jueves, 25 de agosto de 2022

Por qué tengo sueño pero no puedo dormir

BEATRIZ RUIZ       |       uncomo.com
 
Si estás leyendo estas líneas seguramente sea porque ya te ha ocurrido más de una vez que has llegado a casa cansado y con bastantes ganas de irte a dormir, pero una vez te has acostado en la cama no consigues descansar. "¿Por qué tengo sueño pero no puedo dormir?" te preguntarás.
 
El ritmo de vida tan acelerado de nuestra sociedad está provocando que cada vez sean más personas las que padecen insomnio. Este trastorno del sueño consiste principalmente en la dificultad para conseguir dormir de manera normal por las noches, lo cual provoca sueño durante el día, irritabilidad o cansancio, entre otros. Sin embargo, ¿por qué aparece esta dificultad para tener un descanso saludable? En el siguiente artículo de unCOMO te explicamos las posibles causas de por qué no puedo dormir si tengo sueño. ¡Toma nota!
 
Por qué no puedo dormir si tengo sueño - causas más comunes
 
Antes de que te llegues a preocupar pensando que puedes estar teniendo algún trastorno del sueño, es importante que sepas que la dificultad para dormir (aunque hace unos minutos que tenías ganas de acostarte) puede estar provocada por causas externas como no tener las condiciones adecuadas en tu habitación que te permitan tener un sueño reparador. Entre dichas condiciones poco favorables para dormir de manera adecuada pueden ser:

·        Ropa para de cama inadecuada: es importante escoger bien esta ropa según la estación del año en la que nos encontremos. Por ejemplo, si estás utilizando una sábanas demasiado gruesas o un nórdico para dormir en otoño o primavera, seguramente pasarás calor y no podrás conciliar bien el sueño.
·        Pijama de mala calidad: al igual que la ropa para nuestra cama, el pijama también puede ser un condicionante para conseguir descansar de manera saludable. Escoge siempre que puedas un conjunto interior de un tejido que sea cómodo como el algodón o el lino. Además también es preferible que sea holgado en lugar de ceñido ya que de ser así, seguramente no te dejará dormir de forma reparadora.
·        Habitación desordenada: una estancia donde no exista un poco de orden puede ser un inconveniente a la hora de acostarse ya que ese "caos" te tendrá inconscientemente más despierto/a.
·        Condiciones de luz y ruido pésimas: una habitación donde haya demasiada luz puede estar provocándote esa falta de sueño. Tampoco es conveniente que trates de dormir con la tele puesta o haciendo cosas con el móvil hasta el momento de acostarte.
 
Malos hábitos del sueño
 
Otra razón de por qué tengo sueño pero no puedo dormir puede ser que no estemos teniendo unos hábitos que nos ayuden a descansar de manera saludable por la noche. Entre dichos hábitos que deberíamos corregir encontramos:

·        Trasnochar: acostarse cada vez más tarde puede provocar que durante todo el día estemos cansados y con ganas de dormir pero que por la noche no podamos descansar ya que el cuerpo se está acostumbrando a descansar a unas determinadas horas.
·        Dormir la siesta: acostarse unos 15-20 minutos por la tarde puede ser beneficioso para mantenernos más activos durante el resto del día. Sin embargo, si dormimos durante mucho más tiempo del indicado o nos acostamos demasiado tarde (a partir de las 18 horas) seguramente nos levantaremos con sueño pero sin ganas de dormir por la noche.
·        Levantarse tarde por la mañana: una persona debe dormir al día al menos 8 horas y como máximo 10-11 horas. Si dormimos más de lo que nuestro cuerpo necesita estaremos creando un exceso de energía, por lo que por la noche no terminaremos de conciliar el sueño, aunque nos encontremos cansados.
·        Otros hábitos que influyen en el sueño pueden ser un trabajo con turnos variables, el síndrome del cambio rápido de zona horaria (Jet lag) o el consumo habitual de productos estimulantes como el café o las bebidas energéticas.

Pensar mucho por la noche

El motivo por el que no consigues dormir aunque tengas sueño puede ser también porque estás atravesando una época donde se te han acumulado varios problemas y no puedes evitar pensar en ellos justo cuando te acuestas. Este tipo de pensamientos no solo te quitarán las ganas de dormir, sino que también te provocarán síntomas como tensión, estrés y/o la sensación de estar abrumado o de tener demasiada presión encima.

Otra causa relacionada con la anterior es que hay personas que han adquirido la costumbre de planificar su agenda o de repasar algunos aspectos de su día a día justo al acostarse en la cama. Este es un hábito poco adecuado si queremos tener un descanso reparador, ya que no le estás permitiendo a tu mente desconectar de todo el día, afectando así a nuestro sueño.

Otras causas de por qué tengo sueño pero no puedo dormir

Además de las anteriores razones, también puede ser que no consigas dormir bien por las noches debido a las siguientes causas:

1.      Trastornos mentales: la ansiedad o la depresión son enfermedades que afectan directamente a nuestro sueño provocando que descansemos mucho peor por las noches.
2.     Mioclonía nocturna: son una serie de movimientos o contracciones que se dan en el músculo tibial anterior que pueden extenderse a otras partes como la cadera o la rodilla. Estos movimientos se dan en períodos largos de sueño haciendo que la persona se despierte varias veces durante la noche.
3.     Síndrome de las piernas inquietas: es la necesidad de mover las piernas de manera constante durante períodos de inactividad como por ejemplo, cuando nos acostamos a dormir.
4.     Estrés por el sueño en sí: cuando estamos atravesando una época en la que no conseguimos dormir bien, al final hay personas que adquieren el miedo precisamente de no lograr descansar por las noches.

martes, 23 de agosto de 2022

La adicción a la pornografía en niños de 10 a 15 años es preocupante


JOSÉ CALDERERO DE ALDECOA       |     Alfa y Omega     |     20/04/2021 

La diócesis de Vitoria ha organizado un curso destinado a alumnos de 5º y 6º de Primaria y de 1º, 2º, y 3º de la ESO con el fin de prevenir adicciones y formarles para ser capaces de afrontar estos retos

 

La pandemia de la COVID-19 ha desatado otra pandemia, la de las adiciones en los más jóvenes. «Por la disminución del contacto social, los jóvenes han experimentado frecuentes sentimientos negativos, como el aburrimiento o la tristeza, que es el sustrato psicológico habitual de las personas que buscan el consumo de sustancias y realizan conductas que producen placer y excitación que les saque temporalmente de su estado, pero que al repetir, una y otra vez, los lleva a la adicción», explica el psiquiatra y psicólogo Fernando Sarrais Oteo.

 

Y al problema añadido de las adicciones se suma otro, que cada vez afectan a jóvenes más jóvenes. «La gran mayoría de informaciones constata el rápido incremento del número de niños de 10 a 15 años que cumplen los criterios de una o varias adicciones. Siendo las más frecuentes el tabaco, alcohol, porros, videojuegos, series, uso de las redes sociales, apuestas deportivas y la pornografía», añade el experto.

 

Entre todas ellas, a Sarrais le parece «preocupante» el «rápido aumento de la adicción a la pornografía y a las conductas sexuales, que produce un fuerte desequilibrio psíquico y distorsión negativa de las relaciones afectivo-sentimentales». Además, «han aumentado mucho las adicciones a las apuestas deportivas, a las series y a los videojuegos, que ocupan mucho tiempo y es el principal determinante del fracaso académico».

 

El porqué de este inicio tan precoz del consumo de sustancias y actividades potencialmente adictivas se encuentra, subraya el también profesor de Psicopatología y Psicología de la Personalidad de la Universidad de Navarra, en el conocimiento de esa realidad a través de las tecnologías a una edad muy temprana. «El ser humano, y en especial los niños, sienten un fuerte impulso a la imitación y a la repetición de las conductas para perfeccionarlas. Es una tendencia natural que favorece al aprendizaje de la cultura y las costumbres sociales. Pero si los modelos que rodean al niño son modelos pro-adictivos, como ocurre en hoy en día, la consecuencia lógica es el aumento de las adicciones a temprana edad».

 

Por eso, «la sustitución de los juegos al aire libre», por juegos online o por las «nuevas tecnologías» es «el factor clave del aumento de las adicciones de los jóvenes». Algo que no es nuevo, «hace años ya apareció en prensa «la noticia de que algunos de los creadores de las aplicaciones y juegos para smartphones, ordenadores y tablets no dejaban a sus hijos que las utilizasen, pues eran conscientes de que la finalidad con la que las desarrollaron era la de enganchar al consumidor».

 

En cualquier caso, Sarrais cree que «es pronto aún para hacer una evaluación objetiva de las consecuencias de la pandemia y que «el toque de queda ha reducido mucho las conductas de abuso de alcohol y drogas y las conductas de riesgo sexual que se habían difundido de modo alarmante por las noches antes de la pandemia».

 

La mejor estrategia para prevenir la adicción en los jóvenes es vacunarles psicológicamente desde muy pequeños, pues «más vale prevenir que curar». Los principales artífices de esta vacunación son los padres, que, con su ejemplo de autocontrol, desprendimiento, sobriedad, y con sus mensajes verbales, han de favorecer en los hijos una actitud de amor a la libertad interior, el esfuerzo, a la lucha y el sacrificio para lograr objetivos valiosos que les hagan ser felices.

 

Curso de la diócesis de Vitoria

 

Otra forma de vacunarles es con la formación. En este sentido, desde la diócesis de Vitoria, y en concreto desde la delegación diocesana de Familias, el colegio Nclic y la Asociación Juvenil Indar, han organizado un curso destinado a alumnos de 5º y 6º de Primaria y de 1º, 2º, y 3º de la ESO con el fin de prevenir adicciones y formarles para ser capaces de afrontar estos retos.

 

En el mismo intervendrá el propio Fernando Sarrais y también la psicóloga Montserrat Tur –encargada de la primera sesión el 24 de abril–, el doctor Carlos del Pozo o el profesor y licenciado en Publicidad Miguel Trigo, quien «analizará el excesivo tiempo que los más pequeños pasan en las redes sociales y los peligros que existen además de las estrategias que usan empresas del sector para engancharlos en ese mundo virtual».

lunes, 22 de agosto de 2022

Cómo identificar el trastorno esquizoide de la personalidad


BORJA LÓPEZ          |       uncomo.com
 
El trastorno esquizoide de la personalidad se caracteriza por la indiferencia y el aislamiento social. Este trastorno es mas prevalente en personas que tienen antecedentes familiares de esquizofrenia o trastorno esquizotípico de la personalidad. Como todos los trastornos de personalidad, tiene su inicio en la edad adulta y suele darse en diversos contextos socioculturales. 

En el trastorno esquizoide de la personalidad, hay una predominancia por las actividades solitarias y la introspección. Suele darse con mayor frecuencia en hombres que en mujeres, aunque no suele ser un trastorno común. A continuación te presentaremos, cómo identificar un trastorno esquizoide de la personalidad.
 
Pasos a seguir:

1
Indiferencia. La persona que padece trastorno esquizoide de la personalidad se caracteriza por ser indiferente ante las relaciones sociales. No demuestra tener deseos de intimidad y no se muestra afin con el hecho de formar parte de una familia o de un grupo social. Es una persona solitaria que prefiere actividades que no impliquen a otras personas.

2
Actividades solitarias. Sus actividades se limitan a juegos de ordenador o todos aquellos pasatiempos que impliquen el aislamiento social. Tiene especial atracción por las tareas mecánicas y abstractas, como por ejemplo, las matemáticas. Sin embargo, son limitadas las actividades que son de su agrado.

3
Restricción emocional. Se muestra indiferente ante las emociones, aunque estas impliquen estímulos directos, como por ejemplo provocación, coqueteos, etc. Tienen escaso interés ante las experiencias sexuales con otras personas. Dado sus características, no suele tener relaciones amorosas estables, ya que no disfruta las relaciones interpersonales.

4
Criticas. Se muestra indiferente ante las críticas o halagos de los demás. No le interesa lo que los demás pueden pensar de él. No tienen amigos de confianza, a excepción de los integrantes de su núcleo familiar básico. Muestra una frialdad emocional que dificulta el acercamiento de las personas.

5
Normas sociales. Suele tener comportamientos excéntricos que reflejan una inadecuación para el reconocimiento y cumplimiento de las normas sociales. Debido a estas conductas, muchas veces, es visto como socialmente inepto o superficial. Como consecuencia de estas características, también suele tener dificultades en el ámbito laboral.

6
Dificultades emocionales. Quien padece de trastorno esquizoide de la personalidad, suele tener dificultad para expresar sus emociones. Rara vez manifiesta ira o alegría, sino que se muestra frío y distante. Reacciona pasivamente ante los acontecimientos más significativos de su vida.

7
Trastornos asociados. En algunos casos, este trastorno viene acompañado de un trastorno depresivo mayor. También puede aparecer como el antecedente de un trastorno delirante o de esquizofrenia.

Cómo ayudar a un familiar con trastorno esquizoide de la personalidad

Mª JOSÉ ROLDÁN        |     uncomo.com   
 
En uncomo.com te hemos hablado sobre cómo identificar el trastorno esquizoide de la personalidad (TEP). Pero, ¿qué ocurre cuándo es nuestro hijo quien lo padece? ¿O un familiar cercano? Es importante saber cómo ayudar a una persona con trastorno esquizoide de la personalidad para poder mantener una relación sana con esta persona y sobretodo para poder ayudarle a mejorar en su día a día. Por eso te queremos orientar sobre cómo ayudar a una persona con trastorno esquizoide de la personalidad. Es muy importante recordar, que es fundamental acudir a un profesional para que te oriente si te sientes desbordado y para que pueda resolver todas tus dudas.
 
Pasos a seguir:

1
Busca información acerca del trastorno esquizoide de la personalidad, entiende qué es e intenta comprender. Para poder ayudar, primero hay que entender.

2
Entiende los síntomas del trastorno, así como las crisis que ocasiona y cuáles son los comportamientos más comunes.

3
Es importante saber cómo actuar. Buscar ayuda en profesionales que puedan orientarte y resolver tus dudas.

4
En caso que la persona con trastorno esquizoide de la personalidad sea tu hijo adolescente, la intervención educativa tanto en casa como en la escuela, deben estar coordinadas. Así como las actuaciones con el profesional de psiquiatría.

5
Acompáñale a sus sesiones con el psiquiatra para que sienta tu apoyo. Ten buena relación con el profesional que lo trata y permanece al tanto de la evolución. Preocúpate para que tome sus dosis de medicación recetadas por el psiquiatra de forma correcta.

6
Ayúdale en las tareas cotidianas del hogar, como ir a comprar por ejemplo.

7
No te sientas culpable si te cuesta mantener una relación social o afectiva adecuada con la persona con trastorno esquizoide de la personalidad, no tiene nada que ver. Comprende que es el trastorno esquizoide el que hace que la persona actúe de esa manera.

8
Si lo crees necesario acude a grupos de apoyo. Hablar con personas que padecen trastorno esquizoide de la personalidad y viven su misma situación ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva.

Este artículo es meramente informativo, en unCOMO no tenemos facultad para recetar ningún tratamiento médico ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar. 

sábado, 20 de agosto de 2022

Síndrome del pensamiento acelerado (taquipsiquia): qué es y causas


DR. GONZALO RAMÍREZ      |     TUA SAÚDE      |     Septiembre 2.021

El síndrome del pensamiento acelerado es una alteración descrita por Augusto Cury, en la que la mente se encuentra repleta de pensamientos durante todo el tiempo en que la persona está despierta, lo que dificulta la concentración, aumenta la ansiedad y desgasta la salud física y mental.
 
Así, el problema de este síndrome no está relacionado con el contenido de los pensamientos, que generalmente son interesantes, cultos y positivos, sino con la cantidad y la velocidad con que se generan dentro del cerebro.

Normalmente, este síndrome surge en personas que necesitan mantenerse constantemente atentas, productivas y bajo presión, por lo que es común en ejecutivos, profesionales de salud, escritores, profesores y periodistas. Sin embargo, se ha observado que incluso los niños han demostrado este síndrome.

Principales síntomas
 
Las principales características de una persona con síndrome de pensamiento acelerado incluyen:
·        Ansiedad;
·        Dificultad para concentrarse;
·        Pequeños lapsos de memoria de forma frecuente;
·        Cansancio excesivo;
·        Dificultad para concebir el sueño;
·        Fácil irritabilidad;
·        No lograr descansar lo suficiente y despertar cansado;
·        Inquietud;
·        Intolerancia al ser contrariado;
·        Cambio de humor repentino;
·        Insatisfacción constante;
·        Síntomas psicosomáticos como : dolor de cabeza, en los músculos, caída de cabello y gastritis, por ejemplo.

Estos síntomas son comunes en los estudiantes que pasan muchas horas de su día en el aula y trabajadores que viven bajo presión siempre en busca de mejores resultados y de ser reconocidos como el mejor de su ramo de trabajo.

Este síndrome se ha vuelto cada vez más común porque la cantidad de estímulos e información disponible en los periódicos, revistas, televisión, redes sociales y en los smarthphones son muy grandes, y bombardean el cerebro de información en todo momento. El resultado de esto es que además de tener una gran cantidad de información en la mente, el pensamiento se ha vuelto cada vez más acelerado, siendo más difícil gestionar las emociones asociadas a cada situación.
Además, también es común la sensación de que las 24 horas del día no son suficientes para hacer todo lo que se desea. Conozca consejos sobre cómo controlar la ansiedad y el nerviosismo.
 
Diagnóstico del síndrome de pensamiento acelerado
 
El diagnóstico de este síndrome es realizado por el psicólogo o psicoanalista con base en los síntomas y relatos de la historia que la persona refiere, pero esta también puede responder un cuestionario para ayudar a identificar este síndrome más rápido.
 
¿Cómo se trata el Síndrome del pensamiento acelerado?
 
El tratamiento para el síndrome del pensamiento acelerado debe ser orientado por un profesional especializado, como un psicólogo o psiquiatra, por ejemplo. Pero generalmente se hace con cambios de los hábitos de vida, debiéndose procurar incluir varias pausas durante el día, hacer actividad física frecuente o incluir pequeños momentos para escuchar música o leer un libro sin estar pensando en otras actividades.
Se aconseja evitar las largas jornadas de trabajo, haciendo las tareas relacionadas con el trabajo sólo durante el horario laboral, y tomar vacaciones por cortos períodos de forma más frecuente. Un buen consejo es en lugar de tomar un mes de vacaciones, la persona puede tomar 4 o 5 días cada 4 meses porque así hay más tiempo para descansar y desconectar la mente de las tareas del trabajo y de los estudios.
 
Medicamentos más indicados
 
Los medicamentos que pueden ser prescritos por el psiquiatra para ayudar a tratar el síndrome del pensamiento acelerado son los ansiolíticos, que tratan la ansiedad, y los antidepresivos, en caso de que haya presencia de depresión asociada.
 
Pero el uso exclusivo de medicamentos no es suficiente y por eso son necesarias consultas regulares con el psicoterapeuta para que la persona pueda saber gestionar sus emociones y controlar los pensamientos de forma más eficiente. Existen varias estrategias que pueden ser adoptadas por los psicólogos y psiquiatras para lograr ese objetivo, pero algunos consejos que pueden ayudar a la persona a mantener los pensamientos y las emociones más controladas se indican a continuación.
 
Consejos para tratar este síndrome
 
·        Estudiar o trabajar con música ambiente relajante con bajo volumen, pero suficiente para ser oído y apreciado. Los sonidos de la naturaleza y la música clásica son buenos ejemplos de estilos musicales que aumentan la concentración y traen sensación de paz y serenidad para la mente;
·        Apartar hasta 3 momentos del día para entrar a las redes sociales y no estar siempre conectado, ni entrar en las redes sociales cada 5 minutos para evitar el exceso de información y de estímulos en la mente durante el día;
·        Al conversar personalmente con amigos exponer los sentimientos y contar sobre sus éxitos y derrotas, ya que eso humaniza las relaciones y las hacen más fuertes y resistentes, siendo más apreciadas que la realidad virtual que puede aprisionar la mente.
¿Cómo afecta este síndrome a la salud?
 
El síndrome del pensamiento acelerado es muy perjudicial para la mente, pues dificulta el desarrollo de capacidades esenciales como la creatividad, innovación, reflexión y hasta las ganas de continuar intentando sin renunciar, generando una ansiedad crónica e insatisfacción prolongada.
 
Además, en este síndrome el cerebro bloquea la memoria de forma frecuente para poder pensar menos y ahorrar más energía, por eso surgen lapsos de memoria frecuentes que también se deben al hecho de que el cerebro gaste la energía reservada a los músculos, provocando una sensación excesiva de cansancio físico y emocional.
 
La persona con el síndrome del pensamiento acelerado tiene dificultad en ponerse en el lugar del otro y no aceptan sugerencias, imponiendo sus ideas de forma constante, además de tener dificultad de reflexionar antes de actuar. También presenta mayor dificultad para lidiar con las pérdidas y reconocer sus errores, reflexionando sobre ellos.

jueves, 18 de agosto de 2022

Autodesprecio: qué es y cómo superar este problema


MARIO ARRIMADA        |      Psicología y Mente        |       09/08/2022
 
Veamos qué es el autodesprecio, de qué manera daña la salud mental, y qué hacer ante él.
 
Muchas personas rechazan su propia manera de ser y de comportarse sin ser conscientes de ello en algunas ocasiones, de forma tienen unos altos niveles de autocrítica, se valoren bastante poco e incluso puede darse el caso de que no soporten escuchar su propia voz en grabaciones. Estos síntomas y algunos más podrían estar detrás de una problemática condición psicológica.

El autodesprecio o el odio a uno mismo, consiste en una forma de crítica extrema que una persona podría llevar a cabo hacia sí misma de manera que podría parecer que nada de lo que hace o dice es lo sucintamente bueno o lo adecuado. Por todo ello, esa persona pensaría que no es digna o que no es merecedora de las cosas buenas que la vida podría llegar a brindarle.
En este artículo veremos en qué consiste el autodesprecio y cómo podría llegar a afectar a nuestra salud mental.
 
¿Qué es el autodesprecio?
 
El autodesprecio está relacionado con una dinámica psicológica en la que una persona ha integrado y reforzado una serie de sentimientos relacionados a una visión negativa hacia sí misma, de manera que esto impedirá que sea capaz de ver y valorar todos los rasgos positivos que posee y acerca de todo su potencial.
 
Además, el autodesprecio abarca una serie de sentimientos continuos relacionados con la culpa y la insuficiencia en relación con todo lo que uno hace, por lo que puede causar que las personas lleguen a compararse de forma constante con los demás, percibiendo solamente lo negativo e ignorando lo positivo. Por ello, creerán que nunca llegarán a ser suficientemente buenos, mientras que la realidad dista mucho de esto puesto que cada persona tiene un valor que la hace única y potencialmente posee la capacidad para cultivar el amor propio y lo que necesita es desarrollar las herramientas necesarias para ello.
 
Se podría decir incluso que el autodesprecio podría llegar a surgir a partir de una baja autoestima, lo que puede provenir de varios factores y situaciones. Podría partir desde hechos acaecidos durante la infancia o la adolescencia (p. ej., haber sufrido algún trauma o haber sido víctima de bullying en el colegio), que han hecho que esa persona piense que vale menos que los demás o que considere que hay algo malo en ella y que no es merecedora de cariño.
 
Por otro lado, el autodesprecio también se encuentra ligado a diversos problemas de salud mental como podrían ser la depresión u otros trastornos del estado de ánimo, algunas adicciones, el trastorno de estrés postraumático, los trastornos del espectro de la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno de la personalidad por evitación o algunos trastornos de la conducta alimentaria (TCA), entre otros. En la mayoría de los casos, el autodesprecio suele estar asociado con unos bajos niveles de autoestima.
 
Ejemplos
 
Algunos de los pensamientos más comunes que suelen tener las personas cuando se desprecian a sí mismas pueden ser los siguientes: “sabía que iba a fracasar”, “no sé por qué lo intento, si no lo voy a hacer bien”, “soy un perdedor”, “lo he hecho todo mal”, etc.
 
Estos ejemplos de pensamientos y otros semejantes son bastante comunes cuando una persona sufre autodesprecio, siendo bastante invalidantes en diversas facetas de su vida por lo que si no encuentra la forma de desafiar y replantearse esos pensamientos negativos, a la par de ponerse en práctica un tipo de conversación interna más positiva y optimista, es probable que los problemas asociados y la salud mental empeoren. Si fuera necesario, lo más aconsejable sería buscar ayuda profesional.
 
Principales señales del autodesprecio
 
Cuando una persona se desprecia a sí misma hay una serie de señales y comportamientos que nos podrían ayudar a detectar una problemática que afecta tan considerablemente a la salud mental y diferentes ámbitos de la vida de quienes lo sufren. Algunas de esas señales son las que vamos a exponer brevemente a continuación.
 
1. Crítica excesiva hacia uno mismo
 
Una de las señales más claras que pueden observarse en los casos de autodesprecio es la autocrítica de manera excesiva. Cuando estas personas cometen algún error, por pequeño que sea, lo lamentan enormemente y suelen tener dificultades para perdonarse por ello. Por ello, es común que maldigan en alto cuando ha ocurrido o que les venga a la mente una serie de pensamientos negativos dirigidos hacia sí mismos. También es probable que comenten en diversas ocasiones su arrepentimiento por errores del pasado ante cosas que hicieron mal o por oportunidades que dejaron escapar.
 
2. Ver solamente el lado negativo
 
En este tipo de casos es frecuente que siempre se centren en lo negativo de las cosas, incluso cuando hayan tenido un día bueno o hayan hecho las cosas bien. A pesar de ello, encontrarán algo negativo o que no ha salido a la perfección para poder lamentarse por ello. De esta forma, no lograrán dejar de despreciarse a sí mismos ni en los días o épocas en las que les estén saliendo las cosas bien o mejor de lo habitual.
 
3. Tener un pensamiento dicotómico
 
El pensamiento dicotómico, también conocido como pensamiento de “todo o nada”, se trata de un modo de pensar a través de cual lo ven todo a su alrededor desde los extremos, de manera que nunca se fijan en que puede haber un término medio y de esta forma, si cometen algún error, tienden a pensar que todo ha salido mal y han fracasado.
 
4. Esforzarse por encajar con las demás personas y tomarse muy mal las críticas
 
Es bastante común que estén tratando continuamente de encajar con otras personas o con grupos y ven como un gran fracaso cuando no lo logran o las cosas no salen como esperaban. Además, se suelen tomar como algo personal las críticas ya que no tienen la capacidad para encajarlas de manera adecuada.
 
Por otro lado, tampoco suelen aceptar los cumplidos y suelen tener una perspectiva bastante negativa de la vida. Todo ello dificulta aún más que sus relaciones con otras personas resulten tan exitosas como quisieran.
 
Consejos para combatir el autodesprecio
 
Para combatir el autodesprecio existen algunos ejercicios que una persona puede poner en práctica sin la ayuda de nadie para empezar a cambiar esos pensamientos y sentimientos negativos asociados. A continuación, vamos a explicar de manera breve algunos de ellos que resultan bastante sencillos de poner en práctica. Cabe destacar que, si fuera necesario, hay que buscar ayuda por parte de un profesional de la salud mental.
 
1. Prestar atención a los desencadenantes del autodesprecio
 
A la hora de tratar de combatir el autodesprecio sería aconsejable empezar por buscar su raíz con el fin de saber cual es el origen y así saber qué es lo que podría haber provocado todos esos sentimientos negativos que han estado yendo dirigidos hacia uno mismo. Un ejercicio que podría servir de ayuda para ello es escribir un diario donde se trate de anotar cada día lo que se ha hecho y los sentimientos y pensamientos asociados a cada actividad. Así podríamos empezar a detectar los posibles desencadenantes de esos sentimientos y pensamientos negativos.
 
Una vez que se haya logrado identificar los desencadenantes de esos pensamientos negativos se puede comenzar a trabajar para encontrar las formas de evitarlos o al menos minimizarlos tanto como sea posible. En aquellos casos en los que no se pueda evitar estos desencadenantes, por el motivo que sea, se pueden buscar herramientas que puedan ayudar a minimizar el malestar y así tolerar ese tipo de situaciones.
 
2. Poner en práctica una conversación interna positiva
 
A causa del autodesprecio es común que el diálogo interno sea bastante negativo a lo largo del día de manera que llegará a haber momentos en los que no haya compasión hacia uno mismo. Ante ello, podría ser útil anotar una lista de las cosas positivas que uno mismo posee, aprovechando aquellos momentos del día o épocas en las que uno se siente mejor.
 
En caso de que cueste al principio, no hay que preocuparse, esto requiere su tiempo. Se puede empezar por cosas que no se odien acerca de uno mismo (p. ej., lo bien que cocinas tu plato favorito, la bien que cuidas de tu mascota, etc.). Vale cualquier cosa que se venga a la mente que sea positiva o al menos no se considere que sea negativa.
 
Una vez elaborada esta lista, se debe colocar en un lugar donde se encuentre visible para poder leerse todos los días y se puede recurrir a ella cuando aparezcan los pensamientos relacionados con ese autodesprecio. En esos momentos hay que detenerse, tratar de calmarse realizando una serie de respiraciones profundas y, a continuación, es el momento de recitar en voz alta esa lista de cosas positivas acerca de uno mismo. También podría ser útil tener esa lista anotada en el móvil para poder recurrir a ella en todo momento.
 
3. Desafiar y replantearse los propios pensamientos negativos relacionados con ese autodesprecio
 
En aquellos momentos en los que resulta complicado evitar los pensamientos de autodesprecio, se puede tratar de tener una conversación con uno mismo, y en ese caso habría que desafiar a ese tipo de pensamientos.
 
Por poner un breve ejemplo, cuando se vengan a la mente pensamientos como “me odio a mí mismo”, podría ayudar preguntarse el “por qué” de ese pensamiento. Si la respuesta es alguna de este tipo “porque me queda mal esa ropa” o “porque fui el culpable de estropear esa cita”, o cualquiera de este estilo, habría que recurrir a pensamientos que desafíen esas conclusiones que se han sacado precipitadamente y sin fundamento. Entonces hay que decirse a uno mismo “todas esas razones que he dado realmente no son ciertas” y, a continuación, hay que razonar los motivos por lo que esos pensamientos no son reales.
 
Este es solamente un simple ejemplo y lo que se pretende es explicar que la idea de este tipo de ejercicios está en que se busque qué es lo que hay de verdad detrás de todos esos pensamientos de autodesprecio y razonar cuáles son los motivos por los que es real lo que uno piensa de mentar negativamente hacia sí mismo. Esto puede ayudar a cambiar los pensamientos negativos hacia una perspectiva diferente que sea más realista y positiva.
 
4. Buscar ayuda profesional
 
Por último, cabe mencionar que no estamos solos y, por ello, no hay que tener nunca temor o vergüenza para pedir ayuda. Podemos empezar buscando apoyo por parte de alguien cercano y de confianza, para después buscar ayuda de un profesional de la salud mental u optar directamente por el apoyo profesional. En cualquiera de los casos, es importante que se busque ayuda cuando se esté pasando por un mal momento y no se encuentre la forma de salir adelante ya que un profesional podrá ayudar a manejar ese autodesprecio y todos esos pensamientos y sentimientos negativos asociados que causan tanto malestar.