jueves, 31 de octubre de 2024

Rafael Yuste, neurobiólogo:"El cerebro en realidad es una máquina que genera un mundo virtual"

PILAR GARCÍA MUÑIZ      |     La Tarde-Cope     |     11/10/2024                

El director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia explica en La Tarde de COPE de qué trata su nuevo libro "El cerebro, el teatro del mundo"

 

Gracias a él, podemos comunicarnos, aprender, generar ideas, tomar decisiones o expresar emociones, aunque su funcionamiento, unos cuantos años después de aquellas “mariposas del alma” de Ramón y Cajal, sigue siendo un misterio, te hablo del cerebro.

 

Pero, ¿qué esconden las 86 mil millones de neuronas que componen el órgano más fascinante que tenemos? Para intentar saberlo hemos hablado con uno de los neurocientíficos más importantes del mundo, Rafael Yuste. Descubre cómo funciona y cómo crea nuestra realidad”, donde ya no estudia las neuronas por separado sino en conjunto y presenta al cerebro como una máquina de predicción del futuro:

"La idea es que el cerebro en realidad es una máquina que genera un mundo virtual, como un teatro del mundo" 

Además añade que " Una conclusión de esta teoría es que nosotros vivimos en un mundo generado por nuestro cerebro y que el mundo real es distinto". Esto significa que según esta teoría cada uno de nosotros tenemos una visión distinta del mundo real. 

A partir de este punto, Yuste explica que se podría modificar nuestra actividad cerebral. Aunque estos datos cerebrales en algunos lugares están protegidos legalmente como un derecho fundamental del ciudadano. Concretamente República de Chile, el Estado de Río Grande en el sur de Brasil y en Colorado y California, en Estados Unidos.

 

martes, 29 de octubre de 2024

Marc Brackett, experto mundial en inteligencia emocional: "Tus emociones dependen de lo que sueñas, comes o de las personas que te rodean"

MARÍA FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA      |  Telva   |  21/08/2024           

El experto mundial en inteligencia emocional Marc Brackett cree que, con esta habilidad, podemos crear una sociedad más saludable y compasiva.

Lleva más de 30 años estudiando las emociones humanasMarc Brackett, director y fundador del Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale y profesor en la School of Medicine del mismo centro, está convencido de que solo si aprendemos a escuchar, manejar y expresar nuestras emociones seremos capaces de crear una sociedad más saludable y compasiva. En un artículo publicado este años en Science Direct, el experto explica que "la inteligencia emocional permite a las personas pensar de manera más honesta y creativa, y reflexionar críticamente para obtener mejores resultados de sí mismas y de sus colegas. La inteligencia emocional nos ayuda a restablecer el equilibrio de nuestros procesos de pensamiento y evita que las emociones tengan una influencia excesiva sobre nuestras acciones".

Tus emociones dependen de lo que sueñas, comes o de las personas que te rodean

Es decir, que aprender habilidades de inteligencia emocional nos permitirá también tomar mejores decisiones, alcanzar los objetivos que nos propongamos, disfrutar las relaciones personales y laborales, etc. "Nuestro sistema emociones es mucho más complicado, de lo que cree la mayoría de la gente". Existe una gran incultura en torno a cómo funcionan las emociones y sobre lo importante que es desarrollar una sana inteligencia emocional. El autor del bestseller Permiso para sentir y del podcast Dealing with feelings, explica que "una de las diferencias de la inteligencia emocional, es que no es como la inteligencia cognitiva. Sé la suficiente cantidad de matemática para manejarme en la vida. Sin embargo, he pasado 30 años estudiando la inteligencia emocional, y sé qué algunos días son distintos a los otros. Depende de mis sueños, de lo sano que esté, de lo que he comido, de si he hecho ejercicio, de mis relaciones", explica Brackett. "Es complejo y no creo que le hayamos prestado la suficiente atención".

Todas las emociones son necesarias: no hay emociones positivas y emociones negativas

"Vivimos en un mundo que quiere suprimir las emociones. Especialmente las no placenteras, como la ansiedad, el estrés, el miedo, la rabia... Se consideran emociones negativas y mucha gente cree que son incontrolables, que toman control de nuestra mente y de nuestro comportamiento, pero no es así", indica Brackett. Además, "cuanto más abiertos seamos a expresar emociones, más fácil es llevarse con la gente y comunicarse", añade.

Todos deberíamos ser científicos de las emociones, no jueces

Emoción es igual a información. Las emociones guían nuestra atención. Por ejemplo: "La rabia nos dice se ha producido una injusticia, el miedo nos advierte de un peligro, la ansiedad detecta la incertidumbre... Es información que te puede ayudar a tomar mejores decisiones para tu salud o en tus relaciones", explica el experto. Las emociones no hay que juzgarlas sino observarlas y entenderlas porque son "maestras que nos quían hacia lo que valoramos y necesitamos. Según el experto estas es la diferencia:

  • "Los científicos de las emociones son curiosos, inquisitivos y analíticos. Son oyentes activos y se centran en los hechos. Le preguntan a la gente cómo se sienten y realmente quieren saber la respuesta. Escuchan bien y prestan mucha atención a las palabras y acciones de los demás. También piensan largo y tendido sobre sus propias emociones, siempre buscando comprender mejor sus propias vidas emocionales. Intentan y evalúan diferentes formas de manejar sus emociones a través de prueba y error", señala Beckett.
  • Los jueces de emociones son críticos, reaccionarios y hacen suposiciones rápidas. No dedican tiempo a reflexionar sobre sus propias emociones o cómo las manejan. También están más interesados en juzgar los sentimientos de otras personas que en saber cómo se sienten. O, peor aún, pueden decirles cómo se sienten. También basan sus juicios en información limitada.

Sin inteligencia emocional no es posible alcanzar el bienestar y la felicidad

"Comprender y nombrar nuestras emociones es crucial para nuestro bienestar. No se trata sólo de tener un vocabulario rico; se trata de tener las herramientas para navegar por nuestro mundo interior, dar sentido a nuestras experiencias y comunicarnos de manera efectiva con los demás", afirma.

Todos podemos aprender a conectar con una emoción: el método RULER

Brackett ha ideado un método para aprender a escuchar manejar y expresar nuestro mundo emocional: el método RULER. Su nombre es un acrónimo y "se basa en la evidencia y los conocimientos de la psicología y la neurociencia sobre cómo las emociones dan forma a las percepciones, influyen en la concentración y la memoria, afectan el juicio, impulsan las motivaciones e impactan las relaciones y los objetivos. Adquirir la capacidad de reconocer emociones en nosotros mismos y en los demás, etiquetar las emociones con un vocabulario matizado, etc. Puedes practicarlo así:

1.      Reconocer (recognize). Consiste en reconocemos emociones en nosotros mismos y en los demás.

2.     Comprender (understand). Supone comprender las causas y las consecuencias de esas emociones.

3.     Etiquetar (label). Clasificamos las emociones con un vocabulario específico.

4.     Expresar(express). Es decir, aprender a expresarlas y a describirlas.

5.     Regular (regulate) emociones. Aprender a regular esos sentimientos.

lunes, 28 de octubre de 2024

Marian Rojas Estapé: "Puedes activar el cerebro para que te ayude a descubrir soluciones con un ejercicio diario"

J. F.      |     diariovasco.com     |     09/10/2024

La psiquiatra madrileña explica cómo podemos aprovechar en nuestro favor algo tan sencillo como el aburrimiento en unos pocos minutos

 Marian Rojas Estapé, psiquiatra madrileña de 40 años, es una de las figuras más destacadas, y demandadas, a la hora de explicar cómo funciona nuestra mente y aconsejarnos, desde su amplia experiencia, sobre cómo aprovecharla mejor. Tras publicar varios libros de éxito como 'Encuentra tu persona vitamina' o 'Cómo hacer que te pasen cosas buenas', sus charlas y conferencias por todo el mundo son seguidas por miles de personas en vivo y también a través de las redes sociales, en las que cuenta con millones de seguidores.

En una de sus últimas intervenciones públicas, de la que deja constancia en un vídeo de su canal de Instagram, dedica unos minutos a explicarnos los beneficios del aburrimiento, si bien reconoce que «es difícil verlo como algo bueno, pues siempre se ha asociado a la soledad o a la falta de actividad». Para esta médico, que estudió en la Universidad de Navarra, «la realidad es que es una actividad maravillosa para nuestro cerebro». Lo considera tan importante que nos invita a incorporar de forma consciente en nuestro día a día momentos de ociosidad «como una forma de cuidar nuestra salud mental y fomentar nuestro bienestar».

Rojas Estapé, hija del también reconocido psiquiatra Enrique Rojas, explica que «hemos acostumbrado a nuestro cerebro a recibir tal cantidad de información de forma constante que los momentos en los que no hay nada, nuestro cerebro tiende a decir, esto no me gusta, aléjate de aquí. Es decir, esos instantes de aburrimiento se han convertido muchas veces en una tortura». A su juicio, esta sobreestimulación constante, producto de la era digital y la búsqueda incesante de distracciones, «ha generado una especie de adicción a la dopamina, la neurotransmisora del placer».

La psiquiatra advierte que esta búsqueda constante de estímulos tiene un precio: «estamos diseñados para vivir de vez en cuando en modo alerta, conectando, resolviendo, pero también necesitamos de vez en cuando estar frenando, parando». Estos momentos de pausa, a pesar de que reconoce que pueden generar inicialmente malestar, «son fundamentales para que nuestro cerebro identifique nuestras emociones, para que nos ayude a encontrar soluciones a temas complicados de nuestra vida».

Rojas Estapé propone practicar lo que denomina «ociosidad consciente». Así lo explica: «durante unos minutos a lo largo del día no haces nada. Nada es nada. Por supuesto alejado de las pantallas. No te juzgas. Miras por la ventana, contemplas, meditas, agradeces o simplemente dejas que se active la divagación mental». Desde ese punto la psiquiatra asegura que se activa «la red neuronal por defecto, desde la que somos capaces de identificar nuestras emociones y de encontrar soluciones a temas complicados de nuestra vida».

sábado, 26 de octubre de 2024

El doctor Mario Alonso Puig explica cómo gestionar adecuadamente nuestros sentimientos: "Cambia el mundo afectivo"

HÉCTOR FARRÉS    |       lavanguardia.com      |    13/10/2024                                 

 

Cuando el cuerpo se mueve, las emociones cambian, y con ellas, los pensamientos se transforman

 

Las emociones, muchas veces incomprendidas, son el reflejo de cómo se interpreta el mundo. Sin embargo, según el doctor Mario Alonso Puig, aprender a gestionarlas es posible, y más sencillo de lo que podría parecer. Lo primero es entender la diferencia clave entre pensamiento, sentimiento y emoción. 

No se trata de conceptos abstractos, sino de reacciones físicas y mentales que se interconectan, creando ciclos que pueden intensificar lo que se siente, como el miedo o la ansiedad. Este enfoque se centra en algo tan básico y accesible como la respiración y los pensamientos conscientes.

El impacto del cortisol en las emociones y cómo reducirlo

La clave, dice Puig, está en intervenir sobre el cuerpo o sobre la mente. No es posible cambiar lo que se siente directamente, pero sí se pueden modificar los pensamientos y cómo afectan físicamente. Un ejemplo claro es la respiración. Al controlar el ritmo respiratorio, se logra que el cortisol, la hormona del miedo, disminuya y con ello la sensación de incapacidad. Un simple cambio en la respiración puede transformar por completo la perspectiva emocional: “Cambia el mundo afectivo”.

Puig relata un momento personal que ilustra su punto. En una conferencia en México, pese a haber hablado ante audiencias mayores, sintió miedo. La razón, descubrió, no era el público, sino su deseo de sobresalir como conferenciante. Pero al cambiar su enfoque, al recordar que su propósito no era brillar, sino iluminar a otros, el miedo desapareció. Este cambio en el pensamiento lo liberó del temor, y según él, es un claro ejemplo de cómo gestionar las emociones a través de la mente: ”Cambió el pensamiento, el miedo se desvaneció por completo".

Aceptar las emociones: el primer paso para gestionarlas

Sin embargo, el doctor también advierte sobre el error de intentar bloquear lo que se siente. Negar una emoción no la elimina, al contrario, la refuerza. Es necesario aceptar lo que se siente, comprender por qué ocurre y actuar en consecuencia. Puig lo resume con una enseñanza clave: lo que se resiste, persiste. La invitación es a explorar, no a luchar contra las emociones.

Carl Gustav Jung ya hablaba de este proceso de aceptación, y Puig lo retoma para mostrar cómo esa exploración puede ser liberadora: “Sí, tengo miedo, es verdad, tengo miedo”. Reconocer el miedo, entender qué lo provoca y cuestionar los pensamientos detrás de esa emoción es lo que realmente transforma. Al final, se trata de vivir con mayor consciencia, de servir más que de brillar, y de entender que el verdadero cambio emocional empieza por lo que se piensa.

miércoles, 23 de octubre de 2024

Cómo tener tiempo para todo, según Patri Psicóloga: "Si nos regalaran dos horas más al día, las llenaríamos de más actividades"

CRISTINA GALAFATE   |  elmundo.es   |  07/10/2024

Nuestro frenético ritmo no es compatible con una vida serena. En lugar de ir más rápido, para llegar a todo hay que revisar nuestra escala de valores, renunciar a tareas y aprender a delegar

A muchas personas la vida se nos hace bola. Porque utilizamos el tiempo como un trastero: metemos y metemos, hasta reventar, pero no sacamos. "La gente no quiere perderse nada", cuenta Patricia Ramírez (Zaragoza, 1971), más conocida como Patri Psicóloga, con casi 30 años de experiencia en el campo de la psicología, divulgadora en diferentes medios de comunicación y redes sociales -donde supera el medio millón de seguidores-, conferenciante, actriz y escritora.

Acaba de publicar Cómo tener tiempo para todo (Ed. Grijalbo). En sus páginas no encontraremos tips para ir más rápido. De hecho, confiesa que odia la palabra productivo y rompe con la idea de que tener éxito es estar ocupado. Aquí su método: "Para llegar a todo hay que empezar a hacer menos".

Anima a que "el todo" quepa verdaderamente en un día. "Esto es un cálculo matemático. Si a 24 horas le metes trabajo, atender a los hijos, las tareas del hogar y, además, quieres llevar una vida saludable y descansar, no cabe".

NO CULPES A LA FALTA DE TIEMPO

Pero el tiempo, o su falta, no es nuestro problema. Esta es la prueba: "Si nos regalaran dos horas más al día, las llenaríamos de más actividades". Cuando, de manera regular, hasta los más duchos en gestión del tiempo que ya tienen su agenda de papel y su Google Calendar ven que incumplen su larga lista de tareas, puede ser por dos motivos, explica Patri Psicóloga: "O nos dispersamos mucho y no enfocamos la atención, o estamos sobredimensionando y exigiéndonos de un modo no realista".

Tenemos que revisar la cantidad de cosas con las que nos comprometemos, aconseja: "No hablo sólo del trabajo, sino de nuestras propias rutinas, con los amigos, la pareja o los hijos, para que exista un equilibrio y poder tener una vida ordenada y serena".

Priorizar implica delegar y hacer renuncias, advierte. "Estamos sobreexpuestos a un montón de información atractiva en internet con cantidad de cosas que hacer. Las cinco películas que van para los Oscar, las siete cafeterías que acaban de abrir en Madrid, las tres terrazas donde tienes que tomarte un mojito con tus amigas... No queremos perdernos ningún plan, pero para meter y meter primero hay que sacar", reflexiona.

CONSEJOS PARA ORGANIZARSE

Su primer planteamiento es revisar todo lo que hacemos, hasta lo más nimio, pues ella incluye sus carreras mañaneras o el tiempo que dedica a arreglarse y prepararse para un evento. Después, ver qué es lo prioritario y qué se puede delegar: no hay necesidad de controlarlo todo. "Hay que asumir y aceptar que no podemos hacer todo lo que nos gustaría. Todos de jóvenes pensábamos que íbamos a recorrer el mundo y, a mis 53 años, ya sé que no voy a viajar lo que quisiera. Y me da mucha paz renunciar a cosas, en lugar de sentirme frustrada por unas expectativas totalmente erróneas".

Para Patri Psicóloga no hay diferencia entre lo urgente y lo importante. "Yo creo que la pregunta que debemos hacernos es: ¿qué es lo primero que tengo que hacer hoy? ¿Lo que debo resolver antes? Y después de eso, me pongo con lo segundo". Una revisión de valores es lo más adecuado para saber qué es importante en nuestra vida. "Nuestro todo tiene que estar alineado con el estilo de vida que queremos. Si entre semana quieres descansar y ver a tu pareja, quizá tengas que perderte esa cena que te lleva a trasnochar. Y si tu prioridad son tus hijos, a lo mejor no puedes aceptar esa oferta laboral que te tiene 12 horas en la oficina en vez de ocho, a pesar de que cobres más. No podemos estar en misa y repicando, es imposible".

Tampoco vale comprometerse con dos planes a la vez e ir como pollo sin cabeza, asegura. "Te vas antes de la exposición, llegas tarde a la cena, solapas las cosas y no es compatible. Tenemos que quedar mal con gente, aunque yo no creo que sea así, porque todo el mundo es comprensivo con nuestros límites si se los exponemos".

SOBRECARGA EN LA MUJER

A pesar de que los hombres ya están muy presentes en las tareas domésticas, la psicóloga piensa que la mujer sigue ocupándose de tareas silenciosas. "Somos más cuidadoras de los mayores, en el hogar y con la paternidad. Muy exigentes con las obligaciones y con un alto nivel de perfeccionismo. Encontramos la validación externa en función de lo que damos hacia fuera: la buena madre, la amiga que te escucha... Pero tenemos derecho a dedicarnos tiempo sin justificarnos. La mayoría de hombres no se justifica por leer un libro o irse al gimnasio. Y así es como debe ser, somos nosotras las que debemos aprender a decir: 'Me voy a mi clase y ahí os apañáis vosotros con la comida'".

Hay mujeres que piensan que la ayuda doméstica es una debilidad por no ser capaces de ser esa supermujer que lleva todo para adelante, defiende Patri Psicóloga. "Quizá han visto un referente en casa de sus madres, pero a lo mejor no trabajaban dentro y fuera como ellas. Y nadie trabaja sólo ocho horas, ya seas asalariada o autónoma. Si tienes hijos, además, haces los deberes con ellos, estás en el grupo de WhatsApp de padres y pendiente de las extraescolares, de que lleven el bocadillo y se duchen. No hay momento para todo eso, a no ser que sacrifiques el descanso para pasar la tarde del sábado de limpieza profunda o planchando. Pero si lo haces terminarás con un estrés crónico y síntomas de agotamiento".

Esto explica, según la psicóloga, que la mayoría de mujeres vivan cansadas física y emocionalmente, sientan ganas de llorar sin saber por qué y estén irascibles, coman peor porque no tienen fuerza de voluntad al llegar a casa... "Son síntomas de que estás sobrepasada, pero no los escuchas porque vas funcionando en piloto automático".

Muchas le dicen que han cambiado por la edad, que ya no están tan alegres. Pero Patri Psicóloga cree que es por no haber podido soportar toda la carga que tienen. "Para descansar, tu pareja y tus hijos deben cooperar, en la medida en que ellos se vayan haciendo responsables. Y si estamos todos fuera, a lo mejor una persona nos tiene que ayudar en casa, aunque sea una limpieza cada dos semanas o dejarte la comida. Algo para que tú puedas tener calidad de vida".

HIPERPRODUCTIVIDAD EN LOS HIJOS

Del mismo modo que no deberíamos llevar esa productividad extrema al ocio, exprimiendo cada segundo, tampoco hay que sobrecargar a niños con extraescolares por encima de sus posibilidades. "Se sabe que los animales más evolucionados son los que más tiempo dedican al juego. Si tienes a tu hijo saltando del violín al chino y de ahí al inglés, ni descansa ni se aburre. Se les estimula mucho y aprenden que tienen valor por hacer muchas cosas, como los adultos".

La psicóloga cree que a veces ocupamos mucho nuestro tiempo para no darnos cuenta de la vida que llevamos. "Corro, hago, cojo el móvil, veo una serie... y estoy fuera de mi vida. Dedico tiempo a una carrera y un máster, pero poco al crecimiento personal, a valorar si estas son las personas con las que me quiero relacionar, si esto es lo que quiero para mí, si los valores con los que vivo me representan... En lugar de ello, huimos de nuestra realidad en un mundo disociado en el que hago y hago, pero no me siento y observo". Una rueda de hámster donde esa monotonía nos lleva a tener dinero para seguir comprando cosas y esas cosas tapan nuestras emociones. "Estamos abstraídos por la cantidad de cosas que hacemos y decimos que no tenemos tiempo. ¡Claro! Porque no estamos con nosotros mismos".

LADRONES DEL TIEMPO

Los teléfonos móviles y el correo electrónico son los grandes distractores de nuestro tiempo. Patri Psicóloga da aplicaciones en el libro que permiten restringir el tiempo de uso y algunos consejos, como poner el móvil en otra habitación si vas a dormir o hacer una tarea como escribir.

"Tu concentración baja si tienes una alerta o notificación al lado, aunque no lo consultes. Está demostrado en numerosos estudios que distrae". Ahora bien, la psicóloga apela a la responsabilidad de las personas. "Me parece muy triste que busquemos límites externos para regular nuestro comportamiento. Te tienes que autodisciplinar. Y si vas a hacer una tarea importante, no mires Instagram ni el correo electrónico por un tiempo. Si ves que tu atención falla, vuelve a la tarea con compasión".

Basta de culpar a la tecnología de todos nuestros males. "Decimos 'hay que ver con los móviles' o 'el correo electrónico es ingobernable, como si el ser humano no pudiera decidir ni tuviera responsabilidad sobre sus actos. Si esto fuera así, seríamos unas marionetas o borregos. Yo no quiero verme de esa manera, sino decidir qué hago con la tecnología, eligiendo a quién sigo en redes y a quién no, o si voy a tener momentos de cero móvil".

El chocolate no engorda, engordas tú que no te puedes comer sólo una onza, ejemplifica. ¿Por qué creemos que contestar es tan importante? "Que la tecnología permita comunicarse de inmediato, facilitándonos la vida, no significa que nosotros debamos responder al instante". Podemos educar a otras personas y que entiendan que si no contestamos en un día, estamos ocupados con algo. "Tenemos que ser más tolerantes y flexibles y no darle vueltas pensando que está en línea y qué le pasará o por qué está aquí y a mí no me ha contestado al correo".

SABER DECIR QUE NO

Las quejas y el perfeccionismo también es una forma de boicotear el tiempo que tenemos. "Si protestar sirve para cambiar algo o desahogarnos puntualmente, está bien, pero la gente que se queja por sistema de todo pierde tiempo y se contamina. Y nuestro estado emocional nos ayuda a gestionar el tiempo mejor". El foco debe ser en lo que suma, no en lo que resta. Además, podemos arrastrar al de al lado con nuestro hastío. "La exigencia nos lleva también a revisar todo y a frustrarnos. Además, cuestionaremos nuestra valía y no estaremos satisfechos con nada. Nos convertiremos en un cuello de botella para otras personas".

¿Qué le diría a las personas que no saben decir no? "Es un tema complejo, porque en los valores humanos está ser aceptado, que te quieran, pertenecer a una tribu... y esto sucede porque las personas se ayudan. Pero da la casualidad que solemos pedirle todo siempre a las personas resolutivas y serviciales y las cargamos hasta que se estresan". Si tú eres esa hermana que siempre ayuda a sus padres, eres la más empática con tu amiga la que te cuenta sus penas o en el trabajo la más eficaz, llegará un momento en el que tendrás que poner límites. "Lo primero es cambiar tus creencias: no eres egoísta por dedicar tiempo al autocuidado. Y para tener ese tiempo, habrá que decidir a qué dices que no. Y a eso se aprende valorando si lo que dejas de hacer es más importante que el espacio que ganas para ti".

No hace falta mentir para renunciar a ir al teatro porque queremos descansar en nuestro domingo. Pero sí es más importante una consulta médica que una clase de Zumba. "Lo que no puede ser es que otras personas tengan una comodidad enorme en su vida a costa de tu descanso".

Trazar las fronteras es complicado cuando sentimos pasión por esa actividad. Patri Psicóloga es clara. "No te cases con tu trabajo". La gente te ve como un gran profesional y es difícil bajarte de ahí. "Te da vértigo perder esa atención y reconocimiento de los demás si coges menos trabajo, y te vuelves muy adicto".

HAZLO BONITO

Para querer estar en casa tranquilos y en calma, recomienda hacernos las cosas bonitas. "La belleza, en el sentido de hacernos la vida más agradable, nos hace estar más a gusto con las tareas que tenemos y evita que procrastinemos. Se trata de ponernos una vela, un mantel bonito para comer o un despacho donde apetezca trabajar, como hacemos cuando viene un invitado y queremos que vea todo bien".

Por último, Patri Psicóloga cree que tener tiempo que perder da serenidad. "Os deseo tiempo para perder. Ese tiempo es libertad, donde tú decides qué hacer: leer un libro, trabajar y escribir algo, hacer una receta... A mí me gusta tener todos los días un rato libre o me agobio. Me gusta pararme a pensar con un café. Me da paz y no concibo un día apretado. No hacer nada es reparador para la mente y bueno para nuestra salud mental", concluye. 

martes, 22 de octubre de 2024

Marian Rojas explica cómo la batería mental afecta a nuestras decisiones diarias y por qué nunca eliges brócoli al final del día

CARLOTA ACUÑA    |      Vanitatis-elconfidencial     |     13/09/2024

La experta, siendo una referencia en el campo del bienestar emocional, nos recomienda que cambiemos el enfoque para gestionar mejor nuestra energía diaria

 

La reconocida psiquiatra vuelve a destacar la importancia de cuidar nuestra energía mental a lo largo del día, ofreciendo una analogía simple, pero efectiva: nuestra mente funciona como una batería. Esta batería, según explica Rojas en uno de los vídeos publicados a través de su perfil de TikTok, no mantiene la misma carga todo el día y es crucial aprender a gestionar su desgaste para tomar mejores decisiones y mantener el bienestar.

Desde el primer momento del día, si hemos disfrutado de un buen descanso, comenzamos el día con la batería al máximo, entre un 90 y 100% de carga, lo que nos permite enfrentar con energía las tareas diarias y los retos que puedan surgir. Sin embargo, la experta subraya que las tensiones, los imprevistos y las obligaciones cotidianas van drenando nuestra energía.

Como resultado, nuestra capacidad de concentración, paciencia e incluso la gestión de nuestros impulsos puede disminuir. La creadora de contenido advierte sobre el error común de exigirse estar siempre al 100% y sentirse culpables cuando no es así. “No podemos estar en un estado de atención plena y energía máxima todo el tiempo”, señala en esta misma publicación. 

De este modo, la clave está en comprender que es normal tener altibajos a lo largo de la jornada. "Hay momentos en los que te sentirás con más vitalidad y otros en los que el mundo parecerá pesar más", indica la experta, quien anima a aceptar estas fluctuaciones y evitar el desgaste mental innecesario que genera la culpa.

Este es el motivo por el que la psiquiatra invita a sus seguidores a conocerse mejor y adoptar hábitos saludables que ayuden a recargar la energía mental. Estos pueden incluir desde prácticas como el descanso adecuado hasta la integración de pequeños momentos de desconexión y autocuidado durante el día. 

Por ejemplo, una buena sesión de meditación, ejercicio físico, música o un ratito de lectura, nos permitirá recargar esa energía durante la jornada. Este enfoque permitirá gestionar mejor nuestras emociones, pero también potenciar nuestras decisiones y vivir con mayor serenidad.

sábado, 19 de octubre de 2024

6 características de los padres inmaduros: cómo detectar si eres uno de ellos

ANA LÓPEZ VERA       |      okdiario,com      |      15/09/2024                                      

¿Quieres descubrir cuáles son las señales que indican que los padres carecen de inmadurez? Estas son algunas de ellas

Ser padres no significa ser emocionalmente maduros, y la inmadurez puede afectar a la crianza de los hijos. Existen señales claras que te ayudarán a identificar si estás teniendo comportamientos inmaduros. Estas seis características son algunas claves.

1. Son incapaces de manejar las emociones

Una crianza inmadura puede afectar a los niños. Esto puede generar en un contexto inestable con repercusiones emocionales a largo plazo. Los padres inmaduros pueden tener dificultades para gestionar sus emociones. Son inestables y pueden mostrar comportamientos radicales: romper a llorar, rabietas infantiles, etc.

Un día pueden ignorar un comportamiento y al día siguiente reaccionar de una forma exagerada. Esta falta de coherencia puede generar confusión y ansiedad de sus hijos. La incapacidad de gestión de las emociones por parte de los padres pueden crear un entorno familiar tenso. 

2. Son egocéntricos

Uno de los signos más evidentes de inmadurez emocional es el egocentrismo. Los padres inmaduros son egocéntricos y suelen dar prioridad a sus deseos por encima de los de sus hijos.

Algunos ejemplos de ellos podrían ser gastarse dinero en lujos personales y descuidar las necesidades básicas de los niños. También suelen priorizar su vida social sobre la vida familiar.

3. Culpan a los demás

No reconocen sus errores e incluso culpan a los demás de sus faltas. No asumen responsabilidades y fomentan una cultura de la culpabilización dentro de la familia. A veces, pueden llegar a inventarse argumentos irrazonables para justificarse.

La inmadurez emocional hace que estos padres se pongan a la defensiva cuando se le confrontan. No se disculpan ni intentan hacerlo mejor.

4. Carecen de empatía

A los padres inmaduros les falta empatía. Les da igual los puntos de vistas de sus hijos o de su pareja. Si no están de acuerdo en algo, cree que su punto de vista siempre es el mejor y no te darán la razón nunca.

Esta falta de comprensión o consideración por los sentimientos de los demás puede invalidar las emociones de sus hijos y estos pueden sentir que no se les escucha ni se les valora.

5. Son incapaces de establecer límites

Los padres inmaduros tienen dificultades para dejar claro cuáles son los límites adecuados. Esto puede derivar en no respetar la privacidad de sus hijos, comparten información inapropiada, etc.

6. Tienen dependencia de sus hijos

Al carecer de una gestión eficaz de las emociones, los padres con inmadurez pueden llegar a depender de sus hijos para obtener apoyo emocional o compañía. Esto puede suponer una carga injusta para los niños e interferir en su desarrollo psicológico.

 

Estas son algunas características que suelen compartir los padres inmaduros. ¿Te sientes identificado/a con algunas de ellas?

Qué significa si no me apetece quedar con mis amigos, según la psicología

C. AMANDA OSUNA      |      infobae.com     |      03/10/2024

Es un fenómeno natural que todos hemos vivido en algún momento de nuestra vida.

Es domingo por la tarde, está lloviendo y justo recibimos un mensaje de un amigo proponiéndonos salir a tomar algo, pero no nos apetece. Declinamos su oferta (o fingimos no haber visto el mensaje) y seguimos viendo la película que teníamos entre manos. En algún momento de nuestra vida todos hemos vivido una situación en la que preferíamos quedarnos en casa que juntarnos con nuestros amigos, pero ¿por qué ocurre esto y hasta qué punto es preocupante?

La psicología ha estudiado durante años el papel que juegan nuestras amistades en nuestro bienestar mental, pues sin duda tienen un impacto bastante notable. Por ello, se ha centrado también en ese fenómeno que ocurre cuando no nos apetece quedar con nuestros amigos. En momentos más o menos puntuales, esto no supone ningún problema, más si tenemos en cuenta que hay personas más o menos sociables y que no todos necesitamos el mismo tiempo relacionándose con los demás.

Sin embargo, si esa desgana por quedar con nuestros amigos se sostiene en el tiempo, estaríamos hablando de un fenómeno conocido como anhedonia social, que describe la incapacidad de experimentar placer en actividades sociales que normalmente serían gratificantes para una persona. Este fenómeno se observa con frecuencia en varios trastornos psicológicos, como la depresión mayor, el trastorno depresivo persistente (distimia) y la esquizofrenia, entre otros.

Las personas que experimentan anhedonia social pueden sentirse indiferentes o desinteresadas en participar en interacciones sociales, como reuniones familiares o salidas con amigos. A menudo, pueden experimentar una falta de conexión emocional con los demás y una disminución en la capacidad de experimentar emociones positivas durante estas interacciones, todo ello junto con una constante sensación de falta de energía. Esto puede llevarles a sentimientos de soledad, aislamiento e irrealidad.

Por qué no me apetece quedar con mis amigos

La pandemia del coronavirus nos obligó a pasar cientos de horas encerrados en casa, lo que tuvo un efecto en nosotros más fuerte de lo que todavía la psicología ha podido estudiar. Los patrones de interacción entre las personas cambiaron y, a raíz de la cuarentena, muchas personas han optado por pasar más tiempo en casa. Esto ha provocado que cada vez sean más quienes aseguran que sus ganas de socializar han disminuido.

La psicóloga Valeria Sabater está especializada en psicología social y explica que la razón por la que no nos apetece quedar con nuestros amigos puede ser porque nos encontremos en un proceso de cambio, una transición vital que nos invita a reflexiones más profundas en la que quizás nos replanteemos quiénes queremos ser y quiénes queremos que sean nuestros amigos.

Según la experta, es cuestión de tiempo recuperar esas ganas de socializar y esa conexión con nuestros amigos. Además, recomienda no retomarla de golpe y asistiendo a todos los planes, sino realizar una incorporación paulatina a la vida social. Por ejemplo, quedando con algún amigo cercano para hacer algún plan que nos apetezca y, poco a poco, ir ampliando el círculo hasta volver a encontrarnos bien y disfrutar de nuestras relaciones sociales.