jueves, 31 de octubre de 2019

¿En qué se diferencian una lesión de un gesto suicida?

Dra. AZUCENA DIEZ   |   Blog Clínica Universidad de Navarra   |   2/10/2019

·        “Cuando un adolescente se autolesiona lo habitual es que su entorno se alarme porque lo identifican con un deseo de muerte”, explica la Dra. Azucena Díez, psiquiatra de la Clínica Universidad de Navarra y presidenta de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

·        “Sin embargo, si se les da la oportunidad, ellos mismos suelen explicar las diferencias, ya que una autolesión no implica una idea de suicidio”, añade. Así, estas responden a estados emocionales de ira, desesperación o angustia, y los gestos suicidas se relacionan con ideas crónicas de desesperanza.
·        Los métodos empleados en las autolesiones son menos graves y generalmente no son peligrosos para la vida. Los más característicos son los cortes superficiales (horizontales en el antebrazo), morderse, quemarse, o ingerir fármacos u otras sustancias peligrosas en dosis insuficientes para causar la muerte. Los jóvenes suelen ser conscientes de que su comportamiento puede causar lesiones graves pero que no suponen una amenaza para la vida. La autolesión es un comportamiento muy repetitivo, incluso se le cataloga como adictivo.

·        Su intención no es “llamar la atención”, sino pedir ayuda, porque la necesitan. En muchos casos las autolesiones buscan aliviar su malestar, por ejemplo, los adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria las realizan para aliviar su culpabilidad por haber comido, vomitado o estar causando daño a sus padres. Otras personas, en especial las que han sufrido traumas, manifiestan sentimientos de vacío existencial y desean “sentirse vivos, desentumecerse”. Algunos adolescentes que se autolesionan pueden buscar la deseabilidad social, es decir, “que se hable de ellos, aunque sea mal”. También pueden querer escapar de situaciones dolorosas, como intentar que sus padres estén juntos tras una separación o relación conflictiva.

·        ¿Cómo podemos prevenir el suicidio?
·        El suicidio es la primera causa de muerte externa, es decir, no causada por una enfermedad, muy por encima de los asesinatos, incluidos los debidos a violencia machista. Se encuentra entre las primeras diez causas de muerte en adolescentes y adultos jóvenes en todo el mundo. En España, supone la segunda causa de muerte en menores de 18 años, después de los accidentes de tráfico. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2014 se suicidaron 69 menores entre 15 y 19 años.
·        Las personas que tienen un riesgo mayor de cometer suicidio son aquellas que padecen enfermedades mentales, principalmente depresión, aunque también otras, como trastornos de la conducta alimentaria, psicosis, etc. El consumo de alcohol y otras sustancias también aumenta el riesgo, porque favorece el paso al acto. Además, el hecho de estar involucrado en situaciones de violencia (ya sea acoso escolar o bullying, pareja o familiares) se ha descrito también como un factor de riesgo, así como las sensaciones de pérdida (duelos, rupturas de pareja, divorcio de los padres) y diversos entornos culturales y sociales.

·        La conducción temeraria, saltar desde lugares peligrosos (grandes alturas, vías de tren o metro), consumo de drogas con fin de experimentación en dosis o modos inusuales, etc., son actividades que se realizan como diversión para buscar el placer que genera el riesgo, pero “pueden esconder intenciones suicidas encubiertas”, asegura la especialista de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra.

·        ¿Los principales signos de alarma? Que la persona comunique de forma repetida estas ideas, ya sea de forma directa o indirecta, que planifique el método y lugar, que niegue estas ideas o su plan ante una sospecha, que lo haya intentado previamente, más si ha sido de forma violenta, o que la intervención por parte de su entorno sea improbable.

·        Desde la perspectiva de los familiares o amigos, cuando exista una sospecha de que un adolescente pueda estar pensando en el suicidio, aunque incluso parezca remota, se debe tratar de dialogar con él, sin discutir ni criticarle, transmitiendo una sensación de ayuda incondicional para intentar averiguar “sus” motivos. “Además, preguntar por las ideas de suicidio no aumenta el riesgo, sino que lo reduce”, indica la especialista de la Clínica Universidad de Navarra. Es importante contar con la opinión y colaboración de los profesionales del ámbito educativo, como el tutor u orientador escolar y, según la gravedad de lo relatado, acudir a un profesional de la salud, inicialmente su pediatra o médico de atención primaria, o a un psiquiatra/psicólogo con formación y experiencia con adolescentes.

·        Así, la misión de las familias y de los profesionales de la salud es que sustituyan esos comportamientos por otros más adaptativos. “La presencia de éxito académico, planes de futuro, espiritualidad, apoyo, comunicación familiar y la sensación de pertenencia a un grupo son los principales factores protectores”, concluye la doctora.



domingo, 27 de octubre de 2019

5 competencias de Inteligencia Emocional para aplicar en el trabajo

OLGA CAÑIZARES GIL   |   UNIR (Universidad Internacional de La Rioja)   |   03/07/2019

Pasamos más de la mitad de nuestra vida adulta en el trabajo. La actividad laboral nos ocupa más horas que la suma de todas las demás que realizamos. Y si el tiempo dedicado a trabajar es “tiempo perdido”, “tiempo muerto” o “tiempo inconsciente”, la mayor parte de nuestra vida habrá sido desperdiciada, inactiva o inconsciente.
El trabajo puede presentar desafíos y oportunidades para alcanzar logros. Para ello, el mejor entorno es aquel en el que las personas se sientan respetadas, escuchadas, valoradas, apoyadas y dignas, donde se les confíe una tarea importante y estimulante que les permita actuar en alineamiento con sus valores y al mismo tiempo contribuir al cumplimiento de la misión de la organización.
Sin embargo, la clave está en la actitud, aquella con la que se vaya cada día a trabajar. La realización personal será más fácil de lograr si somos conscientes de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y observamos un propósito significativo que vaya más allá de la satisfacción inmediata. De esta forma el dinero llegará como consecuencia.

Cómo aplicar la Inteligencia Emocional en nuestra vida laboral
Cualquier iniciativa implica un riesgo, y es ahí donde entra la confianza. La integridad nos permite afrontar esos riesgos, ella nos ofrece la seguridad de saber que hemos puesto todo por nuestra parte, y que aun cuando nuestras acciones no fueron suficientes para lograr el resultado deseado, han sido las necesarias para conservar la dignidad y la autoestima. Y esta seguridad nos permite disfrutar la vida en plenitud y paz.
La Inteligencia Emocional nos brinda las actitudes y las herramientas que harán posible que desarrollemos las competencias para sentirnos plenos y contributivos. Todas ellas ya existen en nosotros, se trata tan solo de activarlas conscientemente:

1-Autoconsciencia: Para poder estar en contacto con las emociones, reconocerlas, aceptarlas y que sirvan de guía para conseguir nuestros objetivos. La autoconsciencia nos permite tener una valoración adecuada de nosotros mismos (autoestima) y eso favorece la transparencia y la autoconfianza que, a su vez, propiciará la asunción de la responsabilidad y de logro.

2-Autorregulación: Para ser capaces de modular nuestras emociones, modificar nuestros comportamientos y conseguir nuestras metas, adaptándonos al contexto y promoviendo el bienestar tanto individual como social. La regulación es necesaria para poder expresar las emociones equilibradamente, sin inhibirlas y sin desbordarse. Esto implica examinar con atención las ventajas e inconvenientes de alinearse o no con el estado emocional.
Algunas preguntas claves para trabajar esta habilidad:
• ¿Qué tengo que hacer/decir, para alcanzar el resultado esperado?
• ¿Cuál sería la estrategia a seguir para obtener el efecto que necesito?
• ¿Cómo plantearía mi actuación para manejar los estados emocionales de la otra persona?

3-Automotivación: Para generar estímulos que nos lleven a una meta que queremos lograr. Conseguir desarrollar la automotivación requiere de un trabajo personal importante para poder afrontar dificultades como el fracaso, la pereza, el cansancio, y ser capaces de elegir los pensamientos adecuados a fin de sentir el éxito que esperamos.
Hay tres tipos de automotivación basados en recompensas diferentes: intrínseca, extrínseca y trascendente. De esto hablaremos otro día.
4- Gestión de las relaciones: Relacionarnos es parte de nuestra naturaleza. Para ello necesitamos dos claves fundamentales:
Actitudes:
– Empatía, ponernos en el lugar del otro.
– Escucha activa, atender en 360 grados: lenguaje, cuerpo y emoción.
– Proactividad, pasar a la acción.
– Autenticidad, ser lo que somos desde el corazón.
Técnicas:
– Comunicación productiva, capacidad fundamental para dar a conocer a los demás lo que pensamos, lo que sentimos y lo que somos.
– Asertividad, respeto y valoración por nosotros y por los demás.
– Feedback, una habilidad fundamental en la gestión y construcción de nuestras relaciones.
– Preguntas, porque son estimulantes, provocan movimiento interno y pueden generar creatividad y por consiguiente cambio. Hacer preguntas poderosas es una técnica que se aprende. Si queremos ayudar a una persona a que se desarrolle, será muy útil utilizarlas. En cuanto a nuestras relaciones, las preguntas nos permiten saber cuál es el estado de ánimo de los demás, evitar interpretaciones al obtener las respuestas.

5- Gestión del cambio: Muchas veces, los procesos de cambio generan estados emocionales de desequilibrio, que a su vez provocan tensión, enfado, incertidumbre, desconfianza.
Una reacción normal es la resistencia, la queja e incluso la negación. Nuestra mente rechaza la posibilidad de relacionarnos con dos realidades opuestas que entran en conflicto, y esto nos permite mantenernos coherentes con nosotros mismos.
Necesitamos proteger nuestra identidad y nuestra seguridad, y por eso, cuando se produce una resistencia al cambio, se está produciendo una etapa normal de transición entre la realidad que vivimos y la que está por llegar.
Estos son algunos de los escenarios más comunes durante un proceso de cambio:
• Negociaciones.
• Resolución de conflictos.
• Alineamiento de puntos de vista.
• Logro de objetivos.
En un contexto de este tipo, la inteligencia emocional se hace imprescindible para reconocer sentimientos propios y ajenos, generar automotivación, distinguir las diferentes etapas del cambio y generar relaciones de calidad con los compañeros y con los alumnos.
Ello hará que las personas sean capaces de activar la empatía y vean las cosas desde la perspectiva ajena, rompiendo así bloqueos, alimentando la tolerancia y ayudando a gestionar las diferencias para asegurar un cambio efectivo.

La Inteligencia Emocional es un factor elemental a la hora de interactuar con otras personas. Aplicando los principios teóricos, el alumno aprende en la práctica a conocerse y a gestionar sus propias emociones primero, y luego a tratar las diferentes situaciones que se generan gracias a las emociones que actúan en las decisiones de cualquier ser humano.


¿Qué es la vigorexia? | Síntomas, causas y cómo tratar la enfermedad


LA VANGUARDIA -SALUD   |  01/09/2019

La vigorexia es un trastorno psicológico, también conocido como dismorfia muscular o complejo de Adonis, cuya principal característica es una manía enfermiza por ganar masa muscular porque el enfermo tiene una imagen no realista de su cuerpo. (Shutterstock).
Los enfermos se ven a sí mismos como personas débiles y poco musculadas, lo que les impulsa a pasar muchas horas en el gimnasio y a estar obsesionados con su dieta. La vigorexia se da más en hombres, sobre todo entre los 18 y los 35 años, que en mujeres.
Causas de la vigorexia.- No hay causas definidas con exactitud, pero se dan muchos casos en los que el desencadenante son otros trastornos psicológicos como tener personalidad compulsiva o sufrir otro trastorno alimentario como anorexia o bulimia. Se apunta como un factor de riesgo haber sufrido acoso escolar.
Síntomas de la vigorexia.- Los más habituales son:
- Tener una preocupación desmesurada por su propio cuerpo, lo que lleva, por ejemplo, a estar diariamente analizando el peso, el estado de los músculos y la cantidad de grasa.
- Tener excesiva dependencia del ejercicio físico.
- Tener una imagen totalmente distorsionada del propio cuerpo.
- Estar obsesionado con la dieta. Llega a afectar a las relaciones sociales puesto que se llega a evitar comer fuera de casa.
- Estar dispuesto a cualquier sacrificio para potenciar físicamente el cuerpo.
- Autoestima baja.
- Tendencia a mirarse en el espejo frecuentemente.
- Sensación de fatiga.
Diagnóstico de la vigorexia.- El médico ordenará la realización de un examen psicológico completo para comprobar si el paciente tiene vigorexia y qué nivel presenta de la enfermedad.
Tratamiento de la vigorexia.- El objetivo fundamental del tratamiento es conseguir variar la percepción equivocada que el enfermo tiene de su cuerpo. El tratamiento es parecido al empleado para combatir cualquier adicción y se necesita la intervención del médico, acompañado por fisioterapeutas, psicólogos y nutricionistas.
Hay que usar la psicoterapia y también preparar un programa completo de nutrición y de ejercicios.
Prevención de la vigorexia.- Al igual que sucede con enfermedades similares, no existe un método eficaz de prevención.


jueves, 24 de octubre de 2019

El doble estigma de la depresión posparto

CECILIA  JAN   |    Madrid    |    El País    |   06/04/2019

"Una de cada diez madres sufre esta patología, que en los casos más graves puede llevar a ideas suicidas y afectar al desarrollo del bebé".

El parto ideal para el que se había preparado Luz Ruiz Peinado se convirtió en una pesadilla. Se complicó y acabó en una cesárea de urgencia que sufrió en vivo al no hacerle efecto la epidural. Estuvo varias horas separada de su bebé, ingresada en la UCI. Esta experiencia traumática fue el inicio de una depresión posparto que esta policía de 33 años pasó sola, sin buscar asistencia médica. "Tenía una tristeza extrema, lloraba por todo, cualquier cosa me costaba, engordé 20 kilos por un trastorno alimenticio, y con la niña tenía obsesión: sentía que tenía que compensarla por esas primeras horas en las que no estuve con ella, y aunque no podía más de no dormir, era incapaz de dejarla con otra persona para descansar", recuerda. Ahora, cinco años después, Ruiz puede entender lo que le ocurrió. "No busqué ayuda porque sentía que estaba mal visto. ¿Cómo no voy a poder yo sola, si un hijo es lo más bonito que te puede pasar? Tengo que poder, me decía".

La depresión posparto es la patología materna más frecuente. La sufren al menos una de cada 10 madres en países industrializados, el doble en países en desarrollo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunos expertos elevan el porcentaje hasta el 35%. El estigma que arrastran las enfermedades mentales, y en este caso, por partida doble al producirse en un momento en teoría feliz, hacen que esté infradiagnosticada. "Las madres no lo suelen decir espontáneamente, y muchos profesionales sanitarios no están formados para detectarla", explica Ibone Olza, psiquiatra perinatal e infantil.

No hay una causa única para la depresión posparto. Se han encontrado, entre otros, factores psicológicos, sociales, genéticos y hormonales. Sufrir depresión durante el embarazo -la padecen al menos una de cada 10 futuras madres-, ser muy perfeccionista, la soledad y la falta de apoyo familiar, tener problemas económicos, traumas o estrés elevan el riesgo. "El posparto es una etapa de mucha vulnerabilidad a la depresión", afirma Lluïsa García, coordinadora del Hospital de Día Madre-Bebé del Clínic de Barcelona. Es el único en España que atiende de forma conjunta a madres con trastornos psiquiátricos tras el parto y a sus pequeños, algo normal en países como Francia o Reino Unido.

En su año de funcionamiento, el centro, con un equipo con psiquiatras, psicólogas, enfermeras, y trabajadoras sociales, ha atendido a unas 45 madres, el 40% por depresión. Algunas presentan trastornos, como el obsesivo compulsivo o el bipolar, que empeoran o reaparecen tras dar a luz. Mucho menos frecuente, pero muy grave, es la psicosis posparto, explica García, por el peligro de que se hagan daño a sí mismas o a sus bebés. Aparte del sufrimiento que conllevan estos trastornos, hay un riesgo real para sus vidas: según la OMS, el suicidio es una "causa importante" de fallecimiento entre embarazadas y puérparas. "El 40% de las madres que hemos recibido traía ideas de muerte", confirma la psiquiatra con sorpresa.

Pero también el recién nacido se ve afectado. La depresión puede hacer que la madre, como en el caso de Ruiz, se obsesione por su cuidado, pero también que caiga en el extremo opuesto y no sea capaz de establecer el vínculo con él. "Puede sentir que no quiere a su bebé, que se ha equivocado, o pensar, 'pobrecito, qué mala madre le ha tocado", describe Olza. "Hasta que comienza a mejorar, todo el sistema de vinculación que la madre ha de poner en marcha con el bebé para que se desarrolle de forma óptima se altera", añade García. Así, puede distanciarse del niño porque no lo siente como suyo o evitarlo por miedo a hacerle daño.

“No busqué ayuda porque sentía que estaba mal visto. ¿Cómo no voy a poder, si un hijo es lo más bonito que hay?”

De ahí, recalcan ambas expertas, la importancia de que el proceso de recuperación incorpore al bebé. En el Clínic, al que acuden las pacientes de 9.30 a 16.00 durante 60 sesiones, las enfermeras enseñan, por ejemplo, a madres temerosas o reacias a bañar a sus pequeños. "Antes, esta formación la hacía la tribu, la familia. Ahora se encuentran solas en casa, intentando lidiar con un bebé por el que puede que no sientan mucho afecto, o al que no entienden, y culpabilizándose por ello", explica.

Los pequeños, de hasta un año de edad, se quedan atendidos mientras las madres asisten a terapia, clases de mindfulness o grupos con otras mujeres. "Es muy importante compartir lo que les ocurre, no pasarlo en silencio. A veces les es difícil por el estigma, cuesta entender que no pueden ejercer de madres por una enfermedad mental. Oír que les pasa al 10% de mujeres les hace bien", cuenta García.

La psicoterapia es parte fundamental del tratamiento. "Hay que estabilizarlas cuanto antes", explica Diana Sánchez, psicóloga y fundadora de la Asociación Española de Psicología Perinatal. "Lo primero es darles herramientas para que estén tranquilas y desculpabilizarlas. Se les explica que se cura, y se trabaja para que se sientan capaces de hacer las cosas bien". Es conveniente incluir a la pareja, pues "es el principal apoyo y también lo pasa fatal, porque no entiende que aunque se desviva, ella va a tardar en mejorar", aconseja Olza. Si es necesario, se administra medicación, normalmente antidepresivos y ansiolíticos. Las tres expertas consultadas recalcan que la mayoría de los fármacos son compatibles con la lactancia materna, algo que para las afectadas suele ser positivo. "Favorece el vínculo con el bebé y la sensación de autoeficacia de las madres, a veces es lo único bueno que encuentran en ellas", explica García.

La formación de los profesionales de atención primaria es fundamental para la detección precoz

La recuperación, en cualquier caso, es lenta. "Como mínimo cuatro o seis meses", calcula Sánchez, aunque puede llegar al año, y si no se trata, la depresión corre el riesgo de hacerse crónica. Por eso, las psiquiatras observan con interés la aprobación en Estados Unidos del brexanoloneel primer fármaco diseñado para la depresión posparto, que comienza a hacer efecto en dos o tres días frente a las tres semanas, como mínimo, de un antidepresivo normal. "Un medicamento que dé la vuelta de forma rápida al estado de la madre sería muy positivo para ella y para el bebé", valora García. "Los resultados parecen prometedores", opina Olza, aunque llama a la cautela, pues "el seguimiento solo se hizo a 30 días, y las mujeres que recibieron placebo también mostraron una mejoría importante".
"Si funciona, bienvenido sea. Pero debería mejorarse mucho en otros aspectos", afirma Olza. "Me temo que la salud mental materna no es una prioridad, y como es una patología de mujeres, aunque sea grave, tiene menos atención y recursos", critica. Olza, directora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, que trata de formar y sensibilizar a los profesionales en estos temas, destaca la importancia de mejorar la detección precoz. En este campo, destaca Cataluña, donde desde 2018 existe un protocolo de seguimiento de la salud mental materna desde el embarazo, algo que no hay a nivel nacional. Las tres expertas coinciden en la importancia de que se haga desde la atención primaria. "Con unas simples preguntas por la matrona o el pediatra, que es la única persona a la que sabemos que la madre va a ir seguro, se podría detectar", concluye Sánchez.

Signos de alarma para detectar una posible depresión

Tristeza continua y profunda, llanto, cambios de humor repentino, irascibilidad, trastornos alimenticios, sensación de no ser una buena madre o dificultad para vincularse con el bebé son síntomas comunes de la depresión posparto. Pero muchas veces es difícil de detectar, porque la madre, de puertas afuera, intenta aparentar que todo va bien. Algunos signos que, según las expertas consultadas, pueden indicar que se está ante esta patología son:

Excesiva preocupación por la salud del bebé: acudir al pediatra cada poco, o presentar conductas obsesivas, como miedo a sacar al niño a la calle por si enferma.

Problemas de sueño: no dormir cuando el bebé sí lo hace, por miedo a que se despierte, o por controlar si respira, puede indicar una depresión. También al contrario, un exceso de somnolencia.

Fatiga extrema: es normal sentirse agotada las primeras dos semanas tras el parto. Pero después, puede indicar el inicio de una depresión.

No disfrutar con el bebé: el miedo a no ser buena madre o a dañar al bebé, o la dificultad para vincularse con el recién nacido, afecta a la relación.

Dificultades con la lactancia materna: es un círculo vicioso, si existen, puede ser un detonante de la depresión, y cuando la madre está deprimida, es habitual tener complicaciones en la lactancia.


lunes, 21 de octubre de 2019

La Clínica Universidad de Navarra pone en marcha "Mentalizados, por el uso responsable del lenguaje.

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, especialistas de la Clínica Universidad de Navarra inician la campaña de concienciación #Mentalizados para promover el uso correcto del lenguaje en relación a las enfermedades mentales, con el objetivo de que se dejen de utilizar de manera ofensiva.


07/10 2019

La Clínica Universidad de Navarra promueve la campaña #Mentalizados para concienciar sobre el daño que produce utilizar las enfermedades mentales de manera ofensiva. El objetivo de esta iniciativa reside en eliminar el estigma y la discriminación que sufren las personas que padecen estas enfermedades.

“A día de hoy no es normal escuchar frases como “corres como una chica” o “trabajas como un negro”. Sin embargo, este avance no se ha producido en relación a las enfermedades mentales, ya que las seguimos utilizando de manera que puede resultar ofensiva para las personas que las sufren y su entorno más cercano.

De hecho, es normal escuchar diariamente frases tipo “tu novia es bipolar” cuando simplemente queremos decir que cambia de opinión; “tu jefe está siempre deprimido” cuando simplemente queremos decir que está de malhumor, o “tu amiga está anoréxica” porque está muy delgada, explica el Dr. Enrique Aubá, codirector de Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra.

Este uso incorrecto del lenguaje provoca daño e influye negativamente, no solo a la persona que sufre la enfermedad, sino en todo su entorno, tanto familiar como sociolaboral. Por eso, los pacientes la padecen en silencio porque tienen miedo a contarlo y ser señalados, por lo que además de tener que enfrentarse a la enfermedad diariamente, tienen que luchar contra el estigma que supone.

“Por estos motivos, estas enfermedades limitan mucho el día a día de los pacientes. Tenemos que seguir trabajando para que, en un futuro cercano, estas personas se sientan comprendidas y totalmente integradas en la sociedad. Para conseguirlo, uno de los pasos fundamentales es dejar de asociarlas a expresiones ofensivas, de ahí que hayamos promovido esta campaña de concienciación”, declara.


Qué debes hacer para superar tu adicción a la cocaína

dR. josep maria fàbregas pedrell Topdoctors   |   03/07/2019


Para superar la adicción a la cocaína lo primero que hay que hacer es desintoxicarse de esta droga. Es imprescindible para dejar el hábito. Esto no es una tarea sencilla ni mucho menos, ya que en muchos casos se requiere el internamiento del paciente en un centro especialista de desintoxicación de cocaína, como por ejemplo CITA.

Para lograr dejar para siempre la cocaína es muy recomendable decidirse a realizar una desintoxicación. Para ello, se empieza por interrumpir de forma inmediata el consumo de cocaína, para más adelante empezar con las fases de deshabituación y reinserción, a través de psicología y mediante un cambio de rutinas del paciente.

Tratamiento de desintoxicación.- Requiere del consentimiento y la voluntad del adicto. Sin la motivación y espíritu de superación necesarios el tratamiento de la cocaína no sería efectivo.
En cuanto a drogas, está demostrado que la cocaína es una de las que genera más adicción. Por ello, es necesario eliminar toda la cocaína del organismo. Una vez iniciado el proceso, queda terminantemente prohibido su consumo y se empieza a trabajar en la mejora de los síntomas que genera la adicción.
Los tratamientos deben ser personalizados, basándose en la cantidad de consumo y el hábito del paciente. Se debe acudir a un centro de cocainómanos como CITA, que gracias a sus tratamientos y a un equipo médico con todo tipo de especialistas ha conseguido ayudar a miles de pacientes.
Pedir ayuda, un síntoma positivo.- Cuando un adicto pide ayuda a alguien de su entorno para superar su problema con la cocaína se da un punto de inflexión en la cura del paciente. Intentar realizar solo el tratamiento es un error, ya que no se dispondrá del apoyo psicológico ni farmacológico necesarios. El paciente tendrá una lucha interna con su adicción, que podrá vencer más fácilmente con la ayuda de sus seres queridos.
Llegados a este punto, el paciente ha superado la dependencia física, pero debe lograr todavía la deshabituación del consumo y superar la dependencia psicológica.
Para lograr dejar para siempre la cocaína es muy recomendable decidirse a realizar una desintoxicación de forma inmediata,  su consumo y empezar las fases de deshabituación y reinserción.

Proceso de deshabituación.- Este proceso constituye la segunda fase del proceso de desintoxicación de la cocaína. Mediante técnicas de psicología aplicada el paciente trabaja diversos aspectos y técnicas que le servirán de base para evitar futuras recaídas.
En CITA disponen de un programa de deshabituación que consiste en actividades psicoterapéuticas y socioterapéuticas que permiten superar la deshabituación de cocaína variando las rutinas del paciente.

Fase final: rehabilitación.- La rehabilitación es la última fase del proceso de desintoxicación de la cocaína. Es cuando el paciente se deshace de las secuelas que le había producido su adicción. Se utilizan distintas técnicas terapéuticas y se instruye al adicto sobre cómo puede hacer frente al consumo de esta sustancia cuando se vea inmerso en situaciones que le empujen a ello. Otro punto a destacar sería que se potencia la autoestima del afectado, porque resulta esencial para superar el tratamiento con éxito.
En esta fase es fundamental la ayuda de unos especialistas en drogodependencia que favorezcan que el proceso salga óptimamente. En este sentido, CITA es también uno de los centros de referencia a nivel mundial.
Labor de los centros de desintoxicación.- CITA cuenta con 30 años de experiencia en la cura de pacientes drogodependientes, por lo que son expertos en una amplia variedad de toxicomanías. Uno de los secretos de su éxito es el vínculo que se crea entre pacientes y doctores. Por otro lado, realizan talleres y terapias de grupo en los que trabajan diferentes actividades que les permiten crearse un plan efectivo para huir de una recaída.
Duración del tratamiento de desintoxicación.- No es un proceso en el que se pueda estimar la duración. Como cada paciente y su adicción son diferentes, cada cual tendrá un proceso con una duración diferente. Algunos sufren recaídas y otros no, es muy aleatorio. A algunos puede costarles más que a otros superar el síndrome de abstinencia. No está escrito en ningún sitio cuando el paciente estará listo para retomar su vida normal sin poder volver a recaer.
 Como conclusión, podríamos afirmar que será un proceso largo, que según cada persona puede durar semanas, meses o incluso años.

¿Cómo podemos identificar un abuso de la cocaína?.- Hay una serie de síntomas que permiten identificar la vulnerabilidad del adicto. Estos pueden presentarse en un plazo de quince a treinta minutos tras el consumo. Los principales serían los siguientes:
  • Estado de euforia y de autoconfianza, o bien de ansiedad y paranoia.
  • Inicialmente, se toleran mejor los efectos, hecho que produce que se aumente la dosis consumida.
  • Se crea dependencia de la droga, aunque el consumo sea únicamente durante los fines de semana.
  • Puede provocar problemas de carácter psiquiátrico, neurológico, cardíaco y respiratorio.
¿Qué síntomas se producen en el adicto cuando intenta dejar de consumir?.- Cuando el adicto abandona o reduce el consumo de la droga para tratar de desintoxicarse se produce el síndrome de abstinencia de la cocaína. Esta sintomatología puede producirse cuando el usuario no ha abandonado por completo la droga y tiene sustancia en sangre.
Los síntomas principales de este síndrome son:
  • Malestar, vómitos o temblores, los cuales pueden tener una duración de varios días.
  • El mono de cocaína tiende a durar unas pocas semanas.
  • Tras superar el mono, el adicto no está curado completamente, ya que podría volver a consumir y recuperar el hábito.
¿Cómo se puede saber si se tiene dependencia?.- Entenderíamos como dependencia el estado de necesidad de consumo que se produce cuando se ha consumido la droga regularmente durante un período continuado. El consumo de sustancias estupefacientes produce una influencia negativa en la vida del drogadicto, a nivel laboral, familiar, social y legal.
Las principales características que nos permiten identificar la dependencia de la cocaína son:
  • La necesidad incesante de consumirla obteniéndola por cualquier medio.
  • Se pierde la tolerancia a los efectos de la droga, lo que puede conllevar a una reacción tóxica intensa.
  • Ausencia de los síntomas del período de abstinencia, debido a la dependencia psíquica de la droga.