lunes, 31 de octubre de 2016

Prevenir, cuidar, empoderar.

Hasta ahora la salud mental no se ha concebido como un instrumento clave del bienestar y de la felicidad del conjunto de ciudadanos y ciudadanas.

LAIA ORTIZ / GEMMA TARAFA | Barcelona | eL pAÍS | 19/08/2016

Pocos problemas han sido históricamente tan comunes, y a la vez tan ignorados y estigmatizados, como los relacionados con la salud mental, durante muchos años alimentados por el desconocimiento y el silencio que se imponía en la familia y en la sociedad, ¡y todavía hoy!

En buena parte por eso durante mucho tiempo la salud mental ha sido la Cenicienta de los sistemas de atención sanitaria y social; es más, ha sido arrinconada como una parte pequeña y marginal de estos, a pesar de que son muchos los actores con tradición en el trabajo para la mejora de la salud mental en la ciudad. Hace más de 30 años que las entidades de la sociedad civil dan respuesta a las personas afectadas y a sus familias, y trabajan en el ámbito de la prevención y la promoción de la salud mental, y lo han hecho con recursos limitados y apoyos insuficientes.

Hasta ahora la salud mental no se ha concebido como un instrumento clave del bienestar y de la felicidad del conjunto de ciudadanos y ciudadanas. Pero en realidad se trata de una necesidad no solo muy común, sino también desgraciadamente creciente en nuestras sociedades, al ritmo al que lo hacen las desigualdades. Las enfermedades mentales pueden afectar a cualquier persona, pero hay determinados grupos sociales que son más vulnerables: las mujeres, las personas en situación de paro o precariedad laboral, las personas sin hogar, las víctimas de violencia machista, las personas inmigradas, refugiadas, las personas grandes solas, etc. ¿Cómo no tiene que afectar a tu salud mental y estado de ánimo ver como pasan los meses, los años, y no encuentras trabajo? Qué angustia ver que se acerca el día del desahucio y no saber dónde dormirán mañana tus hijos. Qué estado de nervios no poder encender la luz por miedo a que te corten el suministro o tener que hacer malabarismos para llegar a fin de mes...

También hay una estrecha relación entre nuestra salud mental y el entorno urbano en el que vivimos. En una sociedad con un creciente individualismo nos encontramos cada vez con más personas aisladas y solas y que perciben la ciudad como un entorno hostil. Aquí también podemos hacer mucho para generar instrumentos y espacios que rompan estas dinámicas en la ciudad. También el aumento de la presión sobre los servicios de salud, sociales, educativos, ha condicionado fuertemente la capacidad de acompañar, apoyar y contener el malestar emocional y las dificultades que están sufriendo muchos vecinos y vecinas de la ciudad.

Por esa razón el pasado 20 de julio se presentaba el primero Plan de salud mental de Barcelona con el objetivo de promover la salud mental y prevenir y atender las enfermedades mentales con la finalidad de mejorar el bienestar psicológico y la calidad de vida de toda la población. Han sido ocho meses intensos de preparación para muchísima gente con ilusión y altas expectativas, como tiene que ser. Ha sido un trabajo en equipo, coproducido entre el Ayuntamiento donde se han implicado las diferentes áreas, administraciones y entidades sociales. Donde las protagonistas han sido personas enfermas, sus familias, el tejido social y otras instituciones. Son muchos años de ausencia de una política integral de salud mental en el ámbito de la ciudad.

Pero ha merecido la pena para incorporar este nuevo enfoque, más amplio, integral y basado, como toda la política de este gobierno municipal, en la garantía de derechos. Un enfoque que podemos resumir con “prevenir, cuidar y empoderar”.

Prevenir, actuando sobre las condiciones de la vida cotidiana de las personas, con una perspectiva de ciclo de vida y una atención especial a los grupos con más vulnerabilidad y sobre los determinantes sociales de la salud y los entornos de las personas. Hace falta una atención y detección precoz en el proceso de desarrollo de los niños y dotar de recursos de apoyo a la población infantil, adolescente y adulta joven, para evitar la cronificación o que se agudice la problemática.

Cuidar para garantizar servicios accesibles, seguros y eficaces para satisfacer las necesidades físicas, psicológicas y sociales de las personas con problemas de salud mental y de sus familias. Esto implica ampliar los servicios de atención mental, sobre todo donde son más necesarios, es decir, en los barrios con más dificultades socioeconómicas y también ampliar la intensidad de su atención. Hay que mejorar el bienestar psicológico de la población y reducir la prevalencia de problemas de salud mental y promover el acceso y el mantenimiento de la ocupación así como los servicios de vivienda para facilitar la inclusión social de las personas con enfermedad mental. Pero cuidarnos también los unos a los otros, una ciudad amable, que promueva el cuidado y los vínculos comunitarios ante la creciente soledad y aislamiento.

Y empoderar, garantizando el respeto a los derechos de las personas con problemas de salud mental, ofreciendo acceso a las oportunidades para conseguir una buena calidad de vida y luchando contra el estigma y la discriminación a que están sometidas. Tenemos que pasar de la lógica de diagnosticar y etiquetar a las personas con enfermedad mental aislando el problema y la persona a abordar la salud mental desde una perspectiva integral y comunitaria.

Es la primera vez que se hace un plan de salud mental en Barcelona. Involucra a toda la ciudad: hay que hacer de Barcelona una ciudad más saludable, creando condiciones facilitadoras de la salud mental, situando el foco especialmente en aquellas personas que viven las situaciones de más vulnerabilidad social y facilitando también que las personas con trastornos mentales puedan desarrollar un proyecto de vida lo más autónomo posible y con garantías de respeto a sus derechos de ciudadanía y a que sus familias encuentren también el apoyo necesario. Un 12% de los barceloneses y barcelonesas sufre o sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida: la salud mental es cosa de todos y todas.

Por supuesto, esta es una estrategia compartida que representa un compromiso mutuo entre el Ayuntamiento, las instituciones y las entidades de la ciudad para desarrollar acciones de prevención y mejora de la atención en salud mental y porque las personas afectadas puedan participar con igualdad de oportunidades y sin discriminación en una ciudad de derechos. Ellas son las protagonistas, no solo en la definición del plan , sino también en la implementación y en el seguimiento, y los coprotagonistas somos el resto: las instituciones, las entidades, las familias, que también han sido determinantes mucho tiempo, demasiado solas, abordando esta problemática, que se ha vivido mucho en silencio.

Asimismo, tenemos que avanzar para que se comprometan tantos actores como sea posible porque la salud mental es un asunto de todo el mundo. Si queremos que Barcelona sea una ciudad promotora de derechos y de bienestar tenemos la obligación de seguir adelante con este compromiso y el cambio de planteamiento que representa. En definitiva, donde había dejadez, prioridad; donde había estigma, dignidad; donde había silencio, empoderamiento.



Laia Ortiz, Tenienta de Alcaldia de Derechos Sociales y Gemma Tarafa, Comissionada de Salud .

miércoles, 26 de octubre de 2016

¿Para cuándo un plan de prevención del suicidio?

·        Los expertos aseguran que una estrategia nacional ayudaría a reducir su incidencia
MANUEL G. PASCUAL | Madrid | Cinco Días | 20/10/2016

El suicidio es hoy un problema de primera magnitud para el país. El Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa en 3.910 las muertes en 2014, último año del que ofrece datos. Se trata ya de la primera causa de mortalidad no natural. Esa cifra, tildada de conservadora por muchos expertos, incluye solo las defunciones en el acto: quedan al margen las sobredosis accidentales de medicamentos, muchas precipitaciones tildadas también de accidentales o incluso algunos de quienes mueren días después de haberse tirado por la ventana, cuya causa de defunción se clasifica como politraumatismo. De ahí que algunos expertos eleven a, por lo menos, 5.000 el número estimado de muertes por suicidio, y otros lo coloquen por encima de los 7.000.

Aun tomando el dato del INE, las muertes por suicido suponen más del doble que las que acumulan los accidentes de tráfico. ¿Por qué no se pone entonces el mismo empeño en hacer lo posible por combatir el problema?

Hablar del tema ayuda a superarlo
Se estima que la gran mayoría de los casos de suicidio (la proporción podría superar el 90%, según algunas fuentes) esconden casos de problemas mentales, siendo la depresión severa el más habitual. En muchos de esos casos, los pacientes se encuentran bajo medicación, tomando normalmente antidepresivos y ansiolíticos.
Lógicamente, tomar la medicación no garantiza nada. “Si se te acaba de matar un hijo en un accidente te ayudará a dormir mejor, pero nunca te quitará el dolor emocional”, explica Javier Jiménez, presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (Aipis), compuesta principalmente por profesionales con experiencia en el trato con personas con conductas suicidas.
La mejor medicina contra el suicidio, coinciden los expertos, es hablar sobre el tema. “Antes de dar el paso definitivo, los suicidas pasan por episodios de desesperación, ambivalencia e impulsividad”, explica José Manuel Cañamares, de la fundación Intress. “Es fundamental actuar antes de que se llegue al estadio de la impulsividad”, sentencia. En algunos casos, se puede ayudar a la persona a ver que hay otras soluciones a quitarse la vida.
De ahí que la mayoría de planes de prevención incluyan medidas de seguimiento del paciente, al que se contacta regularmente por teléfono, para ver cómo evoluciona. Cecília Borràs, de DSAS, añade que, en ocasiones, ese trabajo también conviene hacerlo entre los familiares de quienes se han suicidado.

“Me parece una indecencia que no haya un plan nacional de prevención del suicidio”, espeta Cecília Borràs, presidenta de Després del Suïcidi Associació de Supervivents (DSAS), la primera asociación española de familiares de personas que han provocado su muerte. Borràs y su marido perdieron a su hijo de 19 años. “El suyo fue un caso impulsivo. Era un chico fantástico; cenamos juntos la noche anterior con la mayor normalidad. Al día siguiente se suicidó”, explica. En 2012, animada por la psiquiatra Carmen Tejedor, del Hospital de Sant Pau de Barcelona, una de las mayores autoridades del país en la materia, Borràs decidió crear la asociación. “Cuando pasas por una experiencia tan traumática como esta valoras mucho tratar con gente que te entienda”, asegura.

Los psicólogos aseguran que, con la ayuda adecuada y en ciertos casos, muertes como la que sorprendió a Borràs se pueden evitar. “El suicidio se puede prevenir, sin duda. Los mejores ejemplos están en el extranjero”, opina Javier Jiménez, presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (Aipis), formada en este caso por profesionales de la psicología y psiquiatría. En Finlandia, ilustra Jiménez, se puso en marcha una estrategia nacional dirigido al sistema educativo, a la mejora del acceso a servicios de salud mental y a la aplicación de intervenciones en crisis suicidas. Se formó a profesionales sanitarios y se hizo un seguimiento y registro de las personas en situación de riesgo. Activo entre 1987 y 1996, el plan bajó la tasa de suicidios en un 8,7%. Según destaca Jiménez, si en Finlandia el 88% de las personas que han intentado suicidarse son vistas por un médico, en España la proporción es del 25%.

“La política que se ha adoptado en nuestro país es la inacción y la ocultación del problema”, señala José Manuel Cañamares, director del área de salud mental de la Fundación Intress. “Los datos oficiales sobre accidentes de tráfico se actualizan cada semana. Los de violencia de género, diariamente. Pero los de suicidios, cada dos años. Eso es muy indicativo de la poca atención que se presta al asunto”, abunda.

Existe el falso mito, reconocen los expertos en el tema, de que no se puede hacer nada para combatir el suicidio. Quien quiera matarse, se argumenta, lo hará independientemente de lo que suceda a su alrededor. Hay datos que derrumban esta suposición. “En los tres meses antes de cometer el acto, el 80% de los suicidas advierte sus intenciones y pide ayuda. Y en torno al 50% de ellos acude al médico a decir que está mal durante la misma semana en que decide suicidarse”, aseguran desde Intress.

·        Motivos para actuar
“El suicidio es una solución eterna para un problema temporal”, opina Borràs. “Quienes dan el paso de suicidarse están sufriendo tanto que no nos lo podemos ni imaginar. Lo hacen precisamente para dejar de pasarlo mal. De lo que no se dan cuenta es de que esa solución es irreversible”, subraya. Solemos tener la imagen de que los suicidas son locos, cuando eso no es así. “El 60% de las muertes por suicidio tienen detrás una depresión grave. Todos somos vulnerables a las depresiones”, añade la presidenta de DSAS, que ya cuenta con más de 85 socios. La buena noticia es que la depresión se puede tratar.

“Consideramos imprescindible un abordaje transversal del suicidio para mitigar sus efectos. Debería incluir medidas de prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y continuidad de cuidados de los trastornos mentales”, apunta Nel Anxelu González Zapico, presidente de la Confederación Salud Mental España.

La Organización Mundial de la Salud recomendó en 1996 que los países desarrollen planes y políticas de prevención del suicidio, que califica de muy importantes porque obliga a los Gobiernos a reconocer el problema, aumentar la preocupación a nivel nacional y resultan efectivos. Veinte años después, los únicos planes de actuación contra el suicidio que hay en España son los que ha puesto en marcha cada comunidad autónoma.

·        Planes autonómicos
El más completo hasta la fecha es de Cataluña. Implantado en 2014, el Codi Risc Suicïdi, basado a su vez en un protocolo de actuación pionero del Hospital Sant Pau de Barcelona, se ha esforzado en mejorar los puntos de detección de tendencias suicidas en los centros de salud y en el teléfono de emergencias (061), ofrecer una atención proactiva a los pacientes de más riesgo, hacer un seguimiento prolongado de estos y mejorar la información disponible. Este programa asistió solo en su primer año a 1.400 personas con conductas suicidas.

En Asturias, Navarra y la Comunidad de Madrid, donde existe el Código 100 de prevención del suicidio, también hay planes activos. Pero nada similar desde el punto de vista estatal. La diputada de UPyD Rosa Díez tiene el honor de haber conseguido por primera vez en la historia poner de acuerdo a todo el Congreso en algo: propuso en 2012 la creación de una estrategia de salud mental dentro de la que se incluiría un plan contra el suicidio. Cuatro años después, dicha estrategia sigue sin ver la luz. Se creó una comisión nacional para evaluar su viabilidad y se consultó a las comunidades autónomas.

“Los psicólogos no recibimos formación sobre cómo tratar con un suicida en la universidad”, se queja Jiménez, de Aipis. Su asociación nació precisamente para dotar de herramientas útiles a sus colegas, pero también a otros colectivos sensibles, como policías, bomberos, enfermeros o maestros. En definitiva, los colectivos que más probablemente entrarán en contacto con posibles suicidas y tendrán la ocasión de intentar que reconsidere la situación.

“Solemos asociar el suicidio a una forma de locura, como lo definió el psiquiatra francés Esquirol en el siglo XIX”, lamenta Borràs. “Le puedo asegurar que el suicidios sacuden a gente y familias muy normales”.

Algunos mitos falsos.- El ‘Protocolo para la detección y manejo inicial de la ideación suicida’, elaborado por Marta de la Torre Martí, subraya y desmonta falsos mitos que rodean el suicidio:
El que se quiere matar no lo dice (o viceversa). Muy al contrario, nueve de cada diez personas que intentan el suicidio lo comunican de alguna manera en el mes anterior a la tentativa.

Quien se repone de una crisis suicida no recaerá. Casi la mitad de los que atravesaron una crisis suicida y luego consumaron el suicidio lo llevaron a cabo solo tres meses después.

Todo el que se suicida está deprimido o tiene una enfermedad mental. Son mayoría, pero no necesariamente hace falta padecer una enfermedad mental para suicidarse.
El suicidio no puede ser prevenido porque es impulsivo. La mayoría, antes de cometer un suicidio, evidencia una serie de signos y cambios que se pueden detectar.

Hablar sobre suicidio con una persona en riesgo le puede incitar a cometerlo. Está demostrado que hablar sobre el tema reduce el peligro de que se cometa.

Solo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio. Con una actitud de escucha y exploración de alternativas, cualquiera puede ayudar.

El suicida desea morir. La mayoría de las veces, la persona que quiere suicidarse se muestra ambivalente ante la muerte, lo que hace posible intervenir para tratar de evitarlo.


jueves, 20 de octubre de 2016

Saldremos de ésta. Guía de salud mental para el entorno de la persona en crisis.

Javier Erro



Desde Locura, Comunidad y Derechos Humanos: Mad in America para el mundo hispanohablante queremos presentaros la versión digital de Saldremos de esta. Guía de salud mental para el entorno de la persona en crisis, de Javier Erro.

En determinadas situaciones personas que nos rodean entran en crisis de salud mental. Deprimirse, oír voces, tener ansiedad, abusar de las drogas… Estas son respuestas habituales ante eventos estresantes. Pero en muchas ocasiones, las personas cercanas no sabemos responder adecuadamente a las necesidades que la situación plantea y dejamos a la persona sola. En esta guía se dan algunas pinceladas acerca de cómo comunicarse, qué hacer con respecto a la ayuda profesional, cómo poner límites, cómo acompañar y, en definitiva, cómo generar el apoyo mutuo necesario para la persona que atraviesa una crisis de salud mental.
Son muchos, cada vez más, los materiales teóricos que cuestionan los modelos hegemónicos de atención en salud mental. Pero nos hacen falta herramientas prácticas… saberes ubicados más allá del conocimiento especializado que sirvan para desplegar estrategias colectivas con las que reducir todo ese dolor que brota día a día en nuestros entornos. Esta publicación pretende ser uno de los muchos pasos que nos quedan por dar en esta dirección.
Queremos recordaros que se trata de una edición autogestionada y que se pueden solicitar copias en la Biblioteca Social Hermanos Quero (Granada).



Nota.- Lo he encontrado en facebook, hoy día 20/10/2016 en "Francesc Luz – Xarxa Pro Salut Mental"

lunes, 17 de octubre de 2016

Trastornos del ritmo circadiano: causas, síntomas y efectos.

Psicología clínica

Varios problemas asociados a la falta de horarios de sueño.

Si eres una de las personas que tiene problemas a la hora de "dormir cuando toca", quizás te convendría saber lo que son los trastornos del ciclo circadiano.
Hace ya mucho tiempo que se conoce la importancia para nuestra salud que tiene dormir bien. Sin embargo, el momento en el que entramos en un estado de sueño no lo decidimos nosotros: es cosa de los llamados ritmos circadianos, que son las oscilaciones en las funciones biológicas de nuestro cuerpo que regulan los intervalos en los que dormimos y en los que estamos despiertos. Alteraciones en estas oscilaciones pueden llevar a los trastornos del ritmo circadiano, que tienen un impacto muy negativo en nuestra calidad de vida, así que merece la pena saber qué mecanismos hay tras ellos. 
Pero antes, tenemos que entender bien el concepto de homeostasis.

¿Qué es la homeostasis?

El ritmo del sueño obedece a una propiedad llamada homeostasis, que es el modo en el que los organismos procuran mantener el equilibrio bioquímico entre todas sus partes para que el conjunto funcione bien. Una manera de entender fácilmente en qué consiste la homeostasis es pensar en lo que pasa cuando corremos: al principio, el cuerpo extrae la energía necesaria para mantener los músculos en funcionamiento "quemando" el azúcar que hay disponible en la sangre, pero pasados unos minutos este empieza a escasear, así que, para no caer en un desequilibrio, nuestro organismo empieza a usar como combustible la grasa almacenada.
Lo mismo ocurre con el ritmo circadiano, que también funciona basándose en una lógica de equilibrios de la homeostasis. Si hemos dormido mucho la noche anterior, ese día no tendremos sueño hasta pasadas las 12 de la noche, pero si no hemos dormido casi nada querremos ir a dormir poco después de cenar.

¿Qué son los trastornos del ritmo circadiano?

Por supuesto, los horarios que las personas le dedican al sueño no se crean de manera espontánea independientemente del entorno del organismo; se adapta de manera que la vigilia tiende a coincidir con las horas en las que hay más luz, y el sueño se produce durante la noche. Por eso, el simple hecho de mantener los ojos cerca de una fuente de luz artificial justo de manera sostenida antes de irnos a dormir atrasa la aparición del sueño.
Como el tiempo que le dedicamos al sueño se regula de manera homeostática, no pasa nada si puntualmente nuestros horarios se ven afectados por anomalías: durante las siguientes horas, este "desfase" se regula y vuelve a la normalidad. Pero si el desfase horario en nuestras horas de dormir se mantiene durante mucho tiempo, entonces estaremos hablando de un trastorno del ritmo circadiano.

Síntomas de los trastornos del ritmo circadiano

Los trastornos del ritmo circadiano aparecen cuando hay un desfase entre los momentos en los que tenemos sueño (o no lo tenemos) y los periodos de aparición del día y la noche, que además se corresponden con los horarios consensuados socialmente.
De este modo, puede que una persona con trastornos del ritmo circadiano duerma bien, pero lo hará cuando "no toca". Las consecuencias de esto acostumbran a derivar en falta de sueño a altas horas de la madrugada y, a la vez, en la aparición de somnolencia durante el día. Estos últimos son los dos síntomas básicos de estos trastornos, y a la vez dan forma a los tipos de trastornos del ciclo circadiano.
Por un lado, está el trastorno en el que el horario del sueño se avanza, llegando temprano el momento en el que aparecen las ganas de dormir y en el que uno se despierta. Otro tipo de trastorno del ciclo circadiano es aquél en el que el sueño se retrasa, de modo que se es incapaz de dormir hasta altas horas de la madrugada y se experimenta falta de sueño si los horarios de trabajo o de estudio obligan a despertarse por la mañana. Un tercer tipo sería una mezcla caótica de los dos anteriores.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el diagnóstico debe ser realizado por un especialista que ofrezca trato personalizado.

Posibles causas de estas alteraciones del sueño

Entre las posibles causas que explican la aparición de trastornos del ritmo circadiano hay básicamente dos:

1. Factores biológicos

Se trata de alteraciones estructurales o bioquímicas en las partes del cerebro que intervienen en la regulación del sueño, como por ejemplo el hipotálamo.

2. Factores ligados a la interacción con el entorno

Estas causas tienen que ver con el entorno y las personas con las que interactúa el individuo. Por ejemplo, empezar a trabajar en los turnos de noche de un almacén puede producir problemas en este aspecto, o bien acostumbrarse a utilizar el teléfono móvil en la cama y con las luces apagadas.

Tratamiento de los trastornos del ritmo circadiano

El modo que intervenir en este espectro de trastornos se fundamenta en dos acciones: avanzar o retrasar la aparición del sueño y avanzar o retrasar el momento de despertar. Para esto se acostumbra a utilizar la administración por vía oral de melatonina, una sustancia que también produce el cuerpo humano para regular el ritmo circadiano y cuya presencia en niveles relativamente altos está ligada a la aparición del sueño, y la exposición a la luz, que sirve para retrasar la aparición del sueño.
Ambas herramientas deben utilizarse de manera sostenida bajo supervisión profesional, y no basta con una única sesión, ya que el objetivo es modificar un hábito que por definición es persistente.


lunes, 10 de octubre de 2016

FEAFES-ARFES Pro Salud Mental aboga por "romper barreras y etiquetas" para "concienciar de que todos somos iguales"

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La Vanguardia-Vida | (EUROPA PRESS) | Logroño, 8 /10/2016
"Romper las barreras, los estigmas y los prejuicios para descubrir un mundo juntos en el que todos seamos iguales" ha sido el mensaje con el que FEAFES-ARFES ha querido visibilizar y concienciar a la sociedad riojana sobre salud mental durante la jornada que se ha celebrado hoy en el entorno del parque de La Ribera bajo el lema 'Soy como tú, aunque aún no lo sepas'.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora el próximo lunes, FEAFES-ARFES ha querido celebrar este sábado una jornada solidaria y de concienciación con diferentes actividades entre las que ha destacado la carrera popular 'La salud mental, una carrera de fondo' que ha congregado a casi un millar de deportistas en el evento. Los beneficios íntegros recaudados irán destinados a construir una casa residencia para personas afectadas por problemas de salud mental.
Tras la carrera, David Herce, en representación de los afectados con problemas de salud mental, ha leído un manifiesto en el que ha asegurado que "la desinformación produce que la sociedad no comprenda o discrimine a las personas afectadas" con este tipo de enfermedad. Algo que "provoca barreras en nuestra integración".
Por ello, desde FEAFES-ARFES "trabajamos día a día para que el conjunto de la sociedad conozca esta problemática por su propio interés" porque, como ha indicado, "cualquier persona puede pasar por un problema de este tipo" ya que según la Organización Mundial de la Salud "una de cada cuatro personas sufre algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida". Sin embargo, "sigue siendo una enfermedad que se desconoce, se esconde o se niega por temor o vergüenza".
Desde FEAFES-ARFES "queremos que nos conozcáis de verdad, sin etiquetas y nos valoréis nuestro esfuerzo por seguir luchando en un camino lleno de dificultades". Se trata de que la ciudadanía "conecte con nosotros, con respeto y comprensión" porque "entre todos es posible hacer una sociedad más inclusiva y justa" ya que "en nuestro camino a la recuperación, nos encontramos con barreras invisibles que debemos afrontar y tenemos que luchar contra el estigma porque no nos tenemos que avergonzar".
Todo para vivir con una enfermedad que "con tratamiento, apoyo y comprensión permite que llevemos una vida plena y normalizada". Así, ha insistido, "todos juntos y unidos emprendamos un viaje hacia el conocimiento porque todos compartimos más semejanzas que diferencias".
DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL
Por su parte, la consejera de Salud, María Martín, ha proclamado el 10 de octubre como Día Mundial de la Salud Mental en La Rioja, una enfermedad "de la que nadie está libre de padecerla y que afecta a más de 4 millones de personas en España".
"Desde la diversidad, las personas compartimos más semejanzas que diferencias porque todas tenemos derecho a desarrollar un proyecto de vida, participar y aportar algo a la sociedad", ha indicado. Por ello, "para normalizar cualquier situación hay que hablar abiertamente" y evitar "el desconocimiento que son la base para la perpetuación de falsos mitos".
Todo porque "debemos seguir avanzando en la mejora de la atención sanitaria y social" y ha pedido a todos los riojanos que "hablemos abiertamente sobre salud mental y trastornos mentales" y "sigamos sumando" porque "la diversidad es positiva y todos tenemos derecho a vivir en igualdad", ha finalizado.

Tras la proclama del Día Mundial de la Salud Mental, la jornada ha culminado con la entrega de premios a los ganadores de la carrera popular. El concejal de Alcaldía, Deportes y Jóvenes, Javier Merino, ha sido el encargado de entregar los trofeos junto a Paloma Corres, Emilio del Río, María Teresa Antoñanzas y Manoli Muro, presidenta del CERMI La Rioja, entre otras autoridades.

sábado, 8 de octubre de 2016

6 ejercicios que mejoran su salud mental.

lA vANGUARDIA-BUENAVIDA |06/10/2016
Las personas se sienten motivadas a hacer ejercicio regularmente porque tienen más energía durante todo el día y la memoria se agudiza. ¿Qué ejercicios debería incorporar a su rutina para mejorar su salud mental?
El ejercicio no sólo es fantástico para el cuerpo sino que también es una manera eficaz de mejorar la salud mental. El ejercicio realizado regularmente tiene un impacto significativo sobre la ansiedad, el estrés y la depresión. Además, no sólo se sentirá con mejor ánimo sino que también dormirá mucho mejor.
Independientemente de la edad que tenga, el ejercicio puede tener un efecto positivo en su vida. Por otra parte, no tiene que ir al gimnasio religiosamente para sentir los efectos del ejercicio regular.
Una cantidad moderada de ejercicio regular puede servir de herramienta para estar en forma sintiéndose fantásticamente bien. Hasta puede crear un régimen de actividad física para toda la familia.
Las personas se sienten motivadas a hacer ejercicio regularmente porque tienen más energía durante todo el día y la memoria se agudiza. Por eso, en cuanto adquiera una rutina, le encantará adoptar un programa de ejercicio regular.
¿Qué ejercicios debe incorporar a su rutina para mejorar su salud mental?
1. Jugar al aire libre

Habrá observado, quizá, que jugar con los niños afuera o trabajar en el jardín lo/la hace sentir bien. Esto se debe a que una dosis saludable de sol estimula los niveles de serotonina, que es importante para mejorar la salud mental.

Agregue algo de movimiento y se sentirá aún mejor. No tienen por qué ser los ejercicios normales que hace en el gimnasio. Puede incluso simplemente jugar afuera con los niños y realizar una buena actividad física.
2. Rebotar

Si tiene un trampolín en el patio, aprovéchelo y rebote con los niños. Si hace algunos rebotes, puede obtener algunas endorfinas y oxígeno para el cerebro.

3. Salir a caminar

Caminar es otro ejercicio simple que puede hacerlo/la sentir bien. Tal vez no lo haya notado, pero caminar es un ejercicio aeróbico que no le costará ni un centavo.

Puede empezar con distancias pequeñas y luego aumentarlas a medida que empiece a sentirse mejor.
4. Comenzar a correr

Los ejercicios cardiovasculares son buenos para combatir la depresión sin medicación. Si está dispuesto o dispuesta a avanzar al nivel siguiente, correr es una buena actividad con buenos resultados. Pero primero, consulte a su médico para ver si correr es una buena opción para usted.

Correr 20-30 minutos la mayoría de los días de semana, tendrá un impacto significativo en su bienestar emocional.
La euforia que suele asociarse a esta forma de ejercicio es generada por la liberación de endorfinas en el cerebro como respuesta a la actividad física continua.
5. Levantar pesas

El entrenamiento de fuerza también puede mejorar su salud mental porque tiene que ver con un control que requiere atención completa.

Tiene la ventaja de que también se pueden ver los beneficios físicos de levantar pesas, de modo que potenciará su buen ánimo.
Si nunca lo ha hecho, es buena idea acceder a alguna ayuda profesional y empezar lentamente.
6. Hacer Tai Chi o yoga

El Tai Chi y el yoga involucran movimientos lentos y conciencia, lo cual puede mejorar su flexibilidad y su ánimo.

No trate, empero, de practicar solo/sola porque hay una buena chance de lastimarse si no se realizan las posturas como corresponde. Incorpórese a una clase en su vecindario y comience a practicar estas tradiciones orientales con gente de mentalidad afín.