martes, 31 de enero de 2023

"Veremos cada vez más gimnasios para el cerebro y más gente entrenando el suyo"


MAYTE RIUS     |     La Vanguardia     |     09/01/2023 

Sydney Pinoy aplica el 'neurofeedback' para tratar la ansiedad, la depresión o las migrañas pero también para mejorar el rendimiento cognitivo. 

Sidney Pinoy (París, 1990) se convirtió en impulsor del neurofeedback (retroalimentación neurológica) tras probar los efectos de esta técnica de entrenamiento del cerebro en carne propia y a pesar de que una parte de la comunidad científica cuestiona su idoneidad como tratamiento para trastornos de salud mental.

Un trauma en la cabeza al caer de un caballo le desencadenó problemas de insomnio, depresión y ansiedad y eso le llevó a interesarse por las mejores formas de aliviar esos síntomas. “Mi madre es psicoanalista y comencé a leer sobre el cerebro y a buscar qué  innovaciones había, y me pareció que los planteamientos oscilaban entre la psiquiatría y la psicología tradicionales y el esoterismo, pero que había pocos abordajes basados en neurociencia; y buscando en ese ámbito di con las técnicas de neurofeedback en Estados Unidos; lo probé, constaté mejora en mi sintomatología y decidí estudiarlo, formarme y montar una clínica aquí, en Barcelona, en colaboración con psicólogos, neurólogos y otros profesionales de la salud para poder combinar estas técnicas innovadoras con la psicoterapia convencional y poder ofrecer tratamientos integrales", relata durante una entrevista con La Vanguardia. 

¿Qué es el neurofeedback?

El neurofeedback se creó gracias al uso de la tecnología y es resultado de un trabajo conjunto entre ingenieros y neurocientíficos; se lleva a cabo gracias a un encefalograma que lee la actividad cerebral en vivo y nos permite dar una retroalimentación de esa lectura, explicar a esa persona lo que estamos leyendo en sus ondas cerebrales para que pueda aprender a cambiar ciertos patrones de comportamiento de esa actividad cerebral. 

¿Cómo se aplica?

Hay diferentes escuelas de neurofeedback. Nosotros trabajamos con el electroencefalograma cuantitativo (QEEG) o mapeo cerebral: una lectura de la actividad cerebral de una persona en estado de reposo a través de 19 electrodos, durante cinco minutos con los ojos abiertos y otros cinco minutos con ellos cerrados, y vamos comparando esa actividad con unas bases de datos de patrones cerebrales en personas sin ningún tipo de síntomas que se tomaron en diferentes lugares de Estados Unidos. En esa lectura detectamos cosas que pueden estar fuera de esos patrones y también si hay un cierto patrón de ondas que se corresponde con los síntomas de ansiedad, depresión, obsesiones u otro trastorno diagnosticado en esa persona. 

¿Es un complemento de una intervención psicológica o una terapia independiente? 

Depende de quién lo aplica. En Estados Unidos hay centros que hacen sólo neurofeedback. Nosotros, el 80%-90% de las veces lo aplicamos conjuntamente con psicoterapia, porque a través del mapeo cerebral vas sacando muchas emociones que se han reprimido y por eso muchas personas en las primeras sesiones se sienten peor y va bien acompañarlo de psicoterapia. Pero depende del trastorno; si una persona recurre a ello para tratar una epilepsia no necesita psicoterapia.  

“Hay patrones de ondas cerebrales que se corresponden con los síntomas de ansiedad, depresión…”

¿Para qué se utiliza? 

Muchísimo para tratar la ansiedad. Pero también para el TDA, el TDAH, depresiones, obsesiones, recuperaciones de ictus, epilepsia, demencias, migrañas, trastornos de personalidad, trastornos alimenticios… Es un muy buen complemento para cualquier tipo de psicoterapia. 

¿Cómo actúa en el caso de la ansiedad? 

El problema no es sentir puntualmente ansiedad o estrés; el problema es cuando se vuelve crónico y la persona lo siente sin un desencadenante exterior, porque entonces significa que nuestro cerebro guardó automatismos del estrés para funcionar normalmente y ha de desaprender eso. Con el electroencefalograma vamos a ver que la persona con ansiedad tiene muchas frecuencias altas en la parte central del cerebro, ondas de más amplitud que las de las bases de datos, y se trata entonces de entrenar a la persona para que baje esa actividad cerebral. 

“Aprendemos a cambiar la actividad cerebral mediante condicionamiento operante”

¿Y cómo se entrena? 

Ponemos un electrodo que lee la actividad cerebral y cada vez que observamos que la persona la está bajando en la zona que queremos emitimos un ruido para notificar que lo está haciendo correctamente. Eso activa los circuitos de recompensa y hace que quiera repetirlo. Es el condicionamiento operante, y hay diversas formas de hacerlo, porque las recompensas pueden ser sonidos, ver películas, videojuegos... 

¿Y para tratar las migrañas es igual? 

Sí, aunque también hay otra técnica, llamada ISF, que utiliza ondas muy bajas y funciona bien en migrañas, a menudo debidas a desequilibrio del sistema nervioso. Esta técnica identifica la onda óptima que tiene cada persona, el equilibrio perfecto entre su sistema simpático y parasimpático. Consiste en hacer que la persona active más un sistema u otro y, en función de los síntomas que observamos en cada caso, vemos si hemos de bajar o subir la onda para encontrar su frecuencia óptima. 

¿Este tipo de entrenamiento cerebral es una intervención puntual o un tratamiento que se ha de mantener en el tiempo? 

Lo que se aprende, aprendido está. No obstante, nosotros recomendamos dos sesiones semanales hasta completar unas 40, aunque depende de cada persona y del reaprendizaje que necesite. Yo ya llevo más de 120 sesiones sobre mí mismo, porque cuando vivo algún cambio de ciclo vital o una crisis recurro a ello, como cuando sentí estrés y ansiedad debido al covid. 

¿Cuánto tiene esta terapia de moda y cuánto de avance científico, porque algunos neurólogos y psiquiatras han expresado serias dudas sobre el 'neurofeedback' como tratamiento para trastornos de salud mental? 

Estoy seguro que esta técnica se dará como tratamiento en las consultas de la Seguridad Social, es una cuestión de tiempo. El neurofeedback existe desde los años 60; se empezó con animales, en concreto con gatos que tenían crisis de epilepsia, Y a partir de ahí se probó en humanos, sobre una población con TDA, y luego con personas con ansiedad, con depresión y otros trastornos. Y es una técnica que va avanzando y que cada año es objeto de más publicaciones científicas serias. Por otra parte, la retroalimentación es algo que practicamos cada vez más sin darnos cuenta. El móvil nos cuenta los pasos y eso es una retroalimentación. Y como cada vez vamos a estar más conectados, cada vez más esa tecnología nos va a ayudar a tener información de procesos inconscientes de nuestro cuerpo.

¿Cómo qué? 

Como los latidos del corazón, por ejemplo. Ya hay personas que llevan relojes inteligentes que miden esos latidos y si detectan algún problema avisan directamente a un servicio de emergencia. 

Pero el hecho de que hablemos de medir y condicionar la actividad del cerebro ¿no suscita recelos? 

Sony ya intentó incluir en su consola PlayStation tecnología de neurofeedback para que la gente, al mismo tiempo que jugara, interactuase con su cerebro, aunque no lo logró y no veo que sea una opción muy realista. Lo que sí veo es que, igual que las personas van ahora al gimnasio para cuidar el cuerpo, habrá cada vez más gimnasios para el cerebro y más gente preocupándose de entrenar el suyo, ya sea para alcanzar ciertos procesos cognitivos en su trabajo o porque han dejado de trabajar y quieren cuidar su actividad neurológica. 

¿En qué mejora el neurofeedback el entrenamiento cerebral respecto a aprender un idioma o hacer crucigramas? 

La diferencia es que hay protocolos de neurofeedback de mantenimiento, solo para que el cerebro trabaje, pero también los hay para tratar desde un punto de vista clínico, con  protocolos en función del síntoma de cada persona que hacen trabajar aquella parte que más se necesita, la asimetría de los hemisferios, la conexión entre las distintas partes o fases del cerebro… 

Cualquier intervención sobre el cerebro preocupa desde el punto de vista ético... 

Es importante que el terapeuta que lo haga tenga una buena formación, y hay una sociedad internacional que lo regula. Pero esto no es una magia ni conectamos a la gente a un aparato para cambiar su cerebro y que no tenga más depresión o ansiedad. Es algo que nos ayuda a regularnos y que exige la implicación de la persona. Por eso es importante hacer psicoterapia al mismo tiempo. 

Más allá de tratar trastornos de salud mental, ¿hay quien recurre a este entrenamiento cerebral para aumentar su rendimiento? 

Sí, lo están haciendo los equipos de fútbol, por ejemplo. Entrenamos a los deportistas a situarse en lo que denominamos estado flow, muy concentrados y a la vez muy relajados, que se corresponde con una actividad cerebral de ondas alfa rápida. También hemos trabajado con golfistas y ajedrecistas, porque hay una parte muy mental en el deporte. Y sé que hay tenistas y golfistas que trabajan la retroalimentación de su cerebro en el propio campo de juego. Y también recurren a ello empresarios, jugadores de póker y gente con mucho estrés. 

¿Cómo se logra? 

Si la máquina te mide cuando estás en estado flow y te avisa con un sonido u otro tipo de recompensa no solo va a hacer que aprendas a identificar ese estado, sino que tu cerebro va a intentar cambiar su estado para volver a alcanzar esas recompensas. 

¿Hay edades en que funciona mejor o peor?

No diría que hay una edad en que funciona mejor o peor, pero sí que antes de los 40 años es más fácil para el cerebro reaprender. Y también hemos detectado que a la gente medicada, en especial a quienes toman ansiolíticos, les resulta más complicado. Nos hemos dado cuenta que en quienes toman benzodiacepinas los circuitos de aprendizaje están alterados y les cuesta más reeducar su cerebro. Por eso en nuestra clínica contamos con psiquiatras que ayudan a desintoxicar a quienes han convertido la medicación con benzodiacepinas en una muleta para seguir con sus vidas. 

¿Qué es lo que detectan en el cerebro de quienes toman ansiolíticos? 

Observamos que es más complicado para su cerebro reaccionar y aprender, y que sus ondas cerebrales tienen patrones diferentes, con muchas frecuencias muy altas y muchas más ondas beta, que son las que están relacionadas con un estado de alerta. 

¿Y han notado alteraciones cerebrales derivadas de la pandemia? 

Sí. Cuando hacemos el mapeo del cerebro medimos lo que llamamos el pico de alfa, la frecuencia de las ondas en ese estado en el que estás despierto pero no activo, y que normalmente debe estar entre 10 y 10,5. Si una persona tiene ese pico de alfa  más elevado es porque sus ondas cerebrales han estado tanto tiempo alteradas que el cerebro ha aprendido a estar en frecuencias de alerta constante. Y cuando eso se mantiene en el tiempo, como mecanismo de defensa, el pico de alfa pasa entonces a estar muy bajo, lo que conlleva problemas cognitivos. Es decir, que si el entorno es muy hostil, el cerebro se defiende bajando su pico de ondas alfa, los niveles cognitivos de la persona son más bajos y le cuesta más aprender. Y tras la pandemia hemos visto mucha más gente con picos de alfa más bajos, y aunque hay protocolos para recuperarlos, cuesta más, exige más sesiones y son personas que también sufren más.

lunes, 30 de enero de 2023

Catálogo de los sentimientos que debemos conocer

 Dr. Enrique Rojas         |      Blogs alimente.elconfidencial.com     |     04/04/2021

Los sentimientos son la forma habitual de vivir la afectividad. Son su cauce más frecuente. Y su definición voy a dejarla así: son estados subjetivosdifusos, que tienen una tonalidad grata o molesta desencadenada por estímulos externos o internos. Voy a explicarlo de forma descriptiva.

Por estado subjetivo debemos entender que la experiencia es interior y que, en consecuencia, es uno    mismo el que la percibe desde su intimidad, el territorio donde desfilan todas las vivencias que cada uno percibe de forma singular.

Difuso quiere decir que aquello que percibimos tiene un cierto fondo etéreo, desdibujado, impreciso, poco nítido, de perfiles borrosos. Una persona que está llena de alegría por algo bueno que le ha sucedido a menudo dice que no encuentra palabras para expresar lo que siente.

La tonalidad es grata o molesta, positiva o negativa. Lo que nos dice es que no existen sentimientos neutros en sentido estricto. Pensemos en el aburrimiento, que está muy cerca de la melancolía, o en la indiferencia, que está próxima al rechazo. Un paisaje me gusta o me desagrada. Una persona que conozco me cae bien o mal, me gusta estar con ella o prefiero no verla. Todos forman pares antinómicos: alegría-tristeza, placer-displacer, excitación-tranquilidad, tensión-relajación, aproximación-rechazo.

Su origen es complejo, pero puede resumirse en que son desencadenados por impulsos o incitaciones que vienen de fuera a dentro. Desde el exterior, la gama de cosas que pueden producirlos es el cuento de nunca acabar (pueden ser estímulos físicos, psicológicos, sociales, culturales y espirituales, y cada uno de ellos tiene una enorme riqueza y a la vez están interconectados con los otros). Pensemos en el enamoramiento: uno se detiene en alguien que descubre como valioso, entonces se ponen en marcha una serie de factores que tienen que ver con la presencia externa de esa persona a la que vemos, escuchamos, contemplamos y nos sumergimos en ella. Todo viene inicialmente desde el exterior. Por el contrario, la otra posibilidad viene de dentro; uno se pone triste pensando en hechos pasados o futuros; se torna preocupado dándole vueltas a la cabeza a un problema personal al que no es fácil encontrar una solución adecuada. Otras veces los hechos pueden ser mixtos, que se den a la vez factores de ambas procedencias.

La depresión

Es la enfermedad de la tristeza: en ella se alojan la apatía, la falta de ilusión, la melancolía, la pena, los sentimientos de culpa en relación con el pasado, el hundimiento psicológico. La ansiedad es la enfermedad de las emociones negativas: miedos anticipatorios, temores diversos, inquietud, desasosiego, verse uno envuelto en malos presagios. El trastorno obsesivo es la enfermedad de las manías comprobatorias y de las dudas mentales: estos pacientes se ven atrapados en conductas tontas que no pueden cortar (lavarse las manos muchas veces al día, comprobar luces, puertas y llaves, pensamientos intrusos que invaden).

El catálogo de los sentimientos sirve para clasificarlos, ordenarlos, sistematizarlos, tener claras sus procedencias y sus efectos. Y voy a trazar un listado de ellos, una pincelada que los estructure en pares opuestos: pasajeros y permanentes, superficiales y profundos, simples y complejos, motivados e inmotivados, positivos y negativos, noéticos y patéticos, activos y pasivos, impulsivos y reflexivos, orientativos y cognitivos, fásicos y arrítmicos, con predominio del pasado, del presente y del futuro. 

Conocer cómo funcionan nuestros sentimientos es un modo muy acertado de conocernos mejor a nosotros mismos y saber explorar lo que nos sucede, sus oscilaciones, vaivenes y momentos sorprendentes. La inteligencia debe pilotar a los sentimientos, enseñarles el mejor camino. Y eso no es fácil porque la vida misma hace que nos apasionemos por algo y perdamos la perspectiva. Hay como una travesía entre el factor desencadenante, que es lo que los pone en marcha, aquello que actúa de entrada y que es lo primero que tenemos que reconocer. Después viene el siguiente paso, que es el cambio afectivo y que puede ser de tres estirpes (sentimiento, emoción y pasión) y más tarde llega la manifestación externa, que es la conducta. Son componentes sucesivos: factor desencadenante – cambio afectivo – conducta.

Estados afectivos

Las emociones son estados afectivos que se presentan de forma más aguda y súbita, son más fugaces y tienen un correlato somático: taquicardia, sudoración, pellizco gástrico, dificultad respiratoria, opresión precordial, sequedad de boca, temblores en las extremidades superiores…Un malestar recorre el cuerpo de forma rápida e imprecisa que produce una inquietud que tiene muchos matices. 

Los ejemplos pueden ser positivos y negativos, y van desde una gran noticia esperada largamente y que de pronto se hace realidad, pasando por un estado de ansiedad de gran intensidad o una reacción de descontrol psicológico. Hay un ejemplo clínico del que hoy se habla mucho: la crisis de pánico, que es un episodio recortado en el tiempo y que aparece de pronto como una tormenta de síntomas físicos acompañados de tres temores espectrales cuyo formato es: temor a la muerte, temor a la locura y miedo a perder el control. Los tres forman una trilogía de anticipaciones llenas de adversidad en donde la incertidumbre crea un malestar difícil de relatar. Las emociones modifican fuertemente la conducta.

Las pasiones

Y la tercera vivencia afectiva que quiero destacar son las pasiones, que constituyen el estatuto intenso, devorador y vehemente de la afectividad y que hacen que la inteligencia se vaya a un tercer o cuarto plano. Son más intensas que las emociones y hacen que los instrumentos de la inteligencia se disuelvan. En la pasión salen las tendencias más primarias, nos arrastran con su oleaje, perdemos la capacidad de argumentar y el pensamiento deja de ser lúcido y deforma la percepción de la realidad. Son más frecuentes en la juventud. Ser capaz de gobernar las pasiones es oficio y significa moderación al valorar las cosas que nos suceden y visión larga de los hechos personales. No es lo mismo un revés de fortuna económico, un fracaso profesional por no haber sido ayudado por los que deberían hacerlo o una infidelidad conyugal sangrante e inesperada. Todo eso está lleno de matices.

sábado, 28 de enero de 2023

Siete de cada diez atendidos por problemas de salud mental o adicciones sufre ambos problemas "de forma simultánea"


AGENCIAS - SERVIMEDIA     |      Madrid     |     La Vanguardia     |     09/01/2023 

Siete de cada diez personas atendidas por problemas de salud mental o adicciones sufre ambos problemas “de forma simultánea” y las mujeres y los hombres tienen diferentes trastornos mentales cuando presentan una adicción.

Así lo desvela un estudio elaborado por autores pertenecientes a Socidrogalcohol y el grupo Prevengo, de la Universidad Miguel Hernández, junto con otros organismos como el Hospital Universitario Cabueñes, el Instituto de Investigaciones Sanitarias del Principado de Asturias, el Instituto de Neurociencias de Alicante, el Instituto de Salud Carlos III y el Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante, según precisó este lunes Socidrogalcohol en un comunicado.

El objetivo del trabajo, publicado en la revista ‘International Journal of Mental Health and Addiction’, era “explorar” las “diferencias” en prevalencia, perfil sociodemográfico y clínico, tratamiento farmacológico y perspectiva de género de la "coocurrencia" de Trastorno por Uso de Sustancias y Otros Trastornos Mentales entre redes específicas de tratamiento de adicciones y redes de salud mental.

Con una muestra representativa de más de 1.500 usuarios de las dos redes de salud mental y la participación de más de 65 profesionales en 15 comunidades autónomas, la sociedad científica reivindicó que se trata probablemente del estudio de prevalencia de comorbilidad psiquiátrica y adicciones con una muestra más grande “jamás realizado en España” y defendió que se trata de comorbilidades “muy frecuentes, aunque no todos los pacientes con adicción tienen una patología mental y viceversa”.

Los resultados sugieren, además, una “baja intervención” en Trastorno por Uso de Sustancias en centros de salud mental, “alta” prescripción de benzodiazepinas en ambas redes y “ciertos sesgos relacionados con el género”, teniendo en cuenta que en mujeres “predominan” la depresión, la ansiedad, los problemas del sueño y de la conducta alimentaria.

Adaptar la respuesta

Por su parte, en la red de salud mental el 68,9% de los pacientes presentaba diagnóstico actual de Trastorno por Uso de Sustancias, siendo las sustancias “más presentes” el tabaco, alcohol, cannabis y cocaína y, según los expertos, estos hallazgos “deben ayudar a adaptar la respuesta al tratamiento con mayor precisión y eficacia”.

Tras denunciar que, desde los años 80, en España hay “dos redes para tratar a un mismo paciente” que tenga un trastorno adictivo y, a la vez, padezca de otro u otros trastornos mentales, el trabajo aporta información sobre la “coexistencia real” de trastornos adictivos y otros trastornos mentales en España y en torno al tratamiento prestado.

“Sin embargo, estas evidencias también dejan de relieve la necesidad de una mayor investigación para profundizar en la comprensión del problema y así adaptar la respuesta sanitaria a la realidad de manera más eficiente”, aseveró Socidrogalcohol, convencida de que “adaptar” los recursos de tratamiento para las personas con trastornos adictivos y otros trastornos psiquiátricos “es un gran reto”.

A este respecto, para evitar la “puerta de entrada equivocada”, abogó por que ambas redes estén “preparadas” para tratar tanto el trastorno mental como el adictivo con el fin de “favorecer el tratamiento integrado” que es el que, a su juicio, “demuestra mejores resultados”.

jueves, 26 de enero de 2023

¿Qué es la anomia?


SERGIO DE DIOS GONZÁLEZ          |        La Mente es Maravillosa        |       06/04/2022

Escrito por Edith Sánchez 

El tema de la anomia hace referencia a la tensión que se produce entre los colectivos y los individuos en el cumplimiento de las normas. Estas son importantes para mantener la cohesión social, pero, a la vez, si no están alineadas con las aspiraciones individuales, entonces aparece el conflicto y, en muchos casos, estas dejan de ser útiles. 

La anomia es un concepto muy antiguo del que ya se hablaba en la Edad Media para describir a las personas “sin Dios ni ley”. Sin embargo, fue el sociólogo Emilio Durkheim quien comenzó a trabajar esta idea de manera sistemática y desde entonces el término apareció de forma recurrente en la sociología. 

La palabra anomia hace referencia a la ausencia de reglas y a la tendencia a trasgredir las normas. Puede tener lugar en el plano colectivo o individual y equivale también a la carencia de pautas o valores morales para orientar la conducta. 

Aunque el concepto de anomia nació en la sociología, también ha sido trabajado por las ciencias políticas, la antropología y la psicología. En todos esos campos se le ha asociado con la conducta delictiva o “desviada”, como el resultado de unas circunstancias históricas o bien como parte de un proceso de la evolución moral. 

 Toda actividad humana transcurre dentro de la sociedad, sin que pueda nadie sustraerse a su influjo”. – George Simmel

La anomia y la inconformidad

Cuando se habla de anomia, se habla también de una tensión entre lo colectivo y lo individual. No hay adherencia a las normas y esto, en principio, obedece o bien a que las normas no consultan con la posibilidad real de una persona para cumplirlas o bien a que el individuo no logra plegarse a las mismas, aunque estas sean razonables.

Para Durkheim, la anomia era resultado de una ruptura o deterioro en los lazos sociales; una separación que, a su vez, conducía a un debilitamiento de la solidaridad. Así pues, si en una familia, un grupo determinado o en el conjunto de la sociedad no hay unos vínculos fuertes, los individuos no sienten que deban cumplir con las normas que le dan cohesión a ese colectivo. 

Durkheim señalaba que la misma división del trabajo y la división de clases eran una forma de deterioro en los lazos sociales. Introducen formas de injusticia y de exclusión, que luego se expresan en las normas; estas terminan siendo preceptos legitimadores de situaciones que van en contra de los individuos. A raíz de ello, se origina una gran tensión, al tiempo que una resistencia a cumplir con las reglas.

Anomia y frustración 

El concepto de anomia fue asimilado por el enfoque estructural-funcionalista, de origen estadounidense. En este caso, se varió la idea trabajada inicialmente por Durkheim y el énfasis empezó a ponerse solo en el individuo. Se partió de la idea de que lo colectivo, por ser colectivo, funcionaba bien y que si una persona no lograba adaptarse a esto, el problema estaba en ella y no en lo social. 

Frente a esto, muchos autores señalan que, si un contexto propone normas y modelos de realización, pero a su vez restringe los medios o las vías para alcanzarlos, se genera una profunda frustración. Por ejemplo, cuando se apuesta por tener éxito y dinero, pero a la vez se dificulta o impide a través de las normas que las personas alcancen estos objetivos. 

En esas condiciones no solo hay un debilitamiento de los lazos sociales, sino que también se incuba una fuerte resistencia, pasiva o activa. Esto termina reflejándose en diversas conductas que incluyen la depresión, la violencia urbana, el crimen e incluso el suicidio, entre otros.

¿Qué o quién debe cambiar? 

El tema de la anomia y la adhesión a las normas es complejo. En realidad, se puede afirmar que en ninguna sociedad las reglas se cumplen siempre y en su totalidad. Si hablamos de lo ideal, lo que debería existir es un colectivo en el que el margen de cumplimiento fuera muy amplio, al tiempo que se promoviera la autonomía basada en la responsabilidad ética individual. 

Una sociedad así no es fácil de construir, principalmente por la desigualdad económica y social, que también implica desigualdad en las oportunidades. Llegados a este punto, cabe la pregunta de si en condiciones reales lo que se debe promover es un cambio en las normas o un cambio en los individuos, para reducir las tensiones que llevan a la transgresión o a la frustración. 

No es fácil darle una respuesta a ese interrogante. Una perspectiva realista tendría que ver con la conciencia de que es importante adaptarse a la realidad, por arbitraria que sea. Al mismo tiempo, dicha adaptación no tiene por qué ser pasiva, sino todo lo contrario: crítica y activa. Habría que lidiar con esa paradoja, ampliar el rango de tolerancia a la frustración y también la fortaleza y la voluntad de cambio.

martes, 24 de enero de 2023

Los 3 consejos del psiquiatra Jesús de la Gándara para combatir la depresión

65YMAS.com              |        05/01/2023 

La depresión es un trastorno mental y emocional caracterizado por un bajo estado de ánimo. Los principales síntomas. –a veces poco evidentes– son la tristeza, la irritabilidad, las alteraciones de sueño y la pérdida de interés en mantener relaciones sociales.

En España, a mediados de 2020, había 2,1 millones de personas con un cuadro depresivo, el 5,25% de la población mayor de 15 años de todo el país, según la Encuesta europea de salud, cuyos datos difundió el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado año. De todas ellas, 230.000 personas sufrían una depresión grave. 

La prevalencia de la depresión en mujeres duplica a la de hombres (7,1% frente a 3,5%), y en los cuadros de depresión grave la diferencia es aún mayor: por cada caso grave en hombres hay 3,5 en mujeres. Los cuadros depresivos son más frecuentes al aumentar la edad y alcanzan su valor máximo entre los mayores de 85 años, donde afectan al 16% de la población.

A la depresión ha estado dedicado el séptimo capítulo de Profunda Mente, un espacio de la Cadena SER que trata los problemas de salud mental que afectan a la sociedad junto a personalidades que han convivido con los mismos.  En esta ocasión, fueron Gervasio Deferr, Miguel Lago y Bely Basarte quienes compartieron con Carles Francino su experiencia con esta enfermedad. 

También participó en la charla el psiquiatra y escritor Jesús de la Gándara, que ofreció tres claves muy sencillas para prevenir una recaída en la depresión. El especialista advirtió de que algunos pequeños cambios en las costumbres diarias son importantes en el tratamiento, puesto que "una depresión es una enfermedad, y una enfermedad hay que tratarla con los medios adecuados para esa enfermedad: hay antidepresivos, hay psicoterapia, hay apoyos familiares y hay cambios en los hábitos de vida".

De la Gándara pidió a los invitados y a la audiencia que no olvidasen "nunca" tres conceptos muy sencillos:

  1. "Moved los pies todos los días". Es recomendable hacer ejercicio, caminar, "controlar tus pies", según el psiquiatra, para mantener una ligera actividad física.
  2. "Moved las manos todos los días". "Compón algo, abraza, toca el piano, haz croquetas, aplaude...", animó De la Gándara.
  3. "Moved la lengua todos los días". Según el especialista, es fundamental "hablar y escuchar, comunicarse". "Y hazlo bien. No te cabrees, ni con los demás, ni contigo, ni con el mundo", añadió.

domingo, 22 de enero de 2023

Secuelas del confinamiento: se multiplican los casos de adicción a los videojuegos

ANTONI LÓPEZ TOVAR        |    Barcelona     |    La Vanguardia       |    10/01/202

Hasta que los pacientes y las familias no identifican la existencia de un trastorno pueden transcurrir meses 


Algunas de las consecuencias del confinamiento y las restricciones a la movilidad durante la época dura de la pandemia van aflorando paulatinamente. Entre ellas figura un incremento significativo de los casos de uso problemático de los videojuegos.

 

La cifra de consultas por este motivo en la unidad de juego patológico y adicciones comportamentales del hospital de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat) se multiplicó por cuatro en el 2022. “Podría ser una de las consecuencias del confinamiento en la salud mental a medio y largo plazo”, consideran los especialistas.


En el 2011 las consultas por adicción a los videojuegos representaban el 1,7% de los casos atendidos en la unidad de adicciones comportamentales de Bellvitge. En el 2019 se alcanzó un pico del 5,7%, que descendió en los dos años siguientes (años de pandemia) para dispararse hasta el 15,4% en el 2022.

 

La situación es preocupante. La evidencia científica indica que aproximadamente un 3% de la población es susceptible se sufrir adicción a los videojuegos, una patología que provoca afectaciones graves en el ámbito personal, familiar, social, laboral y académico. Y si hasta el riesgo se ha asociado de forma mayoritaria a los hombres, “recibimos cada vez más consultas de chicas”, dice la psicóloga clínica Susana Jiménez, jefe de la unidad de adicciones comportamentales de Bellvitge.

 

En su opinión, el aumento de casos es “una evidencia de las consecuencias en salud mental a medio y largo plazo respecto al uso abusivo de videojuegos durante los períodos de confinamiento”. Hasta que los pacientes y familias no reconocen que la pasión por los videojuegos es en realidad una adicción y acuden a los dispositivos asistenciales, pueden pasar meses, afirma Jiménez.

 

El riesgo de las cajas de botín


¿Dónde está el límite? Algunos especialistas aducen que las ‘loot boxes’ (cajas de botín) pueden significar la transición de un uso de videojuegos saludable a un uso problemático, incluso a la transición a los juegos de azar. Se trata de recompensas virtuales que son adquiridas a base de horas de juego o mediante un importe real en dinero.

 

“La incertidumbre y la excitación de comprar estas cajas de botín facilita la repetición del hábito de buscar la recompensa deseada. Como en los juegos de azar, el refuerzo positivo del premio tiene un patrón intermitente y variable y cada vez se gasta más en un intento de compensar lo que se ha invertido”, argumentan los especialistas.

 

Los videojuegos de carácter masivo, en línea, de rol o multijugador son los que más problemas de uso excesivo provocan. 

Las señales de alerta


¿Cómo se identifican estos problemas? Según los especialistas de la unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales (las que no se asocian a una sustancia) existen diferentes señales de alerta: la relevancia de los videojuegos en la vida de la persona, pérdida de autocontrol sobre esta actividad, una dedicación excesiva (4-5 horas diarias), aumento de la irritabilidad, ansiedad y tristeza al dejar de jugar; abandono de otras actividades sociales, escolares/laborales y lúdicas, o la persistencia en la actividad a pesar de las consecuencias negativas. 

Según Susana Jiménez, la sociedad debe promover un uso saludable de las nuevas tecnologías. “En el contexto adecuado y con un patrón de uso saludable, los videojuegos pueden ser educativos, aumentar determinadas capacidades y habilidades, mejorar la autoestima y las relaciones sociales, incluso practicar idiomas”, precisa.