ISABEL
ORTEGA |
La Mente es Maravillosa
| 07/07/2023
¿Quieres saber en qué momento la
resiliencia deja de ser una virtud y pasa a tener una connotación negativa?
Conoce los detalles en esta lectura.
La resiliencia se
refiere a la capacidad de hacer frente, adaptarse y recuperarse de situaciones
adversas, estresantes o traumáticas. Esta puede manifestarse de diversas
maneras en diferentes personas y, por ello, no todas las personas
resilientes se ven igual. Así, es posible una combinación de
características y comportamientos que, en ocasiones, evidencian el lado oscuro
de la resiliencia.
Es importante
destacar que la resiliencia no es una característica innata, sino que se puede
desarrollar y fortalecer a lo largo del tiempo. La práctica de habilidades de
afrontamiento saludables, el autocuidado y la búsqueda de
apoyo son algunas de las formas con las que se puede fomentar y fortalecer
dicha capacidad.
En sí misma, esta fortaleza no es perjudicial, pero, en ciertas
circunstancias o cuando se manifiesta de modo inadecuado, tiene efectos
adversos. A continuación, te explicamos cuáles pueden ser.
¿Cómo se evidencia el lado oscuro de la resiliencia?
A pesar de esa
capacidad de mantenerse fuerte, superar desafíos y llevar un equilibrio emocional, incluso, frente a
circunstancias difíciles, la resiliencia sí puede tener un lado oscuro bajo
ciertos escenarios. Te enunciamos, enseguida, algunas situaciones en las que la
resiliencia se manifiesta de forma negativa
Negación
de las emociones
La resiliencia
suele centrarse en superar las dificultades y seguir adelante. A veces, esto
lleva a una represión de emociones difíciles, lo que puede tener consecuencias
adversas a largo plazo. Si no se procesan de forma apropiada las emociones, se acumulan y
quizás provoquen problemas psicológicos en el futuro.
Sobrecarga
emocional
La resiliencia
permite ver a las personas como fuertes y capaces; esto conlleva a que se les
confíen responsabilidades y cargas emocionales adicionales. Si, a menudo, tales
personas se enfrentan a situaciones estresantes sin tiempo para descansar y
recuperarse, experimentan una sobrecarga emocional, agotamiento y, a veces,
desarrollan problemas de salud mental.
Falta
de apoyo
Los resilientes
tienden a sentirse obligados a ser autosuficientes y a no pedir ayuda. Aunque
es importante tener la capacidad de hacer frente a los desafíos por sí mismos,
la falta de apoyo social y emocional resulta perjudicial. Esto también deriva en aislamiento y
dificulta la recuperación de situaciones adversas.
Persistencia
en situaciones dañinas
La resiliencia moviliza una persistencia obstinada en situaciones dañinas
o tóxicas. Algunas personas resilientes tienen dificultades para reconocer el
momento de alejarse de una relación, trabajo o entorno perjudicial. Siguen
luchando y adaptándose a pesar de las señales de advertencia, lo que prolonga
su sufrimiento.
Es necesario destacar que aunque las
anteriores situaciones dan cuenta de que la resiliencia tiene su lado oscuro,
no son inherentes a la cualidad en sí misma, sino que surgen de cómo se
manifiesta y se utiliza en determinadas circunstancias.
En este contexto,
un estudio publicado en la revista PLoS ONE, que trata sobre la relación entre el
agotamiento y la resiliencia, detalló que, en algunas personas participantes,
la resiliencia actuó como un mecanismo para minimizar las señales de estrés y
agotamiento, llevándolos a un deterioro de la salud mental.
¿Cómo evito que la resiliencia se vuelva perjudicial?
Recordemos
que una resiliencia saludable implica reconocer y procesar las
emociones y adaptarse de manera flexible a las situaciones difíciles,
todo esto sin dejar de establecer límites adecuados y buscar apoyo.
De igual manera,
como lo señala un estudio publicado en la revista Contemporary Nurse, debemos tener
presente que la resiliencia aparenta ser un proceso que se desarrolla en diversos
momentos de la vida, lo que implicaría que no es algo inherente a la
personalidad.
En este sentido, a continuación, te
brindamos algunos consejos para evitar que la resiliencia sea negativa.
Reconoce
y valida tus emociones
No reprimas tus emociones, permítete sentirlas y procesarlas de manera
adecuada. Reconoce que es normal experimentar una variedad de emociones en
situaciones difíciles y busca formas saludables de expresarlas y gestionarlas.
Practica
el autocuidado
Prioriza tu
bienestar físico, mental y emocional. Dedica tiempo con regularidad para
cuidarte, descansar, relajarte y participar en actividades que te brinden
alegría y contribuyan al alivio del estrés. Mantén un equilibrio entre el
trabajo y la vida personal.
Establece
límites
Aprende a
establecer límites saludables y a decir «no» cuando sea necesario. Reconoce tus
capacidades y no te sobrecargues con responsabilidades y demandas excesivas.
Aprende a delegar tareas y pedir ayuda si la requieres. Estos límites son físicos,
emocionales o psicológicos.
Busca
apoyo social
No tengas miedo de
pedir ayuda y buscar apoyo emocional. Construye y nutre relaciones de apoyo con
amigos, familiares o profesionales de confianza. Compartir tus preocupaciones y
desafíos con otros, brinda una perspectiva diferente y
recursos adicionales.
Practica
habilidades de afrontamiento saludables
Para evitar el lado
oscuro de la resiliencia, desarrolla y utiliza estrategias de afrontamiento positivas y
efectivas. Esto incluye la práctica de atención plena, la meditación, el ejercicio
regular, la escritura terapéutica o cualquier otra técnica que te ayude a
reducir el estrés y promover la salud mental.
Aprende
a reconocer tus límites
Reconoce cuándo es
necesario buscar ayuda profesional, como terapia o asesoramiento, para abordar
situaciones difíciles o superar traumas pasados. Un profesional aporta
herramientas y el respaldo adicional para manejar mejor las dificultades.
La resiliencia es
distinta para cada persona
La resiliencia
puede manifestarse de diversas maneras en diferentes personas. Y no todas las
personas resilientes se verán igual. Cada individuo tiene su propia
combinación única de características y comportamientos resilientes.
La resiliencia saludable implica un
equilibrio entre la capacidad de hacer frente y adaptarse y el cuidado de tu
bienestar emocional y mental. Escucha tus necesidades, sé amable contigo y
busca el apoyo adecuado cuando te haga falta.
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