lunes, 6 de octubre de 2025

La hidratación afecta los niveles de cortisol: Descubren que tomar poca agua aumenta el estrés

 VALERIA CHAVEZ      |    Infobae.com     |     22/08/2025

 

Lo reveló un estudio científico británico. Cuánto líquido hay que beber por día y de qué manera influye en la respuesta del organismo ante situaciones de tensión

Las personas que no alcanzan la ingesta diaria recomendada de agua presentan niveles más elevados de cortisol, la principal hormona del estrés, incluso si no perciben una mayor sensación de sed.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad John Moores de Liverpool (LJMU) sugiere que la hidratación podría influir en la respuesta biológica al estrés y, en consecuencia, en la salud a largo plazo.

Recomendaciones de hidratación y metodología del estudio

El trabajo, publicado en el Journal of Applied Physiology, analizó a 32 adultos divididos en dos grupos: uno formado por quienes bebían menos de 1,5 litros de agua al día y otro compuesto por personas que cumplían con las recomendaciones oficiales de ingesta de líquidos.

Para establecer estos parámetros, los científicos se basaron en las directrices de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), que aconsejan un consumo diario de 2,5 litros de agua para los hombres y 2 litros para las mujeres.

Por su parte, la Guía Eatwell del Reino Unido sugiere entre 1,5 y 2 litros diarios, equivalentes a seis u ocho tazas de líquido. Los expertos también señalaron que las necesidades pueden aumentar en situaciones de calor, actividad física intensa, recuperación de enfermedades, embarazo o lactancia.

Durante una semana, los participantes fueron evaluados mediante análisis de orina y sangre para verificar su nivel de hidratación. Posteriormente, todos acudieron al laboratorio para someterse a una prueba de estrés diseñada para simular situaciones cotidianas de presión. La evaluación consistió en una entrevista de trabajo improvisada, para la que cada persona dispuso de diez minutos de preparación antes de enfrentarse a un panel de tres entrevistadores vestidos con batas blancas y una cámara simulada.

Tras la entrevista, se les solicitó resolver un desafío de cálculo mental, restando números lo más rápido posible.

Resultados: cortisol, síntomas físicos y percepción de sed

El profesor Neil Walsh, de la Escuela de Ciencias del Deporte y el Ejercicio de la LJMU, describió la prueba como “realmente desconcertante”. El objetivo era comprobar si las personas con baja ingesta de líquidos, probablemente mal hidratadas, mostrarían una respuesta hormonal al estrés diferente bajo condiciones controladas. Para ello, los investigadores tomaron muestras de saliva antes y después de la prueba, con el fin de medir los niveles de cortisol.

El análisis reveló que, aunque ambos grupos experimentaron síntomas físicos similares durante la prueba —como aumento de la frecuencia cardíaca, manos sudorosas y boca seca—, quienes bebían menos agua presentaron incrementos significativamente mayores en los niveles de cortisol.

Un aspecto relevante es que los participantes con menor consumo de agua no reportaron sentir más sed que el resto, lo que indica que la percepción subjetiva de hidratación no siempre refleja el estado real del organismo.

El profesor Walsh destacó la importancia de este hallazgo, ya que el cortisol, además de ser la principal hormona del estrés, está vinculado a funciones como la respuesta inmune, el metabolismo y la presión arterial. “El cortisol es la principal hormona del estrés del cuerpo y la reactividad exagerada del cortisol al estrés está asociada con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes y depresión”, señaló.

Los autores del estudio advierten que, si bien mantener una hidratación adecuada podría ser una estrategia útil para moderar la respuesta al estrés, se requieren más investigaciones para determinar si aumentar la ingesta de agua en personas que no beben lo suficiente puede reducir la reacción del organismo ante los llamados “microestresores” diarios, como atascos de tráfico o presentaciones laborales.

“Nos gustaría pensar que cumplir con las pautas de consumo de agua podría ser una de las varias cosas que se pueden hacer para mitigar esa respuesta del cortisol día a día”, añadió Walsh.

En situaciones de presión o exigencia, prestar atención a la cantidad de agua consumida puede convertirse en un hábito sencillo con potenciales beneficios para la salud a largo plazo.

Marian Rojas, psiquiatra, sobre la capacidad de cambio en las personas: "Hoy en día conocemos la neuroplasticidad"

ANDREA MUÑOZ     |     larazon.es      |      21/08/2025


La psiquiatra destaca la importancia de la actitud, la voz interior y la forma en que nos hablamos para potenciar la salud mental

El optimismo no es ingenuidad, sino una manera de entrenar la mente para detectar oportunidades y afrontar los retos con más recursos. Así lo explica la psiquiatra Marian Rojas Estapé, quien recuerda que la neuroplasticidad cerebral es una capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse que permite a cualquier persona reeducar sus pensamientos y transformar su actitud. A través de ejemplos prácticos, Rojas subraya cómo la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos repercute en la salud física, emocional y en la manera en que nos relacionamos con los demás.

La neuroplasticidad: el cerebro puede cambiar

La idea central del mensaje de Rojas se apoya en un principio clave de la neurociencia, la neuroplasticidad. Retomando la célebre frase del Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”, la psiquiatra insiste en que la mente no es estática, sino moldeable.

Cambiar la forma de pensar requiere intención y práctica, pero es posible reprogramar hábitos mentales para favorecer el bienestar y disminuir la autocrítica constante.

El papel del optimismo en la vida diaria

Según Rojas, el optimismo se puede educar y potenciar. No garantiza el éxito, pero ayuda a reconocer las oportunidades y a afrontar mejor las dificultades. En contraste, el pesimismo actúa como una voz interior que limita y genera un círculo de frustración.

El optimismo, explica, consiste en mantener esperanza, confianza y fe en las circunstancias, incluso en contextos adversos.

La voz interior: un reflejo de la infancia y las experiencias

Uno de los puntos clave del discurso de Rojas es la importancia de escuchar la voz interior. Esa narrativa interna puede tener raíces en la infancia, en mensajes recibidos de los padres o en experiencias dolorosas recientes.

Cuando esa voz es excesivamente crítica, el cuerpo lo refleja y somatiza el malestar. Por eso, aprender a reconocerla y transformarla es esencial para la salud mental y física.

De la autocrítica a la autocompasión

Rojas invita a sustituir los pensamientos negativos por otros más amables y realistas. No se trata de negar los errores, sino de reconocer que, en cada decisión, actuamos con los recursos disponibles en ese momento.

La autocompasión “Hice lo mejor que pude con las circunstancias que tenía” permite avanzar sin quedar atrapados en la culpa, el victimismo o el rencor, que la psiquiatra define como “venenos para el organismo”.

Reeducar la mirada para proteger la salud

El mensaje final de Rojas es claro, hay que entrenar la mente en el pensamiento positivo y proteger tanto la salud psicológica como la física.

Cada día aparecen dificultades, pero también pequeños momentos de disfrute que, si se saben valorar, ayudan a mantener el equilibrio emocional. La clave está en reeducar la mirada, aprender a gestionar lo negativo y reforzar lo positivo.