ANTONI LÓPEZ TOVAR | Barcelona | La Vanguardia | 10/01/202
Hasta que los pacientes y las familias no identifican la existencia de un trastorno pueden transcurrir meses
Algunas de las consecuencias del confinamiento y las restricciones a la
movilidad durante la época dura de la pandemia van aflorando paulatinamente.
Entre ellas figura un incremento significativo de los casos de uso problemático
de los videojuegos.
La cifra de consultas por este motivo en la unidad de juego patológico y
adicciones comportamentales del hospital de Bellvitge (l’Hospitalet de
Llobregat) se multiplicó por cuatro en el 2022. “Podría ser una de las
consecuencias del confinamiento en la salud mental a medio y largo plazo”,
consideran los especialistas.
En el 2011 las consultas por adicción a los videojuegos representaban el
1,7% de los casos atendidos en la unidad de adicciones comportamentales de
Bellvitge. En el 2019 se alcanzó un pico del 5,7%, que descendió en los dos
años siguientes (años de pandemia) para dispararse hasta el 15,4% en el 2022.
La situación es
preocupante. La evidencia científica indica que
aproximadamente un 3% de la población es susceptible se sufrir adicción a los videojuegos, una
patología que provoca afectaciones graves en el ámbito personal, familiar,
social, laboral y académico. Y si hasta el riesgo se ha asociado de forma
mayoritaria a los hombres, “recibimos cada vez más consultas de chicas”, dice
la psicóloga clínica Susana Jiménez, jefe de la unidad de adicciones
comportamentales de Bellvitge.
En su opinión, el aumento de
casos es “una evidencia de las consecuencias en salud mental a medio y largo
plazo respecto al uso abusivo de videojuegos durante los períodos de
confinamiento”. Hasta que los pacientes y familias no reconocen que la pasión
por los videojuegos es en realidad una adicción y acuden a los dispositivos
asistenciales, pueden pasar meses, afirma Jiménez.
El riesgo de las
cajas de botín
¿Dónde está el límite? Algunos
especialistas aducen que las ‘loot boxes’ (cajas de botín) pueden
significar la transición de un uso de
videojuegos saludable a un uso problemático, incluso a la transición a los
juegos de azar. Se trata de recompensas virtuales que son adquiridas a base de
horas de juego o mediante un importe real en dinero.
“La incertidumbre y la excitación
de comprar estas cajas de botín facilita la repetición del hábito de buscar la
recompensa deseada. Como en los juegos de azar, el refuerzo positivo del premio
tiene un patrón intermitente y variable y cada vez se gasta más en un intento
de compensar lo que se ha invertido”, argumentan los especialistas.
Los videojuegos de carácter masivo, en línea, de rol o multijugador son los que más problemas de uso excesivo provocan.
Las señales de alerta
¿Cómo se identifican estos problemas? Según los especialistas de la unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales (las que no se asocian a una sustancia) existen diferentes señales de alerta: la relevancia de los videojuegos en la vida de la persona, pérdida de autocontrol sobre esta actividad, una dedicación excesiva (4-5 horas diarias), aumento de la irritabilidad, ansiedad y tristeza al dejar de jugar; abandono de otras actividades sociales, escolares/laborales y lúdicas, o la persistencia en la actividad a pesar de las consecuencias negativas.
Según Susana Jiménez, la sociedad debe promover un uso saludable de las nuevas tecnologías. “En el contexto adecuado y con un patrón de uso saludable, los videojuegos pueden ser educativos, aumentar determinadas capacidades y habilidades, mejorar la autoestima y las relaciones sociales, incluso practicar idiomas”, precisa.
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