Sergio De Dios González | La Mente es Maravillosa |
16/12/2021
Escrito por María Hoyos
Podemos desarrollar comportamientos que alejen a los
demás de nosotros, igual que podemos poner en marcha otros que les acerquen. En
el primer caso, podemos influir de manera negativa en nuestras relaciones con
amigos o familiares. De ahí, con el fin de cuidar a los que queremos y no
atentar contra nuestro círculo de apoyo, sería bueno que identificáramos y cambiáramos esos
comportamientos que alejan a los demás.
En ocasiones, estos comportamientos están motivados
por la envidia. Una emoción de valencia negativa que, por lo
general, daña nuestras relaciones y empobrece nuestra comunicación. Así, para
profundizar en esta y otras causas vamos a analizar algunos de los comportamientos que alejan a los
demás.
1. Tener envidia del éxito de los demás
El primero de los posibles comportamientos que alejan
a los demás se basa en la emoción que hemos señalado antes, junto a una sensación
de carestía de éxitos personales. En este caso, si detectamos esta dinámica, lo
ideal es intentar desactivar “el modo comparación”.
Es cierto que las comparaciones nos dan una valiosa
información social. Nos pueden decir si somos los mejores o los peores de una
clase, situándonos en disposición de utilizar esta información a nuestro favor.
Sin embargo, en un momento en el que somos especialmente sensibles a la
envidia, difícilmente nos ayudarán.
2. Llevar las críticas al terreno personal
Los comportamientos que alejen a los demás serán más
probables cuando nos enrocamos en una actitud defensiva, atacando a los demás
para defendernos. Ante esta situación, pongamos un momento de calma e
intentemos desviar el canal que dirigen las palabras de los demás hacia
el yo permanente, un destino que hace que las evaluemos como un
ataque.
Esto no significa que debamos adoptar una actitud
pasiva por la que no nos inmutemos ante lo que los demás piensen de nosotros.
La solución está ajustar nuestro juicio, para aprovechar de manera
inteligente la información que nos llega.
3. Permanecer en el papel de víctimas
Actuar como la víctima también será uno de los
comportamientos que nos alejen a los demás. Esta encrucijada puede darse cuando
sentimos que todos los problemas que rodean nuestra vida están siempre
enfocados hacia nosotros. Además, este problema hará que nos sintamos anulados como personas y, de
paso, lastremos nuestro desarrollo personal.
4. No dejar pasar el dolor
Siempre que nos sintamos mal o que suframos de algún
modo, lo normal es que estas emociones negativas se vayan diluyendo en el
tiempo hasta encontrar una solución al problema en cuestión. Sin embargo, si
acumulamos el dolor y el resentimiento cada vez que pasamos por algún momento complicado, terminaremos por
convertirnos en personas amargadas y tóxicas.
5. No controlar las emociones
Una persona siempre tiene un reto por delante: mejorar
la gestión que hace de sus emociones. En este sentido, reconocer que los ataques de ira o de rabia,
así como por llantos o rabietas alejan a los demás será un
primer y valioso paso.
Proyectaremos una imagen de inmadurez en los demás,
aumentando la probabilidad de piensen que gozamos de poco autocontrol. Ante
esto, te proponemos dar paso a una relación inteligente con las emociones:
escuchemos lo que nos tienen que decir y administremos su energía de la mejor
forma para nosotros y para los que nos quieren.
6. Carecer de empatía
La empatía es una cualidad muy positiva, valorada tanto en
el ámbito de la vida personal como en los entornos laborales. Sabernos poner en
el papel de otras personas nos permitirá comprender mejor sus problemas,
sumando puntos a nuestro CI emocional.
Así, al sensibilidad con el otro -con sus pensamientos
y emociones-, lejos de ser uno de comportamientos que alejan a los demás, sirve
para generar esa complicidad que actúa de pegamento en todas las relaciones
profundas que generamos y mantenemos.
7. No respetar los límites
De igual forma que querremos que otras personas
respeten esas líneas rojas, también nosotros, por norma general, debemos
respetar las que marcan los demás. A la hora de sopesar los límites
físicos, tengamos en cuenta la cultura de la persona con la que
estemos tratando, ya que su entorno de convivencia puede
ayudarnos a identificar la distancia con la que el otro se siente cómodo.
Por ejemplo, las culturas japonesas o chinas, así como
las del norte de Europa, suelen mantener una distancia mayor. Por otro lado,
las culturas mediterráneas o de Oriente Medio no tienen tantos reparos a la
hora de establecer contacto físico o de acercarse a otras
personas para hablar. Teniendo en cuenta todos estos factores, podemos evitar
caer en comportamientos que alejan a los demás, para así disfrutar de una vida
más sana, especialmente en el ámbito personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario