lunes, 28 de enero de 2013

La "psiquiatrización" de la vida cotidiana.

      Marta Ostiz (Efe) | Madrid | El Mundo | 25/01/2013 

-   El consumo de hipnosedantes ha aumentado en los últimos años y el porcentaje de personas que los han tomado en 2011 se sitúa en el 11,4 %, datos que avalan lo que los expertos llaman la "psiquiatrización de la   vida cotidiana", que nos lleva a acudir a estas sustancias ante hechos como una ruptura sentimental.


-   Según la última Encuesta sobre Alcohol y Drogas EDADES 2011-2012, el número de personas que consumen drogas en España ha bajado en todas las sustancias, salvo el caso de los hipnosedantes -somníferos, tranquilizantes o sedantes- que ha pasado del 5,1% en 2005 al 11,4% en 2011.


-   Para la psiquiatra del Hospital Ramón y Cajal de Madrid Enriqueta Ochoa, este aumento se debe al creciente uso de estas sustancias "de forma legal", con receta médica, aunque también a un mayor consumo de sedantes de forma no pautada por personas que se automedican. Estos medicamentos se usan para tratar síntomas como la ansiedad, la irritabilidad o el trastorno del sueño. "Son síntomas que pueden aparecer en distintos trastornos psiquiátricos o en situaciones estresantes", por problemas de adaptación a distintas circunstancias de la vida. En este sentido, esta experta explica que en los últimos años se observa en las consultas lo que los psiquiatras denominan una "psiquiatrización de la vida cotidiana".


-   "Situaciones como la pérdida de una persona querida o de un trabajo provocan tristeza y ansiedad, síntomas que hace años se consideraban normales y que en los últimos tiempos provocan una mayor demanda de fármacos para mitigarlos", señala Ochoa.


-   En el mismo sentido se manifiesta el psicólogo Ricardo Ros, quien asegura que en los últimos cinco años el número de envases de tranquilizantes vendidos ha pasado de 23 a 35 millones y sostiene que desde hace tiempo "cosas normales" como la timidez de los niños o la rebeldía de los adolescentes "se tratan como enfermedades".   Ros, autor del libro 'Stop a la ansiedad', considera que la industria farmacéutica "trata de que cualquier cosa se convierta en trastorno mental para dar el pastillazo".


-   Para el coordinador del área de Neurociencias de la Sociedad Española de Médicos de como el desempleo, la incertidumbre ante el futuro, la preocupación por la posible pérdida de trabajo o la sobrecarga laboral. Se trata de trastornos adaptativos como estados de Atención Primaria (Semergen), José Ángel Arbesú, sin embargo, el consumo se ha incrementado debido a diferentes consecuencias de la crisis económica ansiedad y depresión que presentan síntomas como insomnio, palpitaciones, desasosiego, mareos o dolor, que "merman su funcionalidad diaria y por tanto la calidad de vida".


-   La doctora Ochoa indica que este tipo de fármacos "pueden ser muy útiles si se toman durante un tiempo generalmente corto para controlar síntomas que pueden ocasionar mucho sufrimiento", pero advierte de que no son la solución a esos problemas y admite que "un número importante de personas abusan de los psicofármacos como forma de controlar la ansiedad o trastornos".


-   También Arbesú insiste en que estos fármacos deben de tomarse durante el menor tiempo posible, "si es posible de forma puntual" ya que tomados durante algunos mesesgeneran dependencia y la necesidad de tomar dosis cada vez más altas para conseguir el mismo efecto.


-   Ros, no obstante, apunta a que la ansiedad se produce  por  falta de adaptación al medio " y eso una pastilla  no lo resuelve", pero -lamenta- a  la Sanidad  Pública le resulta "más fácil" administrar fármacos que tratarlo a través de los psicólogos.
         

   

El Senado aprueba una moción sobre el suicidio obviando los desahucios y el paro.

     
        El PP rechaza una enmienda que incidía en pedir protección en estos casos.


              Lo aprobado insta a su detección precoz y tratamiento para prevenir


         He leído perpleja, una noticia publicada por el periódico “El Mundo” en su sección –Salud-, del pasado día 16, en la que se explica como los del Partido Popular han presentado una moción de censura sobre el suicidio, que ha sido aprobada por el Senado, pero sin mencionar para nada los desahucios y el paro.


         Es más, el senador “popular” Antonio Alarcó  ha destacado que “se trata de un drama social  y entre los principales motivos que llevan al suicidio hay antecedentes familiares, enfermedades crónicas, adicciones y, en más del 90% de los casos, hay detrás un trastorno mental”.


         Ya con esto me he quedado sin palabras, pero es que hay más. Los “populares” han hablado de potenciar la salud mental en Atención Primaria respecto a este tema, cuando por otro lado recortan el número de personal sanitario, y no son estos médicos en la mayoría de los casos los que pueden atisbar un intento de suicidio o su reincidencia sino que es competencia de los psicólogos y los psiquiatras.


         Un dato muy escalofriante que facilita el periódico, es la cifra sobre suicidios en 2.010, año en que esta problemática es ya la primera causa de muerte no natural en España, con 3.145 fallecimientos, por delante de los accidentes de tráfico.


         Los del “Partido Socialista” han pedido garantías de protección social que minimicen algunas de las causas que motivan los suicidios, como los desahucios –motivo que hace que actualmente se produzcan el 34% de suicidios-, o el desempleo ya que todos sabemos que está alcanzando una tasa hasta ahora nunca vista de personas jóvenes y de mediana edad, que en muchos casos están desesperadas.


         A esta petición los “populares” han hecho oídos sordos, pues creen que con las medidas que ellos defienden ya se solucionará el problema, cosa a mi juicio improbable porqué no atacan el mal de raíz, sino que lo soslayan.



M. Carme Samaranch



        

sábado, 26 de enero de 2013

Hablando con el Dr. López Ibor.

-  Buscando en mis archivos he encontrado un artículo sobre una entrevista que le hicieron al Dr. López Ibor cuando era Presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría. Se publicó en la revista Mundo Cristiano en septiembre de 1.999, pero tratándose de una personalidad de prestigio internacional, creo que merece la pena entresacar algunas de sus reflexiones.

-  El autor del texto es José Joaquín Iriarte, y empieza la batería de preguntas sobre la llamada enfermedad del siglo; la depresión.

¿En España la depresión figurará en el primer puesto del ranking de las enfermedades mentales?.
-  En España y en todo el mundo el mayor problema desde el punto de vista de la salud pública es la depresión, por la gran repercusión que produce en la discapacidad. Se calcula que en 2.020 será la segunda causa de discapacidad a nivel internacional.

-  ¿Es la enfermedad por antonomasia del momento?
-   Es la que tiene un mayor impacto social, pero hay otras más graves y más difíciles de curar, como la esquizofrenia y otras psicosis.

-  ¿Otoño es la estación en la que aumentan más el número de personas con depresión? 
-   No, es más el invierno, porque la luz del sol es un buen antidepresivo y estimulante y aunque en otoño cuando las noches se alargan empieza a aparecer la depresión, el momento cumbre es en invierno.

-  ¿Cuál es la regla de oro para alcanzar la salud mental?
-  Los mecanismos de defensa que tienen que ver con el altruismo, con el sentido de la trascendencia y con el buen humor son los que permiten al hombre sortear las vicisitudes de la vida y salir indemnes.

-  Quisiera tratar sobre el abuso de medicamentos del que se habla con frecuencia. ¿Se   consumen demasiados fármacos?
-  La psiquiatría moderna no hubiera sido posible sin los psicofármacos y su eficacia es muy clara en gran parte de la patología psiquiátrica

-  Pero existe el gran temor de la dependencia.
-  Ese es un mito como otros muchos. Los psicofármacos que producen dependencia –que suelen ser los tranquilizantes- son de una toxicidad muy baja y se suelen tomar durante años sin que pase nada. Lo que más preocupa a las personas no es el hecho físico de la dependencia, sino la servidumbre de tomar pastillas en algunos casos en períodos prolongados, de muchos meses o de algunos años.

-  Aquí se acaba la entrevista, aunque no la he escrito completa porque hubiera sido muy larga, pero yo le debo a él, la definición más exacta de lo que para mí supone la depresión. Seguro saldría en otro artículo o en una entrevista por algún canal de televisión, pero al preguntarle qué es la depresión, sin dudarlo y rápidamente respondió: “la tristeza del alma”.

Y recuerdo perfectamente que estaba en familia y dije; es la mejor definición que he oído, y para mí hoy día, aún sigue siéndolo.


M. Carme Samaranch





jueves, 24 de enero de 2013

La recuperació en l'enfermetat mental

  
-  Quan parlem d’una enfermetat  mental  ho fem  fent al.lusió a una disfunció d’alguna zona del cervell.

 -  Moltes vegades les persones que les tenim o les hem tingut, en som conscients i podem fer més cas al que ens diuen tant els psiquiatres com els psicòlegs, sobre què convé fer per recuperar-nos.

 -  De fet, si la vida en general és un aprenentatge, la recuperació de les enfermetats de qualsevol tipus també, i així doncs podem parlar d’aprendre a recuperar-nos, ja que sovint tenim dies o èpoques en que ens trobem millor, i és aleshores quan estem capacitats per pensar en calma, què ens ha ajudat a donar un canvi quan hem estat malament, i si ho anotem, encara que sigui una cosa molt petita, la podem fer servir si tornem a recaure i així anar millorant dia a dia.

 -  Alguns dels malestars de les enfermetats mentals són cíclics, i no cal trencar-s’hi el cap. Vénen sols i se’n van sols. Però en la majoria dels casos si passen és per algunes raons; estem molt susceptibles, ens irritem per qualsevol cosa, volem tenir sempre la raó, donem voltes a coses sense importancia fent-ne una gran bola, quan normalment el consell dels professionals és calmar-nos i deixar de pensar en allò que ha passat, cosa que no és gens fácil però ho hem d’intentar fins fer-ne un hàbit. També poden ser causes de no recuperar-nos deixar de prendre’s la medicació prescrita, tornar a reprendre hàbits tòxics o d’alcohol… i tot això dificulta o més ben dit va en contra de la recuperació.

-  Jo com a pacient parlaria de la recuperació en tres punts:

-  A) Conèixer bé què tenim i què ens pot passar.
-        Per això és basic tenir confiança total amb l’equip de terapeutes dient sempre tota la veritat, fins i tot coses que hem pensat, sense amagar res per més vergonya que ens faci. Preguntar coses que desconeixem i escoltar tot el que ens diguin. Aquestes dues coses són molt importants.

-  B) Tenir punts de recolzament..
-        Per exemple l’assistència a l’Hospital de Dia –que solen tenir cada dia més Hospitals on es tracta la salut mental- i en el que es fan activitats de lleure, musicoteràpia, pintura, jocs per reforçar la memòria o la concentració…

 -      Poder comptar amb la familia o bé amb algun dels seus membres amb el que es tingui més confiança o punts de vista comuns. Inclús moltes vegades va bé que aquesta persona ens acompanyi al metge i puguin xerrar tots dos. La familia és una peça clau perquè és on hi solem estar més hores i si aquesta col.labora seguint les indicacions del metge –fent costat al malalt, però sense agobiar-lo tenim molt terreny guanyat.

 -      Els bons amics, també poden influir positivament en la recuperació d’un malalt mental. Amb el tracte amistós, sense defugir de fer companyia o sortint amb el malalt, així aquest no té la mala sensació de “l’estigma” que fa patir tant en aquesta enfermetat i en d’altres.

-  C) Fer servir les eines que ens han ensenyat a l’Hospital de Dia,
-       Com és la relaxació –i d’entre tots els exercicis que t’ensenyen, la respiració és molt important. S’ha d’inspirar tot l’aire que pugui cabre als pulmons i deixar-lo anar a poc a poc com si fos un vent suau, i això si convé repetir-ho moltes vegades- o altres coses que hàgim descobert en un moment donat, i ens pugin anar bé, per exemple; cultivar hobbys, fer treballar el cap amb sudokus, sopes de lletres, mots encreuats, proposar-nos donar una ullada al diari i a poc a poc llegir algunes notícies senceres, prendre el sol, cuidar l’alimentació i fer que sigui variada i sana, escoltar música relaxant, veure algunes pel.lícules bones a casa, llogant-les o anant a la biblioteca on les podem demanar en préstec, o anar al cinema, fer algun esport, caminar o passejar…

 -  I per acabar bé la feina, conclouré amb una cosa molt important i que m’havia quedat al tinter que és estar alguna estona estirats al terra o al llit, quiets, amb els ulls tancats i imaginat-nos un paisatge bonic, conegut o composant-lo nosaltres, que ens doni serenor i pau. Aquesta cosa tan senzilla, sempre al fer exercicis de relaxació abans d’acabar et recomanen que la facis, i dona molts bons resultats.



M. Carme Samaranch


miércoles, 23 de enero de 2013

Las personas con enfermedad mental y los medios de comunicación

Los enfermos mentales y sus familiares normalmente no reclaman que se oculte o falsee la realidad, sino que se ofrezca una imagen más justa, objetiva y respetuosa, por parte de los medios de comunicación, y no basada en el desconocimiento.

   Estigma y discriminación social 
-  El estigma social afecta directamente al enfermo mental, disminuyendo su autoestima, favoreciendo el aislamiento y dificultando pedir ayuda. De ahí que sea muy necesario que los periodistas se informen muy bien, antes de dar una noticia, tanto si es mediante la prensa escrita como por radio o televisión.

-  La mitad de la población confunde enfermedad mental con discapacidad intelectual, y estudios rigurosos sobre el tema explican que no tiene que ver una cosa con otra. Y este dato es una variable más del estigma que sufren los enfermos mentales. Se les tacha de "tontos" y esta etiqueta les hace mucho daño.

-  Un 83% de la población, en general, desconoce que es la esquizofrenia y también otro tipo de patologías muy frecuentes hoy en día como es el transtorno bipolar, o la diferencia entre depresión endógena y exógena. A este último tema dedicaré uno de mis artículos pues es muy interesante saber qué tipo de depresión se padece, ya que en un principio los síntomas son muy parecidos.

-  Los medios de comunicación reflejan generalmente los estereotipos de la sociedad, pero bien informados pueden ayudar mucho a luchar por modificarlos, ya que en general los enfermos mentales necesitan mucho afecto, y si sólo lo reciben por parte de la familia, si es que lo reciben, y los amigos y conocidos les ningunean, se sienten culpables, desvalidos y con pocas ganas de vivir.

-  El contacto directo con las personas con enfermedad mental es la mejor manera de conocerlas y obtener y transmitir una información clara, y objetiva sobre sus vidas, aunque ningún enfermo ni aún con la misma patología es igual a otro, ni reacciona de la misma manera.

   Realidades.
-  La persona con enfermedad mental no es violenta, ni peligrosa. Ella y su familia no tienen la culpa de la enfermedad, aunque algunas personas por desconocimiento así lo crean. Ésta no se contagia y se puede curar en muchos casos, se puede trabajar y vivir como los demás, casarse y tener hijos. Estudios demuestran que 1 de cada 4 personas sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida, ya que la trepidación y el ritmo de vida en el que estamos todos enrolados, queriendo hacer cuatro cosas, cuando el tiempo te permite hacer dos o tres, y si haces la cuarta te privas del sueño necesario, tarde o temprano lo pagaremos.

-  En una conferencia escuché exponer a un psiquiatra del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, que cada vez los problemas de enfermedades mentales empiezan a edad más temprana. A los niños se les sobrecarga con deberes, se les estimula la competición y además muchos hacen otras disciplinas extraescolares, generalmente deporte. Eso unido al poco diálogo familiar porqué en muchos casos los padres trabajan, hace que el niño no pueda jugar, no se relaje, y coja el hábito de dormir pocas horas y con un sueño no reparador.

   Recomendaciones para los que trabajan en los medios de comunicación 

-  Intentar dar las noticias sobre este tema de forma más humana y respetuosa hacia los propios enfermos mentales y sin dejar de decir la verdad, difundir contenidos con imágenes positivas, que también las hay, facilitando que sean los propios enfermos los que expliquen sus experiencias y sean los protagonistas de la noticia  o del reportaje.


M. Carme Samaranch


Ni "locos" ni incapaces.

• Sólo el 5% de las personas con enfermedad mental tiene un empleo estable
• Trabajar mejora el curso de la patología y reduce las recaídas
• Un millón de personas sufre este tipo de patologías en España
• Los recortes están afectando a los programas de inserción y formación
• La falta de atención social aumenta el riesgo de exclusión
• Con la crisis, crecen los trastornos de ansiedad, angustia y depresión

Elena Mengual | Daniel Izeddin (Vídeo) | Madrid | 10/10/2012

Basilio García iba para periodista, pero un brote de esquizofrenia le alejó de su objetivo. Desanduvo los 700 kilómetros que separan Madrid de su Ceuta natal y se encerró en su casa. Y en sí mismo. Allí pasó por todos los estadios. "Al principio te sientes raro, desorientado. Luego viene el deterioro, la crisis, el rechazo... Lo peor es levantarse cada mañana sin tener un sitio donde ir, sin tener un rol social".

Hoy pertenece a ese escaso 5% de personas con enfermedad mental que tiene un empleo estable, en concreto, como funcionario en Ceuta. "Mi caso es un triunfo. Es sólo cuestión de una oportunidad. El problema es que el 95% no la tiene".

Habla de esa barrera invisible que impide la inserción laboral de la mayoría de los afectados por patologías mentales. Una barrera compuesta casi al 50% por el estigma y los prejuicios que lleva aparejados la enfermedad mental -"la locura", como se diagnosticaba no hace tanto- y la autocensura del propio enfermo, que duda de su capacidad para afrontarlo. De ahí a la exclusión social no hay más que un paso.

Crisis económica y salud mental
En España, el 9% de la población padece este tipo de enfermedades, y el 15% las padecerá en algún momento de su vida, según datos del Ministerio de Sanidad. Unas cifras que el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) eleva hasta el 25% de la población.

La crisis económica ha implicado un empeoramiento de la salud mental de los españoles. "Las cifras de patologías graves, como esquizofrenia o trastorno bipolar se mantienen estables, pero han aumentado enormemente los casos de ansiedad, angustia y depresión, que pueden desencadenar otros más graves", explica José María Sánchez Monge, presidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Discapacidad (Feafes).

"Con la crisis, han aumentado enormemente los casos de ansiedad, angustia y depresión", explica Sánchez Monge

La crisis también hace mella en los programas de atención a las personas con enfermedad mental. Los recortes están asfixiando a numerosas asociaciones. Personal que no cobra, centros que cierran y una "disminución de la atención a los discapacitados, y fundamentalmente a estos enfermos", explica Sánchez Monge, quien teme que esto se traduzca en más situaciones de exclusión social.

Los recortes han barrido buena parte de las iniciativas puestas en marcha para incorporar a estas personas al mercado laboral: centros especiales de empleo y programas de inserción en empresas 'normales' se quedan sin fondos.

Invertir en políticas de empleo o en pensiones
Algo contraproducente desde el punto de vista de Anna Cohí, presidenta de Feafes Empleo. "En épocas de 'vacas flacas' los niveles de inserción no pueden ser menores si queremos garantizar la igualdad de oportunidades", afirma. Máxime cuando diferentes estudios demuestran que las personas con enfermedad mental que cuentan con un trabajo estable sufren menos recaídas (hasta un 54% menos), acortan sus estancias en hospitales y, en consecuencia, se reduce el gasto. "¿Qué es más rentable, invertir en políticas en políticas de empleo y prevención, o en pensiones de incapacidad?", pregunta, retóricamente, Anna Cohí. "El trabajo dignifica, mejora la autoestima y el curso de la enfermedad es mejor", concluye.

"La atención de la mayoría de los enfermos se reduce a una visita de 10 minutos al psiquiatra cada tres meses"

Una visión que comparte Ángel Lozano, trabajador social y gerente de Feafes Castilla y León. Recuerda que la enfermedad mental suele irrumpir en torno a los 20 años, "cuando la persona se está formando. De ahí la importancia de los centros de formación y las políticas de inserción", explica. "El trabajo les convierte en ciudadanos".

Lozano subraya, además, que "el 80% de la inversión en enfermedad mental se va en ingresos hospitalarios y urgencias, cuando en los hospitales está sólo el 7% de los enfermos mentales". Aboga, por ello, por un cambio de modelo, que lleve a los trabajadores sociales hasta los enfermos, y no al revés. "El enfermo mental, cuanto peor está, más se aísla", recuerda, y se muestra seguro de que cuando se dan situaciones de violencia es porque la persona no ha recibido la atención adecuada.

Diagnóstico, pastillas y a casa
"La mayor parte de las familias guarda un amargo recuerdo del inicio de la enfermedad mental", explica Lozano. "Salen del médico con un nombre -el de la enfermedad- y unas pastillas. Se sienten solos". Es lo que le sucedió a Luz María Cañas. A los 11 años, su hermano empezó a comportarse "de forma extraña". Recuerda la angustia y el agobio de aquellos días. No sabían que hacer. "En aquel entonces se tardaba mucho en saber", explica. Cuando llegó el diagnóstico, esquizofrenia, su hermano fue internado en el psiquiátrico de Ciempozuelos.

"Era necesario cerrar los psiquiátricos. El problema es que lo hicieron sin dar alternativas", afirma Cañas

"Las terapias le fueron bien, De hecho, empezó a trabajar con 16 años como albañil en el Ayuntamiento de Cuenca y hoy -con 56- sigue". La atención que recibe actualmente poco tiene que ver con la de hace cuatro décadas. "Para empezar", recuerda Cañas, "antes a los enfermos mentales no les atendía el sistema sanitario, sino la beneficencia". Con la reforma sanitaria de 1986 se incorporaron a la red general, lo que implicó el cierre de los psiquiátricos. "Había que hacerlo, el problema es que lo hicieron sin dar alternativas", y todo el peso recayó en las familias.

"La atención de la mayoría de las personas con enfermedad mental se reduce a una visita de 10 minutos al psiquiatra cada tres meses", explica Basilio García. "No es suficiente, hace falta más atención social, no sólo terapéutica".

"Si continúan las reducciones presupuestarias, los retrasos en el pago de subvenciones, no se apoyan los programas desde el ámbito sociosanitario y se reduce la atención a las recetas médicas y los servicios de urgencias, se dará un gravísimo salto hacia atrás en la calidad de vida de decenas de miles de personas", advierte Sánchez Monge.