IRENE ROMA | levante-emv.com | 04/07/2025
El trabajo, de marca española y
publicado ya en la revista 'iScience', ha encontrado que un grupo concreto de
neuronas situadas en la amígdala, una región del cerebro que regula las emociones,
desempeña un papel "clave" en la aparición de estos problemas
de salud mental.
Y que,
"ajustando" estas neuronas, se frena y controla la ansiedad y se
revierten comportamientos relacionados con este trastorno y con otros déficits
sociales, algo que los investigadores califican de "asombroso",
puesto que abre la puerta a nuevas terapias más específicas y eficaces para
tratar la ansiedad y otras alteraciones de la salud mental.
La importancia de un
grupo de neuronas
El profesor Juan Lerma, del Centro Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), participante en el
estudio, asegura que el equipo que ha llevado a cabo el trabajo sabía que la
amígdala participa en las emociones de la ansiedad y el miedo, pero que ha sido
ahora cuando "se ha identificado un grupo concreto de neuronas
cuya actividad descompensada es suficiente para generar comportamientos
patológicos".
En el estudio, los investigadores han
trabajado con ratones modificados genéticamente para que expresaran "en
exceso" un receptor cerebral llamado GluK4 que se activa con el glutamato,
un mensajero químico "clave" en el cerebro. Esta modificación
"provoca que aumente la fuerza con la que las neuronas se comunican y
reproduce la duplicación génica observada en casos de autismo".
A través de técnicas de ingeniería genética y gracias al uso de un virus
modificado, los investigadores "normalizaron" la expresión del gen
exclusivamente en las neuronas de la amígdala implicadas en la ansiedad y las
emociones, lo que "restauró la comunicación con otro grupo de neuronas
inhibidoras en otra zona diferente de la amígdala".
Estas últimas neuronas actúan como "frenos que
ayudan a controlar la ansiedad" y "ese simple ajuste
ha sido suficiente para revertir comportamientos relacionados con la ansiedad y
los cambios en la conducta social", explica Álvaro García, primer autor
del estudio, algo que deja entrever una forma eficaz
para tratar y mejorar la ansiedad.
Los resultados, además, no sólo han sido favorables en ratones modificados
genéticamente, sino que también se ha aplicado el mismo procedimiento en
roedores no modificados y "también en ellos fue efectivo".
Esto ha llevado al profesor Juan Lerma a asegurar que "el mecanismo
identificado puede representar un principio general
sobre cómo se regulan estas emociones en el cerebro y no ser algo
exclusivo de un modelo genético concreto". En caso de que esta premisa se
confirme, el descubrimiento sería aún mayor al ser de aplicación para el grueso
de la población en general.
No obstante, el CSIC ha admitido que,
tras los experimentos, hubo "algunos déficits conductuales que no se
resolvieron", como es el caso de la memoria de reconocimiento de objetos,
lo que "sugiere que hay otras áreas del cerebro que no se
corrigieron", como el hipocampo, una zona involucrada en este tipo de
trastornos.
El estudio, que ya ha sido ya publicado en la revista 'iScience', está
liderado por el Instituto de Neurociencias (IN), el centro mixto del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad
Miguel Hernández de Elx (UMH)
Este trabajo ha contado con la financiación de la Agencia Estatal de
Investigación (AEI) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el
Programa Severo Ochoa para Centros de Excelencia del Instituto de Neurociencias
CSIC-UMH, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (ERDF), y la Generalitat
Valenciana a través de los programas Prometeo y Ciprom.