miércoles, 8 de septiembre de 2021

Qué es una "persona vitamina" y cómo puedes encontrar la tuya

 

RAC 1 – BARCELONA     |     04/09/2021

 

El libro de Marian Rojas Estapé explica por qué conectamos tan bien con algunas personas y lo más mínimo con otros.

La psiquiatra Marian Rojas Estapé dice que vivimos en modo estrés y en estado de alerta y que esto activa el cortisol. La llamada hormona del estrés nos sirve para afrontar retos, pero si la generamos continuamente, nos intoxica y nos altera desde el estado de ánimo hasta la salud de la piel.

 

Cuando esto ocurre nos conviene más que nunca energía positiva, y esta es la que nos transmite una "persona vitamina". Así califica Rojas las personas que nos apoyan, las que nos inspiran, las que nos animan, las que nos transmiten confianza, todas las que sacan lo mejor de nosotros mismos.

 

Y así como el estrés pulsa el botón del cortisol, las personas vitamina abren las puertas de una sustancia que nos hace sentir bien: la oxitocina u hormona del amor. Hasta hace poco se le asociaba al parto y en la lactancia, pero los últimos estudios científicos aseguran que aparece como protagonista en otras escenas de nuestra película vital.

 

Encontramos oxitocina…

 

-En aquel abrazo intenso que nos dibuja una sonrisa desde el primer segundo.

 

-En esa mirada de confianza que nos lanzan en una reunión cuando nos encontramos en un atasco mental.

 

-En aquella frase de ánimo que alguien nos dice justo cuando nos sentimos aislados de todo y todos.

 

-Cuando mantenemos relaciones sexuales, porque tiene un papel destacado en la erección masculina y la excitación femenina.

 

Toda esta información lo explica Rojas Estapé en su último libro. Se titula “Encuentra tu persona vitamina” y, a partir de conceptos, casos clínicos y reflexiones personales, se adentra en el fascinante y complejo mundo de las relaciones entre personas.

 

Encontrar a tu persona vitamina también da respuesta a preguntas como por qué hay gente pegada a relaciones complicadas o si la educación que hemos recibido influye en las parejas que elegimos.

 

Para acercarse lo máximo posible a las personas vitamina, Rojas nos recomienda evitar o aprender a gestionar las que precisamente no lo son en absoluto. La autora no les llama personas tóxicas porque dice que lo que es tóxico no son ellas sino el efecto que nos producen. Y su guía para identificarlas es esta.

Las personas que no nos convienen

 

-La persona egoísta. Hace sólo lo que quiere ella. Rojas la define como la "yo, mi, me, conmigo".

 

- La negativa. Es la queja personificada.

 

- La envidiosa. Es aquella persona que sufre cuando a otra le van bien las cosas y necesita criticarla y humillarla.

 

- La víctima. Su vida es un auténtico drama y siempre tiene una excusa para todo. Y la culpa, evidentemente, siempre la tienen los demás.

 

- La amargada. Tiene la capacidad de apagar nuestra luz, dice Rojas, en cuestión de minutos.

 

- La persona que juzga. Opina sobre cualquier cosa que tiene que ver contigo y con tu vida.

 

- La que critica. Siempre tiene una palabra negativa para quien no está presente.

 

- La manipuladora. Suele tener muchísima memoria y tiene una enorme influencia sobre nosotros.

- La dependiente. Es aquella que siente que necesita tanto otra persona que lo acaba esclavizando y negándole su propio espacio.

 

- La persona 'put drama in your life'. Rojas dice que este perfil de persona si no tiene un drama se lo inventa.

 

- Y, finalmente, la persona con trastorno límite de la personalidad. Viven las emociones y las situaciones al límite.

lunes, 6 de septiembre de 2021

7 tips emocionales para una vuelta al cole cálida

  

ANABEL DE LA CRUZ SÁNCHEZ  |Vitaliza Psicología de la Salud-Psicología y Mente   |    31/08/2021

Consejos para ponérselo fácil a los pequeños en los días de vuelta a la escuela.


Estos días llega la cuenta atrás para muchos niños y niñas.


Las emociones fluyen en diferentes corrientes, navegando entre la alegría por volver a ver a los amigos y amigas, la pereza por retomar madrugones y la tristeza por dejar atrás unos días de disfrute y descanso junto a la familia.

 

¿Cómo propiciar una vuelta al cole cálida?

 

Para muchos niños y niñas, la vuelta al cole no siempre es fácil; por ello, os dejamos a continuación una serie de recomendaciones que pueden ayudarnos a la adaptación de nuestros hijos e hijas.

 

Para familias... 

Estos son los consejos e ideas clave a tener en cuenta por padres y madres para ponérselo fácil a los pequeños.

 

1. Conexión

Hablar con ellos sobre cómo se sienten ante el comienzo de curso (para ello podemos emplear dibujos, juegos, canciones), calmando su malestar en caso de que exista miedo, rabia o ansiedad, sin minimizar o quitarle importancia, y ayudándoles a integrar esa emoción a través de la transmisión por parte del adulto de comprensión y seguridad.

 

2. Anticipación 

Visitar la escuela días antes del comienzo, tratar de propiciar un encuentro previo en el parque con niños que van a pertenecer a su aula, explicar a través de muñecos o imágenes, o hacer un viaje imaginario hacia la escuela; puede ayudar a dotar de confianza a los menores en su comienzo.

 

3. Cooperación 

Para que nuestros hijos sientan que se les tiene en cuenta, que su opinión y colaboración es importante para nosotros hacerles partícipes en los preparativos del material escolar, acompañándonos a comprar y siempre que sea posible, eligiendo en base a sus gustos. Esto fortalecerá la creación de una expectativa positiva hacia la vuelta al cole.

 

4. Acompañamiento con serenidad y calma

Evitar prisas y ansiedad por parte de los padres a la hora de acudir al colegio, tomando conciencia del momento presente y estando al lado de nuestros hijos, escuchando lo que nos cuentan o ayudando a poner palabras a los que están viviendo, siempre siendo conscientes que transmitimos seguridad y no “me tengo que ir”. Este momento es muy importante, para que los primeros pasos de nuestros hijos/as hacia la escuela, se den con aplomo y serenidad.

 

Para el profesorado...

El profesorado también puede ayudar con muchas acciones a recibir a sus alumnos con y desde el corazón, propiciando emociones agradables y positivas sobre el reencuentro. Para ello, nuestras sugerencias son las siguientes.

 

1. Comunicación previa

Cualquier toma de contacto con el alumnado, días antes de empezar, que vaya cargado de emocionalidad, transmitiendo acogida y seguridad, puede ayudar a que los niños y niñas acudan a clase más confiados.

 

Una video llamada, email o por ejemplo, la idea que tuvo la profesora de mi hija, Bakarne Robles, con esta postal a domicilio, cargada de cariño e imágenes, pueden llenar de ilusión y de expectativas positivas a los menores.

 

2. Crear puentes entre el hogar y la escuela

Comenzar con una actividad que suponga una continuidad entre la casa y la escuela, como puede ser traer una foto de las vacaciones (ejemplo que podéis ver en la postal previa), o un objeto que recuerde dónde hemos estado (conchas, arena, piedras, libros, etc.), permitirá que la transición sea más fluida.

 

Asimismo, ofrecer a las familias la posibilidad de comunicación previa, en el caso de que consideren la necesidad de transmitir alguna información relevante, siempre ayudará a contextualizar mejor a cada alumno.

 

3. Vaciar la mochila de las emociones

Como docentes, también se activan estados mentales y emocionales en nosotros ante el comienzo de curso. Tomar consciencia nos ayudará a recoger mejor las emociones que traigan los alumnos, ya que como dice Jose María Toro, “la buena educación, tiene mucho de crear lazos y desatar nudos”.

 

Todo ello podemos conseguirlo poniendo en marcha una comunicación afectiva, y transmitiendo un estado emocional (tono de la voz, gestos, ritmo del habla), que denoten compromiso y comprensión, para envolver en un aura de seguridad al alumnado.

viernes, 3 de septiembre de 2021

¡Ojo! Que tus hijos se lleven bien depende mucho de ti: conoce las claves

 

ROCÍO NAVARRO MACÍAS     |     La Vanguardia     |     06/12/2020

Dar un hermano a un niño “para que no esté solo” es uno de los errores de los padres que lastran la relación fraternal. 

 “No te olvides de tu hermano”. Esta fue una de las frases con las que Liam Gallagher respondía a su hermano Noel en su última pelea a través de Twitter. Las disputas llevan enfrentando a los hermanos durante más de 25 años. Estrellas del pop aparte, el resultado de las relaciones fraternales depende de muchos factores. Algunas desembocan en amistades únicas, llenas de amor, y constituyen el pilar sobre el que se sujetarán habilidades sociales futuras. En otros casos, como el de los citados músicos, desencadenan fricciones, distanciamiento o trastornos sociales más severos.

 

“Son también la base de todas las relaciones que tendremos posteriormente. De este vínculo afectivo va a depender la forma de vincularnos con todas las personas que nos rodean: amigos, pareja, compañeros de trabajo, …”, explica Tania García, asesora familiar y autora de los libros Hermanos y Educar sin perder los nervios (Vergara). 

 

Entre todas las circunstancias que afectan al carácter de la relación entre hermanos, la manera en la que los progenitores tratan con ellos es la más determinante. De hecho, son las personas que pueden facilitar que el vínculo sea óptimo o que los lazos no terminen de unirse.

 

“Los hermanos pueden llegar a tener una complicidad incomparable a ninguna otra. Compartir padres, un tipo de crianza, … hace que haya cosas que solo se entiendan entre ellos”, comparte Abel Domínguez, psicólogo infantil y director de Domínguez psicólogos. Para permitir que la desarrollen, un acompañamiento emocional saludable y tratar a cada hijo desde su propia individualidad son elementos esenciales en la vida familiar.

 

¿Qué merma la relación entre hermanos?

El papel de los progenitores puede definir el carácter de la relación entre hermanos. “Cuando los adultos no acompañan óptimamente esta relación, aparecen problemas que pueden durar toda la vida”, comparte García. Establecer comparaciones entre hermanos o posicionarse a favor de alguno de ellos, son algunos de los hechos que desencadenan desequilibrios en la relación.

 

Este tipo de actuaciones despiertan en los pequeños emociones como la envidia, los celos o la rivalidad. “Si para comunicarnos con nuestros hijos utilizamos críticas constantes, etiquetas o si nos posicionamos a favor de uno fomentamos su distanciamiento y que su relación no se base en el amor, sino en la competición por la atención de sus padres”, continúa.

 

¿Cómo deben actuar los padres?

Cada uno de los hijos de la familia necesita que los padres le acompañen emocionalmente con la misma intensidad. El hecho de tener hijos para que se nutran entre sí es un error frecuente, según indica García.

“Es esencial entender que, cuando queramos tener otro hijo, debemos hacerlo pensando en el acompañamiento adulto que va a suponer. No en darle un hermano a nuestro hijo o en que no se quede solo. Ellos no tienen esa necesidad, es un patrón adulto adquirido”, añade.

 

Desde esta perspectiva, una de las pautas que favorecen la buena relación entre hijos es atender las necesidades cerebrales de cada uno de ellos. Para que esta circunstancia se cumpla, hay que tener en cuenta el momento de crecimiento en el que se ubica cada pequeño.

 

“Entre los 2 y los 3 años, algunos niños experimentan una temporada crítica y necesitan mucha atención de sus progenitores. Puede ser para validar sus logros o debido a otros factores como el cambio de escuela”, advierte el psicólogo. Si en esa fase aparece un nuevo hermano, los padres deben mantener un interés especial por los progresos del primer hijo para que no surjan desequilibrios emocionales.

 

 “Asimismo, se deben tener en cuenta esas etapas cuando el pequeño empieza a crecer y aparecen los logros evolutivos. El mayor se puede sentir inseguro cuando se alaba al pequeño. Pero hay que ayudar a que encaje este tipo de refuerzos, hacerlo partícipe de ellos, y fijarse en sus propios avances”, continúa.

Mostrar respeto hacia los hijos, acompañarlos, escucharlos y ofrecerles tiempo individual son otras de las bases para que la relación entre hermanos funcione. “Los padres en la crianza deben transmitir coherencia. No podemos decir a los hermanos que se traten bien, que colaboren, que sean solidarios, que compartan, y luego mostrar conductas contrarias a ellas”, expone Domínguez. Si los pequeños deben elegir entre imitar un comportamiento o seguir las pautas que se les indican, harán lo primero.

 

Las claves para conseguir una buena relación fraternal

En la práctica, el acompañamiento, la escucha y la atención individual pasan por seguir los siguientes comportamientos:

 

1.Prestar la misma atención a todos los hermanos. “Para el mayor, que venga un bebé a quedarse sería algo equiparable a que un miembro de la pareja introdujese a un tercero y le dijese al otro que ha venido para quedarse y van llevarse todos muy bien”, establece Domínguez. Por ello, ante la llegada de un nuevo miembro a la familia, debe prestarse una atención especial a quienes ya la conforman.

“Los padres deben tener cuidado con que los otros hermanos no asocien grandes cambios con el hermano pequeño; por ejemplo, que no le quitemos la cuna para el pequeño, no cambiar la habitación, ni meter de forma brusca al pequeño en la habitación. A ellos se les puede hacer un mundo”, explica Domínguez.

 

2. Preparar juntos la llegada del nuevo hermano. “Tenemos que explicarles la llegada de un hermano con mucha amabilidad, respeto y atendiendo todas sus dudas y sus miedos”, señala García. Hacer partícipe a los hijos en la elección del nombre del pequeño o realizar actividades vinculadas con el bebé antes de que nazca, como pintar la tripa de la madre, pueden marcar un inicio positivo en la relación.


3. Preparar el primer encuentro. Que el bebé esté en brazos de la madre cuando los hermanos se conozcan puede ser una conmoción para el primer hijo. “Debemos preparar la llegada del pequeño con orden, y garantizando la máxima atención para el mayor, ya que puede sentirse dolido o desplazado”, aconseja el psicólogo infanto-juvenil. El especialista recomienda que el recién nacido esté en la cunita, porque si está mamando la conmoción puede ser mayor.

 

4. Evitar poner etiquetas. Es un fenómeno que se produce incluso antes de que el segundo hijo llegue a la familia. “Esto ocurre, por ejemplo, cuando se aplican etiquetas como que es el “hermano mayor” y que su comportamiento tiene que ser más maduro. Es algo que solo sirve para distanciarlos desde el inicio, haciendo que estos vínculos no sean saludables”, argumenta García, que también es pedagoga.

 

5. Empatizar con todos. En una familia no deben existir preferencias. “Los padres deben entender a todos los hijos, empatizar con todos, para que se sientan comprendidos”, indica Domínguez.

 

6. Ser un árbitro ante los conflictos. Los conflictos son naturales en la convivencia y deben ser los propios implicados los que los resuelvan por sí mismos. Sin embargo, los menores, en ocasiones, pueden carecer de las herramientas necesarias para solventarlos. 

Si los pequeños no encuentran solución, los progenitores deben intervenir, siempre desde la neutralidad. “En el momento que se detecta que hay algún fallo, ofrecerles un modelaje, ejemplos u opciones de cómo abordar opciones de desacuerdo”, comparte el psicólogo. Pero que sean ellos quienes resuelvan su conflicto.

¿Cúal es la parte más difícil de vivir con una enfermedad mental?

 

TERAPÉUTICA ENALZA        |     25/08/2021     |     Psicología y Mente 

No es fácil vivir con un trastorno. La sociedad sigue arrastrando prejuicio y estigmas.

Hemos observado durante mucho tiempo cómo las personas que no padecen enfermedades mentales se preguntan y cuestionan sobre cuál es la vivencia de un trastorno, y qué hace tan complicada la mejora deseada en las personas que lo padecen. 

Por ello, vamos a dar tres pinceladas sobre las dificultades que se encuentran los y las pacientes cuando tienen que asumir que tienen una enfermedad mental. 

En primer lugar, ser consciente de una enfermedad mental es todo un reto

Al principio, cuando alguien sufre síntomas psicológicos de forma repentina (habitual en los ataques de pánico, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo o el estrés postraumático), se transita por una etapa de shock psicológico y emocional en la que aparece una cierta confusión.

Durante este periodo la persona irá comprendiendo qué le ocurre exactamente. 

No olvidemos que estas enfermedades no son ni tienen por qué ser crónicas, existen muchos tratamientos que mejoran considerablemente la calidad de vida de las personas con trastornos mentales.

La sensación de rechazo o discriminación social también puede ser un gran obstáculo 

Cuando menciono “sensación”, no hago referencia a que la persona se lo invente, sino que lo vive como real, y esto es importante escucharlo. Evidentemente, si el rechazo es tácito, las complicaciones se agravan y mucho. 

Cualquier persona con enfermedad mental se merece apoyo y cariño, ya que los trastornos representan dificultades y no hacen que alguien sea peor o mejor, de eso ya se encargan las personas, no las enfermedades. 

Vivir con el sentimiento de no merecerse nada mejor por ser quienes son.

“Por culpa de ser tan nerviosa nunca trabajaré en lo que me apasiona”, ”me dejó por aislarme, no me merezco ser amado/a”, “no creo que sea capaz de hacer nada en la vida”. 

Estos pensamientos aparecen muchas veces porque se suele confundir “quién soy”, con “qué me pasa”. Hago mucho hincapié en las primeras sesiones sobre esto, porque marca la diferencia entre trabajar para solucionar problemas internos y recuperar la vida, o tratar de cambiar a la persona para que haga las cosas mejor. Si alguien trata de cambiarse a sí mismo/a, inevitablemente se defenderá, aumentando considerablemente un sufrimiento innecesario.