÓLOGOS        |        21/11/2023

Saber expresarnos y comprender a los demás es esencial para una buena vida social.

A lo largo de nuestra vida y presente en nuestro día a día y cotidianidad, resulta imposible evitar la comunicación con otras personas. Cada persona tenemos un bagaje diferencial de habilidades sociales y comunicativas, y por ello, en ocasiones nos puede resultar más o menos complejo construir relaciones significativas. En estos procesos, toma relevancia la comunicación efectiva; la capacidad no solamente de emitir mensajes claros y concretos, sino también de comprender los que emiten los demás. La comunicación efectiva va más allá de la simple transmisión de la información.

Implica la capacidad y habilidad de conectar con otras personas de forma significativa, pudiendo expresar sentimientos y pensamientos de forma clara, facilitando su comprensión para las personas de nuestro entorno. Por otro lado, la comunicación efectiva debe ser bidireccional; a parte de ser escuchado y comprendido, también implica saber entender y respetar lo que comuniquen las demás personas.

En el tejido social de la vida diaria y cotidiana, la comunicación efectiva actúa como un catalizador, forjando y reforzando relaciones sólidas y fomentando un entendimiento mutuo. En esencia, se trata de construir puentes entre las mentes, eliminando barreras y facilitando un intercambio fluido de ideas, sentimientos y pensamientos.

Para entender las claves psicológicas para fomentar una comunicación efectiva, es muy importante entender la implicación en ella de no solo la forma en que nos expresamos, sino también cómo percibimos y nos conectamos con el mundo que nos rodea. Por ello, en este artículo vamos a hablar sobre la comunicación efectiva, proponiendo diferentes claves psicológicas para lograr su adecuado desarrollo.

La psicología detrás de la comunicación

Como venimos comentando, entender la comunicación efectiva y la forma de promoverla, es inevitable tener en cuenta la psicología que le da sustento y explicación. Nuestra mente, un intrincado entramado de pensamientos y emociones, influye de forma crucial en cómo nos comunicamos (tanto con otras personas como con nosotros mismos). La empatía, uno de los pilares psicológicos, nos permite entender las perspectivas ajenas, fomentando así una conexión más profunda. La inteligencia emocional, otra fuerza motriz, nos capacita para interpretar y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás durante una conversación.

Cuando comprendemos que la comunicación va más allá de las palabras, descubrimos la importancia del lenguaje no verbal. Los gestos, expresiones faciales y posturas corporales tejen una narrativa paralela, a menudo más elocuente que las propias palabras. Así, la psicología de la comunicación efectiva nos enseña que no solo transmitimos información, sino que también creamos una experiencia compartida.

Al adentrarnos en estas claves psicológicas, nos embarcamos en un viaje hacia una comunicación más rica y significativa. La comunicación efectiva nos ayuda a conectar de forma más significativa y cercana con otras personas, facilitando la construcción de relaciones que promuevan bienestar de la forma más bidireccional posible.

Claves psicológicas para mejorar la comunicación

Una vez comprendido el potencial papel de la psicología en el desarrollo de la comunicación efectiva, vamos a pasar a comentar algunas de las claves y habilidades psicológicas fundamentales para lograr una mejor comunicación:

1. Escucha activa

La escucha activa se presenta como la habilidad fundamental para la comunicación efectiva. Más que simplemente oír palabras y registrarlas en nuestra cognición, la escucha activa implica generar un compromiso completo con el mensaje del interlocutor. Al practicar la escucha activa, mostramos un interés genuino y una disposición a comprender. Gracias a ella, evitamos la distracción mental o visual, centrándonos principalmente en la persona con la que estamos hablando.

Una técnica valiosa para mejorar la escucha activa es la repetición de lo que se ha dicho, parafraseando el contenido. Esto no solo demuestra que estamos atentos, sino que también proporciona claridad y permite corregir malentendidos de inmediato. La escucha activa, en su esencia, establece un puente de conexión, validando las experiencias y pensamientos del otro.

2. Empatía

Por otro lado, la empatía es conocida como un componente esencial en la mayoría de dimensiones psicológicas que incluyen a otras personas. En esencia, nos permite caminar en los zapatos del otro, pero va más allá de la simple comprensión; implica sentir y compartir las emociones de quienes nos rodea. Cultivar la empatía requiere una atención consciente a las señales emocionales y una disposición a conectar a un nivel más profundo.

Para ser empáticos, es esencial dejar de lado juicios preconcebidos y abrirnos a las experiencias ajenas. Preguntarnos a nosotros mismos cómo nos sentiríamos en la situación del otro es un ejercicio poderoso. La empatía, cuando se convierte en un pilar de nuestra comunicación, construye puentes emocionales, fortaleciendo la calidad de nuestras relaciones.

3. Lenguaje no verbal

Por otro lado, es importante destacar un componente comunicativo que en muchas ocasiones suele pasarse por alto: el lenguaje no verbal. Las expresiones faciales, gestos y posturas corporales comunican mensajes sutiles (o no) y, a menudo, más elocuentes que las palabras mismas. Mantener una postura abierta y un contacto visual adecuado no solo refleja confianza, sino que también establece una conexión más sólida.

La sincronización de gestos con el contenido verbal refuerza el mensaje, creando coherencia y autenticidad. Ser conscientes de nuestro propio lenguaje no verbal y estar atentos al de los demás amplifica la claridad y la profundidad de la comunicación. Esta clave psicológica nos enseña que las palabras son solo la superficie; la verdadera danza de la comunicación se revela en los matices del lenguaje no verbal.

Conclusiones

En conclusión, las claves psicológicas para una comunicación efectiva actúan como el catalizador para relaciones más significativas. La escucha activa, la empatía y la atención al lenguaje no verbal constituyen un tríptico vital. Al comprender la profundidad psicológica detrás de nuestras interacciones, podemos forjar conexiones auténticas, construyendo puentes que trascienden las palabras y enriquecen nuestra experiencia humana.

martes, 26 de marzo de 2024

Cuando los abuelos no son lo mejor para sus nietos: abuelos tóxicos


PILAR FONSECA      |      serpadres.es     |      27/02/2024

Es una forma de definirlos muy drástica quizás pero es que hay algunas situaciones familiares que se complican demasiado, se convierten en dolorosas incluso y están provocadas por este perfil de abuelos. 

Es verdad que lo habitual, lo normal y lo más frecuente es que el amor de los abuelos sea un complemento ideal en la crianza de los niños, de sus nietos. Su papel es fundamental, ellos les brindan confianza, complicidad, experiencia, sabiduría y amor incondicional en la gran mayoría de los casos.

Son un apoyo fundamental en muchas familias y por supuesto son una parte muy importante en la vida familiar de los nietos y también de sus propios hijos. 

Como es importante que todos, padres y abuelos, se respeten entre sí para al mismo tiempo, respetar a los niños, a sus hijos y a sus nietos.

Mis abuelos, mis amigos

Es importante que los abuelos acompañen y disfruten de estar con sus nietos pero también es muy importante que respeten y confíen en las decisiones que toman sus hijos y en su capacidad para criar de sus propios hijos.

 

Ahí es donde puede surgir el problema y ahí se destapan las figuras de los llamados “abuelos tóxicos”.

La comunicación y el respeto son fundamentales y dejar las reglas de convivencia claras desde el principio para que los abuelos sepan perfectamente distinguir su papel dentro de la familia con la llegada de los niños, de los nietos.

Aún con los mejores deseos, los abuelos pueden cometer errores y por eso los límites van a aportar seguridad a todos los miembros de la familia, van a permitir mantener la armonía y el respeto para todos.

El límite no va a convertir a nadie ni en peor abuelo ni en peor padre o madre, el límite no va a hacer que el niño les quiera menos, el límite va a definir nuestra relación sin que nadie se sienta excluido, manipulado o ninguneado.

 

Cómo es un “abuelo tóxico”

Los abuelos tóxicos son esas figuras familiares que manipulan, dividen o desacreditan a sus hijos o a las parejas de sus hijos, confundiendo al niño o a la niña. Pueden llegar a apropiarse de la crianza al asumir ellos las decisiones propias de los padres, sin consultar con estos.

Los abuelos tóxicos pueden provocar situaciones muy complicadas en el seno de la familia llegando incluso a generar conflictos difíciles de solucionar.

Para evitar todo esto, lo mejor es dejar claro cual es el espacio de cada uno y cuales son las líneas rojas que no se deben cruzar en la crianza de los niños.

Algunos de los comportamientos más comunes que desarrollan los abuelos tóxicos son los siguientes:

·        Siempre niegan que cuando ellos eran los padres cometieran ningún error durante la crianza de sus hijos.

·        Creen tener derecho a pasar todo el tiempo que consideren con sus nietos, independientemente de las necesidades de estos o de las circunstancias de la familia.

·        Si por cualquier causa no están todo el tiempo que desean con sus nietos, acusarán a los adultos de ser los culpables de ello y de hacerlo con mala fe, para herirles.

·        Insistirán en pasar el tiempo que deseen con sus nietos y si no lo consiguen, pondrán a otros familiares en contra de los padres, de sus propios hijo o hija para ejercer chantaje emocional.

·        Pueden llegar a enemistar a los menores con sus padres, para los pequeños es una situación angustiosa que no beneficia a su desarrollo emocional saludable.

·        Ellos se ven como las víctimas de todo y siempre, cualquier discusión, cualquier límite que marques lo traducirán como si fuera un ataque en el que por supuesto, ellos se ven como las víctimas.

·        Tratan de comprar el afecto de sus nietos con regalos materiales, de forma continua, objetos y artículos para los que habría sido correcto pedir permiso a los padres de los niños.

·        Sobrepasan los límites de la crianza, malcrían y consienten a los niños aún pasando por negativas previas de sus padres, lo que influye muy negativamente en la educación y el comportamiento de los menores.

·        Usan la culpa, tratando de hacer que sus propios hijos e hijas se sientan culpables, para conseguir lo que quieren.

·        Necesitan estar excesivamente involucrados en la educación de sus nietos porque no confían en otro criterio que no sea el suyo.

·        Provocan que sus nietos compitan por ser “su favorito” sin percatarse que competir por el afecto de alguien es muy dañino para la salud emocional de los niños.

·        Ellos son los mejores y los otros abuelos de los niños no cuentan por lo que dan por hecho que sus nietos van a estar con ellos en las fechas más especiales para la familia.

·        Con la excusa de querer lo mejor para los nietos pueden ser críticos y crueles y llegar incluso a manipularles emocionalmente.

·        Pueden llegar a desacreditar como padre o madre incluso delante de tus propios hijos porque ellos están convencidos de saber con certeza siempre, que es lo mejor para los menores, aunque sea justo lo que les has indicado que por favor no hagan. 

Cómo abordar el problema

Lo mejor y más eficaz es evitarlo, con comunicación, diálogo, empatía y firmeza. Si ya han surgido los primeros conatos de conflicto, sigue tratando de trabajar la empatía con los abuelos, aunque sea complicado de conseguir.

 

La mayor parte de las veces, los abuelos actúan sin mala intención y puede pasar que desde el desconocimiento y tratando de ayudar, hayan cometido algún error que se soluciona con diálogo y respeto.

Incluso en estos momentos eres un ejemplo para tus hijos por lo que es importante que tu modo de gestionar estas situaciones familiares, les sirva de referencia, les ayude a desarrollar su empatía. Ellos están aprendiendo al observarte, no siempre escuchan lo que les decimos pero siempre observan cómo nos comportamos. Y aprenden de ello.

domingo, 24 de marzo de 2024

Doctor Arango, sobre el auge de autolesiones en adolescentes: "Es muy importante que se sientan escuchados"


Ana M. Longo     |     uppers.es      |      13/03/2024
Se trata de una respuesta física que busca controlar el sufrimiento mental

El primer paso en las familias es, según los especialistas, “ser conscientes de que existe un problema”

 

Hablamos con jóvenes que sufren este problema: “Hay que pedir ayuda a los padres”

 

Está pasando cada vez más. Teniendo en cuenta que los estudios revelan que el 70% de las psicopatologías aparecen en la infancia y adolescencia y que la pandemia ha agravado el problema, las autolesiones como respuesta al sufrimiento íntimo también están aumentando. Los padres pueden asustarse y no estar preparados para actuar frente a algo así. Hablamos con expertos y con pacientes adolescentes para que nos expliquen lo que debemos saber para poder intervenir correctamente. 

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Cifras alarmantes

Según un estudio realizado por la Generalitat de Catalunya en 1.900 centros educativos durante 2022, un 26% de los estudiantes de entre 11-18 años se ha dañado físicamente alguna vez. También desde la Fundación Manantial se realizó un estudio en 2023, en el que el 11.7% de los adolescentes con ansiedad manifiestan autolesionarse “siempre o muchas veces”. 

 

Mónica (nombre ficticio), de 15 años y paciente del Centro Terapéutico Residencial Recurra Ginso, es una de ellos. Lleva tiempo en terapia y destaca que cuando se autoinfligía daño era después de periodos intensos de “miedosoledadtristeza o angustia”. Su familia se dio cuenta y la llevó al psicólogo y al psiquiatra. Ella prometía no volver a hacerlo, pero ante los picos de sufrimiento mental, la realidad es que volvía a recaer. “No busqué ayuda antes porque no identificaba que estuviese mal y la necesitase”, explica. 

 

Eso da cuenta de lo importante que es detectar a tiempo que hay un problema que tratar. “A quienes se autolesionan quiero decirles que busquen otras alternativasque pidan ayuda a sus padres y vayan a algún centro terapéutico o a un sitio parecido para que puedan mejorar y no tengan necesidad de hacerse daño cuando se encuentren mal”, señala la joven, que ha querido participar en este reportaje con el propósito de ayudar a otros chavales en la misma situación.

 

Luis (nombre ficticio), de 16 años, es otro de los casos que también se encuentra recibiendo tratamiento en el mismo centro. Él también llegó a un punto en el que se decidió a buscar ayuda. “Cuando me hacía daño sentía emociones fuertes, como la tristeza, el agobio, la ansiedad. Creía que no podía lograr lo que me propusiese y que era un inútil al que todos odiaban”, explica.

 

Su familia le ayuda activamente en su proceso de recuperación, lo que es muy importante para tener fuerzas y no rendirse. “Los adolescentes deben pedir ayuda porque, aunque no lo crean, sirve de mucho. Pueden escribirlo o expresarlo verbalmente. Que no se guarden nada para ellos”, añade.

Detección temprana

 “Una buena prevención comienza por tener un buen vínculo con la familia y una buena comunicación”, explica el doctor Celso Arango, jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y asesor clínico de Recurra Ginso. 

“En las familias donde se pueden comunicar los problemas, donde todos se reúnen y discuten aquello que les han ocurrido durante el día y que muestran interés, los hijos tienen una mayor sensación de sentirse escuchados o apoyados, y eso es muy importante para los adolescentes”, añade. 

 

Pistas previas 

En cuanto a las ‘pistas’ o síntomas que pueden indicar que un adolescente está teniendo problemas que no quiere o no puede aún expresar, Arango recomienda prestar atención a todo aquello que represente un cambio en lo que ha sido hasta ese momento. Algunos ejemplos podrían ser los siguientes: 

·        Bajada en el rendimiento académico

·        Ya no hace cosas o practica hobbies que le gustaban, como salir con los amigos o hacer deporte

·        Empieza a tener conductas anómalas, como llevar manga larga en verano (para ocultar cortes y marcas). 

·        Pérdida súbita de peso o un excesivo interés por todo lo que tiene que ver con los alimentos, como las calorías

·        El aislamiento social: Deja de comunicarse con la familia o amigos. 

Por otro lado, hay que estar muy atento a las propias palabras que use el adolescente en su día a día a la hora de relacionarse con su entorno. “No ha de banalizarse que el adolescente hable de la muerte o algo relacionado con ese tema, o de cierta desesperanza vital, que exprese que no hay futuro y rechace un proyecto de vida”, sostiene el doctor Arango. 

 

Buscar ayuda profesional 

Para hablar de cómo reaccionar frente a estas actitudes en los adolescentes, María Domínguez Bidagor, enfermera especialista en salud mental del programa ATRAPA (Acciones para el Tratamiento de la Personalidad en la Adolescencia) en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, diferencia dos ámbitos: el familiar y el profesional. 

 

En el ámbito familiar, suele resultar difícil para los padres entender por qué un adolescente necesita autolesionarse para hacer frente a su día a día. “Pese a que la primera reacción de las personas cercanas puede ser el rechazo, el enfado y la incomprensión ante una conducta tan desadaptativa, quizás sea el momento de preguntarse por qué y qué está pasando, mostrar preocupación y ser conscientes de que existe un problema”, explica la especialista.

 

El primer paso es buscar ayuda profesional para estar cerca y “servir de apoyo no punitivo”. Es decir, dar cabida y reconocimiento al sufrimiento que el adolescente no está sabiendo poner en palabras para poder dejarse guiar por los expertos. 

 

Domínguez subraya la necesidad de permanecer atento a lo que suceder, ofrecer espacios para el encuentro o la escucha en ausencia de juicios y mostrarse disponible para atender las necesidades desde el cuidado y la ternura. 

 

“A lo que concierne el ámbito profesional hay que entender y atender la disregulación emocional en los adolescentes especialmente vulnerables que posiblemente se han desarrollo en un entorno no facilitador para integrar las emociones y las sensaciones y encontrar aquellas respuestas adecuadas a cada estímulo. Su desarrollo de estrategias anómalas para modular las emociones está muy presente. Son estrategias disfuncionales muy eficaces como las autolesiones”, clarifica. 

 

Para la enfermera es imprescindible desarrollar modelos de tratamiento adaptados a este tipo de patología y programas específicos de cara a posibilitar el aprendizaje de habilidades de regulación emocional. “En nuestro caso tenemos como modelo la terapia dialéctico-conductual que estamos llevando a cabo desde hace unos años, el Programa ATRAPA, en el que se atienden conductas que ponen en riesgo la vida, la continuidad del tratamiento y dificultan la calidad de vida. Asimismo, se favorece el aprendizaje de habilidades y la comunicación del adolescente con su entorno”, puntualiza.