jueves, 28 de diciembre de 2023

Los 7 traumas más graves durante la infancia

 

SERGIO DE DIOS GONZÁLEZ       |    La Mente es Maravillosa     |     27/02/2023

Escrito por Edith Sánchez


Los traumas más graves durante la infancia dejan huellas latentes que siguen teniendo efecto en la etapa adulta. Simplemente, están en lo profundo de la mente y del corazón, y se manifiestan como malestar, trastornos o dificultades para alcanzar una vida plena. ¿Cuáles son?

Los traumas más graves durante la infancia suelen derivar de situaciones en las que los pequeños perciben que está en peligro su vida o la de las personas significativas en su crianza. En particular, de la madre o el padre.

Los traumas de la infancia pueden dejar huellas que duren toda la vida, en especial si son graves. ¿Qué los hace más intensos? El grado de daño perpetrado, su frecuencia, la edad a la que se produce, los recursos psicológicos disponibles y el apoyo con el que se haya contado. Los traumas más graves suelen ser los siguientes.

 

«Para un niño pequeño, la violencia es una experiencia abrumadora, incontrolable y terrible, y sus efectos emocionales pueden permanecer durando toda la vida. El trauma se interioriza y se apodera de nosotros al no poder empatizar con el prójimo». – Sstephen Groz –

 

1. Abuso emocional

El abuso emocional es uno de los traumas más graves durante la infancia. Tiene que ver con acciones como violencia verbal continuada, ausencia de muestras de cariño, episodios de humillación y menosprecio, etc.

Un estudio llevado a cabo en 2016 evidenció que conductas de ese tipo producen cambios en el cerebro de los niños.

 

2. Abuso físico

 

El abuso físico tiene lugar cuando se producen lesiones en el cuerpo del niño como consecuencia de la agresión por parte de un adulto.

 

Los datos más conservadores indican que una de cada 20 personas ha sufrido este tipo de abusos durante la infancia. Este tipo de maltrato hace que el niño (y posterior adulto) sea más vulnerable ante agentes externos que puedan precipitar una enfermedad mental o física.

 

3. Abuso sexual

 

Otro de los traumas más graves durante la infancia es el abuso sexual. Se trata de una experiencia traumática que los niños viven como un atentado contra su integridad física y psicológica. Sus consecuencias suelen perdurar a lo largo de toda la vida. 

Este tipo de maltrato incluye cualquier conducta sexual forzada que invada la integridad e intimidad de los menores por parte de un adulto. Además, hay que tener en cuenta que está penado por la ley cualquier comportamiento sexual hacia un niño, tanto con contacto físico como sin él.

4. Negligencia

 

El maltrato por negligencia o desatención familiar tiene que ver con la falta de protección a los niños, frente a sus necesidades básicas o los riesgos potenciales para él o ella. La privación de cuidados ocasiona carencias físicas, psicológicas y sociales. Las consecuencias de esto dependen de la intensidad del abandono y de los factores de riesgo presentes en el entorno.

 

5. Maltrato violento a la madre

 

Los niños que son testigos del maltrato violento hacia la madre tienen un riesgo muy alto de presentar problemas de salud con más facilidad. También es más probable que ejerzan violencia en la vida adulta y son más propensos a desarrollar trastornos como ansiedad y depresión. Es común que aparezcan fuertes sentimientos de culpa por no estar en capacidad de ayudar o salvar a la madre.

 

6. Abuso de sustancias en el hogar

El abuso de sustancias psicoactivas en el hogar también está dentro de los traumas más graves durante la infancia.

El Grupo Pompidou, bajo la dirección de la doctora Corina Giacomello, realizó una investigación al respecto. En ella se señala que estos niños tienen mayor riesgo de ser consumidores de sustancias en el futuro, así como de padecer trastornos del estado de ánimo y problemas de salud mental.

 

Los padres que consumen sustancias suelen además desarrollar conductas de negligencia hacia sus hijos.

7. Encarcelamiento de uno de los progenitores

 

Los niños que tienen a alguno de sus padres en la cárcel no solo pierden la posibilidad de tener contacto habitual con ese progenitor, sino que además presentan niveles más altos de estrés. Experimentan una sensación de pérdida continua y casi siempre tienen problemas para formarse un modelo coherente de autoridad y de familia. Es habitual que esto conduzca a desórdenes de apego, síntomas de estrés postraumático o déficit de atención.

 

¿Qué hacer?

 

Por regla general, toda persona que haya experimentado uno o varios de los traumas más graves durante la infancia necesita de ayuda profesional. Es posible que no lo note, pero son esas huellas del pasado las que muchas veces les impiden crecer y avanzar en la vida.

Lo ideal es que toda persona sometida a ese tipo de experiencias sea tratada tan pronto como sea posible. Entre más temprano aborde la situación, mayores son las probabilidades de que el trauma tenga efectos menos determinantes.



 


lunes, 25 de diciembre de 2023

Miguel Álvarez de Mon, psiquiatra: "Es mucho más importante la satisacción con la vida que sentirse feliz"

                                                                                                                                    

MIGUEL ÁLVAREZ DE MON     |     TELVA     |     16/12/2023

Si queremos calidad de vida y longevidad, nos interesa más tener un propósito y satisfacción con la vida (felicidad cognitiva), que sentirte feliz en un momento dado (felicidad afectiva).

Recientemente he tenido la ocasión de conocer de primera mano el Programa de Florecimiento Humano de la Universidad de Harvard. Se fundó en 2016 con el fin de integrar los conocimientos de múltiples ciencias sobre temas fundamentales para alcanzar la salud física y psíquica, la felicidad y la plenitud de la vida humana. En este programa están estudiando el papel que el propósito en la vida, la virtud, el matrimonio y la familia, la religión, el trabajo, el perdón o las relaciones sociales e interpersonales sólidas juegan en el bienestar humano. Este programa parece muy necesario porque todos los seres humanos deseamos ser felices.

Algunos entienden la felicidad como una emoción momentánea: "Me siento feliz". Pero la mayoría, entendemos que la felicidad es algo más profundo, y entendemos la felicidad como un estado cognitivo. Es decir, satisfacción con la propia vida: "Estoy feliz con mi vida". Pero, ¿Cuáles son las consecuencias de la felicidad para la vida humana?

A día de hoy sabemos que la felicidad afectiva, entendida simplemente como sentirse feliz, casi no tiene relación con la longevidad. Sin embargo, el propósito y la satisfacción con la propia vida (felicidad cognitiva) importa mucho más. De hecho, se ha encontrado que la satisfacción con la propia vida no sólo aumenta la esperanza de vida, sino que aumenta también la calidad de vida puesto que mejora la calidad del sueño, se asocia a hábitos más saludables, menos depresión y ansiedad, menos desesperanza y menos soledad.

QUÉ HACER PARA ESTAR MÁS SATISFECHOS CON LA VIDA

Evitar los arrepentimientos (por ejemplo, pensar "Si pudiera vivir mi vida de nuevo, cambiaría esto o lo otro"). Los sentimientos de arrepentimiento están vinculados a la reflexión sobre acciones pasadas que podrían haberse llevado a cabo de manera diferente. Sin embargo, no hay que olvidar que existe una tendencia natural a idealizar las oportunidades perdidas, las acciones no realizadas o las decisiones no tomadas que podrían habernos llevado a una vida diferente. Al mirar hacia atrás, me parece importante hacer una lectura constructiva para aprender de experiencias pasadas y utilizar ese aprendizaje para tomar mejores decisiones en el futuro, pero sin distorsionar la realidad ni realizar comparaciones poco realistas con el presente.

Es importante destacar que sentir arrepentimiento ocasional es normal, y no todos los arrepentimientos son inherentemente perjudiciales. Pueden ser oportunidades para la reflexión y el crecimiento. La clave está en cómo se abordan y utilizan esos sentimientos para mejorar la vida presente y futura.

Practicar la aceptación y gratitud: Nos permite apreciar mejor y disfrutar de lo que tenemos en el presente. Con entrenamiento, practicar la gratitud puede convertirse en un hábito.

Promover el perdón. Todos hemos sido heridos por otros. A veces, de manera injusta. Desde el punto de vista práctico, puede ser difícil saber cómo lidiar con tales heridas o con aquellos que las han causado. Una posibilidad, es enterrar y reprimir las heridas, pero a menudo permanecen con nosotros y vuelven a surgir. Otra posibilidad, es dejar que las heridas se enquisten, rumiar sobre ellas y sobre la ira, y posiblemente buscar venganza. A veces, esa venganza puede ayudar a calmar la indignación, pero no quitará el dolor. Un enfoque alternativo para lidiar con las heridas del corazón es el perdón.

Podríamos definir "perdón" como la sustitución de una mala voluntad, deseo o intención hacia un ofensor por una buena. Concebido de esta manera, el perdón es diferente de excusar o aprobar la acción y no requiere renunciar a la justicia. Tampoco requiere restaurar la relación. De hecho, en casos de abusos o de ofensas repetidas lo mejor es poner fin a la relación. Y lo más importante: en varias investigaciones se ha demostrado que el perdón reduce la ansiedad y la depresión. Con el tiempo, el perdón puede ayudar a liberar el dolor emocional acumulado, los pensamientos rumiativos o la represión emocional.

Erradicar el odio de nuestra vida: Últimamente estamos siendo testigos de múltiples guerras a nivel internacional. Además, a nivel nacional estamos experimentando una creciente división y polarización. Pero más allá de estos macro conflictos, existen los conflictos que cada uno de nosotros tenemos con las personas más cercanas (familiares, colegas de trabajo, etc) que habitualmente son los que verdaderamente nos quitan la paz. No hay pasos fáciles para desentrañar tales conflictos, pero si merece la pena identificar y erradicar el odio, puesto que es un sentimiento muy poderoso que nos puede afectar muy negativamente.

El odio puede afectarnos negativamente tanto a nivel emocional como físico. A nivel emocional, puede generar sentimientos de venganza, rencor, tristeza, y desequilibrio emocional, lo que puede llevar a una persona a sentirse solitaria, envidiosa, con baja autoestima e insegura. Además, el odio puede perturbar el equilibrio y la tranquilidad, dispersar la atención, evitar la concentración y generar agotamiento emocional. A nivel físico, el odio puede generar un estado de excitación que puede producir tensión muscular, malestar gastrointestinal, o sentimientos de sobrecarga.

Para contrarrestar los efectos negativos del odio, es importante buscar formas de liberarse de él. Algunas estrategias para abordar el odio incluyen el perdón, la comprensión de las causas que lo provocan, y el desarrollo de la empatía hacia los demás. Además, buscar el origen del odio, aceptar los hechos y analizarlos con frialdad puede ayudar a alejarse poco a poco de este sentimiento. Es fundamental reconocer que el odio, al ser un sentimiento negativo, solo hace daño a quien lo siente y padece, y que las personas odiadas no reciben nada de ese odio

sábado, 23 de diciembre de 2023

Harvard quiere ayudarte con la vida familiar: el mejor modo de que tus hijos te cuenten (casi) todo


Redacción Uppers       |      08/06/2023

-Las buenas conversaciones entre padres e hijos escasean, pero Rebecca Holland, investigadora de Harvard, da las pautas para evitar silencios incómodos

-Para Rolland, las conversaciones relevantes procuran varios beneficios: el primero es que padres e hijos se sienten más unidos y llegan a entenderse mejor.

 

-En una buena conversación, los padres deben ejercer como compañeros o guías, evitando las actitudes de expertos

 

Contárselo todo a los padres cuando somos pequeños, más que raro, es imposible. Y según algunos psicólogos, sería, incluso, indicio de que algo no va bien. Sin embargo, que haya un silencio insalvable entre hijos y padres tampoco es bueno. En el intento de establecer una conversación con los suyos, muchas familias acaban peleadas. Algo tan simple como hablar no parece tarea fácil.

 

Con esa realidad en mente, Rebeca Rolland, profesora de Harvard, terapeuta del habla y madre, ha escrito 'El arte de hablar con niños' (Planeta), un libro con consejos prácticos que hará que las conversaciones con los hijos no se reduzcan a monosílabos.

 

Los beneficios de una buena conversación

Para Rolland, las conversaciones relevantes procuran varios beneficios. El primero es que padres e hijos se sienten más unidos y llegan a entenderse mejor. La empatía florece entre ellos. Esta conexión empática contribuye en gran medida a prevenir problemas de comportamiento y a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión de padres e hijos.

 

El segundo beneficio es que esta comunicación sirve para que niños y jóvenes desarrollen competencias que les serán útiles en la vida. Además de la empatía, los hijos, a través de este entrenamiento verbal, trabajan la confianza, la creatividad y la auto-imagen, la conciencia de sí mismos. Todas estas fortalezas van afianzándose en lo que Holland llama "conversaciones significativas".

 

El papel de los padres

 

Lo peor que puede ocurrir en una conversación entre padres e hijos no es no llegar a un acuerdo, sino que se pierdan las formas y se produzcan faltas de respeto. Para la experta, los padres deben ejercer como compañeros o guías de la conversación, evitando las actitudes de expertos u oráculos. ¿Cómo se hace eso tan difícil de acompañar? Siguiendo la línea de curiosidad de los hijos. Si su interés es el espacio, el cine o la música, podemos compartir con ellos lo que sabemos o dónde podemos encontrar el tipo de información que puede gustarle.

 

En aspectos más complejos, por ejemplo, la demanda de mejorar en los estudios o la necesidad de solucionar un problema con un amigo, lo mejor, según la investigadora de Harvard, es dejar que el propio niño o joven plantee sus ideas. No hay que intentar solucionarles el conflicto; de esta manera, favorecemos su independencia y su habilidad para resolver situaciones incómodas.

 

Conversaciones de calidad

Casi todos los padres se sorprenden de los temas de conversación favoritos de sus hijos. Pueden parecer temas menores, pero responden a su estado de ánimo y a sus necesidades en ese momento. En cualquier caso, mejorar las conversaciones familiares no es tarea imposible. Lo primero de todo es conocer a los nuestros: ¿en qué momento están más receptivos? ¿Qué situaciones favorecen más la apertura? Se trata de buscar la oportunidad idónea; puede ser ante su plato de comida favorita, antes de ver una serie, después de ir al cine o de practicar su actividad favorita.

 

En segundo lugar, debemos tener presente que una conversación siempre es una actividad bidireccional: las personas intervienen e interaccionan. En esos momentos, se puede pedir más información, indicarle algunas respuestas o algunas vías interesantes para él, siempre adaptadas a su edad y su estado. Los niños entenderán así que a sus padres les importa lo que les pasa y lo que tienen en su cabeza.

 

Mucho de pequeños, nada de mayores

Es lo habitual: los niños expresan mucho sus ideas de pequeños y dejan de hacerlo según van siendo mayores. Cuando son pequeños, todo es nuevo para ellos y muchas cosas ocurren por primera vez.

 

Pensemos en un niño que acaba de conocer la nieve o que acaba de ver una mariposa. ¿Por qué se detienen al llegar a la adolescencia? Para la investigadora de Harvard, la clave es que centramos la atención en los adultos y en los 'deberías', lo que puede bloquear su curiosidad natural, reforzando la tendencia a tener razón en perjuicio del pensamiento creativo. Jugar y fantasear con lo que podría ser, a largo plazo, ayuda a ser creativo, una capacidad que puede ser muy útil en la vida adulta para la resolución de conflictos.

 

A lo largo del libro Rebecca Holland afirma que "los grandes conversadores no hacen, se hacen". Para hacer que nuestros hijos sean esos grandes conversadores, recomienda incentivar su curiosidad. Los niños tienen grandes ideas que pueden sorprendernos. Como padres, hay que preguntarse qué hay en su mente, en lugar de reforzar lo que ya sabemos. En opinión de la experta, debemos ser humildes y dar importancia a lo que piensan o sienten nuestros hijos. La compasión es otra competencia fundamental para confortarnos y confortarles cuando las cosas no van bien.

 

 

jueves, 21 de diciembre de 2023

Cúales son los 5 pasos para alcanzar la paz emocional, según un reconocido psiquiatra español


CARMEN MARTÍNEZ        |       terra.com      |       06/12/2023

Con estas sencillas claves mejora tu paz emocional y hazle frente a los problemas y preocupaciones sin que te rebasen.

La paz emocional es igual de importante que el ejercicio o la alimentación para el bienestar personal, sin embargo, pocas veces se tiende a prestarle atención y mucho menos una inversión de tiempo y dinero.

A menudo las personas suelen asociar la paz emocional con el fin de los problemas y las preocupaciones que atañen sus días, pero lo cierto es qué así como se acaban unos comienzan otros, por lo que es necesario desarrollar estrategias para estar bien consigo mismo sin importar con que se tenga que lidiar.

Para lograrlo es necesario ver los problemas con realismo, sin dejar que te abrumen o provoquen pensamientos negativos y rumiaciones; de acuerdo con el psiquiatra Enrique Rojas, autor del libro Comprende tus emociones, la paz emocional "es un sentimiento de tranquilidad, que se vive como sosiego y quietud. No es la ausencia de problemas o dificultades, sino haber alcanzado un estado de serenidad en el interior".

Por lo que una persona equilibrada emocionalmente será capaz de no perder la paz incluso en la adversidad, comparte el autor. Si quieres ser una persona con más paz emocional para evitar que los problemas te rebasen aquí te compartimos 5 claves  que puedes poner en práctica para lograrlo, que el autor compartió en su Instagram.

5 pasos claves para alcanzar la paz personal

  • Aprender a desdramatizar. "No convertir un problema en drama, una contrariedad en algo más grande".
  • Saber tener perspectiva. "Tener una visión panorámica de la vida personal y descubrir que detrás de los fracasos hay un ángulo optimista".
  • Entender que el fracaso está en el subsuelo de cualquier vida. "Las frustraciones son necesarias para la maduración de la personalidad".
  • Utilizar la inteligencia auxiliar. "La voluntad es la facultad para ser capaces de ponernos objetivos concretos, luchar y motivarnos para ir alcanzándolos".
  • Cultivar la resiliencia. "Es la capacidad para superar momentos difíciles, traumáticos, de gran adversidad y no hundirse".

Aunado a las claves que comparte Enrique Rojas, otras acciones que puedes implementar para alcanzar la paz emocional son:

  • Evitar las comparaciones entre tú y otras personas
  • Tomar terapia para trabajar en los problemas que pueden estar causándote estrés y ansiedad.
  • Asume las consecuencias de tus actos sin culparte, al final los errores son una oportunidad para mejorar.
  • Duerme suficiente, una buena calidad de sueño puede ayudarte a que tu mente este más relajada y por ende mejorar tu estado físico y mental.

Con estas sencillas claves haz que la paz emocional te acompañe en todo momento. 

martes, 19 de diciembre de 2023

Bon Nadal !!!

 


BON NADAL I PRÒSPER ANY 2.024 ! ! !

Feliz Navidad y Próspero Año 2.024 ! ! !

 

 

Poesía de Joan Maragall (Nadal 1895)

 

Caieu, fulles, caieu fulles,

que ja s’acosta Nadal

i el cor el vol nu i glacial…

 

Prova el fred de fer-se etern,

la tenebra també ho prova,

però al cor de la nit d’hivern

se bada la Bona Nova;

i al punt de la mitjanit

tot aucell ha refilat,

i tota l’herba ha florit,

i Jesús és nat.

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Rosa Molina, psiquiatra: "Superar la adversidad no depende de nosotros, también de quién esté a nuestro lado"


LAURA RODRIGÁÑEZ       |     Telva      |      17/12/2023 

Quiénes somos y cómo nos afectan los traumas (grandes y pequeños) también está determinado por quiénes nos rodean y nuestro momento vital.

Junto a su hermana Ana, Rosa Molina llegó al término "red-siliencia". Ambas entienden que la capacidad de rehacernos se da en un contexto concreto, es decir, que no podemos aislar lo que nos sucede y cómo lo afrontamos de lo que nos rodea en ese momento, tanto a nivel interno como externo. "A menudo se habla de resiliencia y autoestima sin más, lo que deja en manos del individuo aislado la responsabilidad de cuanto le acontece cuando, en realidad, deberíamos hablar de red-siliencia", escribe la psiquiatra en su nuevo libro Tus microtraumas. Cómo identificar tus heridas emocionales para que tu pasado no condicione el futuro (Paidós).

Escribir este libro le ha costado más que Una mente con mucho cuerpo. Dar forma a una guía de conceptos de salud mental que ayude a averiguar lo que está pasando dentro de uno mismo termina removiendo, también a una psiquiatra experimentada como Rosa Molina. "Es tema muy delicado, muy sensible, de vivencias muy individuales. Un campo lleno de matices donde lo que es traumático para uno puede no serlo para otro", comenta durante la entrevista a propósito de Tus microtraumas, un espacio en el que se da una importancia primordial al contexto y a lo colectivo.

El pasado, ¿pasado está?
Yo creo que lo mejor no es dejarlo atrás, ni taparlo, ni suprimirlo. El objetivo del libro es volver a ocupar el asiento del conductor de nuestra vida, recuperar el control y la autonomía tras haber experimentado experiencias que nos han desbordado entendiendo lo que nos ha pasado. De lo contrario, esos traumas que tapamos y ocultamos sobre los que no tenemos control, terminan manifestándose nuestro día a día. A veces ni siquiera los tenemos en cuenta y esos traumas que no somos capaces de detectar nos va contrayendo, nos restringe y nos limita.

¿Qué riesgos tiene volver al pasado?
Si lo hacemos de manera inadecuada, simplemente involucrando lo negativo y sin una finalidad, puede tener riesgos de retraumatizar. Volver al pasado de una manera compulsiva sin intención ninguna de de actuar activamente sobre lo que ha pasado es arriesgado. Hay que hacerlo de manera coherente, de manera que se pueda entender y poner en palabras, porque al ponerlo en palabras se delimita y se puede avanzar. De lo contrario, nos quedamos en la lucha y la frustración. Rememorar por rememorar no recupera.

¿Eso significa que tenemos que aceptar cualquier suceso que nos ocurra?
No hay que banalizar la palabra aceptar, porque no es en el sentido de aceptar cualquier cosa. No es "acepto que me hicieron este daño", sino aceptar en el sentido de entender lo sucedido, no de estar de acuerdo con lo sucedido. O sea, no quedarnos resignados y permanecer en ese estado de malestar, aceptar para poder avanzar, aceptar para entender y para poder tomar medidas adecuadas para pedir ayuda, para dar pasos hacia adelante, con un propósito de cambio, que es distinto que resignarse.

Desde tu experiencia como psiquiatra, ¿Qué microtraumas son más recurrentes?
Divorcios, infidelidades, procesos de adopción o de migración... Pero quizás el que más me llama la atención son las situaciones de acoso escolar y laboral. Creo que sobre todo el bullying, en una etapa tan clave como es la infancia y la adolescencia, donde la esencia es ir desarrollando la identidad y de repente hay rechazo del grupo, se produce una herida muy profunda y difícil de aceptar. Evolutivamente hablando se ha visto que una herida por acoso escolar, cuando te sientes rechazado, activa las mismas regiones cerebrales que cuando nos hacen daño físico. Es decir, que nuestro cerebro está cableado de tal manera que el rechazo provoca dolor. No hay nada más traumático que otro ser humano, porque el hecho de que se involucren otras personas es lo que más daño hace.

¿Tienen más peso lo que nos sucede en la infancia?
Lo que nos sucede en etapas tempranas es que como nuestro cerebro está en desarrollo, nos marca una fractura en nuestra historia vital. A los 40 , si tienes una experiencia traumática provoca una fractura en la psique. En la infancia no solo marca sino que configura el cerebro que se está desarrollando. Por tanto, configura como interpretar el mundo. También es verdad que hay muchos otros actores que pueden aparecer en la vida y pueden ayudar a reparar. No todo niño que ha sufrido trauma a los 3 años está condenado a vivir una vida insatisfactoria.

¿Cuál es el actor más influyente en la recuperación del individuo?
Es clave (y lo reivindico en el libro) no hablar tanto de resiliencia como si de red-silencia, porque en el fondo no somos resilientes solo a título individual, es que nuestra resiliencia, nuestra capacidad para superar la adversidad y para afrontar situaciones difíciles también depende de quién tengamos a nuestro lado. Es decir, tener un buen apoyo familiar, una buena red, una comunidad que dé soporte y ayude va a ser determinante en el proceso de recuperación. Imagina una joven que le cuenta a sus padres una experiencia traumática y en vez de validar y entender le dicen que eso es mentira y es una niñata, es doblemente traumatizante.

¿Y si no conseguimos sanar nuestras heridas?
No necesariamente vamos a tener un mal vivir, pero quizás sí una vida más restringida. Creo que es necesario identificar las emociones con palabras, nos permite delimitarlas y nos hace sentirnos más empoderados. La idea no es remover ni sacar todo lo que hay debajo de la alfombra, sino simplemente ir adquiriendo un lenguaje más amplio emocionalmente porque al poner palabras entendemos por qué nos comportamos de una manera.