ERIN SÁNCHEZ | Psicología y Mente |
25/02/2022
El síndrome de la vida ocupada nos
induce a sentirnos mal si pasamos tiempo sin hacer nada.
Los sujetos que muestran el síndrome de la vida
ocupada tienen la necesidad de estar continuamente haciendo cosas, de ser productivos y de no permitir aburrirse.
En la sociedad actual, no hacer nada o tener tiempo
para uno mismo parece no ser bueno, no está bien visto aburrirse y la gente
rehúye de esta sensación. Por este motivo vemos sujetos que realizan más de una
tarea a la vez o intentan rellenar el tiempo para ser más productivos, ya que
de no hacerlo, se sienten mal por "perder el tiempo".
En este artículo conocerás en qué consiste el síndrome de la vida
ocupada, qué
causas y consecuencias se vinculan con él y cómo hacerle frente para lograr
disminuirlo y ganar en calidad de vida.
¿Qué es el síndrome de la vida ocupada?
Actualmente, llevamos un ritmo de vida frenético en el
que se nos exige ser los mejores y se nos enseña a estar siempre atareados para
ser productivos y atender todo tipo de responsabilidades laborales, familiares,
de autocuidado, etc. El síndrome de la vida ocupada es una afectación observada
en un amplio número de personas que sienten
la necesidad constante de tener que hacer algo, de no poder parar o descansar,
de estar continuamente hiperestimuladas.
Este síndrome no aparece de manera oficial en los manuales
diagnósticos de Psicología, pero los resultados obtenidos en estudios recientes
han marcado la necesidad de tenerlo presente y trabajar en ello.
Esta necesidad de actividad constante la vemos en los
distintos ámbitos que constituyen la vida del individuo, siendo muy frecuente
en el contexto laboral. Los
sujetos que lo experimentan trabajan en exceso, muestran una tendencia a
realizar más de una tarea a la vez, sin tomarse un momento de descanso.
Los sujetos con síndrome de la vida ocupada no paran nunca e incluso intentarán
hacer más de una actividad a la vez, por ejemplo comer mientras trabajan.
Del mismo modo, también lo observamos en distintas
edades, como hemos dicho es un modo de vida que aprendemos, aunque también
muestra cierta predisposición genética, siendo habitual que desde bien pequeño
se le inculque a tener que estar siempre haciendo algo y que aburrirse no es
bueno. Veremos cómo son niños que continuamente están haciendo actividades,
estando siempre ocupados.
Causas y factores que predisponen al síndrome de la
vida ocupada
Una causa vinculada al síndrome de la vida ocupada es
el tipo de sociedad en la que vivimos; se nos pide constantemente estar
haciendo algo y se
difunde la idea de que aburrirse o estar sin hacer algo es sinónimo de fracaso.
El ritmo acelerado que llevamos, queriendo las cosas al instante, y el hecho de
contar con menos horas de las que necesitamos para llegar a todos los objetivos
que nos fijamos, no nos deja tener un tiempo de respiro de dedicación a
nosotros, o de simplemente no hacer nada.
Por otro lado, este afán por estar continuamente
ocupados y ser productivos se interpreta también como un modo de sentirnos mejor con nosotros mismos,
de ser funcionales y estar haciendo algo útil. Es una manera de proteger
nuestro ego de creer necesaria nuestra actuación y de sentirnos más activos y
con mayor vitalidad.
Por ello, algunos
sujetos no soportan el aburrimiento y harán cualquier cosa
con tal de sentirse continuamente productivos y eficaces.
Asimismo, el mantenernos siempre activos ya sea mental
o físicamente mantiene
ocupada nuestra mente reduciendo así la posibilidad de pensar en otros aspectos
que nos abruman. Si estamos distraídos y centramos nuestra
atención en algo externo, en una tarea, eso no nos permite tener tiempo para
dedicar a conocernos o a ser conscientes y enfrentarnos a nuestras
preocupaciones. Es bueno distraerse para poder desconectar, pero no podemos
vivir siempre al margen de lo que sentimos y desvinculados de nosotros mismos.
Consecuencias y efectos del síndrome
Se ha comprobado que los sujetos hiperestimulados y sobreocupados
pueden mostrar problemas en algunas de sus funciones cognitivas,
afectando principalmente a la capacidad de memoria. Es normal que observemos
algunos fallos en nuestra memoria; no es un mecanismo perfecto, y como tal no
podemos pretender que funcione siempre bien. Del mismo modo, con el paso del
tiempo la memoria se puede ver disminuida a ausa de un proceso de
envejecimiento, observando ligeras afectaciones u olvidos que consideramos
normales.
Pero no
podemos valorar como normal que estos problemas de memoria se presenten de
forma habitual en gente joven. En este caso el problema no se
debe a un envejecimiento de nuestro cerebro, sino que se relaciona con la excesiva
estimulación constante a la que estamos sometidos.
La realización de multitareas, de tener la atención en
distintos focos, dificulta que podamos codificar, procesar y almacenar bien la
información que recibimos del exterior, imposibilitando o complicando su
recuerdo.
Esta dificultad en la memoria se ha comprobado en
distintos estudios, llegando a la conclusión que un exceso de información o el repartir nuestra
atención en muchas tareas nos genera más olvidos, no pudiendo
recordar información tan básica como qué comimos hoy o de qué iba la película
que vimos ayer.
Esta actuación multitarea, de querer hacer más de una
cosa a la vez, la vemos con más frecuencia en el ámbito laboral, y
contrariamente a nuestro propósito de querer ser más productivos, termina agotándose y generándonos el estado
que en psicología se conoce como burnout. El querer realizar
más de lo que podemos abarcar puede producir en nosotros una sensación de
descontrol en el trabajo y de no llegar a alcanzar todas nuestras metas, ocasionando
frustración y malestar.
Además, como ya hemos visto, el no querer afrontar o
conocer nuestras preocupaciones, pensamientos o sentimientos, nos lleva a actuar casi como máquinas,
perdiendo la parte más humana del sentir. No podemos vivir continuamente
alejados de nosotros mismos, ya que tarde o temprano tendremos que hacerle
frente y el impacto será mucho peor. Conocerte te ayuda a afrontar la vida y
solucionar los distintos problemas que puedan surgir de una manera más
funcional y eficaz.
Así pues, este estilo de vida constantemente
ocupado es un factor de riesgo tanto
para afectaciones en nuestra salud física como mental. Para
lograr hacer todas las tareas que se han propuesto y estar siempre ocupados,
olvidamos satisfacer las necesidades básicas como dormir un mínimo de 7 horas,
comer de forma pausada y llevar una alimentación que nos aporten los nutrientes
fundamentales; podemos observar también un aumento del riesgo de consumo de
sustancias como puede ser el tabaco.
La personalidad que destaca por presentar las características
propias de este síndrome es el patrón de conducta tipo A, planteado por Meyer Friedman y Raymond Roseman,
descrito en sujetos que viven por y para el trabajo, muy competitivos,
impacientes y hostiles y que muestran una predisposición a desarrollar
enfermedades coronarias.
Cómo disminuir el síndrome de la vida ocupada
Ahora que ya conocemos mejor en qué consiste el síndrome de la vida ocupada pasaremos a plantear cómo hacerle frente para poder disminuirlo. Dado el riesgo que supone y las afectaciones que puede comportar es necesario realizar una intervención para ponerle freno a nuestro exceso de actividad y a nuestra frenética vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario