Ima Sanchís | La Vanguardia – La contra | 19/03/2025
El poder del vínculo
Asegura
que si no hay un vínculo entre el terapeuta y el paciente la cura es
prácticamente imposible. Lidera el programa de evaluación y tratamiento
terapéutico de menores en situación de riesgo o desamparo, un proyecto de la
Universidad de A Coruña (UDC) y la Xunta de Galicia, cofinanciado por el Fondo
Social Europeo Plus (FSE+). Ha sido pionero en comprender científicamente cómo
se construye una alianza terapéutica que cura y transforma, y en desarrollar
herramientas que han cambiado la manera en que intervenimos en salud mental. Ha
liderado grandes proyectos en contextos sociales complejos, familias en crisis,
protección infantil... Es un referente en la integración de la ciencia del
vínculo en la práctica profesional y ha creado el proyecto Vincular, que
defiende la importancia del vínculo en diversas disciplinas.
¿El terapeuta debe empatizar?
No se puede no empatizar.
No era esta la corriente mayoritaria: oreja
inexpresiva.
La investigación de la última década nos dice que las
buenas técnicas son imprescindibles, pero no tienen impacto si el paciente no
se siente emocionalmente comprendido y acogido.
Es usted un abanderado del vínculo.
Llevo trabajando 30 años con personas cuya dificultad
principal es que les resulta muy difícil relacionarse.
¿Y?
El cerebro humano no se va a desarrollar correctamente si
no establece un vínculo afectivo. La falta de vínculo explica la mayoría de las
patologías de salud mental.
Cuénteme investigaciones y estudios.
Hace ya 15 o 10 años que las investigaciones demostraron
que la calidad de la relación entre el profesional y el enfermo es más
importante que los modelos técnicos.
¿Cuándo se establece el apego?
Sabemos que el bebé establece figuras de apego muy
pronto, y esas figuras no son fácilmente intercambiables. Hay un experimento
llamado La cara en pausa muy interesante.
¿En qué consiste?
Le piden a la figura de apego del bebé, su madre, su padre,
su abuela…, que lo miren de manera inexpresiva, y el bebé se incomoda: todos
gritan, lloran, hacen todo lo que pueden para volver a conectar.
¿Y si la conexión no vuelve?
Este experimento demuestra lo que despierta la
desconexión en unos pocos segundos. Imagine si es prolongada o la relación está
sujeta a conexión y desconexión, como ocurre con los hijos de padres con
adicciones o problemas de salud mental.
¿Esa falta de vínculo es subsanable?
Mi respuesta es sí. Llevo 30 años trabajando con niños y jóvenes
que han tenido unos inicios muy adversos, empiezan a restablecer un vínculo con
otra persona –ahí está mi trabajo– y se recuperan.
Hay que ser consciente de ello.
Sí, porque las relaciones nos dañan, y la enfermedad
mental es el resultado del trauma ocasionado dentro de nuestras relaciones,
pero las relaciones también nos curan.
¿Las que te dan seguridad?
Sí, las que te ayudan a recuperar la confianza.
¿Y si ya eres adulto?
Has de trabajar a fondo. Mucho abuso de poder, esos
políticos como Trump, narcisistas, ególatras y con un desprecio por lo
comunitario son, en general, personas muy fracasadas en las relaciones
personales que someten a los demás.
Prefieren ser temidos a ser ignorados.
Sí, prefieren un mal vínculo a un no vínculo.
¿Qué ha aprendido en todos estos años de
investigador, profesor y terapeuta?
A priorizar lo sencillo. El componente esencial de la
psicoterapia es que la persona se sienta emocionalmente entendida.
¿Cómo consigue esa confianza?
La naturaleza humana tiende a conectar, quiere abrirse,
somos como un móvil buscando un buen wifi, y lo que nos impide vincularnos en
la terapia, en la calle, en la pareja... son temores, inseguridades, miedos;
debes demostrar que eres un wifi seguro.
Eso va más allá de la terapia.
La cura no es exclusiva de los terapeutas. De hecho,
quizás somos los que menos fuerza curativa tenemos. Todos tenemos poder sobre
los demás.
Para bien y para mal.
Podemos usarlo para imponer, someter, destruir,
despreciar... o para empoderar y restaurar. Todos podemos dañar y todos podemos
curar.
¿Nos curamos en el encuentro humano?
Sí, hay grandes vínculos, lugares seguros. Y luego está
toda una suma de pequeños encuentros que nos vinculan a la vida, pero hay que
reparar en ellos.
¿Cómo podría ayudar a alguien que le cuesta confiar
en los demás?
Ante una persona desconfiada o incluso agresiva, la ayuda
es tener curiosidad, intentar entender qué experiencia, qué vivencia provoca
que ese estado de defensa tenga sentido en esa persona. A partir de que eres
capaz de decir “entiendo que no confíes en mí”, la relación se relaja y empieza
a cambiar.
¿Ni juicios ni consejos?
No hay que hacer mucho, lo importante es qué no hacer.
Hay quienes rechazan que les quieran.
Sí, porque se sienten amenazados cuando los quieren. Son
personas a las que les han tratado mal.
Está llevando su defensa del vínculo a otras
disciplinas.
Hemos creado Vincular, un foro que busca subrayar la
importancia de la relación, abrir un diálogo entre expertos de diferentes
disciplinas sobre su relevancia, su lógica y su práctica. Mostrar caminos para
que cada persona entienda su propio impacto, la forma en la que ejerce su
poder.
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