martes, 19 de septiembre de 2023

7 comportamientos que alejan a los demás


Sergio De Dios González       |    La Mente es Maravillosa    |      16/12/2021

Escrito por María Hoyos

 

Podemos desarrollar comportamientos que alejen a los demás de nosotros, igual que podemos poner en marcha otros que les acerquen. En el primer caso, podemos influir de manera negativa en nuestras relaciones con amigos o familiares. De ahí, con el fin de cuidar a los que queremos y no atentar contra nuestro círculo de apoyo, sería bueno que identificáramos y cambiáramos esos comportamientos que alejan a los demás.

En ocasiones, estos comportamientos están motivados por la envidia. Una emoción de valencia negativa que, por lo general, daña nuestras relaciones y empobrece nuestra comunicación. Así, para profundizar en esta y otras causas vamos a analizar algunos de los comportamientos que alejan a los demás.

1. Tener envidia del éxito de los demás

El primero de los posibles comportamientos que alejan a los demás se basa en la emoción que hemos señalado antes, junto a una sensación de carestía de éxitos personales. En este caso, si detectamos esta dinámica, lo ideal es intentar desactivar “el modo comparación”.

 

Es cierto que las comparaciones nos dan una valiosa información social. Nos pueden decir si somos los mejores o los peores de una clase, situándonos en disposición de utilizar esta información a nuestro favor. Sin embargo, en un momento en el que somos especialmente sensibles a la envidia, difícilmente nos ayudarán.

2. Llevar las críticas al terreno personal

Los comportamientos que alejen a los demás serán más probables cuando nos enrocamos en una actitud defensiva, atacando a los demás para defendernos. Ante esta situación, pongamos un momento de calma e intentemos desviar el canal que dirigen las palabras de los demás hacia el yo permanente, un destino que hace que las evaluemos como un ataque.

Esto no significa que debamos adoptar una actitud pasiva por la que no nos inmutemos ante lo que los demás piensen de nosotros. La solución está ajustar nuestro juicio, para aprovechar de manera inteligente la información que nos llega.

3. Permanecer en el papel de víctimas

Actuar como la víctima también será uno de los comportamientos que nos alejen a los demás. Esta encrucijada puede darse cuando sentimos que todos los problemas que rodean nuestra vida están siempre enfocados hacia nosotros. Además, este problema hará que nos sintamos anulados como personas y, de paso, lastremos nuestro desarrollo personal.

4. No dejar pasar el dolor

Siempre que nos sintamos mal o que suframos de algún modo, lo normal es que estas emociones negativas se vayan diluyendo en el tiempo hasta encontrar una solución al problema en cuestión. Sin embargo, si acumulamos el dolor y el resentimiento cada vez que pasamos por algún momento complicado, terminaremos por convertirnos en personas amargadas y tóxicas.

5. No controlar las emociones

Una persona siempre tiene un reto por delante: mejorar la gestión que hace de sus emociones. En este sentido, reconocer que los ataques de ira o de rabia, así como por llantos o rabietas alejan a los demás será un primer y valioso paso.

Proyectaremos una imagen de inmadurez en los demás, aumentando la probabilidad de piensen que gozamos de poco autocontrol. Ante esto, te proponemos dar paso a una relación inteligente con las emociones: escuchemos lo que nos tienen que decir y administremos su energía de la mejor forma para nosotros y para los que nos quieren.

6. Carecer de empatía

La empatía es una cualidad muy positiva, valorada tanto en el ámbito de la vida personal como en los entornos laborales. Sabernos poner en el papel de otras personas nos permitirá comprender mejor sus problemas, sumando puntos a nuestro CI emocional.

Así, al sensibilidad con el otro -con sus pensamientos y emociones-, lejos de ser uno de comportamientos que alejan a los demás, sirve para generar esa complicidad que actúa de pegamento en todas las relaciones profundas que generamos y mantenemos.

7. No respetar los límites

De igual forma que querremos que otras personas respeten esas líneas rojas, también nosotros, por norma general, debemos respetar las que marcan los demás. A la hora de sopesar los límites físicos, tengamos en cuenta la cultura de la persona con la que estemos tratando, ya que su entorno de convivencia puede ayudarnos a identificar la distancia con la que el otro se siente cómodo.

 

Por ejemplo, las culturas japonesas o chinas, así como las del norte de Europa, suelen mantener una distancia mayor. Por otro lado, las culturas mediterráneas o de Oriente Medio no tienen tantos reparos a la hora de establecer contacto físico o de acercarse a otras personas para hablar. Teniendo en cuenta todos estos factores, podemos evitar caer en comportamientos que alejan a los demás, para así disfrutar de una vida más sana, especialmente en el ámbito personal.

 

 

sábado, 16 de septiembre de 2023

 

Bona tardor a totes i a tots!!!


Benvolgudes i benvolguts lectors del blog,

Us vull fer un aclariment sobre els articles que últimament trobo pel blog, i és que quasi tots parlen de Psicologia i mol pocs de Psiquiatria.

És ben cert que avui dia es treballa i avança molt més amb Psicologia que abans; consells sobre com afrontar moltes coses que malauradament són notícia, recomanacions per no voler ser superherois i gaudir del dia a dia, indicacions als pares per sortir al pas de les incerteses i estats d’ànim tristos dels seus fills -i més si són adolescents-, i així seguiria …

No és una justificació sinó una realitat que amb Psiquiatria hi ha pocs avenços… el més sonat últimament “la esketamina”, però deuen voler tenir més resultats positius per aplicar-ho als malalts, perquè si ho intentes hi ha molts pals a les rodes.

Jo seguiré buscant novetats, però si algun de vosaltres em pot adreçar a un link on es parli amb psiquiàtres responsables i que estan en actiu us ho agrairé.

M. Carme Samaranch

viernes, 15 de septiembre de 2023

Querer que tu hijo sea lo que tú no pudiste o el gran error: "Ojo con volcar en ellos la frustación"


Ana M. Longo       |      uppers.es      |      19/06/2023                       

 

·        "Los hijos pueden dejarse llevar por los deseos de sus progenitores y sentirse perdidos, no lograr identificar lo que de verdad quieren y sentir desmotivación y falta de determinación", explica Laura Sánchez von Bertrab, psicóloga clínica infanto-juvenil

 

·        Mercedes Bermejo, psicóloga experta en infancia y adolescencia y psicoterapeuta familiar, asegura que en familias donde padres e hijos se encuentran en relaciones más desligados se permite un mayor grado de autonomía

 

·        La psicóloga sanitaria Aurora López refiere que cuando en el deseo y expectativas de los progenitores no hay flexibilidad podrían caer en una tendencia tóxica o narcisista, algo que perjudicaría a los hijos

En la sociedad actual se admira al padre o a la madre que anteponen a sus vástagos a otros asuntos en sus vidas y darían sin miramiento alguno todo por ellos. Pero esto puede ser un arma de doble filo, puesto que pueden llegar a exigirles que hagan o sean lo que ellos consideran, imponerles, llegando a unos límites que pueden resultar contraproducentes para su desarrollo personal. 

 

Los psicólogos recomiendan no invadir, ni condicionar la vida de los hijos y no depositar en ellos los sueños frustrados, ya que eso puede conllevar invalidarlos personal y emocionalmente. En muchos casos, puede decirse que los padres buscan que se le juzgue en base a lo que son sus hijos. Si los hijos son buenos estudiantes, educados y respetuosos, los padres les están dando una buena educación. “Bajo esa premisa, se espera que esos hijos no fallen y que hagan lo que sus padres les dicen, muchas veces dejando de lado sus pensamientos. A esos hijos se les quita la posibilidad de creer en ellos”, manifiesta Laura Sánchez von Bertrab, psicóloga clínica infanto-juvenil.

 

Privarles de oportunidades

Esta profesional afirma que, actuando de este modo, los padres les privan de poder valorarse y aprender. Los hijos pueden dejarse llevar por los deseos de sus progenitores y sentirse perdidos, no lograr identificar lo que de verdad quieren y sentir desmotivación y falta de determinación.

“Hay hijos que estudian Medicina porque su padre es médico, que practican fútbol porque su padre es entrenador, que hacen baile porque su madre nunca tuvo la oportunidad de ir a clases de ballet y le apasiona o que estudian negocios para hacerse cargo de la empresa familiar. Sin embargo, ¿realmente quieren hacerlo? Esa es la cuestión”, añade.

 

Sánchez insiste en que los padres llegan a poner toda su energía en alcanzar un fin que puede darse a medio o largo plazo, olvidando disfrutar y aprovechar el presente y, pese a que el resultado logre niños inconformes y posteriormente, adultos infelices.

La psicóloga apunta que el instigar a los hijos para hacer o estudiar algo que no quieren afectará negativamente a su desarrollo emocional. “Muchos hijos se sienten estresados queriendo cumplir las expectativas de los padres y los puede llevar a soportar estados de ansiedad o depresión”.

 

 Como recomendaciones a las familias, la experta señala que:

·         Si un hijo quiere dejar de practicar su deporte o cambiar de carrera, primero observe los motivos de esa idea, reflexionen juntos qué hay detrás y si definitivamente lo observa decidido y determinado, lo conveniente es orientarle, escuchar sus necesidades y ofrecerle escenarios diversos de las consecuencias de su decisión.

·         No debe proyectar sus necesidades en los logros de su hijo: Acompáñelo, porque el no permitirle equivocarse o tomar sus propias determinaciones, supondrá la crianza de un ser obediente, pero sin empuje para enfrentar la vida que le venga.

·         “Hemos de ser el faro de nuestros hijos, no el ancla”, revela.

 

Una herencia transgeneracional

Mercedes Bermejo, psicóloga experta en infancia y adolescencia y psicoterapeuta familiar, expone que con frecuencia puede verse como los hijos resultan esa “oportunidad” para los padres de ver cumplido todo aquello que ellos no pudieron realizar y la Escuela Transgeneracional de la Terapia Familiar Sistémica explica esa herencia transgeneracional de los llamados mandatos familiares que van de una generación a otra.

La directora y fundadora del centro sanitario Psicólogos Pozuelo (Madrid) sostiene que los padres actúan normalmente con la mejor de sus intenciones y se esfuerzan (algo que les hace sentirse suficientes conformes) para que a sus hijos les embargue la ilusión, el bienestar generalizado al cumplir ciertas metas y proyectos, aquello que ellos no pudieron por diversos motivos.

 

Una idea clave para la vocal de la Junta Directiva del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid es que si hay un desfase entre las expectativas de los padres respecto a las competencias de los hijos se generará un problema en el vínculo, esto es, en la relación parento-filial. “Esta situación puede abordarse, entenderse y resolverse desde un punto de vista terapéutico, aunque en otras ocasiones no. Los hijos desde pequeños buscan la mirada de aprobación y la validación de sus padres, entonces cuando no la logran, pueden sentir un sentimiento de deuda o deslealtad, de no haber cumplido aquello que haría felices a sus padres, pudiendo afectar en su salud mental, a su estado de ánimo, su autoestima, al desarrollo profesional...”.

 

Para Bermejo no se puede generalizar y depende del grado de pertenencia y de lo que cada hijo esté unido a sus padres y los límites que tenga, ya que, de estar más desligados, se les permite un mayor grado de autonomía en la decisión de sus habilidades, hobbies o desarrollo.

Equilibrio y flexibilidad

Aurora López, psicóloga sanitaria, directora de Más Vida Psicólogos (Málaga), explica que, en el caso de los padres, las expectativas y el deseo implican un modo de lograr seguridad y también una manera de dirigirles. Implica también una tendencia natural de protección y de amor desinteresado. “Pero, cuando esto no está en equilibrio y no hay flexibilidad, podríamos caer en una tendencia tóxica o narcisista por parte de los padres, que ya representa una necesidad del adulto de realizarse a través de su hijo".

 

"Nuestros hijos no son una continuación de nosotros ni un proyecto que viene a hacernos felices, por mucho amor que tengamos para ellos. Son personas diferentes, libres e independientes a nosotros y a nuestros deseos o frustraciones”, declara esta profesional.

 

Si los padres sienten que están presionando a sus hijos y no saben cómo estar para ellos de un modo más saludable, López aconseja:

·        Asumir que se han perdido en esos deseos y se les ha atribuido injustamente una “vida predeterminada” hacia la que se les dirige.

·        Analizar qué sienten, qué les hubiese gustado conseguir o hacer y cómo influye eso en la educación hacia sus hijos.

·        Abrir un espacio de terapia para trabajar traumas, frustraciones y malestar y para ser más feliz personalmente como padre/madre y adulto y, a mayores, dirigir la forma en la que se enseña a los hijos en ese sentido.

 

jueves, 14 de septiembre de 2023

Por qué sientes que ahora disfrutas menos de las cosas y cómo resolverlo


PATRICIA RAMÍREZ     |     Abc.es (El lunes empiezo – Blog)     |     02/05/2021

Una entendería que las matemáticas, la historia o la sintaxis sean temas que tengamos que aprender, no nacemos con los conocimientos de estas materias. Lo que suena raro es que tengamos que aprender a disfrutar de la vida. Pareciera que esta capacidad para sentir placer hacia la vida tuviera que estar en nuestra propia naturaleza. E igual lo está o, mejor dicho, lo estaba. Como lo estaban otra serie de capacidades saludables para nuestro cuerpo y mente que nos hemos encargado de maleducar. Porque a lo largo de nuestra vida la educación en algunos valores nos aleja del placer, del bienestar, dirigiéndonos a la exigencia y a la presión, y capando esas habilidades innatas de tal manera que nos lleva a perder la capacidad de estar a una sola cosa o de perder la capacidad de disfrutar.

 

Sí, nuestra biología salvaje es más sabia que aquella biología que vamos educando, canalizando, a la que presionamos, reconducimos, acotamos. Nacemos con la capacidad de fluir, de diferenciar la sensación de hambre de la de saciedad, tenemos la capacidad de estar atentos a una sola cosa, reconocemos de pequeños cuándo nuestro cuerpo emite señales de estar cansados. Pero nuestro ritmo de vida, las exigencias, las obsesiones o la competitividad, terminamos engañando y reconfigurando a nuestro cerebro para que no sepa disfrutar, ni fluir, para que tenga una mente multitarea o para que coma cuando no tiene hambre o que sufra sin comer cuando sí la tiene. Y lo mismo ocurre con nuestra capacidad de disfrute.

 

Valores como la culpa, las comparaciones, el materialismo, la exigencia o el perfeccionismo bloquean nuestra capacidad de degustar, olfatear, disfrutar, apreciar, agradecer, prestar atención o aceptar. Nos hemos reconvertido en seres infelices, apresurados, ansiosos, quejicas, malhumorados. Paseamos por la vida sin vivir. Y cuando la vida nos regala pequeños momentos de placer durante el día casi nos entra la culpa por disfrutarlos.

 

Me declaro una “disfrutona” empedernida. Es una pena que el diccionario no recoja el término disfrutón o disfrutona. Pero se entiende que una persona disfrutona es aquella que tiene como filosofía de vida el disfrute de los momentos que la vida le regala. Una persona que hace por prestar atención a la belleza de la vida y que agradece lo que tiene alrededor. Ojo, no es hedonismo. El hedonismo, concepto filosófico, entiende como único propósito en la vida la búsqueda de placer. Así a priori no parezca un mal planteamiento de vida. Pero no es real, porque el hedonismo huye del dolor y del sufrimiento. Y el dolor y el sufrimiento, así como otras emociones que nos hacen sentir incómodos, forman parte de la vida como lo forma el disfrute.

 

Para mí, la diferencia entre ser disfrutona y ser hedonista es que los disfrutones aceptamos la vida con sus emociones, dejamos que la vida fluya, no nos enredamos con la tragedia o el drama y sobre todo nos focalizamos en valorar qué ocurre bonito a nuestro alrededor a pesar de los malos momentos con los que sí o sí nos tocará lidiar y convivir en nuestras vidas. No buscamos intencionadamente el placer como bien supremo, y tampoco evitamos nada. Realmente, la idea de buscar suele alejar de ti lo que buscas. La vida hay que dejarla estar, dejarla reposar. Los disfrutones simplemente tratamos de poner los sentidos para empaparnos de aquello que la vida nos regala a diario. Se trata más que de una búsqueda, de un saber estar consciente y orientado hacia el disfrute.

 

Los momentos de pandemia, con sus noticias diarias sobre enfermedad, muerte y destrucción de todo, de empelo, de relaciones, de proyectos, de sueños, tampoco han ayudado mucho a focalizarnos en lo bueno. Porque llevamos más de un año focalizándonos en ser responsables, en estar pendientes de las olas, de las restricciones, en controlar nuestros impulsos naturales fruto de nuestra antigua normalidad. Hemos puesto freno hasta a la fantasía. Hemos dejado de fantasear con una escapada, con unas vacaciones, con abrazar a los nuestros, con celebrar una barbacoa con los amigos. Y la atención no da para más. Estamos demasiado entrenados en este momento en contenernos, en no venirnos muy arriba porque cuando lo hacemos el virus nos manda otra vez al subsuelo.

 

Si deseas enamorarte un poco más de la vida a pesar de la dureza con la que a veces nos golpea, puedes seguir estos consejos.

 

1.Aprende a disfrutar de los detalles

No disfrutamos del presente porque muchos de los detalles que ocurren a nuestro alrededor forman parte de nuestros “normales”. Es normal tener agua caliente, es normal tener fruta fresca, es normal tener amigos con los que reír y desahogarte, etc. Cuando algo pasa a ser normal, pierde valor. Dejamos de ser agradecidos con ese momento y con ello, de disfrutarlo. Presta atención a lo que te rodea, agradece lo que tienes, sé consciente del nivel de bienestar del que gozas. Y deja de mirar tanto lo que te falta y lo que no funciona.

2. Prioriza tu intención para estar aquí y ahora

Habrá momentos en los que pienses, “si, si, luego le presto atención, luego lo disfruto, es que ahora me urge esto otro”. Si siempre te que te gane la prisa, lo urgente, si disfrutar de la vida no forma parte de tu filosofía y dejas a tus prioridades para el final, nunca llegarán a ser una realidad. Disfrutar es un propósito que puedes empezar a practicar en cada acción del día a día, por pequeñita que sea. No temas, no va a enlentecer tu vida. Solo la va a enriquecer.

3. Lleva un diario disfrutón

Apunta en un diario el jugo que le vas sacando a la vida. No necesitas que pasen grandes acontecimientos para volver a disfrutar. Necesitas volver a dirigir tu mirada a los pequeños momentos bonitos contigo, en tu trabajo, con la familia, con los amigos. Sí, seguimos teniendo muchas coas de las que quejarnos, pero hacerlo no las va a solucionar. Estas quejas nuestras necesitan más tiempo que soluciones.

4. Aparta de tu día a día las conversaciones negativas

Haberlas “haylas”, y muchas. Cuando no es tu frutero, es la vecina, cuando no un compañero de trabajo, o tu mare, o tú mismo Siempre hay alguien durante el día que es el redactor frustrado del Caso. Para los que son de mi quinta se acordarán del Caso. Un periódico muy antiguo que solo hablaba de desgracias, asesinatos, atentados, muertes…vamos la alegría de la huerta. Para este tipo de conversaciones. O puedes darle un giro preguntando a la persona sobre otro tema o puedes directamente decir que no te apetece hablar de lo que resta.

5. Cambia el chip

Empieza a interiorizar que el disfrute de la vida, de tus momentos, de las risas, te los mereces Por el hecho de ser persona, te los mereces. La vida no es un lugar en el que tengas que pasar sin pena ni gloria. Es un lugar, en el que puedes trabajar para vivir una vida que dsifrutes más, con la que te sientas comprometida y plena.

6. A caballo regalado no le mires el diente

Es un regalo, ¿le vas a mirar el diente? Cuando lleguen cosas bonitas a tu vida piensa que te las mereces, que la vida también es placer. Tranquilo, ya vendrán piedras. Pero ahora que tienes un buen momento, aprovéchalo. Anticípate y planifica tu placer. Igual que nos hacemos responsables de nuestras obligaciones, también lo podemos hacer con las emociones positivas. ¿A qué le puedes sacar hoy jugo? A un café, a una conversación, a hacer la compra de forma tranquila…

7. Verbaliza lo que sientes para que se “te quede dentro”

Para disfrutar de esos momentos basta con verbalizar en la dirección correcta “qué bien estoy”, “qué tranquilidad, cómo me gusta leer un libro un domingo por la mañana”.

Tener el disfrute como filosofía de vida no te regala una vida bonita todos los días. Esto sería naif. Pero sí permite orientarte y encontrar lo que otras personas dejan pasar de largo.

martes, 12 de septiembre de 2023

El hábito que hay que inculcar a los hijos para que tengan éxito (y que casi nadie hace)


Redacción Uppers     |      27/06/2023

 

·        Con las notas en la mano, junio es un buen momento para hablar con nuestros hijos sobre la cultura del esfuerzo, algo que será fundamental para su vida adulta

 

·        Estar dispuesto a esforzarse es una enorme ventaja competitiva porque la mayoría de la gente no lo hace

 

·        La precariedad laboral de los jóvenes es una realidad en el mercado español: el empleo juvenil ha experimentado un aumento de la temporalidad, la parcialidad involuntaria y los bajos salarios

 

Finales de junio y entrega de notas en colegios e institutos van de la mano. En cada familia, los resultados académicos se reciben de distinta forma, pero, sean buenos o malos, es un buen momento para trabajar con nuestros hijos la comunicación sobre la cultura del esfuerzo, algo que juega y jugará un papel fundamental en su vida adulta.

 

"Lo único que puedes controlar"

El multimillonario Mark Cuban, un empresario estadounidense de éxito cuyo patrimonio es de más de 5.100 millones de euros, según Forbes, es uno de los principales defensores de la cultura del esfuerzo. Para el multimillonario, las personas de éxito tienen un rasgo poco habitual que, además, es "la única cosa en la vida que puedes controlar".

 

Esa cualidad, en realidad, está compuesta de tres competencias interrelacionadas: la voluntad, la capacidad de trabajo y el esfuerzo. En LinkedIn, la red social de los profesionales, Cuban, de 64 años, afirma que "estar dispuesto a esforzarse es una enorme ventaja competitiva porque la mayoría de la gente no lo hace".

 

En su opinión, esforzarse implica ir más allá de lo básico o lo evidente para resolver problemas, cumplir con las responsabilidades propias de tu trabajo e involucrarte en cuestiones importantes, aunque no te afecten directamente.

 

Ser creativo en las soluciones

Otro rasgo fundamental para el empresario es ser curioso, tener la mente abierta y ser proactivo. Antes de dar por concluido algo, es fundamental tener iniciativa y agotar todas las opciones posibles para poder encontrar soluciones. En su experiencia, la mayoría de las personas no exploran las alternativas antes de hacer algo. "Quienes no sean capaces de ir más allá, que no soliciten trabajo conmigo", señala el empresario, para quien tener una mente creativa es tan fundamental como el esfuerzo.

 

Las declaraciones de Cuban tienen lugar cuando en Estados Unidos se está viviendo la 'renuncia silenciosa', grupos de profesionales que están abandonando sus puestos de trabajo ante las malas condiciones y la imposibilidad de mejorar. Otros empleados no dejan sus trabajos, pero se limitan a hacer los cometidos básicos, sin aportar valor

 

Mientras tanto... en España

Esta situación es muy similar a la de España. Según el informe 'Jóvenes universitarios y empleabilidad', realizado por Randstad y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, el 56% de los jóvenes cobra en su primer empleo menos de 1.000 euros al mes. La conclusión es que las remuneraciones del 50% de los titulados universitarios con empleo ni siquiera son mileuristas.

 

La precariedad laboral de los jóvenes es una realidad en el mercado español. El empleo juvenil ha experimentado un aumento de la temporalidad, la parcialidad involuntaria y los bajos salarios. Nuestro país, de hecho, duplica la media de paro juvenil en Europa, con casi medio millón de desempleados.


Para que los jóvenes logren unas buenas condiciones en el mercado laboral tendrán que tener una serie de habilidades, además de esta capacidad de trabajo y mente abierta. Según el informe 'El futuro de los trabajos' realizado en 2020 por el Foro Económico Mundial, los empleados del futuro tendrán que tener pensamiento analítico y capacidad de innovación, aprendizaje activo y estrategias de aprendizaje, resolución de problemas complejos, pensamiento crítico, originalidad e iniciativa. Aunque el informe habla de "empleos del futuro", lo cierto es que se refiere a un horizonte cercano: 2025, el año en que, según cuentan los expertos, para destacar en el mercado laboral habrá que aportar algo más que una carrera y un master.