lunes, 28 de marzo de 2016

"Padecer una enfermedad mental no te hace menos humano" (Día Mundial de la Salud Mental)

Natasha Hinde | El Huffington Post |10/10/2015
Como la mayoría de personas con alguna enfermedad mental sabrán, la dignidad es algo que se les da en dosis muy pequeñas, cuando son otros los que toman decisiones por ellos o hacen suposiciones sobre sus facultades mentales.
Por esta razón, este año el Día Mundial de la Salud Mental está centrado en la dignidad para ayudar a acabar con la estigmatización. Nuestros compañeros de Reino Unido han hablado con gente que padece enfermedades mentales para saber qué significa para ellos la dignidad.

1. Amy Smith, 25 años, con depresión
No hay dignidad alguna en la depresión. Ni en los días sin ducharse ni en llorar sin parar por ninguna razón. Con la gente más cercana a ti no te quedan fuerzas para avergonzarte. No podía acordarme de la dignidad.
Pensé que podría mantener algo de dignidad llevándolo en silencio, pero eso fue peor. Me di cuenta de que puede haber dignidad en la sinceridad, en saber y compartir, si puedes, lo que te ha pasado a ti. No tiene por qué ser tu secreto mejor guardado. La dignidad se puede volver a encontrar.
2. Andrew Voyce, 64 años, con esquizofrenia
Que los medios no se refieran a mi enfermedad utilizando palabras ofensivas como loco o psicópata. Eso es lo que significa la dignidad para mí.


3. Ella Robson, 22 años, sufre trastorno de estrés postraumático
Para mí, dignidad significa que los demás me acepten por quien soy, en vez de que me reconozcan únicamente por mi enfermedad mental.
Soy muy abierta en cuanto a mis experiencias relacionadas con la salud mental, con los que me rodean y a nivel público. Escribo un blog sobre mi recuperación y defiendo lo que creo que es lo correcto, especialmente cuando se trata de que se deje de percibir a las enfermedades mentales como algo de lo que avergonzarse.
Para mí la dignidad es ser tratada como una persona. Lo he dicho muchas veces y seguiré diciéndolo: padecer una enfermedad mental no te hace menos humano.
Si no hubiera tanta energía negativa alrededor de la representación y la aceptación de las enfermedades mentales, podría sentirme más cómoda pidiendo ayuda. En mi opinión y según mi experiencia, la estigmatización afecta a la dignidad. Para mí la dignidad es ser respetado, comprendido y aceptado.
Para mí la dignidad significa ser tratado justamente, como se trataría a cualquiera, tenga una enfermedad mental o no. Sigo siendo una persona digna, como todas las demás. La dignidad se basa en ser considerado, comprensivo y educado; pero sobre todo en ser respetado sin sentirse degradado, sin degradarse a uno mismo de ninguna manera y con la cabeza bien alta.
5. Tom Haward, 34 años, con depresión
Tengo el cuerpo lleno de cicatrices, consecuencia de autolesionarme. Al principio, vivir con esas cicatrices es una experiencia humillante; incluso aunque la causa de esas cicatrices sea una enfermedad que está machacándote, es asqueroso tener que llevarlas en la piel. Para mí, la dignidad es ser capaz de mostrar mis cicatrices sin vergüenza, porque la depresión es una enfermedad contra la que ahora estoy luchando conscientemente.
Ya no escondo mis cicatrices porque cuentan una historia que quiero compartir con el mundo. Si mis cicatrices pueden ayudar a alguien a encontrar el valor para luchar contra la oscuridad, eso es la dignidad para mí y para esa persona a la que estoy ayudando.
6. Kat Pugh, 26 años, con un trastorno alimenticio
Dignidad, empatía y estigmatización son palabras que se asocian con frecuencia cuando se trata de enfermedades mentales. A menudo, cuando mencionas que padeces una enfermedad mental, los estereotipos entran en juego. Por ejemplo, la gente asume que un trastorno alimenticio es autoinfligido y que implica estar delgada como un palo y al borde de la muerte. Quizá sea una adolescente que se puso a dieta y acabó mal. O que elegí que me pasara esto y simplemente tengo que comer para ponerme bien (como si fuera así de sencillo).

Es fácil quedar mal y, con un mecanismo de respuesta negativo, muy fácil caer en ello. Cuando se tiene una enfermedad mental, los pensamientos racionales son reemplazados muy rápidamente provocando que el que la padece pierda la dignidad, cosa que puede interpretarse como incompetencia, irascibilidad o inmadurez, entre otras cosas. 
Una mejor comprensión de las enfermedades mentales es de vital importancia. Tenemos que pensar desde una perspectiva más amplia cómo se perciben la empatía y la comprensión cuando se goza de una buena salud mental.
7. Paul Stevens, 32 años, con esquizofrenia
No puedo pensar en lo que ha pasado ni exteriorizar mis sentimientos sobre ello tras haberme encontrado sumamente indispuesto hasta que no me encuentre en un lugar más estable. Solo entonces soy capaz de reflexionar sobre las personas que me han tratado con dignidad y las que podrían haber demostrado más.
8. Katie Higgins, 26 años, con trastorno bipolar
Siempre he asociado la dignidad, o, más bien, la falta de dignidad, con el fracaso. Desde que era joven he tenido miedo al fracaso en todos los ámbitos. Las medias tintas no existían para mí: o era la mejor en algo, o no valía la pena ni siquiera que lo intentara.
Esto es algo muy común dentro del trastorno bipolar, y se ha convertido en una de las características definitorias de mi vida. Hay ocasiones en la que me siento muy segura, contenta con la dirección que lleva mi vida y con las cosas que estoy haciendo, pero, con más frecuencia, me siento llena de frustración y miedo, y estoy segura de que nunca conseguiré nada de lo que me proponga.
Eso es lo que me hace sentir indigna: el contraste constante (y la coexistencia) entre la obsesión conmigo misma y el odio por mí misma que implica el trastorno bipolar.
Yo no veo a otros enfermos mentales como personas dignas: las veo como enfermas mentales. Las enfermedades mentales son únicas en cuanto a que nos permiten ampliar la simpatía, el respeto y el apoyo a los demás, pero rara vez a nosotros mismos.
9. Jake Mills, 26 años, con depresión
Dignidad es algo personal que deberíamos cuidar y proteger. No consiste en cumplir todas las expectativas ni en ser alguien que no eres. Es algo más que elegancia y grandeza. Consiste en respetarte y en no comprometer eso por nadie. Pero, en general, la dignidad es algo que controlamos y que utilizamos para proteger nuestro nombre.
La dignidad es tu amiga. Es tuya, de nadie más; es lo que la hace tan especial. Y cada cual tiene que estar atento a la suya. Habrá veces en las que otras personas intenten quitártela, veces en las que la pierdas por completo, veces en las que pienses que se ha ido para siempre. Pero no. Siempre que estés presente, tu dignidad también lo estará.
Este artículo fue originalmente publicado en la edición de Reino Unido de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.

1 comentario:

  1. Si a alguna persona le interesa leer el artículo entero que lo busque en la referencia de la cabecera. Era el doble de largo y lo he acortado pero he dejado el testimonio de las mismas 9 personas. Saludos.

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