CRISTINA
GALAFATE | elmundo.es
| 07/10/2024
Nuestro frenético ritmo no es compatible
con una vida serena. En lugar de ir más rápido, para llegar a todo hay que
revisar nuestra escala de valores, renunciar a tareas y aprender a delegar
A muchas personas la vida se nos hace bola. Porque utilizamos el
tiempo como un trastero: metemos y metemos, hasta reventar, pero no
sacamos. "La gente no quiere
perderse nada", cuenta
Patricia Ramírez (Zaragoza, 1971), más conocida como Patri Psicóloga, con casi 30 años de experiencia en el campo de la
psicología, divulgadora en diferentes medios de comunicación y redes sociales -donde supera el medio millón de
seguidores-, conferenciante, actriz y escritora.
Acaba de publicar Cómo tener tiempo
para todo (Ed. Grijalbo). En
sus páginas no encontraremos tips para ir más rápido. De hecho,
confiesa que odia la palabra productivo y rompe con la idea de que tener éxito
es estar ocupado. Aquí su método: "Para
llegar a todo hay que empezar a hacer menos".
Anima a que "el todo" quepa verdaderamente en un día.
"Esto es un cálculo matemático. Si a 24 horas le metes trabajo, atender a
los hijos, las tareas del hogar y, además, quieres llevar una vida saludable y descansar, no cabe".
NO CULPES A LA FALTA DE TIEMPO
Pero el tiempo, o su falta, no es nuestro problema. Esta es la
prueba: "Si nos regalaran dos
horas más al día, las llenaríamos de más actividades". Cuando, de manera regular, hasta los más duchos en
gestión del tiempo que ya tienen su agenda de papel y su Google Calendar ven
que incumplen su larga lista de tareas, puede ser por dos motivos, explica
Patri Psicóloga: "O nos dispersamos mucho y no enfocamos la atención, o
estamos sobredimensionando y exigiéndonos de un modo no realista".
Tenemos que revisar la cantidad de cosas con las que nos
comprometemos, aconseja: "No hablo sólo del trabajo, sino de nuestras
propias rutinas, con los amigos, la pareja o los hijos, para que exista un equilibrio y
poder tener una vida ordenada y serena".
Priorizar implica delegar y hacer renuncias, advierte. "Estamos
sobreexpuestos a un montón de información atractiva en internet con cantidad de
cosas que hacer. Las cinco películas que van para los Oscar, las siete
cafeterías que acaban de abrir en Madrid, las tres terrazas donde tienes que
tomarte un mojito con tus amigas... No queremos perdernos ningún plan,
pero para meter y meter primero
hay que sacar", reflexiona.
CONSEJOS PARA ORGANIZARSE
Su primer planteamiento es revisar
todo lo que hacemos, hasta lo más
nimio, pues ella incluye sus carreras mañaneras o el tiempo que dedica a
arreglarse y prepararse para un evento. Después, ver qué es lo prioritario y
qué se puede delegar: no hay necesidad de controlarlo todo. "Hay que
asumir y aceptar que no podemos hacer todo lo que nos gustaría. Todos de
jóvenes pensábamos que íbamos a recorrer el mundo y, a mis 53 años, ya sé que
no voy a viajar lo que quisiera. Y me da
mucha paz renunciar a cosas, en
lugar de sentirme frustrada por unas expectativas totalmente erróneas".
Para Patri Psicóloga no hay diferencia entre lo urgente y lo
importante. "Yo creo que la pregunta que debemos hacernos es: ¿qué es lo
primero que tengo que hacer hoy? ¿Lo que debo resolver antes? Y después de eso,
me pongo con lo segundo". Una revisión
de valores es lo más adecuado
para saber qué es importante en nuestra vida. "Nuestro todo tiene que
estar alineado con el estilo de vida que queremos. Si entre semana quieres
descansar y ver a tu pareja, quizá tengas que perderte esa cena que te lleva a
trasnochar. Y si tu prioridad son tus hijos, a lo mejor no puedes aceptar esa
oferta laboral que te tiene 12 horas en la oficina en vez de ocho, a pesar de
que cobres más. No podemos estar en misa y repicando, es imposible".
Tampoco vale comprometerse con dos planes a la vez e ir como pollo sin
cabeza, asegura. "Te vas antes de la exposición, llegas tarde a la
cena, solapas las cosas y no es
compatible. Tenemos que quedar mal
con gente, aunque yo no creo que sea así, porque todo el mundo es comprensivo
con nuestros límites si se los exponemos".
SOBRECARGA EN LA MUJER
A pesar de que los hombres ya están muy presentes en las tareas
domésticas, la psicóloga piensa que la mujer sigue ocupándose de tareas silenciosas. "Somos más cuidadoras de los mayores, en el hogar
y con la paternidad. Muy exigentes con las obligaciones y con un alto nivel de
perfeccionismo. Encontramos la validación externa en función de lo que damos
hacia fuera: la buena madre, la amiga que te escucha... Pero tenemos derecho a dedicarnos tiempo sin justificarnos. La mayoría de hombres no se justifica por leer un libro
o irse al gimnasio. Y así es como debe ser, somos nosotras las que debemos
aprender a decir: 'Me voy a mi clase y ahí os apañáis vosotros con la
comida'".
Hay mujeres que piensan que la ayuda doméstica es una debilidad por no ser capaces de ser esa supermujer que lleva
todo para adelante, defiende Patri Psicóloga. "Quizá han visto un
referente en casa de sus madres, pero a lo mejor no trabajaban dentro y fuera
como ellas. Y nadie trabaja sólo ocho horas, ya seas asalariada o autónoma. Si
tienes hijos, además, haces los deberes con ellos, estás en el grupo de
WhatsApp de padres y pendiente de las extraescolares, de que lleven el
bocadillo y se duchen. No hay momento para todo eso, a no ser que sacrifiques
el descanso para pasar la tarde del sábado de limpieza profunda o planchando.
Pero si lo haces terminarás con un estrés crónico y síntomas de
agotamiento".
Esto explica, según la psicóloga, que la mayoría de mujeres vivan cansadas física y emocionalmente, sientan ganas de llorar
sin saber por qué y estén irascibles, coman peor porque no tienen fuerza de
voluntad al llegar a casa... "Son síntomas de que estás sobrepasada, pero
no los escuchas porque vas funcionando en piloto automático".
Muchas le dicen que han cambiado por la edad, que ya no están tan
alegres. Pero Patri Psicóloga cree que es por no haber podido soportar toda la carga que tienen.
"Para descansar, tu pareja y tus hijos deben cooperar, en la medida en que
ellos se vayan haciendo responsables. Y si estamos todos fuera, a lo mejor una
persona nos tiene que ayudar en casa, aunque sea una limpieza cada dos semanas
o dejarte la comida. Algo para que tú puedas tener calidad de vida".
HIPERPRODUCTIVIDAD EN LOS HIJOS
Del mismo modo que no deberíamos llevar esa productividad extrema al
ocio, exprimiendo cada segundo, tampoco hay que sobrecargar a niños con
extraescolares por encima de sus posibilidades. "Se sabe que los animales
más evolucionados son los que más tiempo dedican al juego. Si tienes a
tu hijo saltando del violín al chino y de ahí al inglés, ni descansa ni se aburre.
Se les estimula mucho y aprenden que tienen valor por hacer muchas cosas, como
los adultos".
La psicóloga cree que a veces ocupamos mucho nuestro tiempo para no
darnos cuenta de la vida que llevamos. "Corro, hago, cojo el móvil, veo
una serie... y estoy fuera de mi vida. Dedico tiempo a una carrera y un máster,
pero poco al crecimiento personal, a valorar si estas son las personas con las
que me quiero relacionar, si esto es lo que quiero para mí, si los valores con
los que vivo me representan... En lugar de ello, huimos de nuestra realidad
en un mundo disociado en el que hago y hago, pero no me siento y
observo". Una rueda de hámster donde esa monotonía nos lleva a tener
dinero para seguir comprando cosas y esas cosas tapan nuestras emociones.
"Estamos abstraídos por la cantidad de cosas que hacemos y decimos que no
tenemos tiempo. ¡Claro! Porque no estamos con nosotros mismos".
LADRONES DEL TIEMPO
Los teléfonos móviles y el correo electrónico son los grandes distractores de nuestro tiempo. Patri Psicóloga
da aplicaciones en el libro que permiten restringir el tiempo de uso y algunos
consejos, como poner el móvil en otra habitación si vas a dormir o hacer una
tarea como escribir.
"Tu concentración baja si tienes una alerta o notificación al
lado, aunque no lo consultes. Está demostrado en numerosos estudios que
distrae". Ahora bien, la psicóloga apela a la responsabilidad de las personas. "Me parece muy triste que busquemos límites
externos para regular nuestro comportamiento. Te tienes que autodisciplinar. Y
si vas a hacer una tarea importante, no mires Instagram ni el correo
electrónico por un tiempo. Si ves que tu atención falla, vuelve a la tarea con
compasión".
Basta de culpar a la tecnología de todos nuestros males. "Decimos
'hay que ver con los móviles' o 'el correo electrónico es ingobernable, como si
el ser humano no pudiera decidir ni tuviera responsabilidad sobre
sus actos. Si esto fuera así, seríamos unas marionetas o borregos. Yo no quiero
verme de esa manera, sino decidir qué hago con la tecnología, eligiendo a quién
sigo en redes y a quién no, o si voy a tener momentos de cero móvil".
El chocolate no engorda, engordas tú que no te puedes comer sólo una
onza, ejemplifica. ¿Por qué creemos que contestar es tan importante? "Que
la tecnología permita comunicarse de inmediato, facilitándonos la vida, no
significa que nosotros debamos responder al instante". Podemos educar a otras personas y que entiendan que si no contestamos en un día, estamos
ocupados con algo. "Tenemos que ser más tolerantes y flexibles y no darle
vueltas pensando que está en línea y qué le pasará o por qué está aquí y a mí
no me ha contestado al correo".
SABER DECIR QUE NO
Las quejas y el perfeccionismo también es una forma de boicotear el tiempo que
tenemos. "Si protestar sirve para cambiar algo o desahogarnos
puntualmente, está bien, pero la gente que se queja por sistema de todo pierde
tiempo y se contamina. Y nuestro estado emocional nos ayuda a gestionar el
tiempo mejor". El foco debe ser en lo que suma, no en lo que resta.
Además, podemos arrastrar al de al lado con nuestro hastío. "La exigencia
nos lleva también a revisar todo y a frustrarnos. Además, cuestionaremos
nuestra valía y no estaremos satisfechos con nada. Nos convertiremos en un
cuello de botella para otras personas".
¿Qué le diría a las personas que no saben decir no?
"Es un tema complejo, porque en los valores humanos está ser aceptado, que
te quieran, pertenecer a una tribu... y esto sucede porque las personas se
ayudan. Pero da la casualidad que solemos pedirle todo siempre a las personas
resolutivas y serviciales y las cargamos hasta que se estresan". Si tú
eres esa hermana que siempre ayuda a sus padres, eres la más empática con tu
amiga la que te cuenta sus penas o en el trabajo la más eficaz, llegará un
momento en el que tendrás que poner límites. "Lo primero es cambiar tus
creencias: no eres egoísta por dedicar tiempo al autocuidado. Y para tener ese
tiempo, habrá que decidir a qué dices que no. Y a eso se aprende valorando si
lo que dejas de hacer es más importante que el espacio que ganas para ti".
No hace falta mentir para renunciar a ir al teatro porque queremos
descansar en nuestro domingo. Pero sí es más importante una consulta médica que
una clase de Zumba. "Lo que no puede ser es que otras personas tengan
una comodidad enorme en su vida a costa de tu descanso".
Trazar las fronteras es complicado cuando sentimos pasión por esa
actividad. Patri Psicóloga es clara. "No te cases con tu trabajo". La gente te ve como un gran profesional y es difícil
bajarte de ahí. "Te da vértigo perder esa atención y reconocimiento de los
demás si coges menos trabajo, y te vuelves muy adicto".
HAZLO BONITO
Para querer estar en casa tranquilos y en calma, recomienda hacernos
las cosas bonitas. "La belleza, en el sentido de hacernos la vida más
agradable, nos hace estar más a gusto con las tareas que tenemos y evita
que procrastinemos. Se trata de ponernos una vela, un mantel bonito para
comer o un despacho donde apetezca trabajar, como hacemos cuando viene un invitado
y queremos que vea todo bien".
Por último, Patri Psicóloga cree que tener tiempo que perder da serenidad. "Os deseo tiempo para perder. Ese tiempo es libertad, donde tú decides qué hacer: leer un libro, trabajar y escribir algo, hacer una receta... A mí me gusta tener todos los días un rato libre o me agobio. Me gusta pararme a pensar con un café. Me da paz y no concibo un día apretado. No hacer nada es reparador para la mente y bueno para nuestra salud mental", concluye.
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