Mariana Alvez –
22/07/2015
La esperanza para la Psicología Positiva es más bajada a tierra y tiene que ver
con los objetivos que nos proponemos en la vida, ya sean materiales o
espirituales. El autor Charles Rick
Snyder nos dice
que la esperanza está compuesta por lo siguiente:
1) Pensamientos orientados a la concreción de metas: Todas nuestras conductas están
dirigidas por alguna meta, ya sea a corto o largo plazo. Tienen que ser metas
tan importantes que ocupen su lugar en nuestra conciencia, en nuestro presente.
Nos brindan orientación y nos acercan un paso más allá del simplemente desear
algo, no es lo mismo pensar “quiero tener un auto” que pensar “voy a tener un
auto”, dando despliegue posteriormente a ideas de cómo hacer para acercarme a
esta meta. Para mejorar nuestras habilidades en cuanto a la elección de metas
tenemos que tener sumamente en claro que eso es lo que queremos. Vamos a
plantearnos metas para los distintos sectores de la vida, salud, amistad,
familia, pareja e intentemos implementar un espacio para acercarnos a ellas en
nuestra rutina.
2) Para poder
acercarnos a nuestras metas, tenemos que generar caminos hacia ellas. Es donde
nuestra paciencia y creatividad entran en juego, ya que si el plan original
falla tendremos que pensar en caminos alternativos, Confiemos en nuestras
habilidades. Piensa en diferentes opciones y elige la que te parezca mejor,
practica mentalmente qué es lo que vas a hacer para acercarte a tu objetivo.
Piensa cuáles podrían ser caminos alternativos si el primer plan falla. Los
objetivos grandes tienen que ser divididos en objetivos más pequeños. Piensa si
necesitas desarrollar una nueva habilidad. Si es necesario no dudes en pedir
ayuda.
3) Pensamientos agentes: Tenemos que creer que podemos generar y mantener los
caminos necesarios para lograr nuestra meta, confianza absoluta. Ten sentido
del humor, si las cosas no resultan como quieres quítale el drama. Disfruta
muchísimo del proceso de tener lo que deseas, porque a veces nos perdemos tanto
en el final que nos olvidamos del aquí y ahora que también puede ser muy
entretenido y satisfactorio.
Dentro de los beneficios de la esperanza encontramos que ha
sido asociada a un mejor rendimiento académico y atlético, una mentalidad
bastante sana y a una fuerza especial para lidiar con problemas de salud. Son
quienes recuerdan con más facilidad los buenos eventos, los halagos, tienen
buena autoestima y se sienten desafiados ante las adversidades. Quienes la
sienten pueden soportar el dolor mejor que los demás. Pueden sentir emociones
positivas, calma, sentirse exitosos.
Ante situaciones de enfermedades, se ha
demostrado que la gente que está convencida que va a salir adelante, libera una sustancia química que brinda un sensación de bienestar,
es así como ante situaciones de dolor a menudo, pueden sentir el mismo
disminuyendo. Lo que hace el cerebro cuando estamos en este estado de completo
convencimiento, es segregar
endorfinas y encefalina, la cual tiene los mismos efectos
analgésicos que la morfina.
Ambas mejoran nuestras habilidades
biológicas para resolver problemas y encontrar soluciones creativas. Tanto el
optimismo como la esperanza contribuyen enormemente a que vivamos de manera más
feliz.
La esperanza es una manera de abordar
la vida mediante el SÍ y el “YO PUEDO” Ante ciertas situaciones van a existir
factores que no podemos controlar, pero siempre existe algo sobre lo que sí
tenemos poder, nuestras ideas, nuestras alternativas y nuestra actitud con respecto a lo que nos sucede. Ante
una situación compleja ¿qué es lo que yo puedo hacer? ¿Hacia dónde queremos ir?
La claridad y la perseverancia provienen de la esperanza que hacemos
nacer en nosotros.
La esperanza siempre ha sido reconocida
como un componente importante del crecimiento psicológico, la matriz del cambio.
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