VÍCTOR-M. AMELA
| La Contra de la
Vanguardia | 08/02/2019
Asistí a una conferencia
de Enrique Rojas en Barcelona, y en algún momento intervino su hija Marian. Escucharla un rato me bastó
para admirarme de su claridad expositiva, de su finura analítica, de su buen
ojo para las dolencias del alma, de sus ganas de ayudarnos a alcanzar la mejor
versión de nosotros mismos. Marian Rojas trabaja en el Instituto Español de
Investigaciones Psiquiátricas, y como doctora en Medicina y psiquiatra trata a
personas afectadas por depresión, ansiedad, trastorno de conducta y de
personalidad. Acaba de publicar el libro “Cómo
hacer que te pasen cosas buenas” (Espasa), cuyo contenido es tan
valioso y explícito como su propio título indica.
Pregunta.- Quiero que me
pasen cosas buenas. | Respuesta.- Propícialas.
P.- ¿Cómo? |
R.- Vive el momento presente: no estés angustiado por tu pasado ni
ansioso ante el futuro.
P.- Y si mi presente es
desastroso, ¿qué? | R.- Toma con ganas tu presente: no importa
lo que te pase, sino cómo te lo tomas.
P.- Lo dijo Epícteto hace
dos mil años... | R.- Tu interpretación de tu presente es
decisiva. Ahí detentas todo el poder: ¡alcanza una interpretación que mejore tu
vida, que la enfoque hacia la felicidad!
P.- ¿De qué depende hacer
una buena interpretación? | R.- De tres factores: uno, tus creencias, lo
que piensas de la vida...
P.- Pienso que me gusta,
por ahora. | R.- Dos: tu actitud, que sepas decirte cada
mañana “hoy va a ser un interesantísimo día”.
P.- ¿Y eso determina
algo? | R.- ¡Predispones toda tu bioquímica en esa
orientación, está comprobado!
P.- ¿Y tres? |
R.- Adiestra tu sistema reticular activador ascendente (SRAA).
P.- ¿Mi... qué? |
R.- Así se llama tu función cerebral de filtraje de información: tu
cerebro recibe a cada instante varios millones de bits de información... y tu
SRAA se fija sólo en los alineados con tus intereses.
P.- Una embarazada ve cochecitos
de bebé por todos lados: ¿es eso?
| R.- Eso es. Tu mente coopera
con tus propósitos, intenciones, ilusiones...: con tu atención.
P.- ¿Mi mente modela mi
realidad? | R.- “Descubrir algo nuevo puede ser ver lo
viejo con otros ojos”, dijo Proust. Cada mañana imagina un objetivo para ese
día, un desafío, algo que anhelas que te suceda.
P.- Como la famosa ley de
la atracción. | R.- Cuándo sabes lo que quieres, es más
fácil que te pase, pues te darás cuenta si te pasa.
P.- Me conviene mucho,
pues, saber lo que quiero, dibujarme un proyecto vital... | R.-
“Cuándo sabes a qué puerto vas, todos los vientos son favorables”, dijo Séneca.
Si no lo sabes..., ningún viento será bueno.
P.- ¿Algún ejemplo
práctico? | Una amiga me decía, desesperanzada: “No
encontraré un hombre que me quiera”. Le pedí que sustituyese esa idea por la
imagen del hombre anhelado. “De mundo, viajero, aventurero...”, me dijo. Así
activé su SRAA.
P.- ¿Y? |
R.- Al día siguiente, en el AVE, el hombre de su asiento vecino
consultaba en un portátil... viajes a Birmania.
P.- Era él. |
R.- Hoy están juntos.
P.- Espero que para bien. |
R.- Mi amiga ya sabe atraerse cosas buenas.
P.- Deme otro consejo
para eso. | R.- Conecta con tus pasiones verdaderas. Desempeña
un trabajo que te ilusione. Y persevera. Esto hoy va de capa caída...
P.- ¿Sí? |
R.- El umbral de frustración ha descendido, nos frustramos pronto.
Enseña a un niño a perder: le fortalecerás ante reveses de la vida.
P.- ¿Así le educaron sus
padres? | R.- Mi
madre, economista como mi abuelo, Fabián Estapé, me llevaba de niña a sus
gestiones en la Bolsa de Barcelona. Y allí, en vez de fijarme en las
cotizaciones, yo le decía a alguno de aquellos agentes: “Le noto triste”.
P.- Le salía la
psicóloga. | R.- Eso me dijo mi madre: “Dedícate a lo de
tu padre”.
P.- El psiquiatra Enrique
Rojas. | R.- Mi maestro. Y como a él, me interesan
las personas y su felicidad, escuchar, ayudar.
P.- De todo lo aprendido
de su padre, destaque algo. | R.- Que el buen terapeuta sabe generar un
vínculo de amistosa armonía con su paciente.
P.-Señáleme lo último que
la ciencia aporte a su trabajo. | R.- Que el cáncer es de origen
multifactorial, y un factor de riesgo son las emociones.
P.- Vaya. |
R.- Si tu imaginario es ansiógeno, tu ansiedad generará más cortisol del
necesario..., lo que desgasta el sistema inmunitario, lo que a su vez inflama
el organismo...
P.- ¿Inflama? |
R.- Colitis, faringitis, artritis, amigdalitis... Insomnio, caída de
cabello, taquicardias, palpitaciones, envejecimiento... e irritabilidad. Y mala
irrigación del lóbulo prefrontal: pérdida de memoria y concentración... Y,
claro, te deprimes: la depresión es un estado inflamatorio de la mente.
P.- Me temo que vivimos
en un siglo inflamatorio. R.- Es así,
por tanto perfeccionismo: queremos hacerlo todo perfecto. Por cronopatía: le
pedimos demasiado a cada minuto. Por controlarlo todo: incluso el futuro de los
hijos...
P.-¿La receta es... que
me relaje? | R.- Toma tú las riendas de tu propia vida. Y
rodéate de personas-vitamina. Y háblate bien: que tu pensamiento use palabras
alegres, constructivas, ilusionantes, ¡sin quejas! Mira algo con interés, y se
volverá interesante.
P.- ¿No es eso
autoengañarme? | R.- Puestos a autoengañarte, que sea para
bien.
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