lunes, 21 de julio de 2014

Ens en anem de vacances?



Després d’uns mesos de treball intens, toca fer vacances, almenys aquí a Espanya on ha començat l’estiu el 21 de juny. I una primera cosa que us aconsello és treure-us el rellotge, per no controlar sovint el temps perquè això sol a mi m'estressa. Són dies de descans, de passetjos, converses disteses sense pressa, estar més amb la família, jugar amb els petits, llegir, escoltar música, fer més esport i oxigenar-nos, sobretot si podem marxar fora els que vivim a les grans ciutats o rodalies.

És molt bo incloure algun pla d’excursió ja sigui amb la familia, amics o veïns, i això és possible tant si no canviem de residència com si tenim possibilitat de traslladar-nos prop del mar, a una vall o a la muntanya. Els nens ho esperen amb il.lusió, i als grans, perquè no dir-ho, també ens agrada i ens ve molt bé.

Bon estiu a tots i fins setembre si Déu vol.



M. Carme.













sábado, 19 de julio de 2014

El valor de la humildad

PSICOLOGÍA
Soberbios, prepotentes, sabios por naturaleza, creemos que nuestra forma de vivir es la que vale. Máscaras de la vida moderna que nos engañan y dificultan la posibilidad de seguir creciendo.

BORJA VILASECA | eL pAÍS | 13/07/2014

La gran mayoría estamos convencidos de que nuestra forma de ver la vida es la forma de ver la vida. Y que quienes ven las cosas diferentes que nosotros están equivocados. De hecho, tenemos tendencia a rodearnos de personas que piensan exactamente como nosotros, considerando que estas son las únicas “cuerdas y sensatas”. Pero ¿sabemos de dónde viene nuestra visión de la vida? ¿Realmente podemos decir que es nuestra? ¿Acaso la hemos elegido libre y voluntariamente?
Desde el día en que nacimos, nuestra mente ha sido condicionada para pensar y comportarnos de acuerdo con las opiniones, valores y aspiraciones de nuestro entorno social y familiar. ¿Acaso hemos escogido el idioma con el que hablamos.? En función del país y del barrio en el que hayamos sido educados, ahora mismo nos identificamos con una cultura, una religión, una política, una profesión y una moda determinada, igual que el resto de nuestros vecinos. ¿Cómo veríamos la vida si hubiéramos nacido en una aldea de un pueblo de Madagascar? Diferente, ¿no? Y entonces, ¿por qué nos aferramos a una identidad prestada, de segunda mano, tan aleatoria como el lugar en el que nacimos? ¿Por qué no cuestionamos nuestra forma de pensar? ¿Y qué consecuencias tiene este hecho sobre nuestra existencia?
Para responder a esta última pregunta tan solo hace falta echar un vistazo a la sociedad. ¿Vemos a seres humanos felices al volante de los coches en medio de un atasco de tráfico? ¿Vemos a personas que se sienten en paz saliendo por la tele? ¿Vemos mucho amor en los campos de fútbol o en las empresas? La ignorancia es el germen de la infelicidad. Y ésta, la raíz desde la que florecen el resto de nuestros conflictos y perturbaciones. No existe ni un solo ser humano en el mundo que quiera sufrir de forma voluntaria. Las personas queremos ser felices, pero en general no tenemos ni idea de cómo lograrlo. Y dado que la mentira más común es la que nos contamos a nosotros mismos, en vez de cuestionar nuestro sistema de creencias e iniciar un proceso de cambio personal, la mayoría nos quedamos anclados en el victimismo, la indignación, la impotencia o la resignación.
Muchos estamos perdidos en el arte de vivir plenamente. ¿Y quién no lo está? Demasiada gente nos ha estado confundiendo durante demasiados años, presionándonos y convenciéndonos para que hagamos cosas que no nos conviene hacer para tener cosas que no necesitamos tener. Observemos los resultados que estamos cosechando en las diferentes dimensiones de nuestra existencia. ¿Qué vemos? Si nuestra vida carece de sentido, reconozcámoslo. No nos engañemos más. Si nos sentimos vacíos, asumámoslo. Dejemos de mirar hacia otro lado. El autoengaño es un déficit de honestidad. Esta cualidad nos permite reconocer que nuestra vida está hecha un lío porque nosotros nos sentimos así en la vida.
La honestidad puede resultar muy dolorosa al principio. Pero a medio plazo es muy liberadora. Nos permite afrontar la verdad acerca de quiénes somos y de cómo nos relacionamos con nuestro mundo interior. Así es como iniciamos el camino que nos conduce hacia nuestro bienestar emocional. Cultivar esta virtud provoca una serie de efectos terapéuticos. En primer lugar, disminuye el miedo a conocernos y afrontar nuestro lado oscuro. También nos incapacita para seguir llevando una máscara con la que agradar a los demás y ser aceptados por nuestro entorno social y laboral.
A su vez, esta cualidad nos impide seguir ocultando debajo de la alfombra nuestros conflictos emocionales. Así, nos da fortaleza para cuestionarnos, identificando la falsedad y las mentiras que pueden estar formando parte de nuestra vida. De pronto perdemos el interés en justificarnos cada vez que alguien señala alguno de nuestros defectos. Y aumenta nuestra motivación para desarrollar nuestro potencial como seres humanos.
A pesar del sufrimiento y del conflicto que vamos cosechando, en ocasiones nos cuesta mucho considerar que estamos equivocados. ¿Quién lo está? Así, solemos utilizar una serie de mecanismos de defensa para mantenernos en nuestra zona de comodidad. Entre estos destaca la arrogancia de creer que no tenemos nada que cuestionarnos, ni mucho menos algo que aprender. Así es como evitamos remover el sistema de creencias con el que hemos fabricado nuestro falso concepto de identidad.
Y lo mismo hacemos con la soberbia, que nos lleva a sentirnos superiores cada vez que nos comparamos con alguien, poniendo de manifiesto nuestro complejo de inferioridad. De ahí surge la prepotencia, con la que tratamos de demostrar que siempre tenemos la razón.
Eso sí, el gran generador de conflictos con otras personas se llama orgullo. Principalmente porque nos incapacita para reconocer y enmendar nuestros propios errores. Y pone de manifiesto una carencia de humildad. Etimológicamente, esta cualidad viene de humus, que significa tierra fértil. Es lo que nos permite adoptar una actitud abierta, flexible y receptiva para poder aprender aquello que todavía no sabemos.
La humildad está relacionada con la aceptación de nuestros defectos, debilidades y limitaciones. Nos predispone a cuestionar aquello que hasta ahora habíamos dado por cierto. En el caso de que además seamos vanidosos o prepotentes, nos inspira simplemente a mantener la boca cerrada. Y solo hablar de nuestros éxitos en caso de que nos pregunten. Llegado el momento, nos invita a ser breves y no regodearnos. Es cierto que nuestras cualidades forman parte de nosotros, pero no son nuestras.
La paradoja de la humildad es que cuando se manifiesta, se corrompe y desaparece. La verdadera práctica de esta virtud no se predica, se practica. En caso de existir, son los demás quienes la ven, nunca uno mismo. Ser sencillo es el resultado de conocer nuestra verdadera esencia, más allá de nuestro ego. Y es que sólo cuando accedemos al núcleo de nuestro ser sabemos que no somos lo que pensamos, decimos o hacemos. Ni tampoco lo que tenemos o conseguimos. Ésta es la razón por la que las personas humildes, en tanto que sabios, pasan desapercibidas.

En la medida que cultivamos la modestia, nos es cada vez más fácil aprender de las equivocaciones que cometemos, comprendiendo que los errores son necesarios para seguir creciendo y evolucionando. De pronto ya no sentimos la necesidad de discutir, imponer nuestra opinión o tener la razón. Gracias a esta cualidad, cada vez gozamos de mayor predisposición para escuchar nuevos puntos de vista, incluso cuando se oponen a nuestras creencias. En paralelo, sentimos más curiosidad por explorar formas alternativas de entender la vida que ni siquiera sabíamos que existían. Y cuanto más indagamos, mayor es el reconocimiento de nuestra ignorancia, vislumbrando claramente el camino hacia la sabiduría.

Vencer la ansiedad

Miedo, sudores, ahogo, palpitaciones... los síntomas le paralizan y siente el mundo amenazante
Mírelo sin miedo y descubra la vida. En la zona cómoda no pasa nada

 PATRICIA RAMÍREZ | El País | 29/06/2014        

Conducir, hablar en público, relacionarse con un grupo de personas conocidas, ir al médico, salir de compras, educar a los hijos, presentarse a un examen, ver una película en el cine. Son situaciones cotidianas, en las que podría disfrutar y aprender, pero que se convierten en un auténtico reto, incluso martirio, para las personas que sufren ansiedad.
Algunos de los síntomas que acompañan a la persona son sensación de ahogo, asfixia, palpitaciones, sudoración, tensión muscular, sequedad de boca, olvida palabras o incluso pierde el hilo de la conversación, le cuesta conciliar el sueño, le invade la apatía y tiene hasta ganas de llorar. Su cabeza es como una lavadora centrifugando. Una idea tras otra, los pensamientos se repiten, se agolpan, le amenazan, le hacen sentir que es una piltrafa y que no es capaz de coger el control de su vida. ¡Basta!

Respire, tómese un momento de calma, y lea a continuación cómo ganarle el partido a la ansiedad. Aplicando los siguientes consejos, aprenderá a ponerla en el sitio que le corresponde.

Cambie el foco de atención. Sus síntomas no son los protagonistas, el protagonista es usted. Llega un momento en el que aparece el famoso miedo al miedo. Se autochequea, escanea, comprueba sus constantes vitales para decidir si es apto o no para enfrentarse a según qué situaciones.  Su mente ahora está entrenada para buscar palpitaciones, sudoración, ojeras y agobios. Y cuando los detecta, le advierte diciéndole ¡peligro! La señal va rápida al sistema nervioso simpático, y éste se acelera pensando que tiene que protegerle de la fiera. El corazón late con vigor, sus músculos se tensan, empieza a sudar y respirar de forma agitada. ¡Ya está!, listo para el combate. Su respuesta es la lógica. Lo que no es lógico es que su mundo sea tan amenazante. Necesita dejar de escanearse.

Consejo: aprenda técnicas de relajación y meditación. ¿Ha probado el mindfulness? Su atención debe estar puesta en lo que ocurre a su alrededor, pero no en lo que resta, sino en lo que le alimenta. Si está pasando una buena tarde en compañía de amigos, observe sus caras, métase de lleno en la conversación, saboree el café y las pastas, fíjese en la temperatura y el paisaje. La vida está ocurriendo a su alrededor. La vida no está en sus respuestas orgánicas.

Háblese en otro idioma. El tipo de vocabulario que más utiliza una persona ansiosa para expresarse es algo así como “tengo miedo, estoy agobiado, no puedo, y si…, no estoy preparado, en otro momento, tengo temblor, no podré, lo estoy pasando fatal”. La manera que tiene de pensar y expresarse condiciona sus emociones y su comportamiento. Necesita hablarse a sí mismo en otros términos.
Lleva tanto tiempo anticipando el fracaso y el peligro, que carece de expresiones y vocabulario adecuado para afrontar las situaciones.
Consejo: ¿quién elige los pensamientos que invaden su mente? Nadie más que usted. Ahora está acostumbrado a relacionarse con un estilo cognitivo tremendista. Pero puede sustituirlo por otro que le permita contemplar el mundo sin ese carácter amenazante. Para modificarlo, tendrá que escribir… Ante la situación temida, anote cómo le gustaría enfrentarse a ella y los pensamientos que le podrían ayudar.

Desenamórese. No de su pareja, sino de la posesiva ansiedad. Si se da cuenta, se comporta con ella como si hubiera un idilio en plena efervescencia. La observa, la mira, la atiende, incluso habla con ella y de ella a todo el mundo. Mantenga un diálogo para poner distancia, incluso rétela.
Consejo: cada vez que se observe atemorizado por los síntomas, en lugar de verbalizar “no lo soporto, estoy fatal…”, diga algo como “qué pesadita eres, todo el día con un síntoma por aquí, otro síntoma por allá. Si no te importa voy a leer, trabajar y luego, igual te escucho otra vez. Ahora no es el momento”.


Deje de evitar. Cada vez que sortea lo que teme, se siente relajado, protegido y se conforma en su zona de comodidad. Pero no es el lugar en el que desea estar. Ahí no ocurre nada interesante, salvo tener todo bajo control.
Consejo:  La vida es para descubrirla, incluso atravesando emociones desa­gradables. No necesita encontrarse divinamente para dar un paso al frente. Es más, no va a ocurrir así. ¿Y sabe lo que va a descubrir? Que es capaz de hacerlo., y que las emociones desagradables no son incompatibles con la vida cotidiana. Cuanto antes se familiarice con ellas, mejor.

Actúe. Nadie lo va a hacer por usted. La solución está en ponerse las pilas y hacer lo que es incompatible con la respuesta de ansiedad: relajarse, pensar de forma útil, desdramatizar más, descansar, llevar una vida equilibrada, tener amigos…
Consejo: no lo razone todo. La vida tiene su puntito de inconsciencia. Si quiere superarse, tiene que correr un riesgo, aunque sea pequeño, pero la vida los tiene. Y equivóquese. Fallar forma parte del aprendizaje.

El que no corre ningún peligro es el que dejó de vivir por tenerlo todo bajo control. Si pone estos consejos en práctica, le puedo anticipar el resultado del partido: Ansiedad, 0-Usted, 5.



jueves, 17 de julio de 2014

El origen de la libertad está en la corteza cerebral.

Este neurocientífico cambió el concepto de memoria y planteó el modelo en red
Sus investigaciones sobre la corteza prefrontal han sentado cátedra en este campo
Ahora publica 'El cerebro y la libertad', un libro sobre el origen de la libertad

ÁNGELES LÓPEZ | Madrid | El Mundo | 30/06/2014


El doctor Joaquín Fuster (Barcelona, 1930) lleva décadas investigando el cerebro y ha hecho grandes aportaciones a la exploración de la mente humana. Catalán de nacimiento y estadounidense de adopción, este catedrático de Neurociencia en la Universidad de California en Los Ángeles acaba de publicar Cerebro y Libertad (ed. Ariel), un libro que analiza temas tan dispares como el origen de la libertad, la organización de la memoria o la neuroeconomía. A su paso por Madrid, el hermano del conocido Valentín Fuster ha hablado con EL MUNDO sobre algunos de estos asuntos.

¿Hay lugar en el cerebro para el libre albedrío?
Sí. No es otra cosa sino la capacidad de elegir entre posibles acciones o formas de lenguaje. Esa capacidad define lo que yo entiendo como libertad. Hay libertad para hacer esto o aquello y libertad de la supresión de lo malo, de lo que no quiero. En ambos casos se trata de una elección, incluida la opción de no hacer nada. Esta capacidad de decidir, esta libertad, está sobre todo en la corteza cerebral, la parte del cerebro que más finamente nos ajusta al medio.

Pero, ¿no está limitada la libertad por múltiples condicionantes?
Hay muchos factores que determinan nuestras decisiones. Muchos vienen del interior, como los impulsos biológicos, pero otros vienen de la memoria, de nuestra historia, de lo que Ortega llamaba la circunstancia, que no sólo incluye mi memoria sino la memoria filética, de la evolución. La libertad no se puede comprender sin el círculo percepción y acción. La relación constante con el mundo externo, a través de la criba de la memoria filial, es la circunstancia. La razón vital de Ortega se basaba en una lucha constante entre el destino y la necesidad. Esta libertad de elegir nos permite formar e inventar el futuro, el de cercano y el lejano, pero es una libertad predeterminada. Yo creo en el determinismo blando que decía William James, es decir, que soy consciente de que muchas cosas que elijo vienen en los genes, en mi historia, en mis experiencias pasadas que determinan que haga esto. Por eso no creo en la pena de muerte, que es un disparate completo. Creo que los jurados y los jueces deberían tener más en cuenta la circunstancia de cada acusado, no sólo en el momento del crimen sino a lo largo de sus vidas.

¿La evolución humana ha determinado el grado de libertad?
La forma de la corteza que más nos abre al futuro es la corteza prefrontal, en la que he estado trabajando 40 ó 50 años. Esta es la parte de la corteza que se desarrolla más tardíamente, no sólo en la evolución humana sino en el desarrollo del individuo. En realidad no se adquiere madurez completa hasta la tercera década de la vida, que es cuando se ha desarrollado la corteza. Es entonces cuando, por así decirlo, sentamos nuestro juicio y podemos tomar decisiones maduras. A esa edad ya tenemos capacidad para postergar la gratificiación, algo que no puede hacer el niño que lo quiere todo aquí y ahora. La corteza prefrontal es la que nos abre a la libertad y a la creatividad.

¿Sopesamos bien todas nuestras decisiones?
Buena parte de nuestras decisiones son incoscientes. Están hechas a partir de la intuición que no es más que el razonamiento inconsciente. Ésta es más sabia de lo que pensamos y sabemos más de lo que creemos que sabemos. Porque la mayor parte de la percepción del mundo es completamente inconsciente. Sólo prestamos atención a cosas que son distintas o sorprendentes, lo demás lo ignoramos y en eso tiene mucho que ver la corteza prefrontal. Lo que pasa es que hay activación de ciertas partes de la corteza que son afines a lo que se ha percibido o a lo que se piensa hacer, pero es una activación que no llega al nivel de la consciencia. No somos conscientes de qué hacemos y por qué lo hacemos, pero lo hacemos. Muchas veces la intuición es repentina, lo que se llama corazonada, y se hacen cosas sin saber por qué, pero cuando se analizan se encuentran razones lógicas de esa decisión, que proceden de la circunstancia de Ortega, que si no dictan sí que sesgan las decisiones.

¿Cuanta más salud hay más libertad tenemos?
Hay enfermedades mentales que restringen mucho la libertad y también la responsabilidad. Las principales son la esquizofrenia que nos saca del mundo real, la neurosis compulsiva que nos lleva a hacer lo que no queremos pero tenemos que hacer, y la adicción a la droga, que es una prisión. Sí, es posible decir que cuanta más salud, más libertad. Salud en el sentido amplio, no sólo mental sino de todo el cuerpo. En este sentido, la libertad es relativa y variable, porque unos individuos son más libres que otros.

¿Qué aportaciones ha generado la Psiquiatría en el conocimiento del cerebro?
Ciertos trastornos cerebrales nos han permitido conocer principios fundamentales de las redes cerebrales. Sabemos que la psicosis es un proceso desconectivo en la corteza. Por la Psiquiatría sabemos también que muchos trastornos mentales se acompañan de alteraciones del lenguaje, como en la esquizofrenia porque hay una desconexión entre la corteza prefrontal y la posterior. En definitiva, la Psiquiatría nos ha ayudado a comprender cómo funcionan ciertas partes del cerebro.

¿La inteligencia artificial ayudará a ese conocimiento?
Muchos de los conceptos que se han usado en Neurociencia proceden del terreno de la inteligencia artificial. Pero se han dicho muchas paparruchas como que el cerebro funciona como un ordenador. No es verdad. El cerebro accede a las memorias por contexto y asociación, no por dirección, y está organizado de modo jerárquico, es decir, unas redes metidas dentro de otras. Sí que hay una analogía válida: Internet. Porque son redes y se accede por contenido.

¿Cuáles son los grandes males del cerebro?
El estrés. En su reverso está la actividad física, que es necesaria, y la intelectual. El estrés no sólo afecta a lo que hacemos o pensamos sino a nuestra salud en general, comenzando por el aparato cardiovascular.

¿Qué podemos hacer para luchar contra el estrés?
Crear un hábitat que sea pacífico, armónico, que no exija demasiadas decisiones, que no implique relaciones de conflicto con la gente con la que trabajamos. Que adoptemos una actitud de transparencia y sinceridad en nuestras relaciones. Y luego ordenar la vida de un modo lógico, donde haya tiempo para relajarse, hacer ejercicio y para las relaciones humanas.

Pero eso es complicado sobre todo en un país donde cada vez los trabajos son más exigentes debido a la crisis.
Muchas de las reestructuraciones industriales que se han hecho hoy día representan en primer lugar que muchos pierden oficio y beneficio y, en segundo lugar, que desmoralizan a los que quedan. Por dos motivos: porque tienen temor a ser los próximos y porque tienen que trabajar el doble para hacer lo que aquellos hacían. Ésta es desgraciadamente una de las plagas que estamos sufriendo en el mundo occidental. Las máquinas se están usando para sustituir a los individuos. Y si a eso se añade el hecho de que recursos de la sociedad disminuyen para mantener el estado del bienestar, es un problema. Aunque yo no creo que esta situación se prolongue demasiado. Soy un optimista. Creo que empieza a cambiar.

Usted dice en su libro que lo más perjudicial para el progreso de un país es la violación de la confianza pública por parte de los políticos. ¿Es lo que está pasando ahora?

La pérdida de confianza pública no sólo desmoraliza a la población sino que corrompe la democracia. Esta idea de democracia se desvirtúa con estos políticos. Con el tiempo, la política se ha corrompido de tal modo que se ha convertido en un negocio, no es un medio sino un fin. Esto es pernicioso para la sociedad y la gente no entiende cómo es posible. Ahora se ha visto clarísimo en lo que ha ocurrido en las elecciones europeas. ¿Por qué han ganado los extremos de izquierda y de derecha? Porque en el centro hay mucha frustración. Así es cómo se ha sesgado. ¿Y por qué esta frustración? Porque hay mucha corrupción y muchos políticos de los que nadie se fía. Esto es inmoral. No tiene perdón de Dios.

Salud quiere que los jóvenes disuadan a otros menores de beber alcohol

PREVENCIÓN DEL ALCOHOLISMO
 En el Ibilaldia se atendió a 20 menores por intoxicaciones etílicas, 16 de ellos chicas

ANIA ELORZA | Vitoria | El País | 16/06/2014        

El Ejecutivo intentará involucrar a jóvenes en su programa de alcohol y menores para que sean ellos mismos los que traten de disuadir a sus iguales de realizar consumos excesivos de alcohol. Es una de las medidas que la directora de Salud Pública, Miren Dorronsoro, ha detallado en el Parlamento sobre el nuevo programa, ya presentado hace varias semanas por el consejero, Jon Darpón, tras un Consejo de Gobierno.

Dorronsoro ha reconocido que esta iniciativa, que podría introducirse en algunas de las 60 iniciativas que el Gobierno prevé impulsar este verano de cara a prevenir los consumos excesivos de alcohol en menores, es complicada de materializar ante las dificultades de captar a adolescentes para llevarla a cabo. La directora ha señalado que la idea parte del Ibilaldia del pasado año, en el que sí se formó un grupo que se acercaba a las cuadrillas de jóvenes que se encontraban consumiendo alcohol durante la fiesta de las ikastolas de Bizkaia para darles consejos. Dorronsoro ha señalado que será preciso formar previamente a estos jóvenes
.
El viceconsejero de Salud, Guillermo Viñegra, ha explicado que buscan acabar con los consumos excesivos de alcohol, aunque el propio Darpón apostó por desterrar las ideas en torno a los consumos excesivos, para hablar de un consumo cero entre los menores. Viñegra ha señalado que los adolescentes no tienen una percepción de los riesgos físicos y psicológicos que supone el consumo abusivo de alcohol y ha repetido datos que aparecen en el documento, como la edad media de la primera borrachera a los 14 años.

Viñegra ha señalado que en el Ibilaldia hubo 20 jóvenes con intoxicaciones etílicas, 16 de ellos chicas. Es “una minoración del 30%”, ha señalado, aunque también ha resaltado que los organizadores de este tipo de fiestas están “muy preocupados por el binomio fiesta-alcohol”. En el Araba Euskaraz hubo ocho casos, seis de ellos en chicas. Estos últimos datos también suponen “cierta minoración”.

martes, 15 de julio de 2014

Diez formas de construir resiliencia

Asociación Americana de Psicología | El camino a la resiliencia

La resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones. Significa "rebotar" de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte.  La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.

Construir resiliencia.- He aquí diez formas que pueden ayudar a ello.

Establezca relaciones—Es importante establecer buenas relaciones con familiares cercanos, amistades y otras personas importantes en su vida. Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan, fortalece la resiliencia. Algunas personas encuentran que estar activo en grupos de la comunidad, organizaciones basadas en la fe, y otros grupos locales les proveen sostén social y les ayudan a tener esperanza. Ayudar a otros que le necesitan también puede ser de beneficio para usted.

Evite ver las crisis como obstáculos insuperables—Usted no puede evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, pero si puede cambiar la manera como los interpreta y reacciona ante ellos. Trate de mirar más allá del presente y piense que en el futuro las cosas mejorarán. Observe si hay alguna forma sutil en que se sienta mejor, mientras se enfrenta a las situaciones difíciles.

Acepte que el cambio es parte de la vida—Es posible que como resultado de una situación adversa no le sea posible alcanzar ciertas metas. Aceptar las circunstancias que no puede cambiar le puede ayudar a enfocarse en las circunstancias que si puede alterar.

Muévase hacia sus metas—Desarrolle algunas metas realistas. Haga algo regularmente que le permita moverse hacia sus metas, aunque le parezca que es un logro pequeño. En vez de enfocarse en tareas que parece que no puede lograr, pregúntese acerca de las cosas que puede lograr hoy y que le ayudan a caminar en la dirección hacia la cual quiere ir.

Lleve a cabo acciones decisivas—En situaciones adversas, actúe de la mejor manera que pueda. Llevar a cabo acciones decisivas es mejor que ignorar los problemas y las tensiones, y desear que desaparezcan.

Busque oportunidades para descubrirse a sí mismo—Muchas veces como resultado de su lucha contra la adversidad, las personas pueden aprender algo sobre sí mismas y sentir que han crecido de alguna forma a nivel personal. Muchas personas que han experimentado tragedias y situaciones difíciles, han expresado tener mejoría en el manejo de sus relaciones personales, un incremento en la fuerza personal aun cuando se sienten vulnerables, la sensación de que su autoestima ha mejorado, una espiritualidad más desarrollada y una mayor apreciación de la vida.

Cultive una visión positiva de sí mismo—Desarrollar la confianza en su capacidad para resolver problemas y confiar en sus instintos, ayuda a construir la resiliencia.

Mantenga las cosas en perspectiva—Aun cuando se enfrente a eventos muy dolorosos, trate de considerar la situación que le causa tensión en un contexto más amplio, y mantenga una perspectiva a largo plazo. Evite agrandar el evento fuera de su proporción.

Nunca pierda la esperanza—Una visión optimista le permite esperar que ocurran cosas buenas en su vida. Trate de visualizar lo que quiere en vez de preocuparse por lo que teme.

Cuide de sí mismo—Preste atención a sus necesidades y deseos. Interésese en actividades que disfrute y encuentre relajantes. Ejercítese regularmente. Cuidar de si mismo le ayuda a mantener su mente y cuerpo listos para enfrentarse a situaciones que requieren resiliencia.


Formas adicionales de fortalecer la resiliencia que le podrían ser de ayuda. Por ejemplo, algunas personas escriben sobre sus pensamientos y sentimientos más profundos relacionados con la experiencia traumática u otros eventos estresantes en sus vidas. También la meditación y las prácticas espirituales ayudan a algunas personas a establecer relaciones y restaurar la esperanza.

lunes, 14 de julio de 2014

La FDA -Administración de Drogas y Alimentos de EEUU- aprueba un estimulador cerebral implantado para la epilepsia

El dispositivo ayuda a reducir la frecuencia de las convulsiones, muestran unos estudios

JUEVES, 14 de noviembre de 2013 (HealthDay News) - La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU. aprobó un nuevo dispositivo implantable que reduce la frecuencia de las convulsiones de los epilépticos.

"El neuroestimulador detecta la actividad eléctrica anómala en el cerebro y responde administrando estimulación eléctrica con el objetivo de normalizar la actividad cerebral antes de que el paciente experimente síntomas convulsivos", señaló en un comunicado de prensa de la FDA Christy Foreman, directora de la Oficina de Evaluación de Dispositivos del Centro de Dispositivos y Salud Radiológica de la agencia.

Kelly O'Brien, de 28 años, sufre de epilepsia, y aseguró que el dispositivo, conocido como estimulador RNS, ha cambiado su vida.
"Me ha dado una independencia que nunca había tenido", aseguró O'Brien, que vive en Columbus, Ohio. "Desde que tengo el dispositivo, mis convulsiones pararon y estoy haciendo cosas que antes no podía hacer. Lo más importante es que puedo conducir de nuevo".

El dispositivo programable que funciona con pilas es más pequeño y fino que un desfibrilador cardiaco implantable, y se coloca justo debajo del cráneo durante una cirugía. Los electrodos van desde el dispositivo a uno o dos lugares del cerebro del paciente que crean la actividad eléctrica anómala que provoca las convulsiones. El RNS System, fabricado por la compañía con sede en California NeuroPace, funciona al crear un cortocircuito en las células nerviosas en esa área para normalizar la actividad cerebral antes de que provoque una convulsión.

La decisión de la FDA llega después de un voto unánime en febrero en favor del dispositivo, realizado por un panel de la FDA que evaluó su efectividad y seguridad. Según la FDA, la nueva aprobación previa al mercadeo que se concedió al RNS System se basó en un ensayo clínico de tres meses en que participaron 191 pacientes cuya epilepsia no había respondido a la terapia farmacológica.

El estudio halló que los pacientes con un dispositivo encendido experimentaron un descenso promedio en la frecuencia de sus convulsiones del 38 por ciento, en comparación con una reducción del 17 por ciento entre los pacientes que habían recibido el implante pero que lo tenían apagado. El dispositivo funcionó particularmente bien en algunos pacientes, según la FDA. El 29 por ciento de los pacientes con un dispositivo encendido experimentaron una reducción a la mitad de las convulsiones que experimentaban cada mes.

Las reducciones en la frecuencia de las convulsiones vinculadas con el RNS System continuaron durante un periodo de seguimiento de dos años, añadió la agencia.
"Se trata de pacientes que no tienen ningún otro tipo de tratamiento para la epilepsia, y este dispositivo les ofrece una nueva esperanza", aseguró el Dr. Dileep Nair, epileptólogo y director de sección del Centro de la Epilepsia de la Clínica Cleveland. El centro fue uno de los 15 centros de EE. UU. que participaron en los ensayos clínicos.

"Necesitamos urgentemente nuevas terapias efectivas para cientos de miles de personas de este país, y millones alrededor del mundo, que viven con convulsiones sin controlar", planteó en un comunicado de prensa de NeuroPace Warren Lammert, presidente del grupo de defensoría de pacientes Epilepsy Foundation.
Dijo que el nuevo dispositivo "integra lo mejor de la tecnología y de la neurología, y es una importante nueva opción de tratamiento para esos individuos y sus familias".

El Dr. Orrin Devinsky es director del Centro Integral de la Epilepsia de la NYU, en la ciudad de Nueva York. Comentó que el centro participó en los ensayos del estimulador RNS, "y han habido mejoras clínicas significativas, lo que incluye pacientes que ahora están libres de las convulsiones y pueden conducir un coche por primera vez en sus vidas".

El dispositivo está diseñado específicamente para las personas a partir de los 18 años con epilepsia de inicio parcial, que ocurre cuando una o más ubicaciones fijas en el cerebro de las personas inician la cascada de activación nerviosa que crea una convulsión.

NeuroPace también realizó dos estudios con un total de 256 pacientes a quienes se monitorizó durante un periodo de entre dos y nueve años, sin ningún problema significativo, según el presidente y director ejecutivo de NeuroPace, Frank Fischer.
La epilepsia es un trastorno cerebral en que una persona sufre convulsiones repetidas en el tiempo. Afecta a más de dos millones de estadounidenses, según la Epilepsy Foundation, haciéndola el tercer trastorno neurológico más común en EE. UU., tras el Alzheimer y el accidente cerebrovascular. Las convulsiones son episodios de actividad cerebral afectada que provocan cambios en la atención o la conducta. Las células del cerebro continúan disparándose en lugar de funcionar de forma organizada. La disfunción del sistema eléctrico del cerebro provoca aumentos en la energía que pueden provocar que una persona sufra contracciones musculares o que se desmaye.

Los médicos pueden modificar la programación del dispositivo incluso tras ser implantado, para adaptarse a las necesidades del paciente con el tiempo, apuntó Fischer. También pueden observar la actividad cerebral de un paciente desde una computadora portátil en el consultorio, para ayudarles a gestionar el tratamiento del paciente, señaló.

En febrero, cuando el panel de la FDA aprobó el dispositivo, Fischer dijo que era demasiado pronto para decir cuánto podría costar el aparato. Sin embargo, unos sistemas comparables para los problemas cardiacos cuestan entre 30,000 y 35,000 dólares, sin incluir el costo de la cirugía para implantar el dispositivo. La batería que da energía al dispositivo para la epilepsia dura unos tres años. Cuando se agota, se debe sustituir con un nuevo dispositivo en un procedimiento quirúrgico ambulatorio que dura de 30 a 60 minutos, apuntó Fischer.

La FDA halló algunos problemas importantes de seguridad con el RNS System. Los usuarios no pueden someterse a IRM, ni a otros procedimientos como la diatermia (calor inducido mediante electricidad), terapia electroconvulsiva (de "electroshock") ni la estimulación magnética transcraneal. "La energía creada en esos procedimientos puede pasar por el neuroestimulador y provocar daño cerebral permanente, incluso si está apagado", explicó la FDA.
También puede haber problemas de salud como infecciones en el lugar del implante y un agotamiento prematuro de la batería, apuntó la FDA.


Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTES: Kelly O'Brien, Columbus, Ohio; Dileep Nair, M.D., epileptologist and Section Head, Epilepsy Center, Cleveland Clinic, Ohio; Orrin Devinsky, MD, professor of neurology, neurosurgery & psychiatry, NYU School of Medicine and director, NYU Comprehensive Epilepsy Center, New York City; Frank Fischer, president and CEO, NeuroPace, Mountain View, Calif.; U.S. Food and Drug Administration documents; Nov. 14, 2013, news releases, U.S. Food and Drug Administration and NeuroPace, Inc.
HealthDay

(c) Derechos de autor 2013, HealthDay

Poniendo en práctica la gratitud


Mariana Alvez – Psicología Positiva | 16/04/2014

Entre las exigencias de la cotidianeidad, evitamos detenernos y ser conscientes de todo aquello por lo cual deberíamos estar agradecidos. Siempre queremos más, deseamos más, nada nos alcanza. Y así estamos, día tras día, indiferentes hacia todas aquellas cosas y personas, situaciones y experiencias que sí tenemos y que en realidad son más que valiosas y pueden dibujarnos una sonrisa eterna en el corazón.

La gratitud es esa fortaleza que está a nuestro alcance para recordar y valorar lo que sí tenemos (en todo sentido) y sí funciona en nuestra vida. Si bien todos tenemos batallas con las cuales lidiar, problemas que sortear, la gratitud puede ser nuestro faro que arroje luz donde solamente habita la oscuridad. Puede convertirse en un poderoso hábito.

¿Cuáles son los beneficios de la gratitud?
Psicológicamente nos ayuda a incrementar nuestra capacidad de enfrentarnos a momentos difíciles, nos habilita volver a nuestro estado de felicidad y bienestar más rápidamente. Nos ayuda a tener más energía hacia nuestros proyectos, incrementa nuestra creatividad, favorece nuestra espiritualidad, mejora nuestro optimismo. La gratitud mejora nuestra autoestima y nos hace menos egocéntricos, nuestro pasado puede valorarse como más positivo, nos protege de la envidia, nos ayuda a relajarnos y nos hace más saludables.

¿Qué hábitos tienen las personas agradecidas?
Conscientes de la vida y la muerte, saber que la vida es finita nos ayuda a valorar cada día, el simple y complejo hecho de que estemos vivos nos brinda una oportunidad para cambiar lo que no nos agrada, para generar nuevos recursos, para reinventarnos.
Las personas agradecidas se toman el tiempo para apreciar la belleza que los rodea, ya sea el perfume de una rosa, el repiqueteo de la lluvia en la ventana, los rayos de sol colándose entre las hojas de los árboles. Disfrutar de las emociones positivas con todos nuestros sentidos hace que estas experiencias permanezcan en nuestro cerebro y agradecer estas experiencias las hace más poderosas todavía.

Las cosas buenas que nos suceden las deberíamos considerar obsequios y no cosas que nos merecemos sí o sí. Si creemos que somos seres especiales y merecemos que la vida y los demás nos traten como si fuéramos sumamente importantes, estamos hundiendo la gratitud.

También tenemos que considerar que nunca somos absolutamente autosuficientes, necesitamos de los vínculos para crecer, para desafiarnos, para que nos muestren las cosas que a veces no podemos ver por nosotros mismos.

Ser agradecidos con las personas que nos rodean es otro hábito a tener en consideración. Cuando le decimos gracias a quienes están con nosotros, logramos conectarnos mejor con esa persona, experiencias sencillas como agradecer cuando alguien nos ayuda, reconocerles su esfuerzo no importa que sea grande o pequeño y explicarles en qué han contribuido en nuestro bienestar es suficiente para mejorar esa conexión y alimentar tiernamente ese vínculo que tenemos con el otro.

Agradecer las malas experiencias y las enseñanzas o posibilidades que surgen de las mismas es un gran desafío, aunque también es invaluable a la hora de practicar la gratitud. Esto es un proceso cognitivo importante, la llave para lograr que una situación dolorosa o desastrosa se convierta en un pilar más de nuestro crecimiento humano, ser capaces de ver la ganancia potencial de esa situación y transformar ese gran obstáculo en una nueva oportunidad también transforma nuestro estado de ánimo y autoconfianza.

Mariana Alvez