viernes, 24 de enero de 2020

Navarra presenta su III Plan de Salud Mental (2019-2023) con el objetivo de "humanizar la asistencia"

PAMPLONA (NAVARRA)   |   8/02/2019


El consejero de Sanidad del Gobierno de Navarra, Fernando Domínguez, y la directora gerente de Salud Mental de la región, Begoña Flamarique, han presentado el nuevo Plan de Salud Mental de Navarra 2019-2023, el cual será aprobado «próximamente» por el Ejecutivo navarro y tiene como objetivo «humanizar la asistencia sanitaria a quienes padecen trastornos mentales y centrar la atención en la persona antes que en la enfermedad son algunos de los principios prioritarios que rigen el nuevo Plan».

«La prevención de la enfermedad mental, la intervención precoz, la mejora de los recursos sociales y sociosanitarios para personas con trastorno mental grave, el abordaje del suicidio, y el uso racional de la medicación psicofarmacológica se configuran como algunos de los retos en los que se incide especialmente», según informa el departamento sanitario de la comunidad foral. Así, el Plan recoge 40 objetivos articulados en 12 líneas de intervención.

Según el titular de la cartera sanitaria navarra, estos objetivos “responden al compromiso estratégico de este Gobierno de proporcionar a la sociedad navarra una sanidad universal, accesible, equitativa y de calidad, dentro de un sistema público que ponga el centro de atención en la salud y el bienestar de las personas”.

Por su parte, Begoña Flamarique señaló como novedad del III Plan la inclusión de 21 indicadores de resultados que permitirán realizar el seguimiento y cumplimiento de más de la mitad de los objetivos. Estos indicadores permitieron medir y conocer con exactitud la situación de partida, y establecer la meta a alcanzar en 2023.

Modelo de atención comunitario
El documento presentado es la continuación del II Plan Estratégico de Salud Mental 2012-2016 y «apuesta  por un modelo de atención comunitario que incluye la recuperación del paciente como meta, con equipos multidisciplinares que aborden de manera integral la continuidad de cuidados, incorporando a la persona usuaria en la toma de decisiones, favoreciendo su autonomía y con el compromiso profesional de utilización de la mejor evidencia científica disponible y el uso eficiente de los recursos», asegura el Gobierno de Navarra.


miércoles, 22 de enero de 2020

¿Cómo identificar si alguien de nuestro entorno sufre adicción a las redes sociales?

DRA. BERTHA GUZMÁN AMAYA   | Topdoctors   |   19/07/2019

La adicción a las redes sociales se está extendiendo cada vez más en adolescentes de todo el mundo. Instagram, Twitter o Facebook, así como WhatsApp, son redes sociales muy atractivas porque su funcionamiento se basa en una interactividad inmediata. Así pues, su uso tiene un carácter social para comunicarse pero esto, sin control educativo, puede trastornar la realidad de algunas personas, sobre todo en casos de adolescentes.

Aunque el uso de las redes sociales se creó bajo unos principios positivos, el problema reside cuando se detecta que los jóvenes dejan de lado el resto de obligaciones de una vida social normal, tales como estudiar o trabajar, hacer deporte u otros hobbies, salir con amigos o hacer actividades con la familia.

En muchos estudios se ha detectado que el uso excesivo de redes sociales se traduce en un alejamiento del entorno de la vida real del paciente, además de causar altos niveles de ansiedad, afectar a su autoestima e incluso puede terminar provocando una pérdida de capacidad de autocontrol.

¿Qué perfil caracteriza a las personas adictas a redes sociales?.- Suele haber personas más vulnerables, lo que hace que el perfil de “adicto” a las redes sociales sea bastante determinado. Aunque las redes sociales están disponibles a nivel mundial, solo una pequeña parte de usuarios presentan abuso. Normalmente, los adolescentes son un colectivo de riesgo, al ser quienes más se conectan a internet y están más familiarizados con las nuevas tecnologías.


Se vincula la adicción a las redes sociales con jóvenes que tienen carencias emocionales, por lo que las suplen con las redes o perfiles que no son reales. Hay ciertas características personales o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica de la persona adicta. Los especialistas Psiquiatría explican que, en casos de adicciones a las redes sociales, el paciente suele sufrir un problema subyacente que debe tratarse también mediante Psicología. Algunos ejemplos que  pueden estar detrás de la adicción son una timidez excesiva, un rechazo de la imagen corporal, hiperactividaddepresión o una baja autoestima. En estos casos la adicción a internet funciona como una especie de “cortina de humo” que hace evidente que hay un problema de personalidad o trastorno mental que controlar.

En otros casos se trata a personas con una insatisfacción personal con su vida, e intentan esconder carencias sociales o familiares. En estas situaciones las redes sociales funcionan como un escape de la vida real pero, a largo plazo, tiene consecuencias negativas.

Síntomas de la adicción a las redes sociales: ¿cómo detectar si alguien cercano puede padecerla?.-  Existen unos síntomas comunes en pacientes con adicción a las redes sociales:
 -Malestar emocional
-Impulsividad
-Búsqueda de emociones fuertes
-Intolerancia a estímulos negativos, tanto psíquicos (preocupaciones y responsabilidades) como físicos (fatiga, dolor e incluso insomnio)
 ¿Qué problemas se vinculan a la adicción a redes sociales?.- Los problemas relacionados con las redes sociales tienen que ver con una mala praxis. El hecho de que las redes sociales permitan tener un perfil público y conseguir seguidores, pudiendo hacerse conocido rápidamente (por gustos, looks, comportamientos, etc.), oculta lo difícil que es estar expuestos ante la opinión pública, lo que genera una gran adicción.
Es importante poder y saber identificar si nuestro familiar o amigo está enganchado a internet, e intentar cambiar los hábitos cuando se empiece a detectar. Si es algo incontrolable, será necesario tratamiento.

¿Cómo se trata la adicción a las redes sociales?.- El tratamiento de la adicción a redes sociales suele requerir intervenciones psicológicas y, en algunos casos, complementarlo con psicofarmacología. Así, el tratamiento psicológico y socioterapéutico es muy importante para el trastorno de conducta por abuso de las redes sociales, que se manifiestan en distintos contextos, donde influye la pluralidad del ser humano, su entorno, su personalidad o sus problemas. La Psicología será muy importante como tratamiento terapéutico. Se basan en una evaluación individual, con un programa totalmente individualizado, que pretende la mejora del paciente.


La farmacología se empleará según la gravedad de la situación del paciente. Igual que ocurre en otras adicciones comportamentales, la adicción a redes sociales puede relacionarse con bipolaridad o ansiedad. Según cómo evolucione la persona y cómo afecte a su salud, pueden ser útiles los fármacos cuyo objetivo es disminuir los episodios de impulsividad, cambios de ánimo…, como los fármacos antidepresivos, que mejorarán la ansiedad.


Es básico que la prescripción de medicamentos se haga por parte de un psiquiatra experto en adicciones.

domingo, 19 de enero de 2020

Marian Rojas Estapé: "Tienes el poder de hacer que te pasen cosas buenas"

VÍCTOR-M. AMELA   |   La Contra de la Vanguardia   |   08/02/2019

Asistí a una conferencia de Enrique Rojas en Barcelona, y en algún momento intervino su hija Marian. Escucharla un rato me bastó para admirarme de su claridad expositiva, de su finura analítica, de su buen ojo para las dolencias del alma, de sus ganas de ayudarnos a alcanzar la mejor versión de nosotros mismos. Marian Rojas trabaja en el Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, y como doctora en Medicina y psiquiatra trata a personas afectadas por depresión, ansiedad, trastorno de conducta y de personalidad. Acaba de publicar el libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” (Espasa), cuyo contenido es tan valioso y explícito como su propio título indica.
Pregunta.- Quiero que me pasen cosas buenas.   |   Respuesta.- Propícialas.
P.- ¿Cómo?   |   R.- Vive el momento presente: no estés angustiado por tu pasado ni ansioso ante el futuro.
P.- Y si mi presente es desastroso, ¿qué?   |   R.- Toma con ganas tu presente: no importa lo que te pase, sino cómo te lo tomas.
P.- Lo dijo Epícteto hace dos mil años...   |   R.- Tu interpretación de tu presente es decisiva. Ahí detentas todo el poder: ¡alcanza una interpretación que mejore tu vida, que la enfoque hacia la felicidad!
P.- ¿De qué depende hacer una buena interpretación?   |   R.- De tres factores: uno, tus creencias, lo que piensas de la vida...
P.- Pienso que me gusta, por ahora.    |   R.- Dos: tu actitud, que sepas decirte cada mañana “hoy va a ser un interesantísimo día”.
P.- ¿Y eso determina algo?   |   R.- ¡Predispones toda tu bioquímica en esa orientación, está comprobado!
P.- ¿Y tres?   |   R.- Adiestra tu sistema reticular activador ascendente (SRAA).
P.- ¿Mi... qué?   |   R.- Así se llama tu función cerebral de filtraje de información: tu cerebro recibe a cada instante varios millones de bits de información... y tu SRAA se fija sólo en los alineados con tus intereses.
P.- Una embarazada ve cochecitos de bebé por todos lados: ¿es eso?   |   R.- Eso es. Tu mente coopera con tus propósitos, intenciones, ilusiones...: con tu atención.
P.- ¿Mi mente modela mi realidad?   |   R.- “Descubrir algo nuevo puede ser ver lo viejo con otros ojos”, dijo Proust. Cada mañana imagina un objetivo para ese día, un desafío, algo que anhelas que te suceda.
P.- Como la famosa ley de la atracción.   |   R.- Cuándo sabes lo que quieres, es más fácil que te pase, pues te darás cuenta si te pasa.
P.- Me conviene mucho, pues, saber lo que quiero, dibujarme un proyecto vital...  |   R.- “Cuándo sabes a qué puerto vas, todos los vientos son favorables”, dijo Séneca. Si no lo sabes..., ningún viento será bueno.
P.- ¿Algún ejemplo práctico?   |   Una amiga me decía, desesperanzada: “No encontraré un hombre que me quiera”. Le pedí que sustituyese esa idea por la imagen del hombre anhelado. “De mundo, viajero, aventurero...”, me dijo. Así activé su SRAA.
P.- ¿Y?   |   R.- Al día siguiente, en el AVE, el hombre de su asiento vecino consultaba en un portátil... viajes a Birmania.
P.- Era él.   |   R.- Hoy están juntos.
P.- Espero que para bien.   |   R.- Mi amiga ya sabe atraerse cosas buenas.
P.- Deme otro consejo para eso.   |   R.- Conecta con tus pasiones verdaderas. De­sempeña un trabajo que te ilusione. Y persevera. Esto hoy va de capa caída...
P.- ¿Sí?   |   R.- El umbral de frustración ha descendido, nos frustramos pronto. Enseña a un niño a perder: le fortalecerás ante reveses de la vida.
P.- ¿Así le educaron sus padres?   |   R.- Mi madre, economista como mi abuelo, Fabián Estapé, me llevaba de niña a sus gestiones en la Bolsa de Barcelona. Y allí, en vez de fijarme en las cotizaciones, yo le decía a alguno de aquellos agentes: “Le noto triste”.
P.- Le salía la psicóloga.  |   R.- Eso me dijo mi madre: “Dedícate a lo de tu padre”.
P.- El psiquiatra Enrique Rojas.   |   R.- Mi maestro. Y como a él, me interesan las personas y su felicidad, escuchar, ayudar.
P.- De todo lo aprendido de su padre, destaque algo.   |   R.- Que el buen terapeuta sabe generar un vínculo de amistosa armonía con su paciente.
P.-Señáleme lo último que la ciencia aporte a su trabajo.   |   R.- Que el cáncer es de origen multifactorial, y un factor de riesgo son las emociones.
P.- Vaya.   |   R.- Si tu imaginario es ansiógeno, tu ansiedad generará más cortisol del necesario..., lo que desgasta el sistema inmunitario, lo que a su vez inflama el organismo...
P.- ¿Inflama?   |   R.- Colitis, faringitis, artritis, amigdalitis... Insomnio, caída de cabello, taquicardias, palpitaciones, envejecimiento... e irritabilidad. Y mala irrigación del lóbulo prefrontal: pérdida de memoria y concentración... Y, claro, te deprimes: la depresión es un estado inflamatorio de la mente.
P.- Me temo que vivimos en un siglo inflamatorio.   R.- Es así, por tanto perfeccionismo: queremos hacerlo todo perfecto. Por cronopatía: le pedimos demasiado a cada minuto. Por controlarlo todo: incluso el futuro de los hijos...
P.-¿La receta es... que me relaje?  |   R.- Toma tú las riendas de tu propia vida. Y rodéate de personas-vitamina. Y háblate bien: que tu pensamiento use palabras alegres, constructivas, ilusionantes, ¡sin quejas! Mira algo con interés, y se volverá interesante.
P.- ¿No es eso autoengañarme?   |   R.- Puestos a autoengañarte, que sea para bien.


Muchos trastornos psiquiátricos surgen de genes comunes

ABC   |   Madrid   |   12/12/2019

Muchas enfermedades psiquiátricas distintas comparten una estructura genética común, según una investigación realizada por científicos del Hospital General de Massachusetts (MGH) y el Consorcio de Genómica Psiquiátrica (EE.UU.). Los trastornos psiquiátricos afectan a más del 25 por ciento de la población en un año determinado. En el estudio más grande de este tipo, publicado en la revista «Cell», los investigadores identificaron más de 100 variantes genéticas que afectan el riesgo de más de una afección de salud mental.

Un gen está formado por segmentos de ADN; una alteración en la secuencia de ADN produce una variante genética, que puede aumentar o disminuir el riesgo de enfermedad. Se han identificado muchas variantes genéticas individuales que afectan el riesgo de trastornos psiquiátricos específicos. Sin embargo, los genes a menudo son pleiotrópicos, lo que significa que producen múltiples efectos en el cuerpo.

Identificar las variantes genéticas que influyen en el riesgo de más de un trastorno psiquiátrico es un paso importante para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de estas afecciones, asegura el autor principal del estudio, Jordan W. Smoller. «Comprender cómo las variaciones genéticas específicas pueden contribuir a un amplio espectro de enfermedades puede decirnos algo sobre el grado en que estos trastornos pueden tener una biología compartida», comenta Smoller.
Identificar las variantes genéticas que influyen en el riesgo de más de un trastorno psiquiátrico es un paso importante para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de estas afecciones.

Para identificar estas variantes genéticas multipropósito, los investigadores utilizaron una técnica llamada asociación de todo el genoma para analizar datos genéticos de 494.162 sujetos de control sanos 232.964 personas diagnosticadas con al menos uno de los ocho trastornos psiquiátricos comunes. El análisis identificó 109 variantes genéticas que afectan el riesgo de más de un trastorno psiquiátrico.

Ciertos trastornos comparten muchas variantes, lo que permite a los investigadores dividir las afecciones en tres grupos de afecciones genéticamente relacionadas: trastornos caracterizados por comportamientos compulsivos (anorexia nerviosa, trastorno obsesivo compulsivo y, en menor medida, síndrome de Tourette); trastornos del estado de ánimo y psicóticos (trastorno bipolar, depresión mayor y esquizofrenia); y trastornos de desarrollo neurológico de inicio temprano (trastorno del espectro autista, TDAH y síndrome de Tourette).

Los investigadores también encontraron evidencia de que los genes asociados con múltiples trastornos muestran una mayor expresión a partir del segundo trimestre del embarazo y parecen jugar un papel importante en el desarrollo del cerebro.

Saber qué variantes genéticas aumentan las probabilidades de desarrollar múltiples trastornos psiquiátricos proporciona nuevas pistas sobre las vías biológicas que contribuyen a la enfermedad mental, dice el genetista computacional Phil H. Lee, autor principal del trabajo. «Y aprender cómo se relacionan los trastornos a nivel biológico puede informar cómo clasificamos y diagnosticamos las condiciones de salud mental», añade Lee.
Además, el estudio identificó varias variantes genéticas que tuvieron una influencia especialmente extendida en el riesgo de una serie de trastornos psiquiátricos, lo que podría ser un hallazgo importante para la prevención y atención de los trastornos psiquiátricos. «En la medida en que estos genes puedan tener efectos amplios -concluye Smoller-, podrían ser objetivos potenciales para desarrollar nuevos tratamientos que podrían beneficiar múltiples afecciones».


jueves, 16 de enero de 2020

¿Cómo convivir con un adolescente?: conseguir la autoconfianza

ABC   |   Madrid   |   26/12/2019

“Un congreso online busca arrojar luz a los padres que se sienten perdidos en esta etapa tan difícil como fascinante.”
Tener un adolescente en casa no es una tarea sencilla y los padres, cuando los hijos llegan a esa etapa, a veces se sienten muy confundidos y no saben muy bien cómo gestionar estos momentos tan delicados. José María Gasalla, profesor de Deusto Business School y uno de los ponentes del próximo Congreso gratuito on-line: "Convivir con un adolescente: Misión Posible", trata de dar un poco de luz a los padres que se sienten perdidos en esta etapa tan difícil como fascinante.

«Casi todo comienza desde uno mismo, excepto el nacimiento que depende de otros dos. Pero a partir de ese momento cada uno se va, poco a poco, responsabilizando de ir inventando su propia vida, por supuesto, que las circunstancias influyen y nos dificultan o facilitan esa creación o invención» explica. Y añade que «lo que no vale es quejarse y volverse a quejar que la vida siempre me trae lo peor o todo lo malo me pasa a mí, o bien que mis hijos no hay quien los dirija, los maneje o los controle, ya que la actitud ante la vida depende más de uno mismo que de la propia vida, y es cuestión de confianza. Y a todos nos gusta que los demás confíen en nosotros», explica.

Sin embargo, «vivimos en la desconfianza, con temores y ansiedades, gestionando con dificultad un mundo cada vez más incierto, complejo y convulso que se nos echa encima y con frecuencia nos supera haciéndonos sentir perdidos, sin rumbo ni futuro», sostiene Gasalla, y parte importante de ese mundo son nuestros hijos.

Y –añade- «sabemos que para seguir, tenemos que recuperar la confianza en ellos y, como punto de arranque y partida, en nosotros mismos y, como existe una correspondencia entre cómo los demás confían en nosotros y cómo nosotros confiamos en ellos todo se convierte en un verdadero círculo que se refuerza con la autoconfianza».

«¿Es fácil que nuestros hijos confíen en nosotros si perciben que nosotros mismos tenemos una baja autoconfianza?», se pregunta el experto.«Sin duda que no lo es», afirma. «¿Es fácil que confiemos en ellos si no confiamos en nosotros mismos? Tampoco lo es, Ergum, el punto de partida está en nosotros mismos».

El profesor cree que «debemos echarnos una mirada interior a ver qué sucede con nuestra confianza ya que, como suele decir Humberto Maturana, nacemos en confianza. Es una confianza instintiva, que nos adelanta que nada nos faltará. Pero, con el tiempo y de cara a proteger nuestra supervivencia, se nos enseña a desconfiar de lo que nos dicen, de las experiencias propias y de las prestadas», argumenta.

Y ahí aparece uno de los grandes dilemas: «Si confiamos demasiado, corremos el riesgo de que nos engañen pero si no confiamos, perdemos todo tipo de oportunidades de relacionamiento, de descubrimiento. Hablamos pues, siempre aquí de la confianza inteligente. Confianza que tenemos que particularizar, analizar, contextualizar y actualizar», explica.

Lo mismo sucede con la autoconfianza: «No se trata de sentirnos todopoderosos a toda costa ni, en el otro extremo, considerar que somos una poca cosa ya que, atención, la humildad es una potencia de los poderosos, de los que saben que no saben pero al mismo tiempo, son capaces de alcanzar todo aquello que se proponen, lo cual constituye una pura paradoja», argumenta.

Desde un nivel alto de autoconfianza «somos capaces de poner en marcha lo que todavía no es pero puede llegar a ser, lo que nos permite ir hacia nuestro sueño, que es lo que alumbra nuestra vida».

Y otra paradoja: «Desde la autoconfianza aceptamos nuestra vulnerabilidad. Y esa es nuestra fuerza. Sabemos que somos, seguramente, la especie más vulnerable de la creación y al mismo tiempo la que más se ha desarrollado desde sus inicios».


lunes, 13 de enero de 2020

El deber de sanar las heridas del alma migrante

ANGELES JURADO   |   Las Palmas de Gran Canaria   |   El País   |   05/12/2019


El psicólogo Serigne Mor Mbaye es especialista en personas vulnerables en situación de crisis y auxilia a los profesionales que, en Europa, trabajan con inmigrantes”.

Serigne Mor Mbaye (Louga, Senegal, 1954) se sienta en la terraza de una cafetería de Las Palmas de Gran Canaria con el cigarro prendido, su inconfundible gorro sombreando sus ojos glaucos y un café delante. Es psicólogo y psicoterapeuta en ejercicio desde 1979, cuando inició su carrera como consultor en el hospital de Cayssiols Rodez, en Francia. Ha ostentado diversas responsabilidades en salud pública, derechos de la infancia, contextos de conflicto, educación para la salud y lucha contra la explotación sexual o el sida en lugares como Abiyán, Dakar, Casamance o Saint Louis. En su propio país, Senegal, analizó la mendicidad entre los niños talibés, y en la República Centroafricana, trabajó como psicólogo clínico encargado del seguimiento de niños víctimas de la violencia sexual de los cascos azules.

Ha recalado varias veces en Canarias este año, por invitación de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias (FAAC), para hablar sobre la salud mental del migrante. En una de estas visitas se dedicó a formar a 80 técnicos que trabajan con menores extranjeros no acompañados, en el marco del I Seminario África y la Juventud Migrante, que se organizó a finales de marzo.

Resalta que, muy a menudo, hay situaciones de depresión oculta que los profesionales occidentales no perciben a la hora de tratar a un migrante. "En la cultura africana, la depresión no es algo que se pueda mostrar", subraya él. "Hay un encerramiento en uno mismo. Tienen que comprenderlo: muchas veces ven a un individuo en estado de agitación, que no para de moverse, y están muy lejos de sospechar que dentro hay una tragedia, que se está fraguando en el interior de ese individuo, que debilita sus recursos y que lo puede llevar hasta a cometer actos suicidas".

Pregunta. ¿Qué quiere contar a quienes trabajan con migrantes en Canarias?

Respuesta. El proyecto del migrante es comunitario al principio. Tener éxito es adaptarte en el país de acogida y encontrar los medios para asegurar tu propia supervivencia y el sustento de tu comunidad de origen: es decir, devolver la deuda a la comunidad. Cuando el migrante llega y se le envía a prisión o a un centro de internamiento, esto representa un terrible fracaso.
Es una tragedia, pero una tragedia que se convierte en individual. La comunidad no contempla esa situación de fracaso. De ahí surgen síntomas de estrés postraumático, casos de episodios depresivos, fenómenos de disociación, casos de agresividad, casos de aislamiento emocional. Todos los profesionales del ámbito médico y del ámbito social que trabajan con ellos deberían comprender todas estas vivencias.

En el momento en el que el migrante llega, hace falta ayudarle a reconstruirse, ayudarle a superar sus traumas y a contemplar la posibilidad de quedarse y adaptarse o la posibilidad de volver, a sabiendas que también se tendrá que readaptar si vuelve. Ese estado de sufrimiento menoscaba los recursos de resiliencia con respecto a la adaptación en el país de acogida o con respecto a su retorno a la comunidad de origen. No digo que sean enfermos mentales, por supuesto: simplemente que su salud mental se ve afectada por las diferentes situaciones dramáticas por las que pasan.

P: ¿Y con respecto a los menores de edad, a las personas que llegan con todas estas cargas sobre sus hombros y, además, son menores?.

R: He reflexionado mucho sobre ese tema. Es una etapa de la vida en la que el sentimiento de identidad es todavía muy confuso, sea la identidad sexual o la identidad cultural. Y en este contexto vas a viajar. El país de acogida no siempre es un país estable en materia de acogida. Cuando digo estable, quiero decir: ¿hay algún referente que te pueda ayudar a construirte? No es tan fácil.

Pienso en cuando yo me fui a Francia con 18 años. Tenía un arraigo identitario sólido, hablaba mi idioma, tenía el ideario de mi cultura y cuando me acerqué al otro, en este caso, a Francia, ya estaba hecho, tenía mis certezas. Nunca me he visto en una situación de complejo o de soledad. Conocía además la cultura francesa, porque había leído sobre Europa desde la Edad Media hasta el siglo XX. Es cierto que era un conocimiento libresco, pero me permitía tener unas claves de lectura de la sociedad de acogida. Pero los que emigran hoy se van de unas sociedades en crisis que dudan de ellas mismas. No tienen un arraigo identitario. No hablan el idioma del país de acogida, no conocen sus referencias. Es una situación muy compleja.

P: Como usted dice, muchos de los migrantes que llegan a España no conocen nada del país al que llegan...

R: No sé si lo sabe, pero en mi cultura de origen, en Senegal, a toda Europa se le llamaba “Tugal”. La gente dice “vas a Tugal”, porque los primeros europeos que llegaron a nuestras tierras fueron de Portugal. La mayoría de los migrantes no han contemplado nunca la posibilidad de quedarse en Europa. Al principio, el plan no era ese. El plan era irse, ganar dinero y volver. Satisfacer las necesidades, primarias diría yo, de la comunidad de origen, pagar la deuda.

Como decía, cuando te acercas a una civilización sin conocerla, hay un problema. El dominio de tu cultura de origen te permitirá saber descifrar a toda la humanidad. Cuando uno tiene este dominio, puede con todo, porque la humanidad es una e indivisible, independientemente si en un sitio hay chozas y en otro, edificios. Como decía antes, la gente que emigra hoy se va de sociedades en crisis, sociedades que dudan de ellas mismas, así que esa gente ya había perdido las referencias. En este contexto, viajar y llegar al país de acogida se convierte en una hazaña todavía más compleja. A mí me gustaría hablar con los médicos que abordan los cuerpos de estos migrantes, para que entiendan cuál es la representación que estas personas tienen de la enfermedad, cuál es la representación que tienen de su propio cuerpo, cuál es la representación que tienen de las nuevas tecnologías médicas. Todo esto es muy necesario.

LA DIÁSPORA Y LA MIGRACIÓN 

El profesor Mbor acusa a las élites que gobiernan en África de no tener un proyecto de sociedad. "África sufre por culpa de estas élites", dice. "Todos los países tienen Ministerios de la Diáspora, en toda África. Pero están huecos, no hay nada detrás, porque no existe un proyecto de sociedad como fundamento". Opina que, si tuvieran un proyecto de sociedad, los estados africanos podrían aprovechar a la diáspora para acoger a los migrantes para ayudarles a adaptarse o a irse.

P: Según su experiencia, ¿por qué viajan a Europa algunos jóvenes africanos?.

R: Si se van, es porque no ven posibilidades, cuando en realidad todas las posibilidades están en sus propios países. Lo que pasa es que la comunidad está entusiasmada con el viaje. Hay algo neurótico en la repetición de la idea del viaje. Ya ni siquiera miran a su alrededor en el sitio en el que están. Yo les digo a los jóvenes del pueblo en el que vivo: “Esperen, hay tantas cosas que hacer aquí, tantas cosas. Tienen pescado, ¡transformen el pescado! Tienen tierra, ¡cultiven la tierra!”. No se lo creen: es el viaje, en una repetición neurótica. Por tanto, es necesaria una labor con respecto a la acogida de la gente que necesita sanar todos los sufrimientos por los que han pasado, pero también es necesaria una labor para que la gente se readapte a otro tipo de proyecto, que no sea el proyecto del viaje.


sábado, 11 de enero de 2020

Marian Rojas Estapé: Hay mucha gente que se levanta cada mañana sin saber para qué

LAURA PERAITA   |   ABC-Sevilla   |   03/04/2019

Según esta psiquiatra el ser humano no está programado para vivir constantemente «en modo supervivencia.
Marian Rojas Estapé, médico y doctor especialista en Psiquiatría, se siente una mujer muy afortunada porque considera que su profesión es la más bonita del mundo. «Ayudo a aportar alegría al que está triste, angustiado, bloqueado, al que lo pasa mal... Soy médico de las emociones. ¡Vendo felicidad! ¿Hay algo mejor que eso?», se preguntó durante la celebración del taller «Cómo hacer que te pasen cosas buenas», impartido durante la celebración del 39º Congreso de Fepace en Sevilla.

A día de hoy, esta psiquiatra confiesa que no entiende cómo su libro «Cómo hacer que te pasen cosas buenas» está en los primeros puestos en ventas. «Creo que el éxito está en cuando lo escribí». Explica que coincidió que justo hace un año su hijo tuvo un accidente muy grave y estuvo ingresado en la unidad de quemados del Hospital de La Paz. «Había firmado con la editorial que lo entregaba a finales de abril de 2018, pero les dije que no tenía la cabeza en aquel momento como para terminarlo. Me advirtieron que había firmado un contrato y que debía cumplir. Me dieron 15 días más. En medio de ese sufrimiento por mi hijo tuve que pensar en escribir sobre cómo hacer que te pasen cosas buenas, ¡y encima estaba embarazada de mi tercer hijo! Finalmente nació el libro a la vez que mi bebé. Entre la rehabilitación de mi hijo y los cuidados del pequeño pedí a la editorial que estuviera varios meses sin que se hiciera publicidad del libro porque yo no podía asistir a ninguna presentación. Mi sorpresa fue que, en poco tiempo, estaba entre los más vendidos. Este libro me ha traído muchas cosas buenas y he llegado a gente que pensé que nunca podría llegar», confiesa.

Durante el taller celebrado en el Colegio Entreolivos explicó a su numeroso público cómo llegar a la felicidad. Aclaró que en los cromosomas hay una parte que son los telómeros, que son nuestro verdadero reloj biológico. Uno puede tener 42 años y en la revisión de telómeros indicar que tiene 47 o 32. «Cuanto más cortos son mis telóremos más probabilidad tengo de enfermar, tener enfermedades cardiovasculares o cáncer. Son un pronóstico en mi vida. Hoy en día sabemos que podemos modificar nuestros telómeros en función de nuestra actitud hacia la vida. Si soy optimista, activa, me cuido, medito..., soy capaz de alargar mis telómeros y tener menos posibilidades de enfermar. Es una cuestión importantísima».

Aseguró que hablar de felicidad es hablar del sentido que cada uno le damos a nuestra vida. Pero en una sociedad que ha perdido el sentido, el rumbo, «lo hemos sustituido por sensaciones, como pueden ser la comida, el alcohol, el sexo..., aspecto que no son malos de por sí, pero que pueden ser autodestructivos en exceso. Nos hemos convertido en drogodependientes emocionales. Solo actuamos cuando nos mueve una emoción cada vez más fuerte, vibrante. Hemos acostumbrado al cerebro a experiencias de gran intensidad y, como consecuencia, hemos perdido los referentes y los valores necesarios para que nos guíen en momentos de caos. Constantemente en nuestra vida nos podemos perder y tenemos que tener claro el sentido de la vida».

Según Rojas Estapé, cuando una persona tiene motivos para vivir es capaz de superar las dificultades. «Hoy sabemos que el poder de los recuerdos y de las ideas tiene un impacto brutal en nuestro organismo. El ser humano es el único ser vivo que solo con pensar es capaz de amargarse la vida. Los médicos tienen muy estudiada la bioquímica y cuando una persona tiene un propósito en la vida se fortalece. La felicidad, por tanto, consiste en vivir instalado de forma sana y equilibrada en el presente, habiendo superado las heridas del pasado y mirando con ilusión al futuro». El 90% de las preocupaciones nunca suceden.

Explicó que las personas que viven enganchados al pasado son los depresivos y los que viven angustiados por el futuro son los ansiosos. «Depresión y ansiedad, las dos grandes enfermedades del siglo XXI. Nuestra única manera de actuar es estar en el hoy y en el ahora. El 90% de las preocupaciones nunca jamás suceden, pero nuestro cuerpo y mente lo viven como si fuera real: ¿y si me echan del trabajo?, ¿y si me deja mi mujer?, ¿y si mi hijo se engancha a las drogas?, ¿y si mi padre tiene cáncer?... El ser humano no está programado para vivir constantemente en modo supervivencia. Tenemos sometido al cerebro a un estado de alerta constante que está haciendo que el individuo enferme. Y, por ello, hay síntomas de alerta como los del nivel físico (tiembla un ojo, sudan las manos, se estropea la piel, se cae el pelo, surgen problemas gastrointestinales...). ¡Todo el cuerpo se inflama! El siglo XXI es el siglo de las inflamaciones».

También el sistema inmunitario se inflama y es cuando surgen problemas de tiroides, paratiroides... «A nivel psicológico la persona se vuelve más irritable, está de los nervios, salta con facilidad, tiene menos concentración, es más propensa a ser depresiva... En el ámbito social no quiere ver a gente, prefiere quedarse en casa...».
Esta psiquiatra aseguró durante la celebración del Congreso de Fepace que «si uno sabe lo que le pasa, si entiende cómo funciona el cerebro, comprenderá más fácilmente por qué su organismo está cada vez más enfermo. «La mente y el cuerpo no distinguen lo real de lo imaginario y si se vive constantemente en alerta uno enferma. La felicidad consiste en cómo conecto yo con el hoy y con el ahora, no es lo que me pasa, sino lo que interpreto que me pasa. Lo que para uno es una alegría para otro no lo es».
Prosiguió matizando que la felicidad consiste en encontrar un motivo por el que levantarse cada mañana. «Hay mucha gente que se levanta sin saber para qué. Nuestro estado de ánimo determina la interpretación que hacemos de la realidad. Cuando intentamos ser felices, que es poner pasión en la vida, las cosas nos van mejor porque conectamos con las personas corazón con corazón y activamos la oxitocina, que es la hormona del vínculo. Otro factor que influye en la interpretación de la realidad es la capacidad de fijar la atención, lo que se denomina el sistema reticular activador ascendente. Nuestro cerebro ve muchas cosas, pero solo se queda con aquello que es importante para mi corazón, mis ilusiones o preocupaciones; por eso la mujer embarazada va por la calle y solo ve carritos de bebé; el que se rompe una pierna solo ve personas con muletas...».

Como conclusión, quiso matizar que para potenciar la felicidad es necesario también apartarse de las personas tóxicas, que acortan los telómeros y, sobre todo, no estar continuamente en alerta, porque nos inflamamos. Por último insistió en que «cuando estemos solos, cuidemos nuestros pensamientos; cuando estemos con los demás, cuidemos nuestra lengua; cuando estemos alterados, cuidemos nuestras emociones; cuando estemos en conflicto, cuidemos nuestro temperamento y, cuando todo nos vaya bien, cuidemos nuestra vanidad.


viernes, 10 de enero de 2020

7 claves para no tomar decisiones impulsivas (y tener que lamentar sus consecuencias)

SALOMÉ GARCÍA   |   El País   |   24/12/2019

Hay personalidades más propensas a esta actitud”

Hay personas que para tomar una decisión tan simple como la de qué acompañamiento quieren para su hamburguesa, necesitan realizar toda una disertación para decantarse por lo que más les apetece (las patatas fritas) o lo más sano (la ensalada). Sin embargo, otras son capaces de decidir mudarse a la otra punta del mundo sin siquiera plantearse las consecuencias. Esta diferencia se debe a la impulsividad, una cualidad muy ligada a algunos tipos concretos de personas, que puede llevarlas a tomar decisiones sin pensar. Sin embargo, existen ciertos ejercicios que podemos poner en práctica para evitar que nos ocurra.

La impulsividad "es una manifestación de descontrol emocional. Puede formar parte de un trastorno de la conducta, o puede ser, en casos menos severos, resultado de un momento de arrebato por alguna circunstancia emocional en la que la persona se deja llevar sin haber dado paso a una reflexión previa", señala la psicóloga Paloma Cabanas. Cualquiera puede tener una reacción impulsiva, aunque hay perfiles más proclives a ese momento de descontrol.

"Por lo general, la impulsividad se da en personas inestables emocionalmente, que son un poco o muy irracionales y se dejan arrastrar por instintos o pasiones ilógicas, incomprensibles o injustificadas. Es más frecuente en personas autoritarias, con egos muy ampliados, que no admiten o no conocen los límites de las cosas, personas invasivas y a veces con temores ocultos que se liberan en acciones impulsivas o descontroladas como una forma de librarse de esa tensión interna", explica la experta.

Para los psicólogos esa falta absoluta de pudor, miedo o sensatez al actuar no brota de forma espontánea. Más bien, se venía gestando desde mucho antes. "Actuar de forma desorbitada en situaciones muy extremas nos habla de un desorden previo, ya existente, que se liberaba tal vez a cuentagotas y ahora se desata completamente", continúa Cabanas. Lo más importante para solucionar el problema, dice el psicólogo y responsable del área de Psicología de Mindfulness de Slow Life House, Carlos Antonio Rodríguez Méndez, es detectarlo y contar con las herramientas para combatirlas. El experto las repasa:

1. Buscar satisfacción real, no pasajera. "Un ejemplo claro son las compras impulsivas. La falta de control frente a nuestros deseos viene de la necesidad aprendida del refuerzo inmediato y la incapacidad de saber esperar a un refuerzo que, aunque tardío, es más conveniente para nuestro bienestar", aclara Rodríguez. Cuidado con las compras por Internet. La inmediatez del deseo se tornará en desastre cuando llegue el extracto de gastos de la tarjeta. ¿Realmente necesitas volver a cambiar de móvil? ¿El enésimo jersey, es vital para tu fondo de armario?

2. Analizar y sopesar antes de actuar. Por lo general, ninguna situación requiere una toma de decisiones instantánea. "Una forma habitual de impulsividad es decidir ante el primer impulso sin analizar con pausa los pros y los contras de la decisión que estamos tomando", aclara el psicólogo. Piénsalo dos veces. Apunta en un papel los beneficios, perjuicios y consecuencias, y valóralos bien antes de lanzarte a actuar.

3. No dejarse llevar. Hay días negros en los que uno entiende la reacción. El problema es que "normalmente se trata de una falta de control de las emociones. Y lo habitual es que la domine la ira".

4. Ponerse normas. "En la personalidad existe una parte genética (nuestro temperamento) y una parte aprendida (nuestro carácter forjado a través de nuestros hábitos). Un niño educado sin normas, no aprende a demorar el refuerzo. Esto puede dar paso al desarrollo de la impulsividad en personas que parten de inicio con un temperamento impulsivo".

5. Evitar el alcohol. "El alcohol actúa como inhibidor del sistema nervioso central. Cuando comienzan sus efectos, se inhibe el lóbulo prefrontal (la parte de nuestro cerebro que ejerce el control de impulsos y regula el comportamiento social) y hacemos cosas que nunca haríamos sobrios".

6. Contar hasta 10. Es el método más antiguo para no estallar ante una provocación. Y sigue funcionando. "Cuando la impulsividad surge frente a la respuesta emocional, como es el caso de la expresión de la ira, el contar hasta 10 puede funcionar. Los psicólogos lo llamamos 'supresión de la reacción emocional automática' y consiste en postergar la respuesta emocional o minimizarla (contar hasta diez antes de contestar), aceptando que se vive una emoción. Es eficaz a corto plazo, pero imposible de aplicar en momentos de cólera extrema".

7. Luchar contra el lado oscuro. La ira conduce al lado oscuro, ya lo decía Yoda en Star Wars. "Hay que cambiar la 'reacción' (la acción de nuestra parte animal ligada a la respuesta emocional) por la ‘respuesta’ (la conducta racional de nuestra parte humana). Cuando la ira o la decisión impulsiva se ponen bajo la luz de la conciencia, ya no hay automatismo sino respuesta controlada", aclara Rodríguez Méndez y establece un proceso de cinco pasos para evitar actuar movido por la impulsividad: "Lo primero es reconocer la ira o el deseo cuando aparece. A continuación, asumir esa emoción como algo nuestro, dejarlo fluir y aplacarlo. Finalmente, analizar lo que va mal y escoger la respuesta más adecuada. Cuando la ira está bajo la luz de la conciencia pierde inmediatamente todo su carácter destructivo".