jueves, 1 de mayo de 2014

Neurogeneradores antidepresivos

JESÚS DE LA GÁNDARA –Blog de Salud Mental – La Vanguardia | 31/05/2011

El cerebro es el órgano más flexible, adaptable y cambiante del cuerpo humano. Siempre está en marcha, nunca se para. Cuando usted acabe de leer esto, su cerebro será diferente (espero que mejor). Pero, ¿qué hace que el cerebro cambie?

Muchas cosas, la alimentación, la edad, el estrés, la información, el amor, las enfermedades… y también ciertos fármacos. Hasta hace pocos años lo sospechábamos, pero no teníamos pruebas. Pero en la actualidad se acumulan los hallazgos en este sentido. Concretamente en el ámbito de la depresión, gracias a sofisticados estudios con técnicas de neuroimagen funcional, sabemos que  si no se diagnostican y tratan a tiempo, se producen atrofias, deterioros estructurales y funcionales de ciertas zonas implicadas en la regulación de la afectividad, la memoria y el rendimiento cognitivo, como el hipocampo, etc.

Y también se ha visto que si se aplican antidepresivos de forma precoz, a dosis adecuadas y durante un tiempo prolongados, se evitan o revierten dichas alteraciones. Pues bien, se acaba de publicar un interesantísimo estudio de un grupo internacional de investigadores en neurociencias,que lo reafirma.

 Resumidamente, y en un lenguaje al alcance de todos, han encontrado que cuando se somete a ratas a un estrés sostenido se detiene la neurogénesis, es decir la producción y desarrollo de nuevas neuronas en el hipocampo, y se alteran las respuestas neuroendocrinas que protegen del estrés, mientras que si a esas ratas se les da un antidepresivo común, la fluoxetina, no sólo se recupera la neurogénesis, sino que se activan y equilibran los sistemas neuroendrocrinos de protección.

Se trata, en definitiva, de ahondar en la búsqueda del mecanismo íntimo por el cual los antidepresivos aplicados a personas adultas activan la génesis de neuronas en el hipocampo, lo que facilita la respuesta clínica y recuperación total de las depresiones. En definitiva, esto significa que los antidepresivos no sólo alivian o extinguen los síntomas depresivos, sino que mejoran las estructuras cerebrales implicadas en su aparición, lo que supone que a largo plazo mejoran la evolución y el pronóstico, evitando las recaídas, y las complicaciones asociadas.

Pero, ¿qué significa todo eso para el público general, para las personas depresivas, sus familias y sus médicos? Lo que supone, básicamente, es que estamos en condiciones de transmitirles un mensaje seguro y firme: si usted sufre una depresión tiene que tomar un antidepresivo, independientemente de que además haga una psicoterapia, reciba apoyos sociales y familiares, etc.

También significa que podemos fiarnos de los psicofármacos, que ya no caben esas interpretaciones pueriles, ignorantes o interesadas que aseguran que los psiquiatras no hacemos más que dar pastillas para atontar a los enfermos, o que los psicofármacos son inútiles o peligrosos para el cerebro, curiosa teoría basada en la bibliografía de patio de vecina y telebasura sanitaria.

Así pues, podemos sentirnos razonablemente optimistas. La psicofarmacología es una ciencia que 'adelanta una barbaridad', cada vez más rigurosa y eficaz, lo cual, teniendo en cuenta lo mal que andamos de los nervios, es una gran noticia, pues tarde o temprano, todos o casi todos, alguna o muchas veces, vamos a necesitarla.


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